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Vamos mamá, hazme una paja
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Tiempo de lectura: 13 minutos

El relato que hoy os ofrezco es especialmente duro, totalmente real, y escrito por su protagonista. Lo encontré en mi misma ciudad, Barcelona, y creo que vale la pena leerlo.

Mi nombre es Eva, y soy una madre soltera de 32 años. Mi hijo tiene ya 18 años, lo tuve con tan sólo 14 años, y su padre nunca lo ha reconocido como tal.

Antes de continuar voy a describirme lo más fielmente posible para que podáis imaginarme tal y como soy. Como ya he dicho tengo 32 años, aunque pasaría por una chica de 20. Lo cierto es que no estoy nada mal, hago unas tres horas de ejercicio al día desde muy joven que me permiten conservar mi figura. Incluso aun hago de modelo de ropa para algunos catálogos. Tengo el pelo rubio y por los hombros, una cara bastante hermosa, y un cuerpo creo que apetecible. Mis medidas son exactamente 93-61-91. Tengo unos pechos más bien grandes, pero duros y nada caídos, totalmente en su sitio. Una cintura delgada y un culo duro y trabajado al igual que mis caderas. La verdad es que trabajo mucho mi físico porque soy presumida, y a veces pienso que el ser guapa me ha llevado todos mis problemas. Siempre he tenido bastantes novios, pero ninguno de éstos me ha durado demasiado tiempo.

Mi hijo Óscar y yo vivimos en una casita a las afueras de Barcelona. La casa no es muy grande, pero tiene un buen patio en el que tenemos un relajante jacuzzi.

La relación con mi hijo siempre había sido de lo más normal, hasta hace algunos meses. Óscar salía por la noche y no volvía hasta la mañana siguiente, iba con unos amigos que de un principio me parecieron malas compañías. Además sé que en sus salidas se gasta mucho dinero y al día siguiente se despierta muy tarde y muy cansado, lo que me hacía sospechar que bebía mucho e incluso que tomaba alguna droga. Hacía ya algunos meses que mi hijo y yo sólo discutíamos, y que él se había convertido grosero y muy pasota, pero no fue hasta principios de éste agosto que noté lo muchísimo que había cambiado, sobre todo en la manera en cómo me miraba.

Una mañana descubrí definitivamente que yo excitaba a mi propio hijo. Estábamos los dos en el patio tomando el sol, estirados cada uno en una tumbona uno al lado del otro. El calor era insoportable. Yo llevaba sólo un fino bikini y él bañador. Al principio nuestra intención era sólo ponernos morenos, o al menos la mía. Pero entonces él hizo algo muy sorprendente…

Llevábamos ya un buen rato cuando Óscar se quitó el bañador, no pude evitar mirar de reojo, tenía una increíble erección, y entonces comenzó a tocarse suavemente su miembro. Se lo acariciaba suavemente y se lo meneaba, pero sin llegar a masturbarse, mientras yo hacía ver que no me había dado cuenta de nada.

Me sorprendía mucho que hiciese eso delante de mí, pero tampoco le di demasiada importancia, ya que siempre he sido bastante liberal, y suponía que mi hijo no se sentía incómodo haciendo eso delante de mí.

Pero de repente él me cogió la mano y la llevó hasta su erecta polla, y entonces empezó a restregar mi mano contra su polla. Yo no sabía cómo reaccionar así que por el momento le dejé hacer. Él siguió restregando mi mano por todo su cada vez más erecto miembro, y entonces empezó a gemir en voz muy baja y me dijo:

—¿Te gusta? vamos mamá hazme una paja.

Yo le dije:

—¿Qué dices? ¿te has vuelto loco? —e hice fuerza para que me soltase la mano, pero él me cogió con más fuerza, siguió restregando mi mano contra su pene e insistió:

—Vamos mamá, sé que te gusta, seguro que no es la primera vez que lo haces.

Yo no podía creer lo que mi hijo hacía, pero finalmente conseguí que me soltara de un fuerte estirón, y rápidamente me metí dentro de casa diciéndole que iba a hacer la comida.

No podía creer lo que había pasado, jamás me habría imaginado que mi hijo hiciese algo así, pero de todos modos tampoco le di mucha importancia, pensé que era cosa de su edad.

