Aún no me había repuesto de lo de esta semana con la follada de culo que le ha hecho mi amigo a mi mujer, cuando no hace ni dos horas, al entrar por la puerta de casa, me he encontrado con una situación alucinante.
En la mesa había 3 botellas de rosado vacías, un juego de mesa erótico, ropa masculina y la ropa de mi mujer tirada por el suelo, con sus correspondientes bragas y dos calzoncillos.
He entrado en el pasillo y he oído como charlaban mi mujer y dos hombres, susurrando, riendo y gritándose tonterías, como que había de empezar ella con ellos y Eli, mi mujer decía que no, que ellos eran los que habían de empezar.
-Y tu marido?
-Qué pasa con él?
-Tardará mucho en llegar?
-Suele tardar y, solo son las 10. Tranquilos y dejaros llevar coño…
Uno de ellos, fuerte y musculoso, se acercó a los labios de mi mujer y los besó lentamente, mientras acariciaba sus grandes tetas.
Ella cerró los ojos y se dejó llevar, mientras el otro amigo prefirió atacar su tesoro. Cuando me di cuenta, este lamía con suavidad su deseado coño, que siempre había comido yo y ahora lo hacía otro, por cierto con resultados alucinantes.
El cuerpo de mi mujer disfrutaba como una golfa y verla en ese estado, era pura poesía.
El otro amigo era un poco gordito y fue a este a quién inició mi mujer la primera de las mamadas.
El tío gozó como un campeón porque mi mujer iba pasando sus labios y lengua lentamente, por todo el gran y erecto pene.
Las caricias entre unos y otros eran espectaculares y los besos lujuriosos y llenos de pasión, realmente alucinantes.
Cuando me di cuenta, ella era complacida por el musculoso y ella, con la gran mamada hacía gozar al gordito.
-Os apetece mojar un poquito?
-Si, claro- respondieron los dos.
Ok- aclaró ella.
Abrió su cajón y sacó entre unas bragas una caja de gomas empezada.
-quién empieza?
-yo mismo- respondió el musculoso.
La introdujo suave y mi mujer empezó a respirar con suavidad, luego con más agitación y al final los gritos eran una sinfonía de auténtico placer.
-PEDAZO CABRON! Gritaba y sin que ella se diera cuenta, el otro besaba su cuello, sus enormes tetas y la besaba.
-ufff, sois la polla, que placer!
El musculoso empezó a gritar:
-Joder, me corrooo.
Y lo hizo en su interior, con la goma.
Eli lo besó en los labios y le sonrió.
-Y tú, que?
Se dirigía al gordito.
-No sé…
El musculoso se quedó al lado, para mirar…
Y vio lo mismo que yo.
La pedazo comida de polla que hizo mi Eli a su amigo y como, cuando finalizó, le manchó toda la cara con una lefa espesa y llena de placer.
Gracias amor, cada vez te amo muchísimo más.