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Una noche de porno y sexo con mi vecino moreno
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Tiempo de lectura: 6 minutos

Este relato es en base a una experiencia sexual que tuve hace casi cinco años atrás y de la cual tengo un hijo, (pero eso contaré más adelante) con el protagonista también de esta historia, aunque es un poco largo, pero a cuantos más likes, contaré toda la saga.

Me llamó Carmen, tengo ahora 31 años y soy de Perú, mido 1.69, trigueña clara, casi blanquita, cabello largo negro, de cuerpo soy normal, aunque desde siempre mi atractivo más fuerte, han sido siempre mis pechos y mi trasero (ya que, según mis amigas, es muy redondo y llamativo).

Esta historia se remonta en el 2015, cuando tenía 26 años, por entonces en mi casa mi hermano había puesto hace tiempo atrás un negocio de cabinas de internet, y yo me encargaba de administrarlo. Teníamos variada clientela entre chibolos, mayores y escolares y uno que otro vecino de la cuadra. Dentro de ellos estaba Fredy, un vecino que vivía a dos cuadras de mi casa, físicamente no era muy llamativo (tenía mi edad, morocho, cabello corto, algo de pancita, pero eso sí unos fuertes brazos y lo más importante, una vitalidad bárbara que ahora explicaré).

Al principio había escuchado malas referencias de él, ya que se había metido con casi todas las chicas del barrio que tenían casi mi edad, entre ellas estaba Margot, que me contaba que él siempre era un mentiroso, pero también en una ocasión me narró que ya había tenido relaciones sexuales con él, y que era un verdadero macho como se dice. Cuando escuche esto me entró mucha curiosidad y como soy muy picara, buscaba la manera de creer lo que me contaba mi amiga.

Cuando comenzó el negocio (en el 2013) empezaban a ir los clientes y entre ellos estaba Freddy. Aunque al principio no iba mucho, por su trabajo de chofer de bus y casi no paraba mucho tiempo en la ciudad, no me extrañaba, pero cuando empezó a ir, estaba una hora o máximo dos. Pero de pronto por el 2015, ya iba todos los días y casi por las noches a eso de las 9 o 10 de la noche y como el horario de atención era máximo hasta las 12, pues se le atendía.

Debido a que mi casa era cerrada y no entraba mucho frío, siempre solía estar vestida con falditas de jean, polo o blusa corta y en sandalias. Cuando no había maquinas, él siempre se sentaba a esperar y observaba de reojo como se fijaba en mis nalgas cuando me iba para adentro de mi local, a sentarme, ver televisión o vender un piqueo, gaseosa o algo que pedían los clientes. Cuando él estaba en su cabina (estas eran cerradas con cortinas) siempre me llamaba para cualquier cosa a veces para enseñarle: a abrir un correo, ver una página de pago, de banco, etc.

Pero la mayoría de veces era para quitarle el filtro antiporn, que había en todas las cabinas por mandato del municipio, es entonces que cuando estaba a su lado, él empezaba a preguntarme si tenía novio o si tenía frio, etc.

Entonces me acordé de las palabras de mi vecina y sólo le seguía la corriente, aunque a veces me pedía que me quede tiempo con él y en una ocasión mientras le recuperaba su cuenta de Facebook, me dio un beso en uno de mis brazos, yo solo sonreí y le dije que aquí no podía hacer eso (pero su beso me provoco un poco, solo que lo disimulé).

Pasaron los días y siempre me di cuenta que él solo miraba porno en su máquina (ya que miraba el historial de páginas guardadas en la computadora, para así borrarlas y evitar que el municipio si iba a supervisar, nos ponga una multa) y una noche que fue a alquilar, disimulada me puse junto a otra máquina y pude ver de reojo que si estaba mirando películas eróticas.