Pero él siguió acosándome. El día siguiente por la tarde, yo estaba duchándome, y cuando estaba completamente desnuda y enjabonaba mi cuerpo entró en el baño mi hijo con la excusa de que buscaba una crema de no sé qué… Pude ver como Óscar me miraba de reojo, así que enseguida corrí la cortina de la ducha para que ésta me tapase. Oí como mi hijo buscaba la crema durante unos minutos, en los que seguí duchándome, pero entonces la cortina se corrió y en la ducha entró mi hijo que estaba completamente desnudo y tenía una fuerte erección.

Yo me quedé mirándolo sorprendida, y entonces él se dirigió a mí y me abrazó pegando su cuerpo al mío. Yo me encontraba atrapada entre la pared de la ducha y mi hijo, que se pegaba a mí con fuerza. Notaba su erección pegada a mi vientre, y sus brazos fueron resbalando por mi espalda hasta agarrares fuertemente a mi culo. Yo intenté sacármelo de encima mientras le preguntaba:

—¿Qué haces?

Él me agarraba con fuerza y comenzaba a sobarme el culo mientras que me daba pequeños besos en el cuello, entonces me dijo:

—Vamos mamá deja que me duche contigo, no te hagas la estrecha.

Yo le dije que me soltase y tras unos segundos de forcejeo conseguí sacármelo de encima y salir rápidamente del baño.

La situación con mi hijo empezaba a preocuparme y no sabía cómo evitarla. Los dos días siguientes fueron muy tranquilos, yo ya pensaba que no volvería a tener ningún incidente con Óscar, pero al tercer día él volvió a las andadas.

Óscar se levantó muy tarde ya que esa noche había salido con sus amigos y había vuelto muy tarde. Se levantó a la hora de comer. Yo estaba haciendo la comida, llevaba puesto un ajustado top de tirantes, y unos ajustados pantaloncitos cortos de hacer deporte, (ya que había estado toda la mañana haciendo deporte). Seguí cocinando cuando mi hijo entró en la cocina y se sentó en la mesa donde solemos comer, (ya que la cocina es bastante amplia comemos en ella). Llevaba puesto unos simples calzoncillos donde no pude evitar ver que se marcaba en ellos una fuerte erección, y tenía muy mala cara, como si tuviese una gran resaca. Yo seguí cocinando tranquilamente, sin preguntarle nada porque sabía que estaba de mal humor.

Pero entonces él se levantó, y mientras yo estaba pelando unas patatas vino por detrás y pegó su cuerpo al mío. Me cogió de la cintura y yo seguí pelando las patatas como si nada. En la fina tela de mi pantalón notaba su fuerte erección clavada a mi culo, pero seguí como si nada. Él estaba callado, y entonces fue subiendo sus manos que estaban en mi cintura por todo mi cuerpo hasta llegar a mis pechos. Entonces comenzó a sobármelos lentamente sin decir nada. Yo notaba sus manos toqueteando mis tetas con sólo la fina tela de mi top por el medio, (no llevaba sujetador).

Él siguió sobándome los pechos mientras que yo notaba su polla cada vez más erecta clavada en mi culo con sólo nuestra fina ropa por el medio, pero seguí sin decir nada ante esa incómoda situación. Entonces él introdujo una de sus manos poco a poco por dentro de mi top y comenzó a acariciarme un pecho sin que hubiese ropa por el medio. En ese momento yo le dije:

—¿Pero qué estás haciendo?

Él siguió metiéndome mano mientras me decía:

—¿Notas mi polla lo dura que está? está así por ti mami, compláceme mamá.

Yo entonces como de costumbre hice un movimiento brusco para librarme de él y me fui a dar una vuelta con el coche sin tan solo terminar la comida.

Aquel día volvía por la tarde y no hablamos de lo sucedido, pero yo cada vez estaba más preocupada por la actitud de mi hijo y no sabía qué hacer.

Al día siguiente por la noche tuve otra incómoda situación con mi hijo.

Eran las 12:00 de la noche más o menos, mi hijo y yo estábamos tumbados en el sofá mirando la televisión. Los dos vestíamos como solemos vestir para ir a dormir, él con unos calzoncillos y yo con una camisetita fina y ajustada y unas finas braguitas, (vestíamos así debido también al fuerte calor que hacía).

