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Volviendo a secundaria
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Me llamo Fran y hoy cumplo 22 años, hoy tendría que ser un día de felicidad y festejo, pero nada podía hacerme sonreír por culpa de ella, ahora ya mi ex pareja, me había dejado hace una semana después de tres años de relación.

Mis padres se habían separado hace cuatro años, yo decidí irme a vivir con mi padre a las afueras de la ciudad. Mi padre se llama Juan, y el motivo de la separación fue nada más y nada menos que haber descubierto con sus propios ojos como mi madre se estaba beneficiando a un compañero del trabajo.

Al irnos a vivir a las afueras de la ciudad, empecé a frecuentar otros bares, gimnasio, parques…

Conocí a un par de chicos en el gimnasio y rápido nos hicimos amigos, fue uno de ellos quien me presento a mi ex pareja (habían ido juntos al instituto)

Mi padre era sargento de la policía municipal de la ciudad, yo siempre había mostrado interés en su trabajo y el no dudaba en enseñarme técnicas de defensa. Aunque a mí lo que de verdad me llamaba la atención y llevaba dos años preparando eran las oposiciones de bombero.

Hoy me levanté temprano como cada día, me puse ropa de deporte y salí a correr a primera hora, solía hacer diez kilómetros dos veces por semana y los otros días me iba al gimnasio con los amigos.

Al llegar a casa, mi padre me dijo que nos íbamos a comer fuera para celebrar mí aniversario. Acepté sin demasiadas ganas debido a mi estado anímico.

– Venga va Fran, vamos a hechas un par de partidos a la consola que todavía es pronto y nos da tiempo.

Solíamos jugar a la consola juntos de manera habitual ya que se nos daba bien los juegos en cooperativo.

Mi padre había reservado mesa para cuatro, ya que también venía su hermana con su marido.

El restaurante estaba a la entrada de la urbanización en la que vivíamos pero no habíamos ido ningún día.

Una vez ya estábamos en la mesa, se acercó el camarero a darnos las cartas, me llevé una sorpresa al reconocer a Carlos, uno de los amigos con los que iba al gimnasio.

– Ostia Carlos, no tenía ni idea que currabas aquí tío, no estabas en la fábrica de aluminios del polígono?

– Que va, me despidieron hace un mes y mira he tenido suerte que mi padre trabaja en la cocina del restaurante y le ha ayudado a entrar.

– Bueno me alegro entonces, a ver si nos vemos luego para hechas le un trago.

– Claro, tengo la noche libre hoy, ya me enteré de lo de Cristina, lo siento.

– Bueno, ya no hay nada más que hacer que le vamos hacer.

– Pues está noche te llamó y nos vamos a casa de un colega, ya verás que te lo pasarás de lujo.

– Ok, me irá bien distraerme.

La comida fue muy cordial, algunos chistes malos de mi padre para variar, mi tía nos contaba su último viaje a Noruega. Luego mi tío me preguntó cómo llevaba la oposición y le dije que estaba esperando resultados de las primeras pruebas.

Al llegar los postres, mis tíos me regalaron un sobre con cien euros y se lo agradecí, mi padre por su parte me regaló un bolígrafo con webcam integrada que se cargaba por USB, el los usaba para trabajar y quién sabe si para algo más. Le dije que gracias.

Después de comer, mis tíos se fueron a trabajar y mi padre fue a casa a dormir la siesta. Yo aproveché para cargar el bolígrafo y salí a dar una vuelta con la moto.

A media tarde llamé a Carlos y me pasó la dirección del colega, me dijo que el iría a las nueve.

La ubicación que me dio Carlos estaba a diez minutos andando de mi casa, así que decidí ir andando por si bebía más de la cuenta.

Cuando llegaba a la casa que me había dicho, vi aparcar a Carlos, le esperé y llamó al timbre de la casa.

La casa era muy bonita por fuera, no demasiado grande pero el jardín estaba perfecto.

Al entrar Carlos me presento a su amigo Mario, él tenía un año menos que nosotros y Carlos me dijo que lo había conocido en las pistas de skate del polígono, la verdad que me pareció muy simpático y con las historias que me explicaba me moría de risa.

Mario había preparado un poco de brasa en la barbacoa del jardín trasero, también había sacado cerveza para diez personas al menos. Con tanta cerveza en mi interior le dije que tenía que ir al baño y me indicó que estaba entre el comedor y la cocina.

