Un fin de semana de relajación en el spa con mucho sexo y juguetes.
Esta historia es la primera en mi perfil, la primera como autor, y la primera de un fin de semana de mucho sexo en un hotel y spa termal.
Ella, mi esposa, latina, ama de casa y empleada administrativa, madre muy joven de dos hijos, baja, rellenita pero no gorda, de cola y pechos naturalmente abundantes, de ojos y pelo marrones canela, es mi esposa desde hace 32 años. Yo, morocho, de piel clara, fuertes brazos y piernas, ciclista pero no de competición, trabajador de una empresa, ambos apasionados por los viajes y con una vida sexual de pareja con altibajos después de muchos años de casados.
Ella nunca ha dicho no a los juguetes sexuales que he incorporado a la cama en el correr de los años, prefiere los dildos con formas y color real de pene humano, y no es amante de los grandes tamaños, aunque hay excepciones y esta historia se centra en algunas excepciones.
Hace un tiempo atrás, y luego de una etapa de pasar cierto tiempo solo con sexo vainilla, alguna vez finalizando su orgasmo con la ayuda de algún dildo, y próximos a irnos de vacaciones de fin de semana, le dije que había comprado un juguete nuevo para la ocasión. Arribados a destino, luego de entrar a la habitación, desempacamos y al finalizar la veo hurgando en mi bolso a ver si encontraba el sujeto de deseo, pero no. El sujeto estaba en otro lugar. Este era un dildo color piel, con una cabeza bastante grande, todo construido en material imitación piel y blando, muy blando, sin un interior rígido. Pero el tamaño era ligeramente más grande de lo normal. 2 pulgadas de diámetro o 6.25 pulgadas de circunferencia.
Su cara fue de sorpresa y me recordó que no le gustaban tan grandes, pero la suavidad y textura dieron un voto de confianza a que por lo menos lo probara. Allí mismo, aún con las cortinas de la habitación abiertas, nos fundimos en un beso y mi mano buscó su húmeda ranura que me sorprendió encontrarla tan caliente y abierta, a lo que pregunté.
¿Por qué está tan abierta?
Ella se tiró en la cama y señalando el dildo y su coño abierto, dijo, acá, clávalo acá, primero despacio y luego todo, acto seguido monté en la cama, lo unté con lubricante, le acerqué la bulbosa cabeza a su agujero, hice algo, muy poco de presión y entró la cabeza y medio dildo, que tiene unos 20 cm de largo, ella se montó arriba de mí, cual una amazona y con un movimiento de pelvis se devoró los siguientes 10 cm, quedando afuera solo un aro redondo que es el tope, este dildo no tiene huevos ni ventosa. Su frenética cabalgata terminó en un par de minutos, luego se bajó de mí y se dispuso a sacar el dildo, pero allí intervine yo.
No, no ha terminado aún.
Acuéstate boca arriba.
Acto seguido le puse de nuevo las panty que ajustaron el dildo que se salía con cada movimiento. Con el dildo todo clavado dentro suyo, al ser blando se adaptaba bien a sus interiores y sus movimientos comenzó a succionarme el pene, ella estaba en posición perrito, cada 2 o 3 movimientos ella se detenía y movía sus caderas sintiendo ese desconocido la penetraba desde atrás, mi grado de excitación era tal que le llené la boca de semen en 10 segundos, pero al ver que no paraba para limpiarse la boca, que el semen se derramaba en mi pubis y mis bolas, que ella seguía lamiendo lo que ya no había, me doy cuenta que estaba extasiada en un orgasmo silencioso.
Ambos recuperados, ella se acuesta e intenta sacarse el dildo, a lo que yo le indico que ésa no era una opción.
Le traje su traje de baño y le dije que se lo colocara que íbamos a ir a la piscina del complejo, pero con el dildo adentro, a modo de tapón. Si, a mí me gusta joder conchas bien abiertas, que mi pene, que no es chico, entre sobrado y haga ruido a estar jodiendo una concha usada.
