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Volviendo a Jugar. El segundo día en el spa (parte 1)
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Tiempo de lectura: 10 minutos

Probamos juguetes nuevos. Si leyeron las dos historias anteriores, se habrán dado cuenta de lo que es capaz una mujer caliente.

Luego de dormir casi doce horas nos levantamos con hambre, primero una buena ducha, un baño para ella, algunas cremas corporales y un tratamiento con una loción refrescante para sus labios, que aún estaban hinchados de la noche anterior. Esa loción refrescante olía a malva y jazmines y la ropa interior sema transparente dejaba imaginar su abultada vulva completamente depilada, vestida para la guerra.

Bajamos a desayunar ya vestidos con traje de baño y las batas por arriba y a dar una caminata, conocer otros sitios del spa, el solárium, sala de cine, otras piscinas, y jardines, en algunos lugares paramos a conversar y siempre terminábamos riendo, recordando el encuentro con el vecino de la habitación contigua. Tal vez imaginaba todo, o capaz había escuchado todo, no sabíamos si estaba solo o acompañado, pero ese no era nuestro problema. Estábamos en esa conversación, sentados en un banco y ella me pregunta si no había traído algún otro juguete, a lo cual respondí que no, que no me imaginé que fuera a necesitar, pero le dije que podíamos buscar alguna tienda virtual y solicitar que lo entreguen en la administración del hotel, generalmente son todos muy discretos. Le propongo movernos a un lugar más apartado y a la sombra para hacer la búsqueda de un sex shop virtual pero con entrega inmediata, el aire estaba fresco aún y acariciaba la piel pero el sol ya quemaba.

Ya sentados a la sombra en un lugar más apartado, lejos de niños y de miradas indiscretas de alguien que pase caminando y mire lo que no tenga que mirar, con una hermosa vista a la piscina agarro el teléfono para iniciar la búsqueda y ella busca en el bolsillo y me da en la mano el control remoto del huevo vibrador. La quedé mirando y le pregunté dónde estaba el huevo, a lo que me respondió

“adentro”

Yo pregunté

“adentro de dónde?”

Respondió

“adentro, pero aquí no lo prendas, hay gente mirando, aquella pareja en la piscina mira para acá”

Ese es el vecino, le digo, el de la habitación de al lado. Ella me dice que le daría mucha vergüenza que yo la hiciera retorcer de placer aquí a la vista de todos.

Inicié la búsqueda “sexs shops cerca de hotel spa” y aparecieron dos opciones, está claro que no es en nuestra ciudad. Uno estaba cerrado y el otro abierto, tenía Delivery y entregaba a domicilio a través de una aplicación de entregas. Me generé un usuario, cargué la tarjeta para el pago y nos pusimos a buscar en la página.

“Que es lo que buscas?” Le pregunté.

“Sabes que me gustan los dildos realísticos, el tamaño del nuevo está bien pero siento que puedo con algo más grande, pero ayer me sentí muy bien cuando pusiste el huevo en el agujero de atrás. Busquemos por arriba a ver que encontramos”

Comenzamos a surfear la web de la tienda y aparecían dildos, vibradores, juguetes anales de todos los tamaños, colores y formas y no nos decidíamos por nada, le propongo comprar dos, uno elegido por ella y uno elegido por mí, ambos con la autorización de la otra parte y accedió, en eso levanto la vista y la pareja ya no estaba en la piscina, acto seguido enciendo el huevo vibrador y ella sobresaltada casi se pone de pie, pero la agarro de un brazo y la vuelvo a sentar, cierra los ojos, se muerde el labio, aprieta las piernas y me dice,

“Eres terrible, te dije que aquí no”

La vibración era baja, por pulsos, y de a momentos paraba, ella pidió para irnos a la habitación y continuar allí la búsqueda, a lo que accedí, yo sabía que no le podría sacar la ropa interior como la última vez, que el traje de baño le apretaba y no dejaría que el huevo cayera, lo tuviera donde lo tuviera, entonces lo dejé encendido y guardé el control en el bolsillo opuesto. Iniciamos la caminata, todo normal pero cuando las vibraciones subían ella me apretaba el brazo y me clavaba las uñas haciéndome doler, y llegamos a la habitación.

Ya dentro de la habitación y al pasar por la puerta del baño ella se mete y cierra la puerta con llave, aumenté las vibraciones al máximo y me gritó

“Nooo”

Yo escuchaba como apresuradamente se sacaba la ropa, mientras jadeaba, y de repente suspiró, comencé a sentir un zumbido vzzz y supuse que el huevo ya estaba fuera y lo apagué. Corrió el agua, se escuchaban pulseras como frotándose las manos, luego el wáter cosed, luego el chorro de agua que supuse iba dirigido a su vulva y ano, ruido de toallas secándose y la puerta que se abre de nuevo.

