Tranquilos ya después de aquel sexo espectacular, nos abandonamos al descanso y a dormilar. Mi cabeza en su regazo y mi mano en su flácida verga. Un rato después, ya despierta y él aún no, veo su verga que, estando en descanso, le sobraba mucho prepucio, lo empecé a mordisquear y chupar y Joel despertó, su verga también. Estaba poniéndose ya dura y firme. La introduje en mi boca hasta donde pude y la chupé fuertemente, se oyó un gemido muy profundo de Joel.
Sus contracciones hablaban por sí mismas, en las mismas, me ofrecía más y más verga a la vez que murmuraba lo rico que estaba sintiendo. Me arrodillé con mis piernas abiertas sobre él, y me dirigí a su rostro colocando mi coñito sobre su boca, el que empezó a lamer y chupar. Mi clítoris no escapaba a su lengua lo que me hacía retorcerme de placer. Capaz fue su boca de recibir todos mis líquidos y listos ya para que me penetrara, me levanté para juguetear un poco por la habitación. De pie frente a él y con risa pícara y burlona, lo reté a que me atrapara en alguna parte. Comprendió enseguida mi jueguito, se levantó con su verga bien parada y chupada, mientras yo iba alrededor de la cama, ambos totalmente desnudos. Por fin logró tomarme por un brazo y me tiró violentamente a la cama. Se abalanzó sobre mí y con su verga me dio en las mejillas antes de penetrarme.
Con locos movimientos de mi parte y balbuceando hasta palabras soeces, recibía todas las cargas que Joel tenía para mí. Me puso una de mis piernas sobre uno de sus hombros y arremetía violentamente bufando de placer.
Yo solo recibía todo aquello sin poder provocar movimientos…suficientes con los de él. Escapaban de mi boca gemidos imposibles de acallar. Los estremecimientos que tenía hacían vibrar mi cuerpo completo. Le pedía más y más verga… más y más duro hasta que casi con un grito, inundó mi coño. Tres, cuatro o cinco orgasmos de mi parte? No sé. Lo que si sé, es que fueron varios y me sentía satisfecha y también mujer.
Él, se recostó en la cama nuevamente mientras yo le limpiaba la verga con mi lengua. No quería desperdiciar ni una gota de semen. MI coño estilaba por lo que puse en él papel toilete suficiente para no regarlo por la habitación. Una vez limpia su verga, me tendía a su lado y lo besé apasionadamente diciéndole lo bueno que era como amante.
Nos duchamos juntos enjabonándonos uno al otro antes de arreglarnos para ir a cenar. Vale decir que toda la ropa que yo llevaba, era pensando en parar vergas… muy sensual sin caer en la vulgaridad, tanto la de vestir como la de playa (trajes de baño). Al poner el vestido aquella noche para cenar y darse cuenta Joel del mismo, sus ojos se agrandaron y suspiró diciendo… con esa ropa, tal vez no me dejen nada quienes te vean… Yo reí y lo besé tiernamente en los labios.
Cenamos en un bonito restaurante y muy bien. Caminamos por el complejo conociéndolo. La brisa que soplaba, abría mi gran escote dejando al descubierto mis tetas y teniendo que ponerlas en orden con mis manos. Dentro de los edificios del complejo, no había pena al respecto, por no haber corrientes de aire, por lo que podía lucir mis tetas sin los pezones al descubierto.
Caminamos a un bar a tomar algo, llevándolo a la playa. Nada de gente ahí… solo nosotros en una obscuridad casi total. Nos recostamos en una tumbona muy juntitos y platicamos de la vida de nosotros. Me enteré que Joel había estado viviendo con una compañera con quien tuvo un hijo. Ella los abandonó y ambos viven en un pueblo muy cercano a donde está el complejo hotelero. Durante la conversación, nos besábamos y tocábamos. Parecíamos adolescentes calientes buscando soledad y obscuridad.
Al regresar a la habitación, dicho sea de paso muy cansados, él me quitó el vestido, lo colgó en el closet y me acarició todo el cuerpo. De mi cuenta, lo despojé de su pantalón y de su playera, quedando solo en ropa interior en la cual se marcaba su verga deliciosa. Nos vimos a los ojos, nos aproximamos, nos besamos y haciendo lo posible por vencer el cansancio, nos entregamos de nuevo al placer del sexo. Ya éste era duro y a veces hasta violento. Nuevamente mis orgasmos no se hicieron esperar y su verga fue limpiada con mi lengua.
Ahí terminó aquel maravilloso día. Nos entregamos al descanso esperando más deleite para el siguiente.
Hasta aquí ésta entrega en su segunda parte. La tercera y final describirá algo que jamás creí que me sucedería en la vida. Hasta pronto.