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Victoria, mi puta personal
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Tiempo de lectura: 7 minutos

Llegué al negocio de Martín unos diez minutos antes de la hora de comer -casi eran las dos de la tarde- nunca me ha gustado llegar tarde a mis compromisos y hoy tenía una cita con él a la una en punto, el tráfico sin embargo jugó en mi contra y por más que quise no pude llegar a tiempo. Estacioné en el primer lugar que encontré y a toda prisa me dirigí al local, ya con la resignación del negocio perdido, pero de todos modos fui para ver si podía rescatar algo. Era una fábrica de ropa que tiene sus oficinas en la parte de atrás después del área donde está la mesa de corte.

Liz, la secretaria me recibió como siempre muy amable diciéndome que don Martín ya se había ido a un compromiso, pero que la señora Victoria me podía atender, solo me anunciaba y en un momento me recibía. Tome asiento fuera de la oficina esperando que me atendiera, la última vez que había estado en ese lugar tuve una erección involuntaria frente de ella, creo que ella lo notó pues no dejaba de mirar furtivamente hacia mis pantalones, sin que supuestamente yo notara que me miraba, desde entonces ya no nos habíamos visto.

Pasaron los minutos y se hicieron las dos de la tarde, la hora en que los empleados salen a comer solo nos quedamos Liz, Victoria y yo, Liz se disculpó y dijo que ella se iba a comer que ahora salía la señora. Ni bien se habían marchado todos los empleados y salió ella de su oficina vestida como casi siempre con pantalones pegados mostrando su rico trasero… ella sabe lo que tiene y lo sabe presumir.

Nos saludamos, ante mi sorpresa no fuimos a la oficina ella quería ir a la mesa de corte para mostrarme una tela que había comprado con un color raro y quería que la viera para mandar pedir los cierres a ese tono, mientras Caminábamos a la mesa le pedía disculpas por el retraso y le trataba de explicar el motivo del retraso ella muy seria no me decía nada, cuando llegamos a mesa me empezó a decir que la tela estaba aquí o allá, en fin ella buscaba la tela agachándose entre rollos de mezclilla y mustang, de forma en que su trasero me quedara a la vista, como mostrando para ver mi reacción, eso me empezó a despertar…

Mi imaginación empezó a caminar imaginando lo que haría con esa mujer si se diera la oportunidad… Cuando menos lo pensé ya estaba tras de ella, con una mano en su cintura pegando mis caderas a su trasero, y con la otra tocando su nalga, le dije al oído;

—Victoria que ganas tengo de convertirte en mi puta esta tarde.

Victoria se levantó muy de prisa, tal parecía que mis palabras la ofendieron en su ego de mujer casada, decente, giró su cara para enfrentarme sus ojos no tenían coraje, salía fuego por ellos, unas ganas de poseerla ahí mismo me tomaron en cuanto vieron ese rostro dispuesto a pasarla bien, yo la solté de inmediato dándole la vuelta la tome de nuevo por la cintura mientras me pegaba aún más a ella.

—Victoria creo que la vamos a pasar muy bien aquí entre tus telas. Te daré un trato como no se lo he dado ninguna otra clienta, hoy dejaras de ser la señora Victoria, hoy te convertirás en mi puta, mi puta Vicky así te llamaré de aquí en adelante.

Su rostro era un poema, los colores le iban y venían pero no se negó en absoluto, di unos pasos para atrás hasta llegar a la pared ella me siguió mirando mi entrepierna.

—sabes desde el día que note tu erección bajo ese pantalón no he dejado de imaginarte, a veces mientras mi marido me folla imagino que eres tú quien lo haces, si hoy seré tu puta. –dijo mientras sonreía– así que espero sepas tratarme como tal, porque esto no se volverá a repetir…

Me siguió hasta la pared en donde me recargue, se plantó frente a mí y su mano fue hacia mis pantalones buscó por encima del pantalón y acarició mi miembro por encima de la ropa.

— Ya verás que se cómo tratar a una dama y convertirla en mi puta las veces que yo quiera, es más hasta sé que de ahora en adelante ya tu marido no será quien haga los pedidos de mercancías, por lo pronto acaricia y enséñame lo que sabes hacer.