Ya repuesta me entrega el huevo y me dice

“La próxima vez que hagas eso, te lo meto a vos”

A lo que contesté, pero tú me diste el control, me estabas diciendo “hazlo” y ella sonrió picarescamente.

Ella quedó desnuda, yo de traje de baño y bata, y le dije,

“uno de los dos está equivocado”

Me saqué la bata, ella me hizo sacar el traje de baño y ambos desnudos, sentados en los pies de la cama seguimos con la búsqueda en la web del sex shop. A todo esto eran las 11 de la mañana, lo único que habíamos hecho era desayunar y comenzar una búsqueda de no sabíamos que. Cada elemento que ella no sabía bien que uso tenía, yo buscaba videos porno y le reproducía una fracción para que lo viera, se sorprendió de mi facilidad en la búsqueda de videos, y le dije “estas con un profesional” Al final ella se decidió por tres artículos, una Fleshligt para masturbarme a mí, un dildo vibrador y eyaculador de tamaño mediano a grande, una loción reparadora y desinflamante para después del sexo, a lo cual acepto las 3 cosas. Yo le propongo dos, un lubricante pesado imitación semen, que se puede usar como lubricante y como semen para su nuevo dildo eyaculador y un dildo inflable que se expande desde dos centímetros y medio de diámetro hasta los ocho centímetros o más, a lo que ella con un poco de intriga me dice que sí. Le dimos comprar, pagamos el pedido y pedimos que los 5 bultos vinieran en una única caja, sin rótulos, solamente con el número de la habitación del hotel y que fueran entregados entre las 13 y las 14. Avisamos a la administración que iba a llegar un bulto, que eran regalos para la familia ya que emprendíamos el retorno al día siguiente.

Luego de terminar la compra ella me dice

“no compramos nada para el juego anal”

Nos paramos para vestirnos, le pido se arrime a darnos un beso y toco su vulva, chorreaba como hacía mucho tiempo no lo hacía, metí fácilmente 2 dedos, ella me agarró fuertemente el pene y nos dimos una tregua hasta que llegaran los juguetes.

“Vamos a distendernos un rato en la piscina y luego almorzar algo liviano”

Luego de unos baños, vuelta al dormitorio a cambiarnos, y de nuevo por los pasillos al restaurant llegó la hora del almuerzo, ya eran la una de la tarde, pasamos por la administración, miro por arriba del mostrador y no había ninguna caja, tampoco preguntamos. El almuerzo estuvo muy bien, lo disfrutamos mucho, pero cada cosa que podíamos la relacionábamos al sexo, yo comí unas ostras, pasaba la lengua sutilmente por el borde como si estuviera deleitando una vulva, ella pidió salmón, pero de postre comió una fruta, banana, que al ponérsela en la boca casi que le hizo una garganta profunda y la sacó chupándola para recién ahí dar un mordisco.

Se nos hicieron las dos y media de la tarde y nos habíamos olvidado de la caja y al pasar por la administración el cadete nos llama y nos dice que había habido un problema, que la caja había llegado bien, pero por descuido de la chica que recibe los delivery, al no tener un nombre a quien entregar y ver solo el nombre y dirección del hotel, pensó que era una encomienda institucional y lo había abierto. Pero que ya estaba solucionado y la caja estaba cerrada nuevamente.

Mi esposa se puso furiosa pero yo tratando de moderar la situación le dije que no había problema siempre y cuando estuviera todo en su empaque original y sin roturas, y así fue. Ella me repetía minuto tras minuto que se moría de vergüenza, pero le dije que no se preocupara, que estábamos lejos de casa sin nadie que nos conociera y se tranquilizó. Llegamos a la habitación con la caja y nos pusimos a desempacar los bultos. Primero lo más delicado, miramos que la loción y el lubricante estuvieran sanos los empaques y sin ser abiertos, leímos las instrucciones, ella me mostró la loción la olimos, probamos su textura, era una crema, tal vez como un aceite, pero en los ingredientes tenía extractos vegetales y desinflamantes. Yo le mostré el gel símil semen, un pote de boca ancha de un kilo, ella lo tocó, lo olió, lo texturizó y dijo

“es igualito”

