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Voy a su casa y me coge junto con su amigo
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Tiempo de lectura: 6 minutos

Me llamo por teléfono para hablar de lo que sucedió en aquel estacionamiento, no sé porque, pero no podía olvidar como mi amigo Aquiles me cogió en el estacionamiento del boliche, pero él quería verme para aclarar todo, así que accedí a vernos en su casa, para acabar de una vez con este mal entendido.

Él vive por anillo de circunvalación, en una casa bonita donde en ocasiones fui con mi esposo a sus fiestas, pero esa vez fui sola, para aclarar lo sucedido.

Me puse unos pantalones de mezclilla ajustados, una blusa roja y mis tenis, no quise verme tan llamativa para evitarme más problemas y así sin más llegué puntual a la cita.

A: ¡Hola, si viniste!

K: ¡Es necesario aclarar todo!

A: ¡Pásale, no te quedes ahí!

K: ¡Qué lindo!

El ambiente de mi lado era tenso, la verdad no sabía qué hacer ni que decir tenía mi bolsa en la mano como señal de inseguridad, mientras tanto Aquiles, me servía agua y sonriente me contaba su semana en el trabajo.

K: ¡Oye, perdón, pero sabes a que vine!

A: Sí, es verdad, sabes no olvido ese día, ¡la verdad que rico momento!

K: El problema no es si fue rico o no, el problema es que no fue correcto.

A: Mi estimada, sabes, debemos verlo como calor del momento y deseos comprimidos y nada más.

Me molestaron un poco sus vagas respuestas, respuestas de un cogedor que solo se había echado a una más, pero en cambio yo pensaba más en nuestra amistad.

K: ¡Sabes creo que ya no podemos ser amigos!

A: ¿Peros porque dices eso?

K: No lo entiendes, ¡rompimos esa amistad la entregarnos a nuestros deseos!

A: ¡Mira, toma esto, relájate!

Me dio una cerveza, la cual bebí de un solo trago, el sonriendo me dio una más mientras explicaba los motivos por los cuales nada debería de pasar.

Honestamente lo que me dijo me pareció muy coherente y deduje que era yo que tal vez le estaba dando mucha importancia, de todos modos, no seriamos los primeros ni últimos en caer en eso y además yo no podía dármelas de santa después de lo sucedido meses anteriores, así que mejor decidí convivir un rato con Aquiles.

Entre botana, platica y cerveza, fue subiendo el tono de la convivencia, Aquiles me acariciaba las piernas, me abrazaba por atrás, yo le reclamaba, pero como lo hacía riéndome, él no lo tomaba en serio, fue entonces que se escuchó su timbre y él fue a ver, era Sebastián, su amigo, un tipo de unos 50 años, moreno, chaparro, me llegaba a los hombros, de bigote de morsa, en fin, ¡feo como solo él podía!

A: ¡Te presento a mi amigo, Sebas!

K: ¡Hola que tal!

S: ¡Que chica tan hermosa! ¡Mucho gusto!

La verdad me sentí incomoda, ya eran como las 10 de la noche así que, sin decir más, ¡me despedí de ambos!

K: ¡Bueno chicos, los dejo!

A: ¿Que ya te vas?

K: Claro, ¡ya es tarde y mi marido no sabe dónde ando!

S: ¿Eres casada?

K: Si lo soy, ¡bueno los dejo!

S: Espera, tomate un trago de esta botella, solo una copa y ya, ¡la compre porque Aquiles me dijo que estabas aquí!

K: ¡Es que en serio tengo que irme!

A: ¡Solo una y ya!

Como quería librarme ya de ambos acepté la copa, era un tequila muy bueno, esa copa se convirtió en dos y luego en tres, ¡mientras ya Aquiles ponía música a volumen alto y Sebas se tomaba confianzas conmigo!

Me sacaban a bailar los dos, cuando aprecia que ya se acaba mi copa, me servían otra y yo bebía, reía y bailaba, poco a poco fui perdiendo un poco mi voluntad propia, Aquiles me sentaba en su pierna y sus manos acariciaban mis muslos, luego Sebastián me abrazaba y me besaba la mejilla y brazo, me sentía caliente, pero aun así ¡quería irme ya!

