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Venga fóllame, uno rápido aquí
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Tiempo de lectura: 8 minutos

Estaba esperando en la puerta del restaurante y como siempre Raúl llegaba tarde, habíamos quedado con su hermano Juanmi y con su novia a los cuales veía aparecer doblando la esquina, ella venía muy guapa, con un vestido muy corto de color rojo con flores estampado, atado a su cuello, una cazadora negra de piel, unos botines negros con algo de tacón y un bolso, la verdad que era una niña muy guapa de esas que se pusiera lo que se pusiera la sentaba bien y Juanmi que voy a decir de Juanmi que había sido mi compañero del alma desde el instituto, relación que continuó en la facultad cuando los dos decidimos hacer la misma carrera y allí fue donde él me presento a su hermano en una de tantas fiestas a las que íbamos.

Juanmi era un chico alto, guapo con el pelo castaño y ojos azules, su cuerpo parecía estar esculpido por los mismos dioses, pectorales y abdominales casi dibujados con pincel, sin un ápice de grasa y unos bíceps bien definidos, Juanmi era un chico culto, educado y encima simpático, la verdad que yo estuve colada por él durante mucho tiempo y él por mí, no lo sé, pero nunca dio ningún paso y la verdad que yo no me atreví a darlo, al final termine con su hermano que era prácticamente un calco de él, tenía una gracia y una simpatía innata que le hacía ser el centro de atención, pero algo si les diferenciaba, Juanmi era más humano, más educado, más caballero.

-Hola, que guapa que estas Lara y Raúl.

Me pregunto Juanmi nada más verme dándome dos besos y la verdad que si, no mentía, sin llegar al nivel de Nieves que era modelo, pero ese día yo estaba especialmente radiante y muy guapa, me había comprado ese vestido precioso que estrenaba ese día, un vestido de manga larga negro con lunares un poco escotado y abotonado hasta la cintura, el vestido caía hasta tapar mis rodillas, unas botas camperas, una cazadora larga y fina de color camel, un gorro del mismo color que la cazadora y un bolso del color de las botas.

-Pues ya ves, tu hermano tarde como siempre así que si queréis vamos pasando.

-¿Pero te ha llamado?

-Tu hermano llamar, desde cuando tiene ese detalle jajaja

-Si tienes razón jajaja

Al cabo de la media hora apareció Raúl algo achispado por haber estado bebiendo con una de sus excusas habituales… un cumpleaños, un ascenso, un embarazo, incluso un despido me llego a decir un día y la mejor su preferida el tráfico, pero tanto Juanmi como yo sabíamos que se habría entretenido con unos amigos tomando las últimas cervezas o lo que yo intuía, pero no me quería creer que habría estado con alguna otra.

Ni un beso, ni un hola, nada de ¡que tal estas cariño!, ¡qué guapa estas mi amor!, nada, Raúl me había ignorado saludando a su hermano y besando la mano de su novia embobado por lo guapa que era, pero a mí nada, me había pedido casarme con él no hacia ni cinco meses y dentro de tres semanas daríamos el sí quiero, pero a mí tan siquiera me miro, la verdad que ya me estaba arrepintiendo de haberle dicho que si, desde hacia más de un año vivíamos juntos y muchas veces le esperaba en casa hasta tarde y cuando llegaba oliendo a perfume y alcohol siempre me contaba la misma historia de unas copas con los compañeros del trabajo o cualquiera de las otras excusas que ya mencione y yo como una tonta siempre le creía, pero cada vez menos.

-Me podéis perdonar, necesito ir al baño. –Visiblemente afectada me levanté y me fui al baño para no llorar y gritarle allí mismo.

-Joder tía ya estas, pero no tardes que tengo hambre. –Fue la contestación de Raúl.

El baño de chicas estaba vació, me mire al espejo retocándome los ojos, secándome con un pañuelo las lágrimas que aparecían al poco de marcharme de la mesas, entre en uno de los servicios y cerré la puerta por dentro cuando sentí como alguien entraba y llamaba a mi puerta.

-Está ocupado

-Lara soy yo, Juanmi

-¿Juanmi?, te has equivocado de baño.

-No, no me he equivocado, ¿estás bien?

-No, no estoy bien joder, como voy a estar bien.

-Déjame entrar Lara.

-Estás tonto, pero como te voy a dejar entrar.

-Lara, déjame entrar por favor.

Fue una mala decisión abrirle la puerta, al principio me hablaba intentándome consolar, me hablaba bien de su hermano y de que ya sabía cómo era, que no le hiciera caso, que ya sabía lo mucho que me quería y que no me disgustase, pero sus manos iban acariciando mis mejillas con suavidad quitándome las lágrimas de la cara, retirándome el pelo y entonces se acercó y me beso, fue como una explosión de placer sobre mis labios, como electricidad atravesando todo mi cuerpo poniéndome el bello de punta, le mire a esos ojos azules y observaba en ellos pasión, pero también arrepentimiento, Juanmi se separaba de mi despacio al no decirle yo nada y quedarme embobada allí mirándole fijamente.

