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Una pedida de matrimonio a mi novia Erika (parte 2)
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Tiempo de lectura: 6 minutos

Continuando el relato anterior…

Ese mismo día en la noche Erika me manda un WhatsApp: Amor, me estaba recordando, ya casi terminará el mes y no hemos ido a visitar a Antonio y los demás…

Al leer el mensaje sabía que lo que significaba, pero no me lo quiso decir directamente, entonces le respondí: Tienes razón mi amor, ¿cuándo quieres ir?

Me responde y me dice: ¡Vamos hoy en la noche! Y les llevamos cosas para comer.

Me lo pensé dos veces debido al cansancio, pero al final acepté pues si ponía peros entonces pensé que luego le quitaría el impulso.

Le devuelvo el mensaje: Me parece bien, además que le muestras el anillo de compromiso.

Me responde: ¡¡Es verdad!! Te espero a las 9.

Llegados la hora, me presenté a su casa, sus padres me abrieron la puerta muy alegres sabiendo que me iba a casar con su hija, les dije que el plan solo ir por comida rápida. Les dije eso porque no planeábamos quedarnos mucho tiempo con Antonio y los otros dos.

Bueno nos llevamos unos minutos en platicar, ya nos íbamos cuando sus papás nos detuvieron, y dijeron: Hija

Ella volteó a ver y casi automático les dice: ¡trataré de regresar tan pronto terminemos de comer!

Su papá le dice: No es eso cielo…

A la vez que le da un sobre.

Erika tomó el sobre lo abrió, y tan pronto vio el contenido empezó a llorar. Entonces ahí si no entendí absolutamente nada de porque lloraba, hasta que vi que era una llave.

Mis suegros vieron mi cara de extrañeza y me dicen: Es que Erika nunca le habíamos dado una llave de la casa, pero como he dicho, ahora será tu responsabilidad – sentenciaron de último.

Y en ese entonces no supe si tomarlo como motivación o como amenaza…

Pero bueno, no retiramos de su casa y pasamos comprando un paquete de agua, sandiwchs otra vez, y compramos alcohol gel para ellos. Llegamos a la zona y ahí estaban, como que si el tiempo hubiese tomado forma de toro y hubiese pasado sobre ellos. Al vernos estacionar, inmediatamente se pusieron de pie, y nos fueron a recibir rápidamente.

Antonio dice: por dios creí que ya no vendrían esta vez.

Nos disculpamos con ellos y les dijimos que estábamos ocupados, además le comentamos que nos comprometimos.

Los tres rieron a carcajadas y cada uno me dio un abrazo con palmadas en la espalda felicitándome, y rayos que si olían bastante a sudor. Igual a mi novia la abrazaron y la felicitaron

Antonio no tardó para sus comentarios: ¿Así que te vas a casar putita?

Mi novia se ríe, le muestra el anillo y le dice: Pues claaaro

Héctor se ríe de mí y me dice: Vas a tener una puta de esposa.

Entonces Héctor me dice riendo: Tendrás que revisarle el culo cada vez que llegue a casa, si no, pues te la pasaras como Toño

¿Qué le pasa a él? –dije intrigado

Héctor me responde: A él nada, es el que vende licuado y se la pasa batiendo leche.

Sus comentarios, aunque claro yo mismo había fomentado esas situaciones se me hacía raro y a la vez me comenzaron a excitar de a poco, y les digo: Bueno supongo que tendré que revisar –diría riendo.

Luego mi novia y yo nos dirigimos al auto a darle las cosas que habíamos traídos, se alegraron mucho por eso.

Entonces los tres se vieron entre sí y nos dijeron: Se que estas aguas son para tomar, pero agarraremos tres para lavarnos. Entonces les dije que estaba bien de todas formas eran para ustedes.

Ellos jamás especificaron que se iban a lavar, se fueron detrás precisamente donde Erika les había bailado anteriormente y la llamaron diciéndole: ¡Enfermera! ¡Vamos a necesitar ayuda!

