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Valeria, una historia de resurrección (parte 1 a)
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Tiempo de lectura: 7 minutos

Mi vida, mi historia. Hoy tengo 36 años y hace casi 12 que estoy en la bulliciosa Buenos Aires. Vine aquí tras mi gran pasión: la cocina. Desde mi pueblo, a 600 km de distancia, me mudé con el sueño de ser chef.

Esto comienza en el 2008.

Durante esos primeros días en la ciudad, en una noche en un bar con mi hermana y sus amigas, conocí a mi pareja actual. Todo comenzó cuando recién había llegado, con esa ilusión por la cocina y buscando un cambio en mi vida.

Sin embargo, mi llegada a Buenos Aires coincidió con un momento difícil. Un año y medio antes, perdí a mi padre, el pilar más importante en mi vida. Era mi cómplice, mi apoyo incondicional. Su partida desestabilizó nuestra familia, perdimos el rumbo que un hombre, un líder, un padre, proporciona naturalmente. Quedamos mi madre sola, con tres hijas. Ella, mi mamá, trabajaba como mucama y limpiadora en el hospital de nuestro pueblo.

Siempre fuimos una familia que enfrentaba dificultades, y a mí, por mi timidez, me costaba hacer amigos. La escuela tampoco era lo mío; repito un año (pero esto, ¡entre nosotros!). Y para agregar más a los desafíos, fui diagnosticada con diabetes tipo 2, lo que significaba inyectarme insulina varias veces al día para controlarla.

Hago una pausa aquí para describirme así van teniendo más contexto de mí: muy blanca, mido 1.58, gordita, peso 80kg, buenas tetas, un poco de panza y un rollo arriba de la concha, gran y buen culo firme por haber jugado al hockey de chica, piernas anchas firmes jamonas, pelo largo a mitad de cintura castaño claro natural mi color.

Regreso al año 2008… El bar… Yo bailando (je, no soy buena bailando, pero con unas copas el cuerpo se mueve con ritmo). Noto que se acerca un grupo de chicos, más o menos de mi edad, ahí, 21 casi 22… Y el que se me acerca me impacta… Alto (1.95), grandote, fortachón, simpático. Se acerca a mí y me dice: "Hola, bella". Yo estaba volando de emoción e ilusión, tan nerviosa que no sabía cómo responderle. Me costó tanto responder que parecía que hablaba para adentro, hasta que él se acercó y se me fue la voz. Le grité "VALERIA" al oído. Ya empecé a conocerle haciendo papelones y pasando vergüenza.

De vergüenza a charlar, entregarme a sus manoseos, besos, a comernos la boca con pasión, a sentir la verga dura contra mí… De estar en plena pista de baile que tenía el bar a quedar en un rincón, yo contra la pared… Y él sobre mí, ese macho grandote que me tenía acorralada. Todo lo que me decía, respondía nerviosa, riendo como tonta.

Nunca me sentí tan deseada, tan viva luego de tanto tiempo que el me estaba dominando completamente. Me tenía besándome el cuello. Me saco una teta de la camisa que apretaba y chupaba y yo deseosa de que me lleve a un hotel. Pero NO… me dice me tengo que ir y yo. Como? Pero. Me dice si me voy te dejo mi número… Yo lo anote en mi viejo celular un Nokia 1100, Al mirarle a la cara luego de anotar el número de su celular. Me da un beso y se va… Y yo quede contra la pared, media teta fuera, confundida y lo peor… Parecía que me había orinado encima de lo mojada, pegoteada y caliente que estaba sentía hasta el ano húmedo, los muslos… hasta diría que se sentía en el bar el aroma a concha caliente.

No sabía cómo reaccionar, pero bueno yo confundida, pero el resto de muchachos que estaban en el bar y cerca de donde estaba besando con mi futura pareja aprovecharon que el príncipe azul dejo a su gordita.

No llegue acomodarme la ropa que uno de los chicos que estaba en el grupo de amigos de él. Dejo de hablar con las amigas de mi hermana y cuando me dice que linda sos me da un beso en la boca y yo de no llegar a decir No… quede besándome con el como si fuera un novio mío y de decirme cosas que me encendieron mas todavía.

