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Unas vacaciones con mis tías (P. 10) : Una copa en el pueblo
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Tiempo de lectura: 6 minutos

Mi madre y yo nos levantamos y nos fuimos agarrados mirándonos y sonriendo hasta llegar a casa. Durante la cena nos lanzamos miradas cómplices, incluso diría que lascivas pero escondidas para que el resto no se diera cuenta.

Después de recoger los platos mi hermana se empeñó en ir al pueblo a tomar una copa, yo no quería pero mi madre acabó convenciendo me para que la acompañara. Me dio las llaves del coche y un beso en la mejilla.

-Venga hijo, os vendrá bien tomar una copa rodeados de gente. Creo que estáis empezando a llevaros bien y necesitáis hablar más.

Ya no pude negarme y nos vestimos para bajar al pueblo. Ella se puso un vestido corto con un poco de vuelo y yo unos pantalones cortos y una camiseta. Aparqué el coche en el paseo de la palta que a esas horas estaba privación. El paseo marítimo, donde había algunos bares estaba a unos doscientos metros y nos dirigimos hasta esa zona de luces. Después de dar un paseo por la zona de bares decidimos entrar en el que más gente había, aunque no era mucha. La música estaba alta y nos sentamos en un rincón donde la luz era más tenue y el sonido no era tan fuerte. Pedimos unas copas y una chica de unos treinta años nos las sirvió con una amplia sonrisa. Me miró inquisitivamente.

– Si necesitáis algo más me llamáis! Estaré muy atenta!

Se marchó y mi hermana se puso a reír.

-Joder, acabamos de entrar y ya te han tirado los tejos!

-Que va, tan solo ha sido amable!

-Creo que sí le pides el teléfono no dudará en dártelo!

-Anda, déjalo! Acabe diciendo.

-Ya me he dado cuenta que tienes mucho éxito con las mujeres, sobre todo con las de cierta edad!

-Te he dicho que lo dejes!

-Ahora no hablo de la camarera, hablo de tía Candi!

-Y que tiene ella que ver en esto?

-En esto nada, tan solo he visto como te la follabas! Dijo con sonrisa perversa y continuó.

-A si que ahora ya son las dos, me hablaste de tía Sole pero no me dijiste nada de tía Candi!

-No me lo preguntaste!

-Que cabron que eres! Dijo con enfado.

-Por qué? Han sido ellas las que me lo han pedido. Yo tan solo las he complacido! Dije con algo de irritación

Mi hermana parecía enfadada, aunque yo no entendía cual era el motivo. Tomo un sorbo de su copa y me miró a los ojos.

-Que te pasa? No entiendo por qué te pones así!

-A veces me parece que no has crecido, tan solo tu cuerpo se ha hecho grande!

Cada palabra suya me descolocaba más, di un buen trago a mi copa y me puse a mirar a una pareja que se había puesto a bailar. Al cabo de un rato mi hermana volvió a hablar, pero ahora ya no parecía enfadada.

-Lo siento Pedrito! Creo que me he pasado y tú no tienes la culpa. – puso una mano en mi pierna y acercó su cara más a la mía para bajar el tono de su voz – Se que no lo entiendes, pero estoy enfadada conmigo misma. Creo que me a afectado la ruptura con Luis, y esta tarde cuando he visto como te follabas a la tía Candi, y como disfrutaba, he sentido envidia. En ese momento me hubiera gustado ser ella y sentir lo que ella sentía!

Se acercó más a mi cara y me besó en la mejilla. Fue un beso tierno y cálido que apenas noté pues no paraba de darle vueltas a todo lo que me había dicho. Le pregunté lo primero que se me pasó por la cabeza.

-Y como nos has visto? Creía que estábamos bien resguardados!

-No me apetecía salir a la piscina y me fui al jardín de la entrada. Pensé que allí no iría nadie y podría estar sola. Mientras paseaba entre los arbustos oí murmullos y me asomé escondida tras uno de los matorrales. Tenías a tía Candi contra la pared y vi como la embestías, y pensé que a mí nunca me habían follado así!

