Otro día de vacaciones se avecinaba mi cuerpo todavía recordaba con nostalgia aquella tarde en la playa con aquel hombre. Nunca había disfrutado tanto hasta el momento como en aquel día, la mezcla de exhibicionismo, dominación y perversión me había hecho alcanzar cotas impensables de placer. Mientras rememoraba ese encuentro me sobresalté al escuchar que me acababa de llegar un mensaje nuevo. Me sorprendió ver que se trataba de Carol, después de irse de control nuestros inocentes juegos la cosa estaba rara entre nosotras, la echaba de menos por lo que me alegré mucho comprobar que volvía a estar como siempre mandándome imágenes chistosas del Facebook y sacándome conversación.
Como yo estaba aburrida se me ocurrió invitarla a que viniese a casa para pasar el rato juntas y ver una película. A eso de las seis de la tarde llegó, ese día llevaba puesto un top de tirantes y un short yo por mi parte una camisa holgada y un pantalón deportivo que usaba para andar por casa cómodamente, las dos nos fuimos directas al salón donde yo prendí la televisión y puse el canal de cine. La película era lo de menos si soy sincera ni recuerdo cual vimos, simplemente nos pusimos a charlar. Pasado un rato decidí contarle lo que me había pasado el día que fui sola a la playa, entre nosotras siempre nos contábamos todo y todavía no se lo había dicho.
– A que no sabes donde estuve el otro día.
– Ay no sé, necesito alguna pista.
– Mmmm agarré el autobús.
– Fuiste a la ciudad.
– No, frío frío.
– Entonces tuviste que ir en otra dirección.
– Ahá.
– ¿Hacia la costa?
– Ahá
– A la playa entonces.
– Bingooo.
– Bueno ¿y qué tiene eso de novedad?
– Lo que allí pasó.
– Ay Dios que peligro, ¿que has hecho?
– O mejor dicho que me han hecho.
– No te creo.
– Pues…
– Cuenta cuenta como fue jeje.
– Pues para empezar fui sola.
– Si bueno lo suponía…
– Al llegar allí me puse cerca de una pareja y se ve que llamé tanto la atención de su chico que empezaron a discutir. Al parecer me había pillado viéndome como me echaba crema por mi cuerpo.
– Bueno y ¿que pasó después?
– La cosa se puso intensa entre ellos y ella se largó.
– Ahá y luego.
– Luego yo me fui a dar un baño y el chico se acercó hasta mí y comenzamos a hablar.
– Mucho no la echaba de menos.
– Pues no jaja luego nos fuimos a la toalla y me puso crema en la espalda.
– Seguro que eso fue idea tuya.
– Obvio jeje mientras lo hacía poco a poco fue pillando confianza y terminó por masajearme todo el culo.
– Eso tampoco me sorprende, tienes un culazo, seguro que se puso muy caliente.
– Ni te lo imaginas. Pero lo peor es que yo también…
– Vaya una guarra estás hecha últimamente.
– Tan guarra que nos fuimos a la choza de los baños y allí follamos como locos.
– Joder pues si que te lo pasaste bien jaja
– Y tanto que si jajaja. Acabé como dos veces el cabrón sabía lo que hacía.
– Jo pues que suertuda, yo desde que lo dejé con Pablo no he vuelto a follar.
– Bueno algo te surgirá seguro.
– Y tanto que surgió, apenas unas horas más tarde y con la persona que menos lo hubiera sospechado.
– Oye y Lucas qué.
– Pues hace ya tiempo que no hablamos.
– Pero aún seguís juntos o no.
– Digamos que estamos en un pequeño descanso por mi parte.
– Ya veo ya. ¿A cuántos te has tirado desde que sales con él?
– Tampoco tanto solo tres jaja si no contamos lo que pasó entre nosotras.
– Eso fue un momento de calentón, sabes que no me gustan las chicas.
– Bueno, no te incomodes, no pasará nada entre nosotras que tú no quieras.
– Lo sé, lo sé. Te quiero mucho y lo sabes.
– Pues claro y yo a ti.
Después de eso nos dimos un largo abrazo y seguimos charlando de nimiedades hasta que nos dieron las ocho de la tarde. Sorprendida al ver el reloj me dirigí a ella…
– Joder que tarde se hizo ¿Quieres quedarte a dormir? Como en los viejos tiempos.
– Vale, me apetece, espera que llame a casa para avisar.
Luego nos pusimos a hacer la cena y juntas esperamos a que llegase mi papá para cenar los tres juntos, cuando entró por la puerta se sorprendió al comprobar que yo estaba acompañada. Hacía años que Carol no se quedaba hasta tan tarde por eso mismo mi padre no había coincidido con ella en mucho tiempo.