Luego continuamos por el masturbador masculino Fleshligt, estaba en un blíster plástico que abrimos, también lo olimos, metimos los dedos y lo dejamos a un costado para lavarlo antes de usarlo, pero antes de seguir con lo siguiente le muestro un video de una chica metiéndose el masturbador en la vagina y el tipo follando la vagina fake que estaba dentro de la vagina real, bizarro, nos miramos y quedamos en silencio. Continuamos con el dildo con vibrador y eyaculador, era la copia de un pene real, en material símil piel pero en su interior había rigidez, tenía una protuberancia donde deberían estar los testículos y de allí salía un canito transparente a una especie de depósito de goma con capacidad de diez mililitros (el doble de una eyaculación gigante) además tenía una ventosa y dentro de esta un compartimiento para pilas. Un control remoto con 2 botones, que luego de ponerle las pilas nos dimos cuenta que uno era la vibración con 5 niveles y programas y la otra era un motor que lo hacía rotar y también producía su propia vibración. Por ultimo miramos el dildo hinchable, era del tamaño de un dildo chico, a lo sumo 3 centímetros de diámetro, imitaba la forma de un pene, era de color negro brillante bastante firme en la parte de la cabeza pero me pareció muy débil en el medio, tenía una base de la cual salía un canito a una pera de goma con un botón de liberación del aire. De todos los juguetes fue el que menos llamó la atención, pero tampoco lo inflé, para no llamar la atención.

Ella quiso probar primero el masturbador flashlight, me hizo desnudar, me llevó de la mano al baño y se sentó en el wáter cosed con una Gillette en la mano y me dice que me va a terminar de rasurar, que yo he hecho muy mal el trabajo ya que me quedaron algunos pelos en los testículos. Hizo espuma con un jabón me pasa por todo el pene y comienza a pasar la Gillette con cuidado, mi erección era total, demoró unos pocos minutos porque gran parte del trabajo ya estaba hecho y cuando estuvo terminado me hizo bañar, ambos nos metimos en la misma ducha, nos enjabonamos rápidamente, nos enjuagamos y nos secamos.

Ya en la habitación, ella toma el masturbador, que ya habíamos lavado previamente, también agarra el lubricante nuevo imitación semen se lo pone en dos dedos y los introduce en la abertura, pero antes de agregar lubricante en mi miembro me da una buena chupada. A todo esto, estaba la bata sobre la cama y ella toma el lazo que sirve para ajustársela a la cintura y me ata las manos por detrás, le dije que eso era un nuevo nivel de juegos y que luego iba a tener reciprocidad. Ella me corre delicadamente la piel del miembro, tuvo que hacer algo de fuerza porque la cabeza estaba tan grande que no corría bien la piel, colocó lubricante delicadamente sobre la cabeza y acercó el masturbador, lo apoyó suavemente sobre la cabeza, hizo algo de presión y mi pene fue entrando todo en la cavidad.

Yo sentía diversas sensaciones, era como follar una nueva vagina, muy apretada para mi gusto, en realidad era como follar un ano, y ella empezó el movimiento arriba y abajo, se sentían distintos ruidos en el interior del masturbador seguramente por algo de aire que fue desapareciendo, se sentía rico, ella podía disfrutar mirándome en la totalidad, lo que no puede hacer cuando me da una buena chupada, miraba como se me contraían los abdominales, los músculos de las piernas, como se me curvaban los pies, las expresiones de mi rostro, hasta que exploté. Ella me dijo que un día quería probar lo que habíamos visto en el video pero no ese día ni en un plazo cercano.

Luego de desatarme las manos, descansamos un rato al borde de la cama, conversamos y le pregunté dónde había tenido guardado el huevo, ella me confesó que en el ano, para evitar una caída accidental que no iba a suceder por la firmeza del traje de baño y le pregunté si lo quería de nuevo allí, me dijo que no era problema pero lo prefería en la vagina, me levanté a buscarlo y traje el huevo y el nuevo dildo eyaculador con vibración.

Al volver del baño, ella estaba desnuda, parada al lado de la cama, mirando a lo lejos, con una mano delante, cuando me aproximo veo de reojo que estaba mordiéndose el labio inferior, y con la mano que yo no veía se pellizcaba un pezón, el huevo no estaba en el lugar donde lo había dejado, tampoco pregunté. No se oía vibración alguna, pero seguramente estaba encendido. La invité a ir a la mesa de noche a cargar el depósito del nuevo dildo, que no fue muy fácil, ya que el nuevo lubricante era espeso como el semen. Ella sentada en la cama seguía con atención mis movimientos para llenar el dildo, luego de llenado, apreté el depósito y el líquido corrió por el canito hasta que apareció por la cabeza del consolador y chorreó por el costado cual si fuera semen, y volví a llenar el depósito que había bajado. Le pregunté si estaba lista para probar el nuevo juguete y le pedí algunas instrucciones.

Me dijo, que trajera una toalla para no ensuciar toda la cama, que no lubricara el dildo para insertarlo porque con eso que derramó ya alcanzaba, que le sacara el huevo de su vagina que estaba cerca de un orgasmo, pero ya

“Sácalo ya!”