Llevábamos ya un rato viendo la televisión, y no sé cómo, pero buscando una posición cómoda los dos terminamos mi hijo tumbado en el sofá y yo acomodada encima de él. Mi culo estaba justo encima de su polla, separados tan solo por la fina ropa, pero os aseguro que no lo hice expresamente, incluso al principio no le di ni la más mínima importancia.

Al poco rato, supongo que por el roce, su miembro empezó a ponerse erecto, hasta que se puso tan duro que yo lo notaba clavado en mi culo y me sentía incómoda. Su erección era tan grande que yo casi no podía estar sentada ni encima de él. Pensé que era una reacción normal, que no debía darle importancia, y que la culpa era mía por estar encima de él y por llevar ropa provocativa.

La situación siguió igual, pero no hice nada para evitarlo, simplemente intenté permanecer lo más quieta posible para que el roce de mi cuerpo y el suyo fuera mínimo. Seguimos un rato como si nada, y entonces él colocó una de sus manos encima de mi vientre. Comenzó a acariciarme suavemente el vientre y empezó a bajar lentamente su mano hasta llegar a mi coño. Entonces comenzó a acariciármelo por encima de mis braguitas, cada vez más rápido y más excitado. Yo no quería otra discusión con mi hijo así que por el momento no le dije nada.

Él siguió acariciándome cada vez más excitado, y con su otra mano comenzó a acariciarme los pechos por encima de la camiseta. Notaba como mi hijo me sobaba el coño y también mis pechos, pero aunque la situación me horrorizaba no hacía nada para evitarlo. Él siguió acariciándome y sobándome, entró una de sus manos por dentro de mi camisetita y comenzó a acariciarme los senos sin ropa por el medio. Seguía tocándome el coño por encima de las braguitas y acariciándome y sobándome los pechos por dentro de la camiseta, y yo seguía callada evitando una posible discusión. Cada vez me tocaba más excitado los pechos, y jugaba con mis duros pezones. Yo tenía los pezones muy erguidos y durísimos, pero os aseguro que no estaba disfrutando con aquello y mucho menos estaba excitada.

Mi hijo no conforme aún adentró su otra mano por dentro de mis braguitas y comenzó a acariciarme el coño sin ropa por el medio. Yo ya no sabía qué hacer, y notaba su polla clavada en mi culo a punto de explotar. Él siguió sobándome y acariciando hasta que finalmente al ver que no tenía intención de parar me levanté bruscamente librándome de él, le di las buenas noches como si nada hubiese pasado y me fui a dormir.

Como os cuento la situación iba cada vez a peor, incluso el día siguiente el acoso fue tal que yo incluso sentí miedo de mi propio hijo.

Eran más o menos las 11:00 de la mañana, yo estaba en el patio tomando el sol como casi todas las mañanas. Aprovechando que mi hijo aún dormía yo puse una toalla en el suelo del patio y me tumbé a tomar el sol en topless. Sólo llevaba puesto un finísimo tanga. Llevaba ya un rato tomando el sol cuando salió al patio mi hijo, ya se había despertado, y no solo eso sino que iba completamente desnudo y como era costumbre últimamente tenía una increíble erección. Yo le di los buenos días como si nada, (aún con los pechos descubiertos), pero él sin mediar palabra vino directamente hacia mí y se me echó encima.

Yo me quedé muy sorprendida, y él empezó a besarme y a acariciarme. Notaba su erección encima de mi tanga, y cómo él me besaba en la boca y en el cuello y con sus dos manos me sobaba y acariciaba muy excitado mis pechos. Yo esta vez enseguida intenté sacármelo de encima por la fuerza, pero él pesaba demasiado y me tenía inmovilizada. Yo seguía forcejeando con él mientras éste no paraba de meterme mano hasta que le dije:

—¿Pero qué estás haciendo? ¡Suéltame de una vez!

Él siguió sobándome excitado y me dijo:

—Vamos mamá, se lo has hecho a muchos tíos, es injusto que pueda disfrutar todo el mundo de ti excepto tu propio hijo. —Yo le dije que me dejase en paz, que me soltase pero él seguía sobándome y besándome todo el cuerpo. Me decía:— Vamos mamá no te hagas la estrecha, soy tu hijo.

Siguió sobándome en contra de mi voluntad, hasta que me cogió el tanga con las dos manos e intentó bajármelo. Después de forcejeos consiguió bajarme un poco el tanga, dejando a la vista parte de mi vello púbico, pero entonces conseguí meterle un fuerte rodillazo en las costillas que lo dejó fuera de combate. Aprovechando que estaba en el suelo dolido, me fui rápidamente hasta mi habitación, donde permanecí encerrada hasta el día siguiente.