Lo más loco o sorprendente fue cómo seguí con el amigo de mi príncipe azul el nombre del amigo es Nacho). De decirme de ir a comer una hamburguesa en una plaza y charlar. Situación que acepté porque ya estaba cansada del bar, el humo, el alcohol y de lo caliente que estaba. Me subí a su coche, que resultó ser el coche de su padre, auto que era usado como remís ilegal, un Peugeot 505 azul. De dar unas vueltas por el centro, de pasar por varias plazas a decirme si pagaba yo y le dije que no porque había salido con el dinero justo. A decirme que entonces iríamos a su casa a buscar la billetera, volver al centro, comer una hamburguesa y llevarme a casa.

Aquí paso a reírme y a enumerar lo sucedido:

¿Crees que fuimos a la casa de Nacho, él tomó su billetera y luego fuimos a cenar, para después llevarme a casa?… NO

¿Crees que le dije que sería mejor ir a mi casa en lugar de comprar hamburguesas?… NO

Te cuento cómo terminé… En la habitación de Nacho, que era una casa muy humilde con paredes de madera. Su habitación estaba en el medio, entre la habitación de su papá a la derecha y, a la izquierda, la habitación de su abuelo, ¡Y YO… Ja! En una cama de una plaza sin sabanas mordiendo una aloda para que no se escuche mis gemidos a 4 patas y Nacho dándome duro a pelo por la concha.

¿Cómo quedé, te preguntas? Yo te cuento: al llegar a su casa, Nacho me pide que baje del auto porque el barrio era peligroso, muy oscuro y con bastante inseguridad. Estaba lejos del centro de la ciudad, casi a 40 calles del bar donde salimos, y aún más lejos del departamento que compartía con mi hermana.

Ya al entrar a la casa era complicado, no había vereda y había mucho barro por la lluvia que hubo al mediodía, además de ser una casilla de madera pequeña. Al pasar, Nacho me dice: 'No hagas ruido, no hables y vamos a mi habitación a buscar la billetera'. Yo dudo y digo no, y él me responde: 'Dale, es mejor, no quiero que mi viejo o mi abuela te vean aquí en el living si van al baño.

Accedí a entrar a la habitación y apenas cerró la puerta, se ríe y me dice 'dale'… Y el 'dale' era porque se sacó la verga y me dice hamburguesa no ha gordi, pero si hay salchicha y 2 huevos y si sos buena te vas a tomar la leche. Je mi cara de WTF. Pero bueno siempre fui obediente, me puse de rodillas, él se sentó en el borde de la cama y nacho fue claro con lo que dijo… Dale gordi chupa… ya al verlo así tan relajado asqueroso porque tenía un aroma agrio y la cabeza de la verga sucia, pero bueno la agarre a la verga tengo fetiche por los olores y me llamaba la atención, le estire él me decía riéndose que hace boluda y de ponerme la verga contra mi mejilla frotarla contra mi cara olerla de cabeza, tronco y bajar a los huevos que era muy peludos y si que se hacían sentir a volver p arriba y empezar a estirar el cuero y sacar la cabeza de la verga y empezar a besarla, olerla y empezar a chupar la cabeza de la verga sucia como si fuera un chupetín. Nacho se agarraba de las sábanas suspiraba y de decirme que puta que sos como chupas despacio que me vas hacer acabar y no te la metí puta.

Me detuve un poco me dice chúpame los huevos despacio, yo seguí con esa dedicación de chupar de a uno, de meterme los 2 huevos en la boca dejarlos bien ensalivados, mojados y yo con pelos en la boca. Nacho me agarra la cabeza para que pare, el se acomoda, se levantó y me dice te gusta chupar… Cumplime esto se puso en 4 patas estirándose con una mano el culo y en pompa con la verga colgando y me dice chúpame el culo dale anímate y como soy gordita aventurera me animé. Eso si, lo salado y peludo que estaba ese culo. Pero si hay algo que destaco de mi es ser servicial y dejar todo con pasión, le comí el culo lamí, estire las nalgas de el para abrirlas y le hacía fuerza con la lengua para penetrarle el culo a ir a más y querer meterle un dedo en el culo y ahí el no, no, no vale, ¡para! Vamos que te cojo, me dice, y yo bueno dale.

