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Volvimos a Génesis una esposa muy infiel (parte 1)
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Tiempo de lectura: 5 minutos

Hola amigos, somos Yesica y Gery. Luego de algún tiempo sin escribir, aquí estamos de nuevo esperando que les gusten nuestras anécdotas.

En el último relato escribimos del interés que mi suegra Melinda tenía por Josué, el esposo de Génesis, la primer pareja con la que intercambiamos en la plaza donde trabajábamos. Mi suegra hizo nuestras delicias en el sexo por al menos un año mientras vivimos juntos. Tanto Yesica como yo, sabíamos que en algún momento se encontraría a alguien con quién pudiera tener una relación sentimental, así que la disfrutábamos haciendo tríos bien ricos casi a diario. Ella nos tenía bien atendidos en la comida y nosotros la atendíamos bien rico en la cama. Ya contaremos más adelante de algunas locuras que realizamos con ella.

El punto de este relato es dar a conocer, que después de tanto insistir, Josué logró conquistar el corazón de mi suegra. Pero también hacerles saber, que esta fue una de varias razones por las que su hermosa esposa, terminó siéndole infiel con Yesica y conmigo, pero también con varios hombres. Aquí les contamos como estuvo el asunto.

En el tiempo que mi suegra vivió con nosotros, interactuamos con Génesis y Josué 2 o 3 veces al mes y sólo en las mañanas. El día que yo descansaba me salía con Yesica diciéndole a mi suegra que íbamos a visitar a mis abuelos, pero en realidad nos íbamos a intercambiar pareja. En cada encuentro yo disfrutaba mucho a Génesis, mientras que Josué empezó a cometer errores en la relación que habíamos acordado, pues le pedía a mi novia verse a solas, sin que su esposa o yo nos enteráramos.

Además que pedía que una semana antes de nuestros encuentros, mi novia no cogiera conmigo, para que así él pudiera hacerle sexo oral, en pocas palabras quería que mi esposa me engañara a escondidas, igual que él a su esposa. Yesica me contó de esa situación y no se nos hizo justo que Josué le hiciera eso a Génesis, quien había sido muy buena onda desde que empezamos los intercambios. Así que le pedimos a Génesis vernos a escondidas, pues debíamos decirle algo importante de su esposo.

Le inventó una excusa a Josué para no acompañarlo a trabajar durante una mañana, y nosotros pasamos a verlo a su negocio, para que no sospechara que se iría con nosotros. Cuando nos encontramos con ella, nos dijo así, directo, que fuéramos a un hotel para platicar y aprovechar que se había escapado. No lo dudamos, tomamos un taxi y nos metimos al hotel. Le contamos de las propuestas de Josué hacia mi esposa, ella sólo se rio y nos contó una serie de sucesos que la tenían muy molesta con él. Resulta que andaba invitando a varias mujeres a salir, e incluso sabía de algunas que ya habían aceptado salir con él, o sea que ya le había sido infiel. Nos contó de mensajes de texto en su celular, de lápiz labial encontrado en sus playeras o chupetones que traía él en su cuello. Esas y otras cuestiones la tenían muy molesta, una de las razones por las que aceptó vernos a escondidas era que se quería desquitar con nosotros. Y nosotros encantados.

Fue una plática rápida, cinco minutos cuando mucho.

– ¿Me lo prestas verdad? – le dijo a Yesica, quien contestó que si.

Venía muy ansiosa, molesta y decidida a desquitarse. Me tomó de la mano, me puso de pie para luego aventarme a la orilla de la cama, al instante desabrochó mi pantalón y me sacó la verga, tan dura ya, que me dolía. Yo ya le había contado a Yesica de las mamadas tan violentas que hacía Génesis, y quería verla haciéndomelas, ese día se le concedió.

Acostado en la cama, con los pantalones hasta los tobillos, los pies colgando en la orilla de la cama, Génesis me daba unas mamadas deliciosas, sujetaba mi tronco con ambas manos, las subía y bajaba casi como si quisiera despellejarme la verga, me dolía mucho, pero lo disfrutaba mucho más. Se provocaba arcadas, pues se metía lo más que podía mi verga en su boca, mejor dicho hasta su garganta. Yesica estaba muy caliente también viendo subir y bajar esa carita hermosa mamándome la verga, se desnudaba de a poco, sin perder detalle de ese rico oral que yo recibía.