Esa noche apenas pude dormir pensando en lo sucedido, no podía evitar preguntarme que habría pasado si no hubiese conseguido librarme de él, ¿habría sido capaz de forzarme? Desgraciadamente poco después descubrí la respuesta.

Después de aquello mi hijo y yo estuvimos tres días que casi ni nos hablábamos, pero entonces él me preguntó si podía invitar mañana a tres amigos suyos a que pasasen la noche en casa, y yo pensando que era la ocasión ideal para hacer las paces, le dije que sí podía, aunque no me gustaban nada sus amiguitos.

Sus amigos llegaron por la tarde, y después de cenar yo me puse un fino bikini y me fui al jacuzzi para dejarles la casa entera para ellos. A mí me encantan los baños nocturnos en mi jacuzzi, y el bikini que me puse consistía en un sujetador compuesto por dos diminutos triangulitos de tela unidos por unas finas tiras de ropa y un finísimo tanga.

Llevaba ya un rato bañándome tranquilamente en las calientes aguas del jacuzzi cuando Óscar y sus tres amigos salieron de casa y se dirigieron también hacia el jacuzzi. Los cuatro llevaban sólo un bañador puesto, hacían mucho escándalo y estaban completamente borrachos o incluso diría que colocados. Los cuatro entraron en el amplio jacuzzi conmigo, mientras que yo seguía bañándome plácidamente. Mi hijo se sentó en el bordillo del jacuzzi, no paraba de reírse sólo y tenía los ojos completamente rojos y morados. Sus amigos estaban igual, bañándose conmigo en el jacuzzi sin parar ni un momento de reír y de decir tonterías. Entonces alguno de ellos empezaron a decir estupideces acerca de mí, cosas como:

—Qué buena que está tu madre Óscar, vaya tetas, mira que culo…

Uno incluso me dijo:

—¿Quieres follar conmigo conejita?

Yo realmente tuve miedo, pero pensé que lo mejor era hacer como si nada, además estaban tan colocados que parecían inofensivos. Ellos siguieron diciéndome cosas mientras que mi hijo lo único que hacía era reír sin parar, entonces dos de sus amigos se quitaron el bañador enseñándome su fuerte erección.

—Mira Óscar, tu mamá me la pone dura, Óscar quiero follarme a tu madre.

Ellos siguieron diciendo tonterías, y finalmente el otro chico y mi hijo también se desnudaron. Los cuatro estaban muy excitados además de colocados, y mientras mi hijo seguía sentado en el bordillo del jacuzzi riéndose se acercó a mi uno de ellos, Juan e intentó propasarse conmigo. Se acercó a mí y me abrazó mientras me decía:

—Venga conejita vamos a divertirnos.

Yo intenté sacármelo de encima pero él me agarró fuertemente del culo y comenzó a chuparme el cuello con su asquerosa lengua.

Los otros seguían diciendo tonterías pero finalmente conseguí sacarme a Juan de encima de un fuerte empujón. Ahora lo único que quería yo era salir del jacuzzi e irme de allí, pero enseguida otro de los amigos, Dani me agarró fuertemente del pelo y me bajó la cabeza hasta la altura de su polla. Entonces empezó a restregarme su erecto miembro por mis labios mientras me decía:

—Vamos zorrita hazme una mamada. —Yo me resistía a ello y él cada vez me hacía más daño cogiéndome del pelo.— Vamos mámamela, ey Óscar tu mami no quiere chupármela, jajaja. —No paraba de insistir mientras que los otros reían, me decían obscenidades y animaban a Dani.

Finalmente éste me soltó, yo rápidamente me dirigí hacia fuera del jacuzzi, y cuando estaba a punto de salir ya del agua el tercer amigo, “Willy”, me abrazó por detrás pegando su polla en mi culo. Intenté librarme de él, pero éste me agarraba fuertemente de la cintura. Tenía su cuerpo pegado al mío, y entonces me agarro mis pechos con sus dos manos y comenzó a sobármelos por encima del sostén. Yo no conseguía librarme de él, y este después de jugar un buen rato con mis tetas me agarró el tanga con las dos manos y me lo bajó hasta las rodillas. Entonces comenzó a restregar su dura polla por mi culo y me dijo:

—Vamos zorra ábrete de piernas, que voy a disfrutar.