K: ¡Ahora si chicos, me voy!

S: ¡No mamacita como que te vas y nos dejaras así!

K: ¿Que dices?

A: Si nena, ven, ¡mira vamos acá!

Aquiles me tomo de la mano y me llevo al cuarto donde el dormía, me comenzó a besar, yo no opuse resistencia, la verdad entre alcohol y lo caliente que estaba cedi muy fácil.

Me acostó en su cama y con sus manos recorría mis piernas, subía por mi estómago, acariciaba mis tetas y mi cara, yo lanzaba gemidos de calentura, ¡estaba puesta para lo que ellos quisieran!

S: ¡Carnal que rica hembra!

A: ¡Uhm, mejor aprovecha puto!

Sebastián se acercó también y sus manos se lanzaron a mis pechos, mientras Aquiles me quitaba los pantalones, Sebas me quitaba la blusa!

A: ¡Que rica tanga, mejor que la que te quite ese día!

S: ¡Perro!! Ya te la cogiste?

A: ¡Y bien rico!

Desnuda totalmente y con los ojos cerrados solo oía la conversación vulgar de ambos, Aquiles e había transformado, era más vulgar, no sé si por la presencia de Sebas, pero actuaba diferente.

Al abrir mis ojos note a los dos desnudos, la verga gruesa y prieta de Aquiles contrastaba, con la flaca y pequeña verga de Sebas, este último, ¡se acomodó haciéndome a un lado mi tanga y comenzó a chuparme como loco mi vagina!

K: ¡Ah!! ¡Uhm, ah!!

A: Eso chiquita, ¡que rica puta eres!

S: ¡Que pucha más sabrosa nena!

Mientras Sebas devoraba mi vagina de forma deliciosa, metiendo su lengua hasta donde alcanzaba y moviéndola con rapidez, con sus dientes lastimando mi clítoris y mordiendo mis labios vaginales y sus dedos también palpando mi humedad, por su parte Aquiles me tomo el cabello y me dio a comer su gruesa verga.

¡Que rico! el trabajo oral de Sebastián me tenía escurriendo y con violencia Aquiles me ahoga con su duro palo, yo no cabía de tanto placer que sin evitarlo más tuve un rico orgasmo llenado de fluidos la cara de Sebas!

S: ¡Que rico mami, que rico!

A: ¡Eso nena, que putita eres!

Sin darme chance de nada, Aquiles me tomo de la cintura y me puso de pie, Sebas se acostó y Aquiles me puso en cuatro encima suyo, ¡me tomo dela cintura e introdujo su rico animal!

Yo lance un gemido de placer, entonces Sebas me tomo de la cabeza y me guio a su pene, delgado, de unos 11 cm, pero durísimo sin ningún problema comencé a comerme a su pene, ¡mientras Aquiles me cogía riquísimo!

El ruido de las embestidas gloriosas de mi amigo solo era opacado por el ruido de mi saliva al tragar la polla de Sebas que no había otra cosa más que gemir como loco.

S: Que rico, ah, sí, así, ah, que rico chupas, ¡uhm!

A: ¡Si, ella es la mejor!

K: ¡Mmm! ¡Ah!!!

Aquiles me la saco y Sebastián me acomodo para que lo cabalgara, lentamente me movía en círculos, me agachaba a besarlo, le mordía los pezones, el me rosaba con su feo bigote mis pezones, mientras Aquiles tomaba cerveza y me alentaba a moverme más rápido!

K: ¡Ah!!! ¡Que rico, ah!!

S: ¡Uhm, mami, coges riquísimo!

Mientras yo meneaba mi trasero encima de Sebas, ¡Aquiles se subió a la cama y nuevamente me dio a comer su rica carne!

Me tomaba de la nuca y me asfixiaba con su moreno trozo, ¡mientras tanto Sebas me tenía de las tetas y me movía más rápido!

Apenas si me dejaba respirar, mi boca estaba llena de su fluido pre seminal, ¡entonces Aquiles le pidió a Sebas se levantar y ambos comenzaron a lamerme mi conchita y mi ano!

K: ¡Ah!! ¿Qué hacen?