Por ser jodida me acerqué y le dije que necesitaba compartir el disco local de la PC a otras máquinas, Fredy aceptó y así abrí su página porno, le dije “¡Que miras!”, sólo sonrío y le contesté “Tranquilo” y le toqué la mejilla (Debo confesar que, a mí, me gusta ver porno cuando estoy sola, en especial de morenos). Así pasaron los días, Fredy iba a alquilar por las noches y cuando lo hacía llegaba vestido en shorts deportivos, bermudas, polo sin mangas y desde las 10 de la noche y encima de forma descarada en dos ocasiones cuando era el último en salir, siempre se notaba su erección al pararse. Bueno debo confesarles que también me entraba unas cosas ver su paquete levantado, pero disimulaba ya que estaba mi mamá en casa.

II PARTE

Un día mi mamá recibió una invitación por parte de una tía pariente para asistir a la misa de año (había fallecido su esposo) y decidió ir junto con mi sobrino quien también vivía con nosotros, mi hermano mayor no podía ya que estaba trabajando por TACNA y llevaba tiempo allí.

Yo le dije que no podía ir porque tenía que atender el negocio, pero que no tendría problema en quedarme sola. Ella aceptó y se fue con mi sobrino y me quedé, pero a eso de las 9 de la noche, me llama, diciendo que se iban a quedar debido a que ya no encontraron transporte para regresar y volverían por la mañana. Yo acepté y le dije que no se preocupara que solo atendería hasta las 10 y luego cerraría.

Y así pasé el día y como si todo acertara, llegó Freddy a las 9.30 y pidió una hora, cuando terminó su tiempo, me pidió una hora más yo le dije que no podía porque iba a cerrar, él insistió que era urgente y todo eso, me mandó caritas tristes y todo eso y al final le dije que está bien pero solo una hora más y terminaba. No esperé mucho porque cerca a las 11, ya no había clientes en la sala y solo estaba él. Apagué todas las computadoras, cerré la puerta principal, quité el letrero y me puse a esperar que acabará su tiempo, entonces me acerqué a él y le dije que solo le faltaba 15 minutos y él me dijo si podía darle media hora más, yo me negué, pero acepté, entonces de jodida le moví la cortina y le dije que no había clientes y estaba las luces oscuras.

Luego me llamó pidiendo ayuda diciéndome que había hecho algo con la pantalla, me acerqué y me dijo que no me molestase por lo que iba a mirar, le dije que tranquilo y cuando entré vi una imagen de una mujer penetrada por un moreno en la pantalla principal (fondo) me acerqué y quité la imagen y le dije que tuviera cuidado cuando vea sus películas. Él se avergonzó, pero pude ver su pene levantado en su short.

Entonces acerqué una silla y le dije si podíamos mirar juntos y así decirle cómo manejar la pantalla y teclados. Él aceptó y comenzamos a mirar una escena de un trío sexual, de pronto me dio un beso en mi hombro, yo dejé que siguiera, siguió besando mis brazos y yo solo cerraba mis ojos, me dijo que olía muy rico y no aguanté más y le di un beso en la boca, correspondiéndome.

Comenzó a tocar mis pechos y yo su pene por encima del short, luego me levantó el polo y como estaba sin sostén ese momento, comenzó a lamerlos y morderlos yo empecé a gemir despacio, luego levantó mis piernas, hizo un costadito mi falda (que era de tela ese momento) y me comió mi panocha yo solo me agarraba de la madera de la cabina para no caerme estuvo por casi 10 minutos así, hasta que él se puso a un costado y le baje su short y pude ver su pene (medía algo de 19 cm y con una cabeza bien gruesa y colorada, pese a que era moreno) comencé a lamerla poco a poco y luego la tragué lo que podía, él también gemía pero despacio, después de chupársela nos pusimos de pie y me dio un beso bien tremendo.