Al pasar por el comedor mire una foto en lo que supuse eran los padres de Mario, fue entonces cuando me llevé la segunda sorpresa del día. Había reconocido al instante la madre de Mario, no era otra que Carla, la profesora de inglés de secundaria a la que llegue a odiar con todas mis fuerzas.

No me podía creer que años más tarde estaría en casa de mi profesora. Cuando conocí a Carla ella tenía 31 años, pese a tener solamente 12 años por entonces, me enamoré de ella a primera vista, era la mujer más atractiva que había visto nunca, melena morena, ojos verdes, unas piernas de infarto con su culo prodigioso y unas enormes tetas con las que seguramente todos nos habíamos masturbado. Pero todo se fue torciendo debido a mi pésimo inglés y el poco interés que mostraba por aprender, Carla lo debió tomar como algo personal y llegó a ignorarme en clase y reírse de mi.

Mientras iba al baño pensaba que tenía que aprovechar la ocasión, y no estaba dispuesto a perder esta oportunidad.

Cuando salí del baño busque el dormitorio de Carla, una vez dentro busque algún sitio donde poner mi bolígrafo de tal forma que enfocará a la cama.

Encontré una estantería con varias fotos y aprecié que tenían polvo, era perfecto porque sabía que no mirarían allí.

Coloqué el bolígrafo y comprobé con el teléfono, a través de la App, que la imagen y sonido quedaban bien registrados, cuando ya tenía todo en su sitio deje en modo reposo el bolígrafo y me fui al jardín con Carlos y Mario.

Sobre las doce de la noche, cuando estábamos recogiendo llegaron los padres de Mario, salieron al jardín a saludar.

Por suerte Carla no me había reconocido y yo evidentemente aproveché la situación para hacer ver que no la conocía. Los años no habían pasado factura en Carla y a sus 41 años estaba más buena que en la época del colegio.

En mi interior no paraba de decirme:

– Madre mía qué buenas que estás jodida, lo que no sabes es que por fin voy a poder verte desnuda zorra de mierda, vas hacer que me haga una paja mirándote y no lo vas a saber nunca.

Me despedí de Mario y le di mí número de teléfono diciéndole que podíamos quedar más veces ya que había estado muy a gusto. Él me dijo que también le había caído bien y que ya quedaríamos otro día.

Al girar la esquina de su calle, me fui corriendo a casa, no quería perderme nada de lo que mi bolígrafo podía grabar.

Al llegar a casa mi padre estaba en el comedor mirando la televisión y yo le dije que tenía sueño y me iba a dormir.

Ya en mi habitación me desnude y me metí en la cama con las luces apagadas, puse en marcha la aplicación de la cámara y comprobé que el bolígrafo seguía en su sitio.

Tenían una luz de la mesita encendida y la puerta del baño entre abierta con la luz encendida.

Vi entrar al marido de Carla y se sentó en la cama mientras de quitaba la ropa, y fue entonces cuando del baño salió Carla tapada con una toalla. Mi polla empezaba a empalmarse.

Puse el modo de grabación en marcha, no estaba dispuesto a perder detalle de su cuerpo.

El marido se levantó y la empezó a besar, le agarró las nalgas con fuerza y acto seguido le quitó la toalla, menudas tetas tiene la cabrona pensé. Su marido se las empezó a chupar y luego la estiró en la cama y se puso a comerle el coño apasionadamente.

Con cada gemido de Carla, mi excitación aumentaba.

Luego él se quedó se pie y Carla se tumbó boca abajo con las piernas dobladas hacia arriba y empezó a chupársela, vaya obra de arte de mamada la que estaba realizando.

Su marido cuando tuvo suficiente, la puso a cuatro patas y la empezó a penetrar con fuerza, de forma que la cabeza de Carla quedaba empotrada contra el cabecero.

Pude escuchar a Carla decir a su marido que le follara el culo también. Dicho y hecho, su marido estímulo con los dedos y lengua el culo perfecto de Carla y fue introducido su polla lentamente.

Tras unos minutos su marido le dijo que se quería correr, ella le pregunto qué donde prefería hacerlo y el no dudó en escoger sus tetas.

Carla estaba tumbada boca arriba y su marido de rodillas empezó a follarse las tetas, cuándo iba a correrse se puso a masturbarse y se corrió en las tetas de Carla.

Yo saqué papel de baño de mi cajón y me corrí encima.