– ¿Tú eres Carol?
– Si señor Aurelio.
– Pero bueno si que has crecido, no te veo desde que eras así.- dijo mientras ponía su mano a la altura de la cintura.
– Jajaja si crecí un poco desde entonces, aunque tampoco tanto.
– Lo suficiente como para no reconocerte si me cruzo contigo por la calle.
– ¿Papá se puede quedar esta noche?
– Si claro cielo, sabes que no hay problema.
– Chachi pues vamos a cenar entonces y luego te dejamos descansar.
– No te preocupes cariño hoy ha sido un día llevadero aún me queda cuerda para rato.
Mi papá trabajaba de lunes a sábado y apenas pasaba tiempo en casa, solo para cenar y dormir. Luego en la mañana sobre las ocho se marchaba para hacer el reparto durante todo el día de suministros en locales de hostelería por toda la zona de la costa. Mi padre llevaba separado varios años y desde que llegaron a ese acuerdo nunca lo vi con otra mujer o al menos no me lo había contado. Era un hombre maduro de cuarenta y seis años, fornido sin llegar a estar gordo pero si empezaba a desarrollar una tripa prominente. En la cabeza el pelo no lo había abandonado todavía pero ya daba síntomas que no tardaría mucho en hacerlo. En definitiva no era el prototipo de hombre que triunfase entre las mujeres. Sin embargo si emitía un aura varonil de autoridad que la experiencia de la vida le había acabado otorgando.
Para cenar corté algunos embutidos y también preparé una ensalada, nada demasiado elaborado. Yo me senté al lado de mi papá y Carol en frente nuestra, sin más preámbulos comenzamos a comer. La cena transcurría con total normalidad al mismo tiempo que manteníamos una interesante conversación acerca de las futuras obras de construcción de un nuevo centro comercial cerca de la ciudad, mientras tanto no pude evitar fijarme en cómo le favorecía ese top de tirantes a mi amiga y como ese escote dejaba entrever la grandiosa dimensión de sus pechos, no pude evitar recordar como hacía apenas unos días los sostenía entre mis manos mientras disfrutábamos juntas debajo del agua, todo lo que allí hicimos fue producto de un emocionante juego que derivó en un calentón insostenible para ambas.
Carol ahora tenía la palabra, mientras ella hablaba mirando a su plato yo desvié la mía hacia mi padre donde la suya en cambio apuntaba claramente al escote de mi amiga, yo al darme cuenta de ello le pegué un codazo para llamar su atención y que dejase de mirar en esa dirección. Me mosqueó un poco su actitud, ¿cómo podía ser tan cerdo mi propio padre? Carol era la mejor amiga de su hija, la había visto crecer, tenía la edad de su propia hija y aun así nada de eso era impedimento para que de vez en cuando se quedase embobado mirándole los pechos. Por suerte Carol no se daba cuenta o eso pensaba yo…
Al terminar de cenar mi padre se levantó para ir a ver un rato la televisión en el salón, nosotras recogimos todo y nos fuimos juntas a mi cuarto. Allí preparé la cama nido en la que ella dormiría y también le presté uno de mis pijamas que consistía en una camisa holgada y un short deportivo. Al rato de quedarnos dormidas me desperté, al hacerlo reparé que Carol no estaba en su cama, preocupada por si la cena le había sentado mal decidí ir a ver si estaba en el baño. De camino por el corredor comencé a escuchar unos susurros provenientes de la cocina, debían ser los de mi padre y Carol ya que no había más nadie en esa casa, al llegar a la puerta me detuve pegando mi cuerpo a la pared, sin llegar a entrar, desde ahí pude escuchar claramente lo que hablaban.
– Si la verdad es que enterarme de esa forma me dolió mucho.
– Los chicos a esa edad solo piensan en una cosa.
– Si, lo sé pero no me esperaba que él también me fuese a engañar con otra.
Parece que estaban hablando de la ruptura de mi amiga con su último novio. El muy estúpido le había puesto los cuernos y al querer mandarle un mensaje a su amante para volver a repetirlo se lo envió erróneamente a Carol.
– Eso es la personalidad de cada uno, yo jamás engañé a la madre de Laura, ella en cambio…
Mis padres se habían separado hacía varios años, el motivo se me ocultó en un principio pero a los pocos meses supe que mi madre se había acostado con el jefe de su oficina, yo al saberlo decidí irme a vivir con mi padre y cortar toda relación con ella.
– Es que tengo muy mala suerte, ya es la segunda vez que me pasa.
– No entiendo como le pueden hacer eso a una chica tan atractiva como tú.
– Eso lo dices para hacerme sentir mejor.
– Lo digo en serio.
– Gracias significa mucho para mí.