-No, Juanmi no te vayas. – Le dije cuando estaba abriendo la puerta para irse.

-No te vayas ahora por favor, quédate un rato más conmigo.

En ese momento mis brazos le abrazaban el cuellos con suavidad y cariño, mis labios ardiendo de pasión buscaban los suyos por segunda vez, oí como Juanmi antes de abrazarme cerraba el pestillo de la puerta del servicio y nos fundimos en un beso donde nuestras lenguas tomaron protagonismo, los besos y abrazos suaves al principio hasta que pasamos a la pura pasión donde él me empotraba contra la pared y meneando su cadera me hacía sentir sobre mi vulva su pene erguido, duro y grande por debajo de sus pantalones, sus manos apretaban mis senos desabrochando los botones de mi vestido y subiendo mi sujetador hacia arriba para meter su boca en mi pezón.

La pasión se palpaba en el ambiente de aquel cubículo tan pequeño, ni una palabra salió de nuestros labios no hacía falta, ya que hablaban nuestros besos y caricias, mis manos buscaron su cinturón y los botones de su pantalón a la vez que él me subía el vestido metiendo su mano por debajo de mis bragas y yo hacía lo propio con él sacando y acariciando con mis manos su pene, no lo había visto, pero la sensación de tenerlo entre mis dedos era maravillosa, un pene suave, con el glande por fuera, largo y duro, no me atrevería a decir su tamaño, pero era de los que están fuera de la media.

Juanmi seguía profundizando por debajo de mi bragas, empezaba a sentirme húmeda y mojada, mi clítoris había sido asaltado por sus dedos que hacían círculos sobre él como en un rodeo, los jadeos empezaban a ser evidentes y sin llegar a sentarme me agache para lamer su pene, sentir la suavidad de su carne en mi boca, saborear aquel pene con el que tanto soñé en nuestra etapa universitaria, duro y grande tan grande que cuando la intente meter en mi boca casi no entraba, llegando a meterse hasta la garganta tocándome la campanilla, mis manos acompasaban los movimientos de mi cabeza con la dulzura música de sus gemidos.

Me levante y lo empuje un poco haciéndole sentar en la taza del servicio, Juanmi me miraba y me levantaba la falda, me sentaba encima de él a horcajadas meneando mi cadera acercándome y alejándome de él con su pene sobre mi tripa.

-Lara, no podemos.

-Si podemos, tú empezaste esto.

-Lara esta mi hermano y mi novia esperando.

-Pues habrá que darse prisa no, venga fóllame, uno rápido, quiero sentirte dentro de mí.

-Lara, de verdad que no mmm.

Fue ese momento en que me levante un poco separando la tela de mis bragas y con su glande sobre la entrada de mi vagina fui sentándome despacio hasta estar sentada por completo con su pene dentro de mí, haciéndole gemir de la sorpresa, haciéndome gemir del placer y que mi cabeza se echara hacia atrás cerrando los ojos.

-Ssshh, fóllame Juanmi, fóllame, ¡Aahh!, así, así, métemela bien.

-Notas como entra y mmm como sale Lara.

-Si, la noto…la noto, ¡aahh!, la noto.

-Tanto tiempo he espera…dooo este momento mmm

-¡Aahh!, yo también Juanmi, lo he de… deseado toda la vida.

-Pero nunca dijiste nada Lara ¡aahh!

-Mmm ¡aahh!, eres tonto, pero sigue, sigue…así fóllame, así…

Juanmi y yo nos besábamos mientras follábamos en aquel servicio a pocos metros de mi prometido y su novia, nuestros movimientos suaves, subiendo mi cuerpo hacia arriba y bajando con suavidad, metiendo y sacando su pene de mi vagina, abrazándonos y besándonos cuando oímos entrar un par de chicas al servicio, las oíamos hablar de moda intentando entrar en el servicio, pero al estar cerrado probaron en el otro, yo seguí montando a Juanmi sin descanso pequeños gemidos reprimidos por mí intentaban salir al exterior, su pene se clavaba como una lanzas en mi cuerpo, penetrando muy profundamente, las chicas salían del servicio, se miraban al espejo y entonces oímos la voz de Nieves preguntar por mí detrás de la puerta.

-Lara, estás bien, te puedo ayudar.

-No, no, estoy bien Nieves, ya… mmm ya salgo.

-Estoy un poco… mmm indispuesta pero ya salgo.

-Vale, pero si necesitas algo dímelo.

Por fin cerraba la puerta y una vez más nos quedábamos solos, el pene de Juanmi en ningún momento dejo de entrar y salir de mi vagina, con las dos manos en mi boca tuve que sortear las preguntas de Nieves entre gemidos cuando la sentía entrar, fue una situación demasiado morbosa estar hablando con ella mientras me follaba su chico y ahora estaba totalmente desatada, subía y bajaba mi cuerpo sobre el más fuerte y a más velocidad, Juanmi me ayudaba con sus manos sobre mis caderas, moviéndome adelante y atrás con fuerza, la sentía tan dentro, la notaba llenándome tanto mi vagina que mis manos nuevamente se tuvieron que dirigir a mis boca para acallar los gemidos de placer cuando su pene estallo en chorros de su semen recorriendo mi vagina a la vez que experimentaba un delicioso orgasmo llenando mi vagina de flujo.