Su mano experta le gustaba tener el mando desabrochó mi fajo y desabotono mi pantalón mientras me miraba directo a los ojos, –para ese entonces mi mente viajaba por su cuerpo, recorriéndolo con la mirada, mis pensamientos iban un paso adelante y ya la habían desnudado lentamente–. Su mano dio un último apretón a mi miembro antes de bajar el cierre, cuando lo hizo tomó con sus manos la orilla de mis pantalones junto con los bóxer y de una sola vez los bajo ambos, libero mi creciente erección que gustosa recibía su buen trato.

La tome del cuello olí su cabello y lentamente me acerque a ella, casi en un susurro le dije al oído.

—híncate para mí, perra –no sé si fueron mis labios rozando su lóbulo o el tono de mi voz lo que provocó que su piel se erizara, de cualquier forma sabía que era mía.

Mientras ella bajaba hasta quedar de rodillas frente a mí subió sus manos hasta el pene y término de endurecerlo antes de dar la primer lamida –ver el rostro de mi puta desde ese ángulo siempre me ha gustado, es un momento único, cuando antes de dar la primer mamada voltean para ver mi rostro y saber que me darán placer–, desde abajo su lengua fue subiendo recorriendo todo el tronco… sus manos se aferraban en mis nalgas, me deje llevar y entregue mi placer a su boca, mmmm que bien lo hacía, de verdad que Martín debería estar muy contento con ella. Una de sus manos volvió al frente, tomaba la base de mi falo y daba un jalón hacia arriba al tiempo que su boca bajaba por el tronco encontrándose a medio camino quería probar mi esencia, quería llevar mi sabor en ella –pronto lo obtendría–, luego quitaba la mano y tragaba todo mi miembro, su mano bajaba hasta los testículos dando pequeños apretones en ellos. Las ansias invadieron mi cuerpo y una necesidad se apoderó de mí, mis manos tomaron el ritmo, puse una mano a cada lado de su cabeza, y, empecé a jalar de ella haciendo que subiera y bajara a la velocidad que me apetecía, dejándola con toda mi erección dentro de su boca… sintiendo sus arcadas, dándole un poco de aire cuando sus ojos me decían que ya no podía aguantar, apenas jalaba un poco de el y le volvía a follar la boca, repitiendo esto todo lo que quise, la levanté y empecé a quitar sus ropas, mientras besaba su boca sintiendo mi sabor en ella, mi mano desabrochaba su brasier, ella levantó sus manos para poder sacar su playera por sobre su cabeza un par de pechos hermosos, firmes, tersos, sus pezones oscuros quedaron ante mí, los tome con mi boca sin remedio, con la mayor calma del mundo me los comí, los disfrute, disfrute de ellos como un niño que disfruta de un dulce… su pantalón no me di cuenta a qué hora cayó al piso, solo sé que cuando desocupe mi boca de sus pechos ella tenía los pantalones junto con sus bragas, enrollados en sus tobillos…

—¿ya tienes prisa porque te folle?

Vicki, ¿ya tus labios palpitan por mí? Espera!!! Todavía te voy a disfrutar un poco más.

