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Volviendo del trabajo, de nuevo sexo a tope mi mujer con…
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Tiempo de lectura: 2 minutos

Aún no me había repuesto de lo de esta semana con la follada de culo que le ha hecho mi amigo a mi mujer, cuando no hace ni dos horas, al entrar por la puerta de casa, me he encontrado con una situación alucinante.

En la mesa había 3 botellas de rosado vacías, un juego de mesa erótico, ropa masculina y la ropa de mi mujer tirada por el suelo, con sus correspondientes bragas y dos calzoncillos.

He entrado en el pasillo y he oído como charlaban mi mujer y dos hombres, susurrando, riendo y gritándose tonterías, como que había de empezar ella con ellos y Eli, mi mujer decía que no, que ellos eran los que habían de empezar.

-Y tu marido?

-Qué pasa con él?

-Tardará mucho en llegar?

-Suele tardar y, solo son las 10. Tranquilos y dejaros llevar coño…

Uno de ellos, fuerte y musculoso, se acercó a los labios de mi mujer y los besó lentamente, mientras acariciaba sus grandes tetas.

Ella cerró los ojos y se dejó llevar, mientras el otro amigo prefirió atacar su tesoro. Cuando me di cuenta, este lamía con suavidad su deseado coño, que siempre había comido yo y ahora lo hacía otro, por cierto con resultados alucinantes.

El cuerpo de mi mujer disfrutaba como una golfa y verla en ese estado, era pura poesía.

El otro amigo era un poco gordito y fue a este a quién inició mi mujer la primera de las mamadas.

El tío gozó como un campeón porque mi mujer iba pasando sus labios y lengua lentamente, por todo el gran y erecto pene.

Las caricias entre unos y otros eran espectaculares y los besos lujuriosos y llenos de pasión, realmente alucinantes.

Cuando me di cuenta, ella era complacida por el musculoso y ella, con la gran mamada hacía gozar al gordito.

-Os apetece mojar un poquito?

-Si, claro- respondieron los dos.

Ok- aclaró ella.

Abrió su cajón y sacó entre unas bragas una caja de gomas empezada.

-quién empieza?

-yo mismo- respondió el musculoso.

La introdujo suave y mi mujer empezó a respirar con suavidad, luego con más agitación y al final los gritos eran una sinfonía de auténtico placer.

-PEDAZO CABRON! Gritaba y sin que ella se diera cuenta, el otro besaba su cuello, sus enormes tetas y la besaba.

-ufff, sois la polla, que placer!

El musculoso empezó a gritar:

-Joder, me corrooo.

Y lo hizo en su interior, con la goma.

Eli lo besó en los labios y le sonrió.

-Y tú, que?

Se dirigía al gordito.

-No sé…

El musculoso se quedó al lado, para mirar…

Y vio lo mismo que yo.

La pedazo comida de polla que hizo mi Eli a su amigo y como, cuando finalizó, le manchó toda la cara con una lefa espesa y llena de placer.

Gracias amor, cada vez te amo muchísimo más.

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