Los gemidos habían cesado, no así los besos porque ambos nos seguíamos comiendo a besos, notaba como su pene todavía dentro de mí se iba haciendo más pequeño, como su semen salía de mi vagina junto a mi flujo y como entre los dos mojaban mis bragas, con un poco de papel me limpie, me levante colocándome las bragas y mi sujetador en su sitio y sentí humedecerse mis bragas una vez más, pero esta vez de los fluidos que seguían saliendo de mi rajita empapado mis bragas.

Salía del servicio abrochándome el vestido, lo planchaba con las manos y esperaba a que Juanmi se terminara de arreglar mirándome al espejo, arreglando mi pelo, Juanmi estaba detrás de mí mirándome y como un león se abalanzó contra su presa abrazándome nuevamente, sujetando mis pechos con fuerza con sus manos y besándome el cuello una vez más, una explosión de placer nuevamente cayó sobre mí, un deseo irrefrenable de que volviera a follar allí mismos, sin el amparo de una puerta cerrada, expuestos a que en cualquier momento entrara alguien.

Sus labios no paraban de morder mi cuello y sus manos se habían internado por debajo de mi falda bajándome las bragas esta vez hasta las rodillas, abriéndome un poco de piernas, flexiono las suyas y colocando su polla en la entrada de mi vagina empezó a metérmela una vez más, sintiendo el deseo, el placer de tenerla dentro empecé a gemir desde un principio, apretando mis nalgas hacia abajo para ir a su encuentro, Juanmi con sus manos en mis pechos nuevamente apretaba con su pelvis con cada empujón y hundía su pene en mi vagina, estaba muy húmeda, demasiado mojada y su polla se deslizaba dentro de mí haciéndome ver sobre el espejo mi cara desencajada por el placer al sentirle entrar.

Le veía reflejado sobre el espejo mirándome, mirando mi trasero, viendo como su pene entraba y salía de mi coño, como cada vez que se acercaba empujándola chapoteaba nuestros sexos, una música de placer, de gritos que acallaba con mis manos, hasta que fue inevitable un grito alto saliera de mí cuando empecé a mojar el suelo, manchándole los pantalones y los bóxer a Juanmi, era mi final, mi gran final, un orgasmo maravilloso acababa de asomar y salir de mí envolviendo su polla de mis flujos.

Estaba a punto, él también estaba a punto y cogiendo cada vez más velocidad me la iba metiendo con más fuerza, con sus manos en mis caderas me movía como a una muñeca y la expresión de su cara lo decía todo, sentí como a gran velocidad se corría dentro de mí, como me llenaba entera con su polla dejándola muy dentro de mí y salpicándome con chorros de su semen, ahora sí que los dos aviamos terminado, después de los gemidos y gritos, después de dejar en el servicio el dulce aroma de nuestros sexo explotando, del charco que deje en el suelo de mi flujo, los dos ya arreglados una vez más nos besábamos y salíamos del baño.

-Deja que salga yo primero Juanmi, luego sales tú.

-De acuerdo.

-Lara, espera. –Juanmi me cogía del brazo.

-Dime.

-Te quiero Lara. -Según me soltó aquella bomba me cogía nuevamente entre sus brazos y me volvía a besar.

Ya en la cena hablamos de todo un poco, Raúl me regañaba por haber tardado tanto, Juanmi puso la excusa de que le llamaron y era una conversación urgente del trabajo, Nieves me preguntaba si estaba nerviosa por la boda, el traje de novia, en fin cosas de chicas y los hermanos a las suyas salvo cuando les interesaba algo de nuestra conversación, pero entre unas y otras sin llamar la atención las miradas entre Juanmi y yo se multiplicaban, sentía mis bragas con su semen, sentía mi vagina vibrar todavía con su polla y recordaba lo que me había dicho al final.

Aquella noche al despedirnos con un beso sin que se notara fue en la comisura de mis labios, Raúl ya en casa quiso follar a lo que yo me negué poniéndole una excusa como otra cualquiera, una excusa que las mujeres utilizamos muy a menudo… me dolía la cabeza.

Aquella noche no era la suya, era la de su hermano al que notaba y seguía teniendo dentro de mí, en mi interior, en mis bragas.

__________________

No sé si habrá segunda parte, pero tanto si la hay como si no me tenéis que disculpar un momento, no sé por qué me encuentro muy sensible, quizás porque acabo de pasar esos días y me encuentro pletórica o quizás porque realmente Juanmi, mi protagonista en este relato ha hecho que moje las bragas de forma espectacular, así que me levantaré sin más, me ducharé y me cambiaré de bragas, luego veré si hay segunda parte.

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