Mi novia o bueno, mi prometida… Se me quedó viendo confundida y fuimos a ver, estaban los 3 con las vergas de afuera apoyados sobre el muro, entonces Héctor le dice: Enfermera es que vamos a necesitar que nos lave la verga, ya llevamos 3 días sin hacerlo, no nos han dado la oportunidad.

Mi novia se les quedó viendo a los penes de ellos tres y les dice: ¿Ustedes no perdonan nada verdad? – diría riendo.

Entonces mi novia me dice: Amor, me quitaré la ropa porque terminaré bien mojada y se quitó su anillo y me lo dio, me dijo que era para que no se ensuciara.

Yo le respondo: Si mi amor, está bien.

Se quitó el pantalón y su blusa, quedando solo en ropa interior, una hilo y brasier, pues habíamos planeado una visita rápida.

Antonio le dice: ¡¡Ehh!! Pero quítate la ropa interior también que la vas a mojar

Mi novia le dice: No creo que se moje tendré cuidado.

Entonces los otros dos empezaron a insistir, bueno, era bastante el alboroto por animarla a que se quitara la ropa interior, los demás grupitos de indigentes se levantaron y se sentaron para ver hacia donde estábamos, por último, mi novia les sonrió y se quitó la ropa interior quedando desnuda nuevamente y les dice: Ustedes si que se animan mucho.

Abrió la primera botella con agua y comenzó con Antonio.

Antonio le dice: Ay enfermera, es que anda bien sucia, solo mire – mientras le acerca la verga a la boca. Mi novia le responde: Es verdad, hay que lavarla bien.

Entonces ella se arrodillo y procedió a verter el agua tratando de no desperdiciarla, lo hacía desde la pelvis hasta la punta de su pene, entonces con su mano agarró la cabeza de la verga de Antonio, y la empezó a frotar hacia adelante y hacia atrás, mientras con la otra le vertía más agua, con el masaje el pene de Antonio empezó a crecer hasta ponerse erecta, después procedió a lavarle los huevos, en sus manos había restos de pelos negros de los que se soltaban al frotar hasta que se acabó la botella con agua.

Luego paso con Héctor, abrió otra botella con agua, a este le hizo con mayor interés pues era la verga que más le interesaba, técnicamente lo estaba masturbando, Héctor notaba también el interés que ella ponía en su verga, cuando mi novia finalizó de lavarla, le preguntó: ¿Enfermera está segura que ya está limpia?

A lo que ella le responde como que si fuera un paciente: Si don Héctor ya está.

No creo, le dijo el, con la misma le agarró la cabeza y se la pegó a su pelvis quedando su cara sobre los pelos arriba de su pene, haber huela enfermera para que se asegure.

Quedé helado ante tal cosa y mi novia quedó sorprendida, parpadeo varias veces, pero al mismo instante reaccionó y empezó a oler y le dijo que si en efecto había quedado limpia. Héctor le pregunta: ¿Si huele rico?

Por supuesto le dijo mi novia, huele muuuy rico – le diría con una sonrisa y viendo su pene. (obviamente era sarcasmo entre ambos)

Después de eso procedió con Adrián, pues como había mencionado anteriormente, aunque él era trigueño por las quemadas del Sol, su pene era negro al igual que sus huevos, eso es debido a la pigmentación, algo normal, comentar que como era negro, y sin caer en lo ofensivo, no sabía dónde estaba sucio y donde no, excepto claro en su glande con un poquito de esmegma.

Mi novia hizo el mismo procedimiento de lavar su verga y sus huevos, y justo cuando terminó, repitió lo mismo que Héctor y le preguntó: ¿Enfermera crees que ya no huela mal?

Mi novia levantó su cara para ver el pene de Adrián, y ella a poner su cara para oler su pelvis iba, cuando Adrián la detuvo, estando arrodillada, le levantó la cara hacia arriba y le dice: No enfermera, yo me refiero a mis huevos, y con la misma se las puso en la nariz.