Menudo espectáculo había presenciado y lo mejor es que lo tenía todo grabado, pero no me iba a conformar con eso, después de lo visto en ese vídeo tenía que buscar alguna forma de chantajear a Carla con el vídeo para poder follármela, esa sería una bonita forma de ajustar las cuentas con ella.

Pasados unos días, ya había hecho de detective y sabía dónde trabajaba el marido de Carla, sabía los horarios de todos los integrantes de esa casa. Su marido solía llegar a las nueve y media de la noche cada día, Mario trabajaba mediodías y noches menos los miércoles y jueves que tenía fiesta, el lunes, miércoles y viernes iba al gimnasio y martes y jueves a la posta de skate. Carla salía a las cinco y media del colegio cada día, martes y jueves daba clases de repaso en una academia hasta las ocho de la tarde, los miércoles hacía yoga en casa de una amiga suya y luego cenaba con ella y regresaba sobre las diez a casa, si quería tener un rato a solas con ella solo que quedaba libre los lunes ya que los viernes su marido solía regresar antes del trabajo.

El lunes sería el día elegido, ella regresaba a las seis a casa y tenía hasta las nueve y media o diez para estar con ella sin peligro que nos molestarán.

Llegó el día y me presenté a las seis y cuarto en su casa, ella me abrió la puerta y me dijo que Mario estaba trabajando y llegaría tarde.

– Disculpé que la haya interrumpido señora.

– Por favor no me llames así, me llamo Carla.

– Un placer, yo soy Fran.

Veras Carla, el otro día me deje un USB en la habitación de Mario y lo necesito para esta tarde. Si quiere puede llamar a su hijo y verá que no le estoy mintiendo.

– No hace falta Fran, pasa tranquilo, te apetece tomar algo? Un café quizá?

– Lo mismo que usted.

– No me hables de usted, ya lo escuchó a diario en el colegio.

– Es profesora? Pregunte como si no supiera nada

– Si, enseñó inglés a niños de primero a cuarto de ESO.

– Pues me vendría bien una profesora como tú Carla, mi inglés no es el mejor del mundo que digamos.

– Si quieres puedo ayudarte.

– Lo dices en serio?

– Si claro porque no, podría darte alguna clase aquí en casa los lunes, los demás días me vienen mal.

– Por mí encantado, y cuánto le tendría que pagar, imagino que no será gratis.

– Pues si te parece bien podríamos hacer un par de horas por 30 euros.

– Vale, cuente conmigo Carla, que sepa que será la profesora más guapa que haya tenido nunca.

– (Carla se puso roja) muchas gracias, me has subido el ánimo.

– Voy a buscar el USB Carla, enseguida bajo.

Subí e hice ver que entraba en la habitación de Mario, yo me había traído un USB de casa para hacer ver a Carla que ya lo había encontrado, en el USB estaba grabado el vídeo en el que se veía ella follando con su marido.

Entre en la habitación de Carla y recupere mi bolígrafo de espía.

Le enseñé el USB y me despedí.

Ahora ya tenía día hora y motivo para estar con ella a solas, todo estaba saliendo a la perfección.

Pasó un mes, y ya habíamos cogido confianza, también había aprendido más inglés en un mes en su cocina que en cuatro años en clase con ella.

Sin darme cuenta, me estaba enamorando de Carla, las dos horas que pasaba con ellas los lunes, solían alargarse ya que luego hablábamos de diversos temas tomando un poco de vino. Antes de abandonar su casa me las ingenie para poner el bolígrafo en el mueble del comedor dónde estaba la televisión.

Se estaba acercando el verano y ese lunes hacía mucho calor, al entrar en casa de Carla, la pude ver con un jersey de tirantes finos y pantalón corto, tenía puesto unas chancletas y se intuía un sujetador de color rosa.

Me estaba costando concentrarme más de lo normal ya qué al tenerla sentada a mi lado, cada vez que me giraba le veía todo el escote y sujetador.

– Estas espeso hoy Fran, será el calor que no te deja pensar.

– No es eso Carla, si lo explicas genial.

– Entonces?

– Verás, es que no puedo parar de mirarte las tetas, es que estás demasiado buena y así artículo imposible que me concentre en nada.

– (Carla se miró el escote y se sonrojó) Pues si quieres voy a ponerme otro jersey.

– No para nada si estás guapísima así, bueno es que estás increíble pongas lo que te pongas Carla.

– Me estás haciendo subir unos calores Fran.