Sus lenguas estaban en mi clítoris, subían desde mi ano hasta mi vagina, Aquiles e detuvo a darme un tremendo beso negro mientras Sebastián metía su lengua en mi vagina succionado todos mis fluidos, no pude más y nuevamente me vine, pero esta vez les supliqué me penetraran de nuevo.

K: ¡Ah!!!! Cómanme, ¡métanmela ya!

A: ¡Yo quiero tu rico culo!

K: ¡Si cójanme los dos al mismo tiempo!

S: ¡Dios mío! ¡Que rica puta!

Aquiles se sentó en la cama y me tomo de las nalgas, lentamente coloco su cabeza en mi ano, tomándome del muslo me empezó a introducir despacio su animal, mientras Sebas miraba jalándosela con desenfreno!

Lance un quejido infernal, su pene se abría paso en mi estrecho ano, no era virgen, peor si muy estrecho, eso lo disfrutaba al máximo Aquiles.

Comenzó a levantarme y dejarme caer, mis gritos eran más fuertes, tenía a Sebas lamiéndome los pezones, fue entonces que sin sacármela y con ayuda de su secuaz, ¡Aquiles se acostó y me tenía arriba suyo y gracias a que Sebastián me levanto las piernas continuaba yo empalada!

A: ¡Ya métesela!

K: ¡Ah!!! Me duele, ah, ¡me duele!!

S: ¡Tranquila mi amor, ahí vienen tu medicina!

De un solo golpe Sebas me penetro, que deliciosa sensación, me dolía tener a Aquiles en mi ano, ¡pero con el movimiento de Sebas que me empujaba más a Aquiles y luego el de Aquiles que me empujaba a Sebas estaba yo en la gloria!

A: ¡Que rico culo, ah, uf!!

K: ¡Si!!! Ah, ¡me duele que rico!

S: Eres una diosa, ¡uhm!

Me trataban como trapo, sudábamos, gemíamos, mis fluidos escurrían, estaba extasiada, esto era mejor que aquel primer doble penetración que tuve, este era más vulgar, con dos penes diferentes pero que me daban un tremendo placer.

S: ¡Déjame probar su culito!

A: Lo siento amigo, esta es mi hembra y su culo es solo mío, tendrás que conformarte con su coño.

Aquiles se sentía mi dueño, ni mi marido decía cosas así, Sebas se conformó con seguirme cogiendo por mi coño.

Sebastián se acostó y subí en él, atrás de mi Aquiles estaba listo para embestirme, en una excelente maniobra ambos me la dejaron ir al mismo tiempo, ¡que rico!

K: Así, que ricas vergas, ¡ah!

A: ¡Que culo!! ¡Ah sí!!

S: Eso, muévete mami uhm, ¡muévete!

Yo fui a su casa solo a aclarar que lo que sucedió en aquel estacionamiento no pasaría nuevamente y termine con una doble penetración, ¡aullando como loba y como una puta de primera!

K: Que rico, ah, que rico, cójanme, así, ¡más duro!

A: ¡Si, toma verga, uhm, que rica puta resultaste ser amiga, ah!!

S: ¡Ah, que rico, no aguanto más, me voy avenir!

K: ¡Si, préñame, dame tu semen!

A: ¡Yo también estoy a punto de terminar!

Se movieron como locos, sus vergas me tenían a full, de pronto sentí espasmos, un tercer orgasmo estaba consiguiendo y ellos, ¡empezaron a inflarse y de pronto estallaron como volcanes!

K: ¡Ah!!! ¡Que rico, si, que rico!

A: ¡Ah, toma nena, uhm, sácamela, sácamela toda!

S: ¡Si!!! ¡Ten mi leche, toma tu lechita!!

Termine llena de su semen, me sacaron de sopetón sus vergas haciéndome temblar hasta caer boca abajo, ellos reían y me tocaban las nalgas, yo cerrando los ojos tomaba aire para reaccionar.

A: ¡Riquísimo!! ¡Muchas gracias hermosa!

S: La verdad eres la mejor, que cuerpo y que manera de coger, ¡espero podamos repetir!

Una vez recuperada tome mis cosas, Aquiles y Sebastián seguían tomando, me despedí de ellos que me abrazaron e incluso pidieron el Uber, ahora le problema era lo que vendría con mi esposo.

Kali

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