Mi novia tenia los huevos canosos de Adrián en su cara (Adrián era el más viejo de unos 60 años tal vez), mi novia solo asiente con la cabeza

¿Enfermera? –dice Adrián

Mi novia responde tratando de que los huevos no caigan en su boca: Si huelen deliciosos tus huevos.

Qué bueno dijo Adrián, y le quitó los huevos deslizándolo por la cara de ella pasándolos por sus labios. Antonio y Héctor solo se rieron de mi novia.

Al final ella se levanta toda roja de la cara, y les dice que ya estuvo el lavado, y les pregunta si les ha gustado como ha quedado de limpias, ellos le dijeron que si de un solo.

Mi novia sabía que andábamos cortos de tiempo, por lo que se secó con papel toalla del auto, y se dispuso a cambiarse, de hecho solo se había puesto su hilo y a ponerse el pantalón iba cuando escuchó que la llamaron del otro lado de la calle, todos en plan suricata volteamos a ver, era un grupo de unos 4 vagabundos que la llamaban e insistían que se acercara, por lo que solo se puso el hilo y los tacones, haciendo que sus piernas se viesen aún mas fabulosas y sus nalgas mas resaltadas, solo cruzó la calle para ver de qué se trataba.

Me encantaba estar en ese modo, ver a mi futura esposa en hilo y tacones, atendiendo a otros hombres que sabrá dios quienes son, después de un par de risas, ella les regaló una vuelta y después se regresó.

Luego se terminó de cambiar ya que nos quedábamos sin tiempo, nos despedimos de ellos y nuevamente nos felicitaron por el compromiso de ambos, cuando ya estábamos arrancando el auto, se nos acercaron otra vez y Adrián le dice: Oye oye putita

¿Si? –le dice ella

Adrián le replica: ¿Oye prometiste volver a bailarnos a los tres, recuerdas?

Mi novia le dice: Si, no lo he olvidado, pero como les dijimos habíamos estado ocupado, pero se los compensaré moviendo el culo para ustedes el sábado.

Se despidieron de nosotros, de camino llevándola a su casa le pregunté: ¿Mi amor que sentiste cuando Adrián deslizo sus huevos sobre tus labios?

¿Mi amor te puedo ser sincera? –diría ella

Si, siempre mi amor –le dije

¿La verdad es que me excitó que me humillara de esa forma ya que no lo esperaba, no te molesta? –finalizó preguntando

A lo que le respondí: Mi vida, eres mi prometida y te amo, no me ha molestado para nada si eso te ha excitado entonces no tiene nada de malo.

Y a todo esto ¿Qué querían los otros cuatro indigentes?

Aahh… ellos… Pensaron que era prostituta regalada y me preguntaron si podía estar con ellos, a lo cual rechacé y solo les regalé una vuelta.

Eso hizo que la tapa de mi cabeza saliera disparada hacia arriba por la presión en mi cerebro (figurativamente claro), fue una sensación entre mareo y excitación…

La verdad no me molestó, pero el trasfondo del asunto era demostrarle ser lo más abierto de mente posible, por mi objetivo de ser cornudo, como había dicho en los relatos anteriores, los dados estaban tirados en la mesa, quería que ella fuera quien cediera su culo sin necesidad de decirle. Yo la amo, pero quería verla cogiendo con alguno de esos vagabundos, aunque la forma en cómo se dirigían a ella en un principio me parecía raro… No sabía si era “putita” de cariño o porque de verdad lo veían como una puta, aunque claro lo mas obvio es eso último.

Al final la lleve a su casa y nos despedimos con un apasionado beso, sentía un poco salada su boca, recordé que era por los huevos de Adrián, y vaya cosa… Fue algo raro también, esa noche fue de cosas raras…

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2 COMENTARIOS

  1. Básicamente, tu prometida estaba en una calle, de noche, desnuda solo con tacones, arrodillada, con los güevos de un hombre en situación de calle en su nariz, por lo que su verga estaría sobre su cara… Que imagen tan excitante.

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