Un sábado como cualquier otro me encontraba caminando por una de las calles más concurridas de esta ciudad. Iba distraída entre la gente casi todos con cara seria como si estuvieran de mal humor, iba distraída pensando en las tareas que aún tenía que hacer de pronto en la distancia lo vi, un rostro conocido se distinguía entre tantos otros rostros, entre esa multitud de gente.
Eras tú… tanto tiempo sin vernos, tantos años desde la última vez y terminamos encontrándonos en medio de una calle abarrotada de desconocidos, en una calle donde comúnmente camino absorta en mis pensamientos. Vas como la mayoría sin mirar a ningún lado con la vista puesta en tu móvil, por alguna extraña razón levantas la vista a unos pocos metros de mí, te sorprendes de verme ahí, veo como tu cara se ilumina, dejas a un lado el móvil y con tu típica sonrisa te diriges hacia donde estoy parada mirándote.
Nos fundimos en un abrazo, y, por un momento los años sin verte desaparecen – temo que lo hagas entre tanta gente, no más bien casi deseo que me des ese agarrón de nalga que siempre me dabas al saludar-me siento en casa aun en medio de la calle, tu olor, me recuerda los momentos en tus brazos. Me invitas un café en cuanto nos soltamos, hay varios cerca, caminamos hasta uno que tú escoges, es un lugar bonito en el medio del caos de la ciudad.
Yo estaba tan emocionada, y parecía que tú también lo estabas, no somos buenos para disimular…
El tiempo pasa deprisa cuando estamos con quien nos alegra el día, rápido los minutos se convierten en algunas horas, platicamos y reímos mientras recordábamos viejas aventuras juntos. Me cuentas emocionado el nuevo proyecto que tienes entre manos. Te miro a través de las palabras, no te detienes, no paras de hablar, yo te escucho, observo el movimiento de tus labios, esos labios que tan buenos recuerdo me traen, el ir y venir de tu mirada de tus manos a mi rostro, no me fijas la mirada como si tuvieras miedo de algo, es raro nunca has sido cobarde, pero parece que hoy tienes miedo delatarte, supongo que es eso. Tus pupilas se dilatan cuando te das cuenta como te miro, la forma en que mis ojos te ven, la forma en que mis dedos juegan involuntariamente con mi pelo, siento como el corazón me palpita mas rápido, y espero que el tuyo este igual al mío, estoy impaciente y emocionada por ver que sigue, a donde nos llevará este café, los cafés pueden ser muy entretenidos si estas con la persona correcta. De pronto dejo de escucharte, mi mente vuela, viaja rápido pensando en que podríamos estar en otro lugar, haciendo otras cosas…
Parece que lees mi mente, siempre me ha parecido eso, te das cuenta y sonriendo pides la cuenta, me lo propones, por fin lo haces, por un momento creí que no lo harías. Pasas una mano por mis hombros y es inevitable sentir una descarga eléctrica recorrer mi columna…siempre has provocado eso en mí mi cuerpo se emociona empiezo a humedecer.
Nos dirigimos al motel más cercano, entre risas cómplices entramos al lugar, apenas cruzar la puerta las ganas contenidas de ambos salen a flote, siento como me empujas contra la pared, estoy atrapada entre tú y la barda, por detrás siento lo frío de la pintura y por enfrente tu calidez, tus caricias empiezan por mi cara, la tomas entre tus manos y siento como me van reconociendo, acaricias mi cabello, te acercas para besarme, están ya tan cerca que siento tu respiración en mi rostro, provocando que mis entrañas se humedezcan con ese simple movimiento, siempre has sabido cómo hacer que me moje. Cierro los ojos al tiempo que besas mi boca, le siguen los ojos, la nariz, las mejillas, bajas por mi cuello y ahí en ese lugar que siempre ha sido mi debilidad siento que las piernas me fallan, aun no me has tocado mi intimidad y yo ya estoy a punto de explotar, me sigues besando más apasionadamente esa zona, yo me remuevo intranquila contra la pared… tus manos empiezan a desabotonar mi blusa, y, yo como puedo dirijo mis manos a los botones de tu camisa, con todas mis fuerzas jalo y abro tu camisa a la fuerza… eso parece que te excita más y siento tu dureza pegada a mi vientre, me entran unas ganas locas de liberar tu erección, pero tus besos en mis pechos los disfruto tanto que espero un poco más, siento como tus manos van hacia mi falda y la enroscas hasta mi cintura, la deja ahí de adorno, tus manos van a mi trasero, las metes por debajo de las bragas, lo aprietas contra ti, lo nalgueas como antes lo hacías, y gozo, gozo al sentir tus manos sobre mi piel, eres dueño de la situación, dueño de mis deseos, dueño de mis ganas, dueño de mis perversiones desconocidas antes de ti, dueño de mí…
Intento abrir tu pantalón, sonríes mientras me miras, tus manos siguen en mi trasero cuando abro y bajo tus pantalones jalo al mismo tiempo tus bóxer y ahí está tu erección por fin frente a mí, brincando por el movimiento del bóxer, lo tomo con mis manos, lo jalo y mi mano sube y bajo por el mientras tu cierras los ojos y te dejas llevar, veo como una gota de un líquido transparente, que tantas veces antes he disfrutado sale de tu pene, mis labios van en su encuentro, ansío tener tu sabor en mi boca, estoy sedienta de ti, con la punta de la lengua lo tomo, es salado, es tuyo, es único, lo saboreo antes de subir a la altura de tus labios y te como a besos, cuando el aire nos falta nos separamos aprovecho ese respiro y logró quitar el resto de tu ropa, siento como tus brazos me levantan y me montas sobre tu cintura, estoy tan mojada que fácilmente entras hasta el fondo de mi en un solo movimiento, no puedo contener un suspiro, ese leve gemido que provocas cada que entras en mí, siento como ese pedazo duro de carne se abre paso en mi interior, como ese trozo de carne caliente saca la puta que llevo dentro, nadie me hace sentir como tú, nadie a logrado que me sienta así como cuando estoy contigo, soy tuya a pesar del tiempo y las distancias sigo siendo tuya, tu puta…
—ahh que rico, de verdad que te extrañaba –te digo al oído mientras comienzas a mover mis caderas a tu ritmo.