– No es para tanto.
– Sí que lo es y más si me lo dices tú
– ¿Yo?
– Si tú, un hombre de tu edad.
– Oye, pues gracias por llamarme viejo.
– jaja no era mi intención, pero tenéis experiencia ya me entiendes.
– Bueno, eso sí.
– ¿Te puedo preguntar algo?
– Si, adelante.
– ¿Alguna vez has estado con alguien más joven que tú?
– Mmm mi exmujer es cinco años más joven que yo, si te sirve.
– Nooo jaja alguien mucho más joven. Alguien de mi edad aproximadamente por ejemplo.
– No debería decirle esto a la mejor amiga de mi hija pero bueno ya que sacas el tema… desde que lo dejé con su madre no he vuelto a tener sexo.
– Interesante. ¿no te gusta?
– Pues claro, pero entre el trabajo y dedicar tiempo a mi hija, simplemente no ha surgido la oportunidad.
– Las oportunidades aparecen cuando menos te lo esperas.
Aquella conversación estaba aumentando mi nerviosismo, ¿acaso mi mejor amiga pretendía seducir a mi padre? Y si fuese así ¿me iba a interponer? Lo dudaba mucho.
– Esas cosas les pasaran a los chicos de tú edad, a mi lo veo complicado.
– ¿Por qué?
– Es ley de vida. Al llegar a una edad ya no se despierta el deseo como antes.
– Pues en la cena bien que mirabas mis tetas y diría sin equivocación que con deseo de ver como son.
– Pues así fue y no te equivocas.
Para mi desesperación un silencio perturbador inundó la estancia, no sería capaz de… la curiosidad pudo conmigo, a riesgo de desvelar mi escondite me asomé por la puerta. Mis sospechas eran ciertas, allí estaba mi amiga con la camisa levantada hasta los hombros dejando a la vista de mi padre sus imponentes pechos desnudos. Rápidamente volví a mi escondrijo para seguir escuchando como continuaba eso.
– Dios mío niña.
– Que, ¿te gustan o no?
– Gustar es poco.
– Ven, tócamelas quiero sentir tus enormes manos sujetando mis pechos.
Otro momento de silencio volvía hacer acto de presencia sin duda mi padre había sido presa de sus exigencias, no hizo falta asomarme para saberlo
– Qué suaves son bufff hacía años que no tenía esta sensación. Y créeme que nunca unas tan grandes como las tuyas.
– Aaayy ten cuidado.
– Jejeje si que tienes sensibles los pezones.
– Jo un poco, pero es que no me esperaba que me los fueses a pellizcar.
– Ya veo que tú también estás excitada.
– Si te soy sincera desde por la tarde.
Aquello ya me superaba por completo, cómo podían estar a punto de hacerlo sabiendo que yo estaba en esa misma casa.
– Será mejor que paremos, Laura podría pillarnos.
Carol parecía poner un poco de cordura a la situación pero mi padre no parecía estar por la labor de desaprovechar esa oportunidad.
– Si está durmiendo ni un terremoto la va a despertar.
– Déjame ir a ver.
– Claro como quieras, yo te espero en el salón allí estaremos más cómodos.
Como un rayo y sin hacer ruido me fui corriendo a mi habitación, al llegar y sin perder ni un segundo me metí en la cama y me hice la dormida. Sentí los pasos de Carol acercándose, cuando estuvo a escasos centímetros de mi se detuvo y se quedó de pie observándome. ¿Qué estaría pensando en aquel momento? Me preguntaba a mi misma. Sin tiempo a llegar a una conclusión escuché como se volvía a alejar y cerraba la puerta tras de sí. Iba a suceder mi amiga estaba decidida a follarse a mi padre y yo no pensaba perdérmelo, en cuanto pasó un tiempo prudencial abrí la puerta y me dirigí al salón. Al llegar a la puerta me asomé a ver lo que ocurría, la fiesta ya había comenzado sin tiempo para esperarme. Mi padre estaba en el sillón con las piernas abiertas y los pantalones por los tobillos mientras mi amiga arrodillada delante suya devoraba con ansia su polla. Estaban tan concentrados en lo suyo que salvo que se giraran repentinamente a su derecha, jamás me pillarían observándolos desde el umbral de la puerta del salón
– Que bien lo haces, se nota que has practicado con tus novietes. -le decía mi padre, al mismo tiempo, que con una mano le recogía el pelo para que no molestase en la tarea que estaba realizando su joven amante a la perfección.