Finalmente de un fuerte empujón conseguí librarme de él también, me subí rápidamente el tanga y salí del jacuzzi. Cuando me disponía a entrar en casa, (aún estaba en el patio), mi hijo se levantó y vino corriendo hacia mí. Yo no sabía que era lo que quería, pero entonces él me agarró fuerte del pelo, me tiró al suelo y se tiró encima de mí. Yo enseguida intenté sacármelo de encima, pero pesaba demasiado y me tenía inmovilizada. Él enseguida empezó a tocarme y a sobarme a la vez que me besaba y me decía:

—Esta vez sí mamá, no vas a escaparte, yo también tengo derecho.

Yo veía claro que no podría librarme de él así que enseguida comencé a suplicarle que me dejase, pero él no podía parar de sobarme ni un momento, me acariciaba los pechos, el culo, el coño, y estaba realmente excitadísimo. Sus amigos se pusieron cerca de nosotros a mirar como mi hijo me metía mano y empezaron a decir otra vez obscenidades y a insultarme, incluso Dani no pude evitar comenzar a hacer una lenta paja mientras observaba. Mi hijo siguió sobándome hasta que finalmente me arrancó prácticamente la parte de arriba del sostén dejando mis pechos al descubierto. Se oían comentarios como:

—Mira que tetas, fóllate a esa zorra, es una putita.

Él comenzó a acariciarme y chuparme mis descubiertos pechos, mientas que yo seguía suplicando e intentaba contener mis lágrimas. Mis pechos volvían a tener los pezones duros y erguidos, pero os aseguro que no estaba nada excitada. Él me decía:

—Estás buenísima mamá, me pones a 100, yo también quería disfrutar de ti. —El siguió sobándome y tocándome y Dani que seguía masturbándose descargó todo su semen encima de mi cara. Mi hijo seguía jugando y me decía:— Siempre me has excitado, estás buenísima, quiero follarte mamá.

Yo comenzaba a entender que esta vez no iba a detenerse, pero seguía forcejeando con él y suplicando. Entonces él consiguió sacarme el tanga por la fuerza, dejando mi pubis al descubierto. Los otros iban comentando la jugada:

—Mira qué coño, si lo tiene afeitadito por los lados, es una zorra, fóllatela Óscar.

Óscar después de toquetearme y sobarme el coño durante unos minutos me abrió todo lo que pudo las piernas y colocó su polla en la entrada de mi culo. Yo le volví a suplicar que me dejase e intenté con todas mis fuerzas cerrar las piernas, pero no pude. Finalmente él me penetró de un fuerte empujón.

Yo sentí un fuerte dolor debido a su brusquedad, y me sentía muy mal pensando que estaba siendo violada por mi propio hijo. Él empezó a gemir fuertemente, y comenzó a meter y sacar su polla rápidamente de dentro de mí.

—Ahhh, mmm, muévete mamá, ohhh, estás buenísima. —Siguió gimiendo fuertemente a medida que me penetraba y diciéndome obscenidades, pero no tardó mucho en descargar toda su leche caliente dentro de mí.— Ahhhh, ohhhh, ahhhh.

Finalmente salió de encima de mí y se tumbó en el suelo a descansar y disfrutar del orgasmo que aun notaba. Yo sentía un dolor horroroso, mi hijo había sido muy brusco, pensaba que todo había terminado, pero me equivocaba.

Juan se puso encima de mí y al igual que mi hijo empezó a tocarme y sobarme todo el cuerpo, y ya no tenía fuerzas para resistirme. Él decía:

—Es mi turno zorra, yo también quiero follarte. —Siguió sobándome mi dolorido cuerpo durante unos minutos, me sobaba y chupaba mis tetas sin cesar mientras decía:— Tienes unas tetas increíbles, estás demasiado buena para ser madre. —Él siguió sobándome hasta que finalmente me abrió las piernas y al igual que Óscar me penetró violentamente.— Ahhhh, ohhh, ohhhh, muévete puta muévete, mmmm.

Yo sentía un inmenso dolor y solo deseaba que terminase de una vez, pero él parecía estar disfrutando muchísimo. No tardó demasiado en descargar toda su leche dentro de mí, se corrió mientras me agarraba fuertemente mis doloridos pechos.

