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Verano en casa de los primos (2): Sumisa de dos hombres
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Tiempo de lectura: 6 minutos

Aún sentía el culo destrozado, como es lógico, pues era la primera vez que me penetraban por atrás. Además, hacia cinco meses desde que había tenido sexo con alguien y mi coño también estaba dolorido después de la brutal follada de mi primo, el que consideraba educado. También lo había hecho con mi tío, la persona a la que más odio, y lo peor de todo es que había disfrutado… Bueno, la verdad es que también lo obedecí por miedo a que les enseñara la grabación a mis padres.

¿Qué pensarían si me vieran follando y disfrutando como una loca? Creo que me echarían de casa y con lo estúpido que es mi tío, el vídeo se haría viral… No podía permitir manchar mi nombre, soy Lina, una chica responsable, estudiosa, tímida y virgen, o eso pensaban mis padres. De todas formas, solo había tenido relaciones sexuales con un chico, hasta que llegué a casa de mis primos, y ahora lo iba a hacer con dos hombres. Mi tío, que es un pervertido, fue a llamar a mi primo, que se encontraba en el salón y nos había escuchado follar.

Mis pensamientos se volvieron bastante negativos cuando escuché los pasos de mi tío y mi primo, que se acercaban a la habitación. Nunca lo había hecho con dos hombres a la vez y sentía una mezcla de emociones. El miedo y los nervios se apoderaban de mí, no quería hacerlo, no sabía si iba a ser capaz de aguantar a los dos, eran bastante brutos conmigo y me iban a tratar como una perra, aunque eso último me excitaba demasiado, cada vez que me imaginaba la situación, sentía como mis partes íntimas se humedecían, me gustaba la idea de ser utilizada, y mucho más si eran dos hombres.

Cuando llegaron a la puerta estaban desnudos y me quedé embobada mirándolos, o más bien mirando sus pollas firmes, eso me hacía sentir aún más deseada. No me dio tiempo a pronunciar ni una palabra, cuando mi tío me puso la mordaza en la boca.

– Así calladita estás muy guapa, sobrina. Ahora ponte a cuatro patas, vamos a castigar a la perrita -me ordenó mi tío.

Me parecía extraño, pero escuchar sus órdenes me excitaba aún más, aunque sabía que me iban a hacer daño. Mi tío me dejó marcadas su mano de un solo azote.

– Mmmm… -contesté.

Con la mordaza no podía expresar todo lo que me gustaría, me había dolido mucho, sentía como mi culo ardía, aunque eso humedecía mi coño aún más, sentía que con sus manos marcaba su territorio y me hacía suya.

Mi tío pasó la mano por mi culo, acariciándome con suavidad y llegó hasta mi vagina, moviendo sus dedos en círculos y haciéndome disfrutar, me gustaba el contraste que existía entre sus golpes y sus caricias, estaba tan sensible y excitada que se me erizó la piel después de sentir el dulce y reconfortador roce de sus manos…

– Sobrina, pero si estás chorreando. Está bien, te quitaré la mordaza, pero te voy a dar con este cinturón en el culo cada vez que grites, porque veo que eres una chica muy expresiva…

Mi tío me colocó encima de él y me metió la polla de una vez en mi húmeda vagina. Empezó a follarme bastante duro y cuando la metía hasta el fondo se me escapaban fuertes gemidos, pues, aunque sentía algo de dolor, experimentaba una sensación placentera.

– ¡AH! Uhmmm…

– Ya veo como te gusta mi polla, eres una zorra.

Cogió el cinturón del pantalón y me dio con él en el culo.

– ¡Ahhhh! -grité de dolor-.

– ¿Te gusta que te dé en el culo? Eres una chica muy traviesa…

Volvió a golpearme con el cinturón, está vez más fuerte.

– ¡Ahhhh! -grité con más fuerza.

Repitió el golpe en la misma nalga del culo, pero esta vez con fuerza y aumentó el ritmo, follándome violentamente.

– ¡Ahhhh! Por favor, tío, no puedo aguantar más…

– Mi perrita, tienes que aprender.