Podía ver claramente como la boca de Carol engullía sin dificultad el pequeño e hinchado miembro de mi padre haciendo derramar las babas por toda su pubis peluda, la imagen de la polla de mi padre no era nueva para mí, hasta que cumplí los diez años era costumbre bañarnos juntos en la bañera, claro está que mientras lo hacíamos no la tenía erecta como si era el caso en este momento, a pesar de ello su tamaño apenas había variado en tamaño solamente en dureza.
– Si sigues así vas hacer que me corra en tu boca para un poco que quiero follarte primero, ya después te dejo llegar hasta el final.
La autoridad de mi padre hizo efecto, Carol detuvo en seco su trabajo oral permaneciendo arrodillada a sus pies anhelando el caramelo que le acababan de quitar de la boca.
– Así me gusta, ahora ponte de pie y acércate.- mientras lo decía él hizo lo mismo incorporándose de su asiento y dejando en el suelo su pantalón quedando desnudo de cintura para abajo.
Se respiraba una ardiente tensión sexual, los dos se miraban frente a frente ahora. Fue mi padre quien llevó la iniciativa sujetando la camisa de ella y empezando a subirla poco a poco hasta conseguir sacársela por la cabeza, dejando así su cuerpo a solo un paso de la desnudez. Sus manos ahora bajaron desde el cuello recorriendo el contorno de sus senos, para proceder nuevamente a estrujarlos como había sucedido anteriormente en la cocina y volviendo a fracasar en su intento de abarcarlas por completo entre sus garras. Continuó su camino bajando poco a poco deleitándose primero con las curva de su vientre y más tarde con las de su ancha cadera, al llegar al límite que marcaba el pantalón introdujo un pulgar a cada lado, entre su piel desnuda y el holgado pantalón deportivo que hacía las veces de pijama improvisado, para de un rápido movimiento bajarlo por completo hasta tocar el suelo. Ahora Carol si estaba completamente desnuda y totalmente a merced de lo que mi padre desease hacer con ella a continuación.
– Así estás mucho mejor. Dios, bendita juventud, está todo en su sitio y bien firme.
– Bueno no es lo único firme de esta sala.- respondió mi amiga al mismo tiempo que con una de sus manos meneaba el miembro de mi querido padre.
– Ya veo que te gusta ir bien arregladita. -contestó mi padre, colocando ahora una de sus manos en el completamente depilado sexo de ella.
– Siii, nunca se sabe jejeje.
Fue entonces cuando mi padre fuera de sí por un arrebato de lujuria posó sus manos a la altura de los muslos justo por debajo de los glúteos, luego haciendo fuerza hacia arriba logro impulsarla en el aire, Carol consciente de lo que pretendía consiguió atenazar sus brazos en torno a su cuello y las piernas alrededor de la cintura de él para luego dejarse caer ligeramente hasta sentir el contacto de su húmedo sexo con el de mi padre. El cual liberado ligeramente de la carga de sostener el peso de ella, consiguió usar una de sus manos para dirigir su miembro hasta introducirlo en aquella ardiente cavidad, una vez dentro colocó la mano de nuevo en su sitio y procedió a impulsar a mi amiga en el aire para dejarla caer luego sobre su polla, logrando así penetrarla por completo. Apenas un minuto duraron en esa agotadora postura, que la pasión desbocada había provocado. Tras eso mi padre desfallecido se dejó caer en el sillón con mi amiga todavía encaramada encima suya.
– Bufff que rico estuvo eso, ahora me toca a mí.- dijo Carol
La polla de mi padre permaneció en todo momento dentro de ella, sin salirse ni un solo segundo, aprovechando eso, Carol comenzó entonces a cabalgarla. Su culo subía hasta que el miembro de mi padre estaba a punto de escaparse de dentro suya para luego volverse dejar caer bruscamente chocando así sus nalgas contra los huevos él. Mientras esto sucedía mi padre no desaprovechó la oportunidad de jugar con esos apetitosos pechos que ahora tenía a su plena disposición, las caricias y besos que les daba al comienzo se transformaron conforme el ritmo de ella iba aumentando en apretones y succiones. Los aullidos de placer de mi amiga inundaban el salón, ahora mi padre había comenzado a azotarle los pechos y a morderle los pezones suavemente. Semejante estimulación sumada a la polla que no paraba de entrar y de salir provocó que, incapaz de retenerlo más, ella llegase a un terrible orgasmo que entre convulsiones y espasmos la dejó rendida sobre el pecho de él. Tras unos segundos de descanso Carol llevó su rostro al hombro de mi padre y allí susurrando le dijo algo que yo nunca sabría. Al instante de eso ella se incorporó y se giró, su mirada entonces se cruzó con la mía, me había descubierto.
Sin importarle lo más mínimo se dejó caer de rodillas en el suelo, para ahora sí comer con devoción su rico caramelo hasta hacerlo derretir dentro de su boca.
Continuará…