—Ah, ohhh, mmmm. —Finalmente salió de encima mío, yo estaba muy dolorida, no tenía fuerzas ni para irme.

Entonces se acercó a mi Dani, pensé que también iba a penetrar mi vagina, pero me equivocaba. Me dio la vuelta dejándome boca abajo y se estiró encima de mí. Dani también sobó mi cuerpo unos segundos, pero enseguida colocó su enorme miembro en la entrada de mi culo y me dijo:

—Tienes un culo increíble, voy a follarte por detrás. —Yo no podía creerlo, nunca había tenido sexo anal, pero antes incluso de que pudiese suplicar me penetró de un fuertísimo empujón. —Ahhhh, ahhh, ahhh —El gemía con fuerza a medida que sacaba y metía su polla de dentro de mi culo, y yo también gritaba pero de dolor. Aquello me hizo un daño tremendo, pero Dani parecía estar disfrutando mucho. Siguió penetrándome un rato mientras decía:— Ohhh, ahhh, muévete coneja, vamos, sé que también te gusta conejita. —Finalmente no aguantó más tiempo y descargó toda su leche caliente dentro de mí y me dejó tumbada en el suelo.

Yo estaba cansadísima, y me dolía todo el cuerpo, y como ya temía Willy se me echó encima y también empezó a sobar todo mi cuerpo. Empezó a tocarme y chuparme todo el cuerpo diciéndome:

—Ahora me toca a mí follarte, esto no te pasaría si no estuvieses tan buena. —Al igual que los otros después de jugar conmigo un rato me abrió las piernas y me penetró con gran dureza.— Ahhh, mmmm. —Empezó a sacar y meter su polla de dentro de mí, pero lentamente, sin ninguna prisa.— Voy a follarte despacio para disfrutarte mejor.

Mientras seguía penetrándome Juan se acercó de nuevo, se arrodilló en el suelo y colocó su polla delante de mi boca, entonces me agarró fuertemente del pelo y me dijo que se la mamase. Al principio me resistía pero finalmente accedí, cogí su nuevamente erecta polla y me la metí entera en la boca. Entonces comencé a meterla y sacarla de mi boca cada vez más deprisa mientras él decía:

—Sigue así, chúpamela, siii. —Oía los gemidos de los dos, mientras que Willy seguía penetrándome lentamente. Juan no aguantó demasiado tiempo, y enseguida descargó toda su leche dentro de mi boca. Me agarró más fuerte del pelo y me dijo:— Quiero que te lo tragues todo, no escupas ni una gota.

Yo asustada engullí aquel asqueroso semen todo lo que pude, aunque parte de éste me resbalaba por toda la boca y el cuello. Estaba realmente asqueroso, tenía un sabor mezcla entre dulce y salado.

Ahora lo único que quería era que Willy terminase de una vez para que me dejasen en paz, pero este iba lenta y cuidadosamente para aguantar lo más posible. Entonces Willy consiguió darme la vuelta de manera que yo quedase encima de él, y siguió penetrándome en esta nueva posición. Entonces mi hijo Óscar, se acercó por detrás y me agarró de la cintura.

—Yo también quiero probar tu culo mamá.

Después de decir esto colocó su erecta polla en la entrada de mi culo y me penetró con gran violencia. Me penetraban por delante y por detrás como si de un sándwich sexual se tratase, y la sensación era extrañísima. Willy seguía penetrando mi vagina con bastante suavidad mientras que mi hijo metía y sacaba su polla de mi culo con violencia y rapidez.

—Ohhh, ahhh —Los dos gemían fuerte y yo no pude gemir también.

Aunque estaba muy dolorida y estaba siendo violada aquella situación me hacía sentir una sensación muy extraña que se parecía al placer. Finalmente los dos se corrieron a la vez dentro de mí alcanzando un increíble orgasmo, y tengo que reconocer que yo también tuve uno pequeño.

Después de eso ya me dejaron definitivamente, yo sentía tanto dolor que apenas podía hablar, y además de algunos arañazos y golpes por el cuerpo sentía un profundo dolor vaginal y éste me sangraba.

Tardé dos días en aliviar este dolor, y desde entonces mi hijo y yo ni tan solo hemos hablado.

Hace más o menos una semana que sucedió, y hace tres días que mi hijo vuelve a acosarme, pero no le doy pie a nada.

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