– Me gustaría sincerarme contigo Carla ya que te he ocultado un par de cosas.

– He de tener miedo?

– Para nada, pero me ayudaría ir al sofá del comedor y que nos tomáramos un lambrusco bien fresco si te apetece.

– Ves para allí que enseguida lo traigo.

Al sentarme en el sofá, cogí el teléfono y active la cámara del bolígrafo, Carla no tardó en traer el vino con un par de copas. Abrí la botella y llene hasta la mitad las copas, de los nervios me bebí sin pestañear mi copa.

– Soy todo oídos Fran.

– Verás, quizá no me recuerdas, pero habías sido profesora mía en la eso.

– Lo dices en serio?

– Si, por aquel entonces estaba loco por ti, me parecías la mujer más guapa que había visto.

Lo único que tú me acabaste rompiendo el corazón, ya que debido a mi poco esfuerzo y habilidad para aprender inglés, acabaste haciendo burlas de mí y riéndote a mi costa, me lo hiciste pasar muy mal durante cuatro años.

– Ya te recuerdo Fran! No te pareces en nada aquel chavalín, joder lo siento muchísimo, no estuvo bien lo que te hice pasar en esa época, sé que no es excusa pero Mario en aquella época estaba muy rebelde en casa y mi matrimonio no pasaba por el mejor momento y al final lo acabe pagando contigo.

– Con el tiempo lo olvidé, y al verte de nuevo y estar estos días contigo e decidió que aquello ya pasó y estás perdonada, sin rencor.

– Y por qué no me dijiste quien eras desde el principio?

– No quería que me reconocieras, nuestra relación estaba siendo tan buena que no quería estropearlo.

Y quiero que sepas que estás mucho más guapa ahora que antes, y daría lo que fuera por estar contigo.

– Pero Fran estoy casada.

– A caso no estás a gusto conmigo?

– Estoy muy a gusto Fran, pero lo que le estás pidiendo no puede ser.

Le corté la palabra acercándome con rapidez y besándole en la boca mientras mis manos se apoderaban de su cuello y cabeza. Carla no hizo ningún gesto de apartarme así que no paré de comerle la boca.

Tumbé Carla en el sofá y empecé a besarle las orejas y cuello, jugaba con mi lengua por cada rincón de su precioso cuerpo, baje y fui lamiendo sus pechos y terminé redondeado sus pezones hasta morderlos suavemente, seguí bajando por su vientre y al llegar a su vagina la besé, le metí la punta de la lengua y separé sus labios con las manos, entonces empecé a acelerar el ritmo de mi lengua por todo su clítoris, perdí la noción del tiempo mientras disfrutaba del coño de clara, ella me agarraba el pelo y se tocaba los pechos acariciándose sus pezones.

– Fran para por favor

– Porqué? Tú relájate, quiero hacer que te corras profesora.

Al escuchar como la llamé, se le escapó un gran gemido y me apretó con sus manos mi cara contra su coño, ahora sí que no iba a parar, introduje tres dedos de mi mano derecha en su interior mientras que con la izquierda separaba sus labios y con mi lengua le lamía a toda velocidades el clítoris, combinaba arriba y abajo con derecha e izquierda. No sé cuánto duro eso pero hice que se corriera en mi boca, yo seguí comiéndole el coño al ver cómo le temblaban las piernas.

– No me tortures más por favor.

– Madre mía Carla, podría acostumbrarme a esto sin problemas.

– Dame una copa de vino, necesito recuperarme que ya no soy una jovencita como con las que sueles ir.

– No te llegan ni a los talones esas chicas, tú eres una mujer diez, estás increíblemente buena Carla, esas tetas que tienes ya les gustaría a muchas jóvenes.

– Muchas gracias guapo, oye esto se nos ha ido de las manos no crees?

– Un poco solo, no me dirás qué quieres parar ahora que ya hemos empezado?

– Acabaremos cuando yo lo decida jovencito, recuerda que soy tu profesora.

– Lo que usted mande.

– Con el inglés parece que tienes problemas, veremos si haciendo francés disfrutas más.

Carla se arrodilló en la alfombra del comedor y me dijo que me quedara sentadito ya que lo iba a necesitar.

Se acercó a mí mordiéndose el labio y me bajó los pantalones y posteriormente los calzoncillos, liberando mi polla. Al verla me dijo que la tenía preciosa y que era más grande que la de su marido, (yo ya lo sabía ya que los había visto en vídeo).