Mmmmm delicioso.
Tengo el deseo a flor de piel, estoy tan sensible, y ese vaivén que tienes es delicioso pronto alcanzó mi primer orgasmo, tu dorso desnudo roza mis pezones.
—¿me sientes? ¿Sientes mi calor?
—si, siento toda tu humedad, siento tu aroma, el aroma del deseo, hoy vuelves a ser mi puta!
Sus palabras resuenan en mi cabeza, desatando con ellas solas un nuevo orgasmo, mientras me sigue penetrando, mientras mis uñas se clavan en su espalda. Eso lo prende y aumenta el ritmo.
—te gusta? –pregunte.
—si, la verdad lo deseaba desde hace tiempo.
Su rostro tiene el deseo impreso, su cara siempre se transforma mientras me toma, cada que me hace suya sus facciones cambian, cada que me dice puta sus ojos brillan, eso provoca que se me acelere el pulso, el ritmo cardíaco y me moja, me moja saberme deseada, sentir que le pertenezco.
Escuchó su voz vibrar y le tomó del cabello, acarició su cabeza y jalo de su pelo al llegar otro gran orgasmo…
Siento como sales de mi, me bajas al suelo de forma delicada, me volteas y comienzas a trenzar mi pelo como en anteriores ocasiones, ya se que sigue lo quiero, me calienta al pensarlo.
—ahhh que vas a hacer?
No contestas, simplemente me embistes, y me llevas a la cama con una fuerza… contigo dentro…
La mitad de mi cuerpo cae en la cama, mis pies están en el piso, acaricias mi espalda, la lames, con la intensidad de la penetración caigo en una cascada de orgasmos, es una delicia, nunca has perdido ese toque, no has olvidado, jalas mi trenza, siento como mi espalda se arquea ante el fuerte jalón, me levantas tocas mi humedad, dices al oído
—me gusta como disfrutas perra.
Su voz, la forma en que me habla, provocan reacciones en mi cuerpo que ni yo conocía, me miras y vuelves a penetrarme. Me haces gemir… gritar de placer, mi voz sale sin apenas pensarlo
—Nalguéame –te grito casi en una suplica
Puedo verte sonreír –eso me excita– tomas mis nalgas y las aprietas, tu mano cae con fuerza sobre mi culo, lo escose, siento ese ardor, ese hormigueo que provocan tus golpes –siempre te a gustado ese color en mi piel- cuando el castigo acaba cierras mis piernas, me pones de lado, luego tomas una de mis piernas la besas y después la levantas, te metes en medio, así, con mi vagina en esa posición llegas profundo, muy profundo, me corro de nuevo.
—que delicia!!!
Te gusta ver mi rostro, la manera como mis mejillas se sonrojan y la manera en que mis músculos faciales cambian al llegar los orgasmos, estas extasiado, lo veo en tu mirada, satisfecho de hacer gozar de esa manera a tu mujer.
Siento como te pones más duro, como tus manos se aferran fuerte a mis tobillos, como esos chorros de leche caliente salen de ti e inundan mi interior, siento como esas convulsiones me provocan placer…
Sales de mi y te recuestas a mi lado, tomas mi cabeza y firmemente la diriges hacia tu pene, lo lamo, chupo cada gota, cada resto que hay en él, tu miembro vuelve a endurecerse debido a mi lengua, juego con él, lo lamo despacio constante, mis manos van hasta tus bolas, chupo sigo jugando con mi lengua, rodeo el miembro con ella, lo lamo, lo meto en mi boca y succiono, casi puedo sentir como te vas a correr, pero me detengo, me volteo para que tu lengua también juegue en mi, para que hagas lo mismo que yo hago, y asi los dos empezamos el juego de lamer, pata ver quien hace que el otro se corra primero, me ganas fácilmente logras que tu lengua me arranque un nuevo orgasmo, sabes lo que haces, me conoces bien…
Sigo chupando hasta que vuelves a estar a punto.
—Dame tu leche
Abro mi boca y siento como diriges tu miembro a mi rostro, lo pegas en mi mentón y te masturbas en mi cara…
Siento como tu semen caliente me cae en mi boca toda tu esencia la dejas ahí, me chorrea un poco y la saboreo, lamo todo.
Me tomas y recuestas en tu regazo, acaricias mi espalda con una mano y con la otra, acaricias mi rostro, tu mirada es la de alguien satisfecho, mis piernas me tiemblan, estoy dolorida de tanto placer.
Valió la pena la espera.