Mi hermana puso una mano en mi mejilla y me giró la cabeza hacia ella, no me dio tiempo nada más que a sentir como se posaban sus labios sobre los míos. Noté su lengua penetrar en mi boca y me deje llevar. Puse una mano en su cintura y la atraje hacia mí, nuestros cuerpos se pegaron y el beso se hizo largo y lascivo.

Nunca hubiera pensado que besar a mi hermana me gustara, pero realmente me estaba gustando y no solo eso, realmente estaba disfrutando de ese beso. Cuando separamos los labios nos miramos en la penumbra del rincón donde nos habíamos sentado. El juego de luces del local emitía ráfagas intermitentes que a veces iluminaba nuestras caras y los dos vimos el brillo que desprendían nuestros ojos. Volvimos a juntar los labios y ahora la lascivia envolvió nuestros cuerpos.

Rodee sus hombros con un brazo, y con la otra mano busque sus tetas mientras ella buscó con su mano entre mis piernas hasta encontrar el abultamiento de mi pantalón. Como os he dicho, mi hermana tenía pocas tetas, pero sus pezones eran grandes como eran los del resto de mujeres de la familia. El vestido era bastante fino y parecía que no se había puesto sujetador pues podía sentirlos con mis dedos como si estuvieran al aire.

Sabía que se ponía bastante caliente tocándoselos, ya lo había comprobado en la terraza, y volví a notarlo de nuevo. El roce de mis dedos hizo que su cuerpo se retorciera levemente y noté como su boca me devoraba con ferocidad. Despegó de nuevo sus labios de los míos para decirme – Que caliente me pones, cabron! -A la vez que me apretaba la polla por encima del pantalón. Me sentí alagado e intente hacerle una gracia.

-Me gusta más “cabron” que “Pedrito”!

Soltó una carcajada que quedó atenuada por el ruido de la música. Me soltó para coger su vaso y darle un buen trago sin dejar de sobarme la polla con la otra mano.

-Pues a partir de ahora serás mi cabron! Dijo soltando otra carcajada.

-Te gusta que te toque la polla bajo la mesa?

-No te voy a decir que no, tiene su morbo!

-Pues te la pienso estar sobando hasta que terminemos las copas!

Me vine arriba y le contesté sin cortarme.

-Si haces eso tendré que follarte cuando salgamos!

Pero ella se vino más arriba aún.

-Eso espero, cabron! Pero varias veces! Me replicó con la lujuria dibujada en su cara.

Su respuesta me dejó sin palabras y debí de quedarme con sonrisa de bobo pues volvió al ataque.

-Crees que podrás, cabroncete?

-Que si podré? Te voy a reventar a polvos! Le dije intentando dominar la situación.

Volvió a soltar otra carcajada y me atornillo con otro beso caliente y lascivo.

-A ver si eres capaz! Volvió a retarme apretando de nuevo mi polla a la vez que clavaba sus ojos en los míos como los clava un felino en su presa.

Tuvimos una buena conexión mental porque sin decirnos nada apuramos los vasos y salimos del bar. Era una noche bastante cálida, pero el calor de nuestros cuerpos superaba con creces la temperatura ambiente. Nos fuimos alejando de las luces hasta llegar al coche, donde tan solo el cuarto menguante de luna apenas iluminaba nuestros cuerpos. No se veía a nadie cuando entramos y antes de arrancar nos besamos de nuevo. Cada beso que nos dábamos provocaba un torrente de lujuria recorriendo nuestros cuerpos, y busque con mis manos el cuerpo de mi hermana a la vez que sus manos buscaban el mío.

Palpé de nuevo sus pequeñas tetas mientras con la otra mano sobaba sus potentes muslos. Los abrió de inmediato al sentir mi mano y avance con ansiedad hasta tocar sus bragas. Me sorprendió que ya estuvieran mojadas pero eso no impidió que buscará bajo ellas. Sentí los carnosos labios genitales mojados, como sus bragas, y esa sensación produjo palpitaciones en mi polla que mi hermana pudo sentir al rodearla con su mano.