Si vagina estaba bien lubricada, mucho menos abultada que el día anterior, el huevo se deslizó sin problema, seguramente habría algo de lubricante dentro de la vagina o ella lo insertó lubricado. Antes de insertar el nuevo dildo le indiqué una posición para no derramar tanto, ella debería tener varias almohadas bajo su cadera para que ésta estuviera más alta que el resto del cuerpo, así que ubicamos cuatro almohadas y la toalla y ella se acostó arriba, luego le sujeté un tobillo con la cinta de la bata, se la pasé por detrás de su cabeza y le até el otro tobillo con el otro extremo, por lo tanto quedó con ambas piernas hacia arriba, sus rodillas al costado de su abdomen y los pies en alto, con su cabeza ligeramente levantada y su cadera bien alta ella podía ver todo lo que acontecía en su vulva, le pregunté si estaba cómoda y asintió.

“El nuevo dildo es casi del tamaño del que estrenamos ayer le dije, puedes con él?” dije

“Puedo con eso y mucho más” contestó.

Metí dos dedos en su vagina, luego tres, los giré, los metí y los saqué ha hice fuerza para abrirlos y había lugar para un cuarto y quinto, pero en este momento era momento del dildo nuevo. Pasé la cabeza por su vulva, el líquido lubricante que había en la cabeza se pegoteó en su vulva, me pidió que lo metiera sin pausa, lo comencé a deslizar en su interior, fue entrando de apoco hasta hizo tope, quedaron unos tres centímetros fuera, debido a que la posición en que estaba ella acortaba el canal vaginal. Lo dejé metido y quieto en el lugar, ella poco podía hacer, y encendí la vibración. Ella se estremeció, y su cara cambió, me dijo que parara que las vibraciones que sentía eran muy intensas, y la verdad que sí, se sentían del exterior, al contrario que las del huevo. Le propuse encender el rotador y accedió, al encenderlo, eso comenzó a moverse solo, la parte que estaba afuera se movía un poco pero en su interior ella decía que se retorcía, ella sentía sensaciones nuevas, nunca había sentido eso, pero creía que le gustaba más la sensación de ser penetrada que el movimiento de rotación, pero aún faltaba lo mejor. El dildo quedó moviéndose solo y ella se fue acostumbrando, ella me pidió que se lo metiera y sacara mientras rotaba y le gustó aún más pero quedamos de acuerdo que la eyaculación iba a ser sin movimiento, así ella la sentía completa.

A todo esto, había pasado media hora, ella seguía con el dildo metido, ahora había entrado un poco más y me pidió que se lo metiera hasta el fondo, al hacer fuerza para empujarlo ella exhaló y cerró los ojos y el dildo desapareció en su interior, quedó solo como un tapón de seis centímetros de diámetro con un canito que salía, y le dije

“Quieres probar la eyaculación?”

Asintió con la cabeza y los ojos entreabiertos, apagué la rotación, lo saqué por completo y su vulva tenía una abertura grande, lo volví a meter todo hasta el fondo y repetí el movimiento unas seis veces, hasta que me dijo

“ya, eyacula ya”

Apreté la bomba una, dos, tres veces hasta que vi aire en el canito, el lubricante como semen salía de su vulva por los costados del dildo aún todo metido hasta el fondo, ella con cara de placer hacía fuerza para desatarse las manos le desaté una pero le dije que no bajara las piernas, se llevó la mano a su vulva y tocó la base del dildo y su ano todo lleno de lubricante.

“que buena acabada me ha pegado” dijo

Le pedí que quedara así, en posición perrito con las nalgas bien altas y su pecho contra la cama, el canal vaginal casi vertical, fui sacando el dildo eyaculador lentamente para no derramar el semen y que quedara algo dentro, al terminar de sacarlo el agujero de su vulva quedó como una piscina de semen blanco, el agujero no se cerraba, el dildo chorreaba y lo coloqué sobre un toalla, estaba claro que al hacer fuerza para levantarse iba a caer todo sobre las sábanas, ella me invitó a que la follara así, no había tenido un orgasmo aún.

La penetré salvajemente, estaba claro que mi pene jugaba en tremendo agujero, salía líquido a cada embestida mía, quedamos todos pegajosos en poco rato, yo seguía follando esa vulva agrandada por tanto rato de juegos, metía y sacaba frenéticamente pero luego de estar así casi 5 minutos paramos, ninguno de los dos podía llegar al clímax.

Ella se levantó, el semen ficticio chorreaba por sus piernas iba ensuciando el suelo con cada paso que daba y fue directo al baño a meterse en la ducha.

Yo me quedé en la cama ordenando todo, y me dirigí al baño con parte del arsenal para lavarlo en la canilla.

Y así quedamos, con gusto a poco.

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