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Venganza fría
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Tiempo de lectura: 2 minutos

Durante 10 años estuve viviendo con mi pareja. Una morenaza guapísima y muy muy morbosa. La verdad es que el sexo con ella era una auténtica pasada. Pero nada es eterno y la relación empezó a enfriarse. Ella empezó a estar distante y poco receptiva en el sexo. Al final descubrí que me engañaba y todo se rompió. Lo pasé realmente mal pero pasó el tiempo y lo superé.

Durante 5 años no supe nada de ella. Vivimos en una ciudad suficientemente grande para no cruzarnos. Y yo me aleje de los amigos comunes. Cambié de trabajo, fui al gym y debo reconocer que mi éxito con las mujeres aumentó. Eso sí, nunca volví a tener otra relación.

Un día acudï a un club swinger. Me daba morbo la posibilidad de follarme a una tía delante de su marido. Después de un buen rato noté que un tipo de porte elegante se me acercaba. Era algo mayor que yo, con una manera de moverse y expresarse que delataba su alto nivel social y cultural. Al principio pensé que buscaba algo conmigo y amablemente le dije que no me interesaban los tíos. El tipo rio y me dijo que no era eso. Que su mujer me había echado el ojo y si me apetecía acompañarlos a una habitación solos los tres. Accedí.

Al entrar en la habitación no me lo podía creer. Su mujer no era otra que mi ex. Por supuesto no dije nada. Ella tampoco. Después de las presentaciones comenzamos a romper el hielo. Tumbados en la cama, su mujer (mi ex) y yo, comienzos a besar os y desnudarnos. El tipo comenzó a venirse arriba y empezó a insultar a su mujer, a pedirme que me la follara sin piedad.

La mujer actuaba de una manera sumisa, desconocida para mi ya que siempre se había mostrado muy rebelde. La cosa es que empecé a follarmela fuerte. Ella boca arriba con las piernas bien abiertas gritaba mientras yo se la clavaba hasta el útero. Su marido me alentaba a que le diera muy duro. Hasta que en un momento pidió que la enculara. Aquello fue impresionante.

Me salí de ella y la coloqué a cuatro patas. Ella me pedía que le diera por culo. Su marido me ordenaba que se lo reventase. Después de escupirle en el ojete, la agarré por las caderas y le di un puntazo fuerte hasta clavarle la polla entera, hasta los cojones. Dio un grito y se agarró a las sabanas. Su marido no dejaba de insultarla y animarme a que le diera fuerte mientras se pajeaba viéndonos:

-¿Te gusta puta? -le gritaba mientras se movía la polla freneticamente-. Revienta a esta guarra. Rompeme el culo, que le duela.

Mi ex comenzó a pedir más antes de caer sobre la cama y yo sobre ella. Seguí encandila todo lo fuerte que pude. Nota do como con cada puntazo le producia desgarros en el recto.

Estaba siendo una auténtica venganza. A pesar de los gritos de ella no dejaba de pedir que le diera. Por fin me corrí dentro de su culo. Se la dejé bien dentro, oyendola gritar y eyaculé varios chorros de leche caliente dentro de su intestino.

Cuando me incorporé yo estaba cubierto de sudor y ella yacía agotada con el ano palpitante y enrojecido. Su marido se había corrido sobre su propia barriga.

Mientras me vestía no dejé de mirarla a los ojos. Ella lo hacía con una mezcla de deseo y nostalgia. Disimuladamente me lanzó un beso antes de abandonar aquella habitación y dejarlos a los dos solos. Nunca más nos hemos vuelto a ver.

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