Génesis tenia sus hermosos ojos clavados en mis gestos, esperaba que yo la apartara por el dolor que me provocaba, pero le gustaba verme soportar y disfrutar de ese dolor tan rico que sentía, el cual me hacía evitar venirme. Una vez que Yesica estuvo desnuda fue a montarse sobre mi cara, la recibí abriendo la boca y parando mi lengua, degustando ese rico sabor a panocha que tanto me encanta. Tomé sus ricas nalgas con ambas manos y mientras las masajeaba, de a poco se las abría, buscando también meter mi lengua en su rico ano, virgen aún. Sentí cómo mi novia se inclinó a tomar de la cabeza a Génesis, dirigiendo sus mamadas, pero también presionándola para que casi se ahogara con mi verga en el fondo de su garganta, sentía mi tronco y huevos escurriendo su saliva. Era música para nuestros oídos las arcadas de Génesis, y la tos que provoca el tener una verga obstruyendo su garganta.

-¡Móntalo ya! -Fue casi una orden que le dio mi novia a Génesis.

Ella me soltó, y en ese instante sentí cómo Yesica me ponía un condón, el cual sirvió de alivio en mi tronco que sentía arder, por las caricias tan fuertes de la hermosa Génesis, quien sólo se tardó unos segundos en desnudarse y meterse mi verga hasta el fondo de un solo sentón, acción que también me dolió por la violenta montada, pero que igual sirvió de alivio para mí ardiente verga, su calor interior tan rico. Yesica se movía sobre mi boca buscando un orgasmo, que no tardó en obtener por lo caliente que estaba y el movimiento que hacía sobre mi lengua, se vino con mucha humedad, seguramente disfrutando el espectáculo de ver a esa hermosa güerita montándome.

Génesis se movía de arriba a abajo en mi tronco, mientras Yesica se retiraba de mi boca, para colocarse sobre mi cabeza, dejándome ver a esa hermosa mujer, con el rostro enrojecido, con saliva escurriendo aún por sus labios, llena de sudor por el movimiento que hacía sobre mí, gimiendo muy fuerte y en algún momento nos dió a entender que llegaría su orgasmo, justo cuando esto pasaba, Yesica se abalanzó sobre sus labios y por el momento en que estábamos, Génesis no se negó, correspondió ese beso tan caliente, entrelazando sus lenguas y mezclando sus salivas. Duró varios segundos su orgasmo, instantes en los que ninguna de las dos separaron sus labios.

Yo aunque disfrutaba mucho esa escena tan rica, seguía sin vaciarme. Génesis se fue calmando, sentía mi verga dura dentro de ella, así que poco a poco se la sacó y retiró el condón. Se volvió a poner entre mis piernas y ahora con más calma me mamó la verga de manera suave, hasta un poco tierna, sin dejar de verme a los ojos. Aunque tardé un poco, con esa caricia tan dulce que recibía terminé por vaciarme en su boca, pensé que los iba a escupir, pero en lugar de eso se bebió todo mi semen y viéndonos a Yesica y a mí, dijo:

-Para que ese cabrón de Josué, aunque no se dé cuenta, que yo puedo ser más cabrona que él, que disfrute el sabor de otro hombre en mis labios, porque ahorita que llegue al negocio, lo voy a besar. -Yesica y yo solo le reconocimos que él se lo tenía bien merecido.

Se relamió los labios y saboreó mi leche. Luego se comenzó a reír, preguntándole a Yesica por lo que habían hecho, el beso que se dieron. Mi novia le dijo que desde la primera vez que intercambiamos ella tenía la inquietud de besarla, pero que si era franca, quería llegar a más con ella. Génesis no supo que contestar, solo se puso colorada como jitomate, se sonrió nerviosa y dijo que lo pensaría.

Le propusimos tomar algo, pero ella no aceptó, ya quería irse al negocio de su marido y llegar a besarlo, esperando que aún llevará el sabor a semen en sus labios, para de algún modo desquitarse. Así que nos vestimos y al poco rato salimos del hotel, ella se dirigió al negocio y nosotros a nuestra casa, para comer con mi suegra y recuperar energías para coger con ella en la noche.

Génesis se volvió muy calculadora, se veía más desenvuelta, más feliz. Después de ese día. Era y es muy inteligente, así que lo que siguió fue muy rico para Yesica y para mí, pero la actitud que tomó ante lo que le estaba pasando fue de una apertura en la cuestión sexual, en poco tiempo parecía otra persona, se volvió muy abierta, por no decir muy puta.

Contamos más en el siguiente relato.

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