Esta vez me dio en la otra nalga dejándome el culo completamente rojo. No quería que volviera a hacerlo, dolía demasiado, y además no podría aguantar mucho más sin correrme si seguía follándome con esa intensidad… Decidí evitar gritar y me mordí los labios con fuerza esta vez.

Mientras tanto, me percaté de que mi primo estaba embobado mirándome con ojos de deseo. La verdad es que yo los tenía brillantes, a punto de derramar una lágrima, pues la sensación era bastante intensa… Se notaba que mi primo tenía ganas de follarme, sentía como me estaba comiendo solo con los ojos y fue entonces cuando se acercó y me empezó a besar mientras me pellizcaba los pezones con fuerza.

– Métesela a tu prima por detrás, quiero que sienta cómo es tener dos pollas dentro a la vez -dijo mi tío.

Mi primo tenía la polla mucho más grande que mi tío, y si había costado meter la suya por detrás, no me imaginaba cómo podría ser tener dentro la de mi primo… Ni siquiera utilizó lubricante, me metió la mano dentro de la boca y me dijo que se la chupara. Después metió su polla en mi boca, y fui humedeciéndola con mi saliva. Seguidamente se colocó a mis espaldas y empezó a empujar su polla contra mí, cada vez más fuerte. Con cada empujón la conseguía meter un poco más profundo hasta que la conseguí tener prácticamente dentro de mi culo.

En ese momento me sentía completamente satisfecha, mi tío me estaba follando por delante y mi primo me estaba abriendo el culo. No necesitaba nada más, tener dos pollas dentro de mí era demasiado… Empezaron a aumentar el ritmo y no pude evitar soltar un fuerte gemido.

– ¡Ahh! Me encanta

-¿No has escuchado al tío? Nada de gritar… -dijo mi primo con un tono agresivo.

Mi primo me dio un fuerte azote en una de mis nalgas y mi tío me golpeo con la correa en la otra… Me mordí los labios y evité gritar de nuevo porque ya sabía lo que pasaba cuando no obedecía, aunque la verdad es que me gustaba ser una chica mala porque después del dolor, me follaban como nunca me habían follado, de manera violenta pero muy satisfactoria. Además, evitar gritar era para mí como un reto y me excitaba demasiado la idea de tener algo prohibido porque me daban más ganas aún de hacerlo, pero también me gustaba satisfacer sus órdenes.

Tras el castigo, aumentaron el ritmo y me encontraba en un momento de éxtasis, sabía que pronto me iba a correr porque me empezaron a temblar las piernas…

– ¿No pensarás correrte sin nuestro permiso? -dijo mi primo.

Pero ya era tarde, tras pronunciar esa frase experimenté un fuerte orgasmo y mi vagina empezó a contraerse.

– Oh vaya, veo que lo estás disfrutando más que yo -dijo mi tío.

Y tras pronunciar esas palabras me folló violentamente el coño hasta que empecé a notar varios chorros de líquido que salían de su polla con cada estocada, fue demasiado satisfactorio sentir como su semen caliente se derramaba en mi interior…

Seguidamente, mi tío, con la polla aún firme, me colocó a cuatro patas y me metió su polla en la boca. Sentía que me iba a atragantar, pues nunca me había tragado una polla al completo, pero pronto me fui adaptando y dejé que me follara la boca.

– Así putita, déjala bien limpia. ¿No querrás dejarme la polla llena de tus fluidos? -decía mientras me la dejaba en el fondo atragantándome-.

Mientras tanto, mi primo me empezó a follar el culo de nuevo…

– Tienes el culo muy apretado, Lina -decía mientras me lo agarraba fuerte y me daba un azote.

– ¡Ahh! -grité dolorida.

– He dicho que no grites, ya veo que te gusta que te deje el culo rojo…

Sacó su polla un momento, cogió el cinturón y me golpeó. Sentí como mi vagina ardía dolorida con el golpe del cinturón.

