Me cogí a mi vecina madura, le enseñé posiciones y maneras nuevas que jamás había experimentado. Ella sólo había conocido y tenido relaciones con su esposo, únicamente se lo metía, acababa y se dormía, ese matrimonio le proporcionó tres hijos en total, el mayor un varón y un par de gemelas, todos con hijos y casados, era abuela, en sus cuarenta años de vida conyugal nunca probó las mieles del placer sexual, lo nuestro comenzó cuando estábamos solos en su casa en un momento en que la visitaba, la noté algo consternada y charlando una cosa llevó a la otra. Me mostró unas fotos de cuando tenía entre 18 a 40 años, le halagué y comenté que tenía un buen cuerpo, su rasgo más llamativo era su hermoso trasero, le gustó lo que escuchaba, diciendo que ya era bastante mayor para levantar pasiones, la desmentí haciéndole saber ahora es cuando podría disfrutar del placer, que si me lo permitía dejara que yo le enseñara lo poco que sabía, sin pensarlo mucho acepto y me dejó claro que lo mantendríamos en secreto.
Fuimos a su cuarto, se dejó llevar, de a poco fui acariciando cada parte de su cuerpo, sin prisa y suavemente, chupaba sus senos, acariciaba sus nalgas, lamía su vagina, introduje mi lengua en su ano, ella gemía y decía que le gustaba, que no parara, que hiciera con su cuerpo lo que se me antojara, le expliqué como debería mamar mi pene, aprendía rápido, hicimos un 69, le introduje un dedo en su culo, me pidió que primero la cogiera por detrás, quería saber que se sentía, la lubrique y la penetré, ella gozaba, así alcanzó dos orgasmos, antes de que me corriera, le llené el culo de leche, reanudamos y la penetré por su concha, estaba bastante aguada, probamos varias posiciones, se corrió varias veces, me pidió que la volviera a coger por el culo, me volví a correr en su ano, quedamos tendidos, me pidió repetir cuando su esposo saliera a beber, bueno realmente él tomaba casi todos los días. Salió de su boca que ser desde ese momento mi puta.