Me desnude, estaba traspirada del del calor que tenía y la tanga dura de mojada de toda la noche… Me recosté me abrí de piernas le pedí unos besos que me dio y le dije que me siga besando y me chupe la concha y su respuesta fue en un rato, ahora ponete en 4 primero, lo hice, ¡pero antes le digo para! ¡Para! Tenes forro y me dice si si mira y entre la poca luz veo que tenía algo en la mano y confié en él y le dije dale me acomode en 4 sacando culo en la cama y me empezó a dar por la concha, a darme nalgazos y que se salga la verga por lo mojada que estaba y eso me lo decía que era muy conchuda y caliente que tenía la concha muy caliente y mojada, entre darme duro, decirme que no haga tanto ruido gimiendo a ponerme a morder la almohada, nacho me tomo del pelo me volvió a nalguear y yo de decirle que no me pegue duro en el culo que dolía, a nacho soltarme el pelo agarrarme con fuerza de las caderas y recibir una sorpresa; sentí 2 lechazos fuertes adentro de mi concha que me muevo p adelante para sacarme la verga de nacho afuera y el muy cabron al salirse la verga termino tirándome la leche en la espalda. Sobre el culo y el pelo de mi cabeza… conclusión en menos de 5 minutos que con el culo dolorido y rojo como esos monos macacos de los nalgazos que nacho me dio, con la concha llena de leche, espalda culo y pelo con leche.

La noche no terminó tan bien. Después de terminar, Nacho cambió su actitud conmigo. Estaba serio y me pidió que me cambiara, lo hice, sintiéndome sucia (traspirada, con olor a leche, leche en el pelo, en espalda, nalgas y adentro de la concha) y vacía (anímicamente por cómo me corto y me estaba rajando de la casa. Lo que más me sorprendió fue que antes de salir de su habitación, me dijo que estaba cansado y que no me iba a llevar a ningún lado.

Mi respuesta fue: '¿Cómo me haces esto? ¿Ahora cómo vuelvo? Ni siquiera sé dónde estoy'. Él me dijo que caminara 8 cuadras desde ahí y que en la esquina pasaba un colectivo cada media hora que iba hacia el centro, cerca del bar y de mi departamento que compartía con mi hermana. Yo le pedí algo para comer porque me sentía mal ya que me había bajado el nivel de azúcar en sangre por la diabetes y no tenía mis lapiceras de insulinas para inyectarme. Su respuesta fue: 'Y si tienes hambre, toma'. Me dio un paquete abierto de galletitas Oreo y le pregunté si no tenía otra cosa porque mis niveles de azúcar estaban bajando, y me dio un pedazo de pan que estaba en la mesa de la cocina que me devoré esas pocas galletitas y el pan caminando a las 5.30 a.m. Esas 8 cuadras con frio y niebla para tomar el micro que me llevaba al centro.

Para más humillación al subir al micro y sentarme en el fondo y todas las ventanas cerradas por el frio se empezó hacer notar mi presencia: el olor a concha mojada, sexo y mi boca que tenía el gusto agrio y salado del culo de nacho y el pelo duro del lechazo. Lo mismo sentir como me bajaba de la concha la leche y la camisa pegada a mi espalda por la leche, fueron 25 minutos de humillantes.

Al bajar del micro, caminé otras 15 cuadras más para llegar al departamento donde convivía con mi hermana mayor, afortunadamente ella no estaba porque se había quedado a dormir con sus amigas.

Entre al departamento, me senté en la cocina comí algo, me hice los controles y me inyecté insulina para nivelar los valores y me fui a duchar.

Al acostarme conecte el celular para cargar la batería y me puse a recordar de mi príncipe: de cómo me dejo semi en el bar, de cómo me domino mentalmente para que haga lo que me pedía, de su altura y grande que es. Me tenía loca. Y no quería enviar mensaje a las 8 am de un domingo para no ser una toxica, así que me contuve y si que se hizo esperar… finalmente mi príncipe me escribió el miércoles a la tarde noche.

Espero comentarios sean buenos malos, para mejorar y seguir contando mi historia y si están interesados en que continue escríbanlo para que también suba una foto mía a mi perfil.

Muchas gracias y espero subir la parte 1 b.

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