La tomé en mis brazos y la senté en la mesa de corte, abrí sus piernas para poder verla… di unos pasos para atrás, un lindo y depilado coño estaba ante mi, ansioso, con ganas, su miel ya empezaba a derramarse, unos finos hilos transparentes invadía sus labios… la recosté entre las telas recién cortadas, me hinque frente a ella… bese su sexo, saboree su sabor, acerque mi nariz para aspirar el aroma antes que mi lengua empezara a lamer, si en sus pechos lo hice con calma, ahí, ahí me entretuve el doble, Lamí lentamente su raja, subía mi lengua por cada parte de sus labios hasta alcanzar su clítoris, lo tome prisionero con mis labios, jale de el, apreté de el hasta lograr lo que buscaba… su espalda se arqueo sin que ella pudiera evitarlo, justo cuando ella gritaba, sentí la presencia de alguien, no me importó que nos vieran seguí chupando de su clítoris, un segundo orgasmo la tomo sin aviso sus manos se aferraron en mi pelo ahora ella marcaba mi ritmo y quería más, ella quería más, esto apenas era el comienzo, acelere mis movimientos, mientras ella le hacía señas a quien nos observaba, su mano le invitaba a sumarse a la reunión, sentí sus pasos aproximarse llegaron hasta mí, paro justo detrás mío y sus ropas cayeron junto a mi cuerpo, sentí una mano sobre mi espalda, como iba recorriendo mi piel, se agacho junto a mi y desde atrás su mano empezó a subir y bajar por mi falo, Victoria terminaba de nuevo y sus piernas se cerraron en mi cuello ahora era yo quien no podía respirar bien, sus caderas tomaron el ritmo, soltó mi cabeza, voltee para ver quien me masturbaba, Liz estaba ahí detrás mío aferrada a mi falo, se lo ofrecí a su boca le dio unas cuantas mamadas antes que Victoria me reclamara para ella, se volvió a tumbar en las telas, ayude a Liz, subiéndose en la mesa, rápidamente fue a sentarse sobre la cara de Victoria las observe un poco, como con su lengua exploraba la raja de Liz, mientras ella de rodillas disfrutaba y se dejaba querer. Liz me miraba todo el tiempo y vi como su cara se transformó al placer, esa mujer de cara de ángel pronto me dejó ver su rostro de lujuria y la verdad es que es hermoso.

Mire a Victoria tumbada en la mesa con las piernas sobre el borde dobladas, con Liz en su rostro y su sexo expuesto…

La tomé por los tobillos y los levanté hasta ponerlos en mis hombros, con gran un deseo guíe mi pelvis a la suya, las alinee en el lugar preciso y empuje dentro de ella, ambas lo sintieron, las dos gimieron, tal vez Victoria al sentir cómo la iba partiendo lentamente, de a poco, me gusta sentir como se va abriendo, tal vez ella intensificó sus movimientos en Liz, escucharlas a las dos al mismo tiempo me resultó…

Espectacular, algo que supera mis más locos sueños, entre y salí de ella, esta vez la tome con furia, una vez tras otra, una cascada de emociones me embargo, Liz se inclinó hacia mí, nos besamos mientras Victoria le seguía explorando con su lengua, le provocó un nuevo orgasmo, sus dientes mordieron mis labios al momento del éxtasis, arrancarle un orgasmo a Victoria me hizo sudar, pensé que tal vez no lo lograría a tiempo…

Logre sentir sus temblores, sus piernas se apretaron nuevamente en mi cuello, era una mujer llena de sorpresas, seguí penetrando y ella siguió temblando para mí, un temblor tras otro, deje de contar cuántos llevaba… una vez llegado el primer orgasmo se siguió con una cadena de ellos.

Era insaciable, es única,

Liz se daba sentones en el rostro de Victoria, como si quisiera que la follara con el rostro, lo restregaba y volvía conmigo para seguir besándonos. Salí de ella y jale a Liz claro que también la follaría la recosté boca abajo encima de Vicky ellas quedaron frente a frente, sus vaginas quedaron una sobre otra, mis manos tomaron las nalgas de Liz y las abrieron, esto iba a ser rápido ya no iba a poder aguantar mucho más, con una mano tome mi verga y la lleve a su caliente coño, me clavé en ella fuerte, sin piedad, su estrecho y joven coño me recibió encantado mis testículos pegaban entre las dos mujeres que estaban acostadas las manos de Victoria tomaron mis piernas buscaban aferrarse a mi trasero, Liz puso sus manos en la mesa no llegó a terminar salí de ella cuando sentí que no podía aguantar más la gire en la mesa ambas bajaron a mi señal, un par de perras a mis pies… abrieron la boca mientras cerraban los ojos, puse mi falo en la boca de Liz y le di mi primer chorro luego lo dirigí a Vicky y ambas recibieron gustosas mi caliente esperma…

Terminamos de vestirnos justo a tiempo. Los demás empleados comenzaban a regresar de su comida.

Cuando llegué a la oficina era la señora Victoria quien me recibía, ahora que me voy es mi Vicky mi puta quien me despide con una sonrisa.

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