Ya me la había sacado del bañador y la sobaba con la misma ansiedad que sentía yo. Bajó los tirantes de su vestido con la otra mano para ofrecerme sus grandes y duros pezones que aparecieron erguidos rodeados de una preciosa aureola marrón. En ese momento la miraba a los ojos y pude ver el deseo desbordante que manaba de ellos.

Comencé a chupárselos, primero uno, después el otro, los metía en mi boca y los succionaba con fuerza como si fuera a sacarles leche. Ya me había hecho saber cómo le gustaba que se los chuparan, el día anterior en la terraza, y no dude en hacerle en demostrarle que había tomado buenas notas.

– Siiii! Así! Asiiii!

Afirmó ella al sentir las potentes chupadas. Mis dedos ya habían penetrado entre sus labios genitales y los movía con suavidad en el interior de su vagina. Comencé a mordisquearle los pezones y sentí sus gemidos mientras se agarraba a mi cabeza.

– Diosss! Espera! Espera! Vamos al asiento de atrás!

Me dijo sin darme opciones. Con rapidez salimos del coche y volvimos a entrar a la zona trasera, dejo que me sentara en el centro y tiro de mi bañador hasta sacármelo por los pies, después hizo lo mismo con mi camiseta sacándome por la cabeza. Ella subió su vestido hasta la cintura y se montó encima de mis piernas clavando sus rodillas en el asiento. Noté como mi polla se aplastaba entre sus muslos mientras sujetaba mi cara para besarme de nuevo. Sus besos eran deliciosos, sensuales, lascivos y húmedos, y cada vez me gustaban más. Mientras lo hacía, bajo sus manos buscando mi polla y la colocó entre los labios de su mojado coño, abrió la boca mostrándome la sensación de placer y me miró a los ojos con intensidad mientras flexionaba las rodillas haciendo que mi polla la penetrara. Dio un largo suspiro mientras lo hacía hasta que la sintió toda dentro.

-Ufff! Que ganas tenía de sentir tu polla, cabroncete! Me susurró con mirada felina y una mueca lujuriosa.

Comenzó a subir y bajar lentamente sin despegar su mirada de mis ojos, parecía como si buscará algo en ellos.

-Te gusta? Sientes como entra? Me susurró sin dejar de mirarme.

Asentí con la cabeza mientras pensaba en las fantasías que había tenido imaginando fallándome a mi hermana y ninguna encajaba con esa, siempre era yo la que la follaba, pero ahora era ella la que me estaba follaba a mí. Pego sus tetas contra mi cara pidiendo que se las comiera. Volví a chupar sus grandes pezones y al momento aumentó el ritmo. Podía oír el sonido de sus nalgas chocando contra mis muslos y como mi polla penetraba en cada bajada.

– Más fuerte! Chupa más! Muérdemelos! Casi me gritó mientras subía y bajaba.

Yo hacía lo que me pedía llegando a pensar que la haría daño, pero ella no paraba de repetírmelo. Mis succiones se hicieron tan potentes que temí despegar los pezones de sus tetas y los mordisqueos llegaron a ser duros y voraces. Estaba tan abstraído en lo que le hacía, que cuando me quise dar cuenta estaba empapando mi polla y mis huevos. Fue una corrida copiosa, acompañada de gemidos y jadeos, mientras mi polla seguía tiesa dentro de su vagina. Paró de moverse jadeando sobre mi oreja.

-Diossss! Que guarra me has puesto! Vaya corrida! Ufff!

-Que te he puesto? Pero si lo has hecho tú todo!

-Bueno, me has chupado y mordido los pezones! Algo has hecho! Jajaja!

-Te recuerdo que yo no me he corrido, y mi polla sigue más tiesa que una estaca!

-Tranquilo cabroncete, la noche es larga y esto solo ha hecho que empezar!

-Joder, y voy a conducir con la polla así?

-Te la mantendré así de dura hasta que lleguemos a casa!

-Y por qué no seguimos aquí hasta que me corra?

-No te apetece que te la chupé mientras conduces?

-Pues no sé! Lo mismo nos salimos de la carretera! Y si me corro a mitad de camino?

-No dejaré que eso ocurra!

-Me llamas cabron, pero tú eres más cabrona que yo!

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