Empezó lamiendo mis huevos directamente y fue subiendo por todo el tronco hasta llegar a mi glande, allí me besó y luego me mordió con picardía sin hacer daño, me sonrió y me preguntó si estaba preparado, yo le dije que iba a prestar mucha atención a la clase de francés, se volvió a reír y me la empezó a chupar de manera increíble. De reojo mire al bolígrafo y deseé con ganas que lo hubiera puesto bien y quedará todo bien grabado.

– Carla, temo que la clase de francés está pasando a un nivel avanzado en el cual no voy a poder continuar.

– Jajaja, vamos que si no paró te vas a correr no?

– Exactamente.

– Bueno tendremos que hacer clases de repaso más días, tienes que poder seguir el ritmo que impone la profesora.

– Asistiré a todas las clases de refuerzo que me diga profesora.

Me incliné y la besé con mucho amor y le susurré al oído que siempre había fantaseado con sus tetas y que me moría de ganas de poder follármela.

Me separó y en la misma posición que había realizado la mamada, tiró saliva en medio de sus tetas y luego en mi polla, y de repente ocurrió, vi sus enormes tetas atrapar mi pobre polla dejando apenas la punta visible, sus tetas se movían de forma hipnótica, Carla sabía muy bien como usar sus tetas con una polla en medio, se ayudaba de sus dos manos para ejercer más presión y me estaba muriendo de placer.

– La déjame que te las aguante yo las tetas.

– Son todas tuyas.

Agarré un pecho con cada mano, ahora era yo quien le follaba sus tetas y no sus tetas a mí.

– Quieres correrte en mis tetas guapo?

– Joder me encantaría, pero me gustaría que follar contigo antes.

– Has traído condones?

– Mierda no, no pensé que pudiera producirse está situación.

– Bueno tranquilo, si quieres dejo que te corras en mis tetas y para la siguiente clase vienes con el material necesario de acuerdo?

– Sus deseos son órdenes profesora. (No podía creer que Carla quisiera repetir más veces, la felicidad que me sentía en mi interior era inexplicable)

– Pues vamos a terminar la clase ya por hoy Fran.

Diciendo eso volvió a dominar ella la situación y aumento el ritmo con sus pechos, me miraba con cara de viciosa pasando su lengua por los labios y mordiéndose.

– Dame toda tu leche guapo, quiero que me llenes las tetas con ella.

– Me corro!!

Empezó a salir disparos de semen entre medio de sus tetas, algunos llegaban a tocar se barbilla.

– Dios mío Carla, ha sido espectacular, una lástima lo de los condones, el próximo día te recompensare ya verás.

– Más te vale, si te portas bien yo también me porto muy bien con los alumnos aventajados.

Me miró lascivamente y empezó a coger la corrida de sus tetas con los dedos y se la fue tragando toda. Me estaba volviendo loco y mi polla permanecía dura como una piedra. Luego la ver qué mi polla seguía empalmada se acercó a ella diciendo.

– No puedo dejar que te vayas tan sucio, deja que te ayude.

Y me lamió el glande recogiendo la leche que quedaba en ml polla, luego me la chupo un poco más hasta que no quedaba restó algunos.

– Ale ya estás preparado campeón.

– Muchas gracias Carla, eres increíble, si antes ya estaba enamorado de ti imagínate ahora.

– Me caes bien Fran, eres el primer hombre con el que engaño a lo marido, así que espero sepas apreciar eso y me trates como me merezco.

– Puedes estar tranquila Carla, solo quiero hacerte feliz y que disfrutes de mi compañía.

Nos vestimos y mientras ella se fue asear un poco, yo recogí el bolígrafo del comedor, luego me acompaño a la puerta, antes de abrirla la besé en la boca durante unos segundos, abrí la puerta y tirándome le dije.

– Voy hacer que seas solo mía profesora.

– Sonriendo me contestó, tienes mucho trabajo por delante entonces

Esa noche me puse a mirar cómo había quedado la grabación del bolígrafo, una vez empecé a visualizar el vídeo comprobé que el ángulo era bastante bueno. No pude evitar ponerme cachondo mirando el vídeo, no paraba d venir-me a la cabeza lo ocurrido hace escasas horas, me masturbe y luego me dormí como un bebé.

Si desean que la historia continúe no duden en hacérmelo saber en los comentarios, muchas gracias.

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