Apagué la computadora y las luces, lo tomé de la mano y lo llevé a mi cuarto, una vez allí me tumbó sobre la cama me quitó la ropa y también se desnudó. Comenzó a morderme mis tetas, cuello y me hizo de nuevo sexo oral, y yo solo le agarraba su espalda. De pronto me cambio de posición e hicimos un 69 yo chupaba su pene y él comenzó a morder mi clítoris y meter dedos en mi culito, le dije que mi culo no porque no me habían penetrado allí, él comprendió y siguió comiéndome mi conchita húmeda.

Después tomó su billetera, sacó un condón y se lo colocó, yo también saqué un frasco de brillantina Reuter que tenía para mis labios, me lo pasé por mi conchita, me dio una lamidita y le abrí mis piernas un poco más, luego coloco su pene en la entrada, comenzó a sobarlo y de pronto la metió yo gemí y comenzó primero a metérmela en la pose del misionero, yo quería gritar porque sus embestidas eran fuertes y la cama mucho sonaba, pero él comenzó a comerme la boca (estaba el sabor de nuestros sexos) y después de un rato, se levantó, me hizo un costadito, con su brazo izquierdo levantó mi pierna y con su otro brazo me abrazó el cuello y comenzó a penetrarme de costadito mientras me besaba y mordía los labios.

Luego de estar así un rato, se sentó sobre la cama y yo me senté encima de su pene, este entró sin problemas y empecé a cabalgar en su encima, me agarraba mi espalda y luego mis nalgas lo tocaba, abriéndomelas y entrando un poco de aire en mi rajita, me decía “te gusta mi amor” y yo le respondía “me encanta tu pene mi amor”, así estaba luego dejó de agarrarme y yo comencé a moverme sola, él decía ¡oh, vamos mueve esa concha” y me daba de nalgadas, hasta que de pronto se puso de pie, se quitó el condón rápidamente y me dijo ¡me corro! ¡Me corro! Yo le dije que en mi cara no, y entonces eyaculó sobre mi ombligo, botó una gran cantidad de semen, a pesar de correrse, su falo aún se mantenía firme y comenzó a golpearme con él en mi ombligo.

Luego cayó a mi lado y comenzó a besarme mientras nos abrazamos entrelazados. Me limpié el semen y miré el reloj era como la 1.30 de la madrugada, me dijo que se tenía que ir, pero le dije que se quedara porque mi mamá no vendría hasta la mañana, él aceptó, pero solo se quedaría hasta las 5, porque tenía que ir temprano a trabajar.

Luego nos fuimos acariciando, hasta que de nuevo tomo fuerzas y tuvimos nuestro segundo round, en esa vez me hizo de perrito, piernas al hombro, y parado. Lo bueno de esa sesión de sexo, lo hizo sin preservativo, pero le dije que no había problema porque en dos días venía mi regla, me dio una nalgada diciéndome ¡niña mala, vas a ver! Y dicho y hecho, cuando eyaculó lo hizo dentro de mí, (pude sentir después como se diluía su leche sobre mis piernas), al terminar, nos quedamos dormidos hasta las cinco de la madrugada.

Luego se levantó, me dio una cogida mañanera, (solo de pose misionero) y descargó su leche otra vez en mí, me dijo que ese era mi “leche del día” luego abrí la puerta y al ver que no había nadie por la cuadra, lo hice salir, dándonos un beso de despedida.

Entré a mi cuarto, tomé el condón y su caja y lo tiré por la basura y el polo con el que me limpié su lechecita, lo eché para lavarlo. Volví a dormir hasta las 8.30 AM, la hora que mi mamá llegó y no sospechó nada.

A partir de ese día mi relación con Fredy cambió, cada vez que él iba a la sala, siempre se quedaba hasta las 12 de la noche, y aprovechaba cuando mi mamá se retiraba a descansar temprano, y al no haber nadie en la cabina, me penetraba de perrito o de pie, teníamos como se dice “sexo al paso”. Y así empezó nuestra aventura sexual, entre ellas como fue cuando me rompió mi culito por primera vez, pero eso lo contaré en otra ocasión.

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