Bajo protesta al principio y resignada después le ayudo a colocarse el traje de baño sin que se caiga el dildo, ayudo a la lubricación acostándola boca arriba, volcando un buen chorro de KY gel dentro de su gran abertura, por la cual entraba luz y dejaba ver su útero y le coloco nuevamente el dildo que entró todo de una vez sin oponer ninguna resistencia, ella se acomoda el traje de baño lo mejor posible para que no se notara.
Probó a caminar un poco dentro de la habitación, tratando de acostumbrarse a llevar clavado algo así como una lata grande de desodorante. Varias veces me preguntó si no se le notaba el bulto del tope del dildo en la entrepierna y no, no se le notaba. Aunque su caminar con la bata puesta era más sensual que lo normal, un exagerado pero sutil movimiento de cadera con cada paso hacía que el dildo se moviera en sus interiores, que por el momento estaban bien lubricados.
Caminábamos ambos de la mano, hacíamos bromas sobre tapón que tenía puesto, me contaba de la sensación que sentía cuando los labios apretados por el traje de baño frotaban contra el tope del dildo y en lo lleno que sentía su interior cuando de pronto deja de hablar busca sentarse en un asiento y casi sin fuerzas en las piernas se derrumba en la silla, en ese momento un gentil caballero se nos arrima y pregunta si estaba todo bien, a lo que yo me agacho, le empiezo a frotar un tobillo y le agradecí al señor con la excusa de que tenía un fuerte dolor de tobillo. En ese momento ella me pide para volver a la habitación y le negué tal opción, ya estábamos a 10 metros de la piscina.
Cuando ella se saca la bata para entrar al agua, por ambas piernas le chorreaba un líquido gelatinoso transparente, ella se puso tensa, y sin mediar palabra entramos al agua, luego de un rato en la piscina, donde ella todo el tiempo estaba pendiente de algo que se le movía dentro con cada movimiento y el estar un par de veces cerca de borde de tener otro orgasmo, le acepté irnos a la habitación.
En el camino paramos un par de veces a recuperar el aliento, entramos a la habitación y me pidió que le bajara el traje de baño, pero sorprendentemente el tope del dildo no se veía. Ese borde de un centímetro de grosor que hacían de tope del dildo generaban un aro de 2.75 pulgadas, o sea 7 cm de diámetro, seguramente se había ido todo para su interior cuando se derrumbó en la silla, y al tener el orgasmo dilató aún más su vagina y se lo tragó. Me pidió que se lo saque para ir al baño a lo cual acepté, pusimos una toalla debajo, por los líquidos que fueran a caer, meto un dedo primero, dos después ayudando la dilatación y ella al empujar asoma el tope del dildo y luego cae al suelo, los labios de la vulva y piernas chorreaban líquidos, propios y agregados, la toalla llena de lubricante y el dildo inerte en el suelo también.
Ese acto nos calentó mucho a ambos, yo estaba con una erección total, ella lo notó y me pidió penetrarla desde atrás y terminar de llenarle de jugos esa caverna para luego proceder a limpiarla, sabiendo en sus interiores que iba a ser un trámite de unos pocos segundos.
La penetro desde atrás, ella en 4, yo metía y sacaba mi pene de su caverna caliente mojada y dilatada, junto con mi pene entraba aire y emitía pedos que a mí me calentaban aún más, creo que si hubiera querido, metía la mano allí, pero no, caímos en un sopor luego de mi eyaculación, ahora chorreaba por sus piernas mi semen, el gel, sus jugos.
Fuimos al baño, ella entró a la ducha, pero la hice sentarse en el inodoro, desarmé el extremo de la ducha dejando solo la manguera extensible y le comienzo a lavar la vulva, con agua tibia, también sus interiores de la vagina a su pedido, y cuando estaba terminando ya, veo en su cara que se aproximaba un nuevo orgasmo.
La primera noche
El segundo día parte 1 y 2
Y el retorno a casa
Serán próximos capítulos.