– Espero que no me vuelvan a follar el coño esta noche -pensé mientras mi primo me la volvía a meter en el culo.

Mi tío dejó de follarme la boca y me besó apasionadamente…

– Muy bien Lina, ahora dile a tu primo lo que quieres -me ordenó mi tío.

La verdad es que me sentía demasiado excitada en aquel momento, con mi primo follándome por detrás y mi tío besándome de esa manera. Así que contesté sin pensar demasiado…

– Quiero que mi primo se corra dentro de mí.

Tras escuchar mis palabras mi primo enloqueció y me dejó el culo bastante rojo con sus violentos azotes.

– Así que quieres que me corra dentro, eh perrita.

Sentí como mi culo ardía por fuera y por dentro, con el gran chorro de semen que mi primo derramó en su interior. No podía más, caí rendida en la cama. Mi tío me volvió a besar los labios como despedida…

– Será mejor que nos vayamos a descansar -dijo mi tío mientras salía de la habitación.

Tras escuchar aquellas palabras me sentí más tranquila, así que pensé que sería mejor ir al baño a limpiarme, necesitaba una ducha…

– ¿Vas a ducharte? -dijo mi primo.

– Sí… -pronuncié algo cortada.

– Bien, iré contigo.

Ahora tenía que ducharme con mi primo… Bueno, al menos ya se ha corrido una vez, no creo que se haya quedado con ganas de más.

Cuando entramos en la ducha y encendí el agua cerré los ojos un momento y fue mágico. Mi primo sabía que estaba demasiado cansada y se acercó a mí acariciándome la espalda. Todo en silencio, con los ojos cerrados, como si nada importase, solo pensaba en descansar, disfrutar, sentir el agua recorriendo mi cuerpo, y él, limpiando y acariciando cada parte de mí con sus manos, rozando su cara con la mía, acariciando mi pelo y rozándome los labios, como si tuviéramos todo el tiempo del mundo, nos quedamos así un rato y fue bastante excitante sentir como poco a poco sus labios se mezclaban con los míos y su lengua juguetona se empezaba a introducir buscando la mía tras varios besos lentos.

Después de ese cálido momento, me empujó con intensidad hacia la pared de la ducha mientras me besaba y me acercaba su polla, firme de nuevo. Me empezó a introducir sus dedos en mi húmeda vagina y no tardé ni un instante en soltar un gemido…

– ¡Ahh!

– Nada de gritos -dijo con un tono serio mientras me dejaba sus manos marcadas de nuevo, esta vez en mi muslo…-.

– ¡Ahh!

– ¿Sigues? Te tendré que castigar un poco más…

La verdad es que me encantaba el contraste que había entre sus caricias y sus azotes me parecía demasiado agridulce, era una mezcla de sensaciones demasiado intensa, me gustaba su forma de sentir, de vivir el deseo en cada momento.

Me colocó a cuatro patas contra la pared y me empezó a follar, esta vez el coño. Me mordí los labios, evitando soltar un gemido demasiado fuerte, ya que tampoco quería volver a ver a mi tío esa noche, ya que se había decidido ir a dormir… No eran horas para volver a hacer un trío.

Disminuyó la velocidad y me siguió follando despacito a la vez que me pellizcaba los pezones. Eso me gustaba demasiado, tenía los pezones demasiado sensibles y sentía q iba a tener un orgasmo en ese mismo momento, y eso que los estaba pellizcando con bastante fuerza…

Seguía mordiéndome los labios, apretando fuerte y aguantándome para no volver a correrme. Me empezaron a temblar las piernas y entonces… Mi primo paró y me dejó con la cara de embobada cuando estaba a punto de correrme.

– Ya te has corrido antes, vamos a dejar un poco para mañana, ¿no?

Lo miré diciéndole “quiero un poco más” y él me dio un beso en los labios.

– Que cara más inocente y dulce pones cuando quieres… Bueno, vamos a la cama, ya estás limpita…

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Gracias por su lectura, si tienen alguna duda o sugerencia pueden contactar conmigo en el siguiente correo: [email protected].

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