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Una noche de hotel
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Tiempo de lectura: 5 minutos

La vida de Leia había estado un tanto revuelta en los últimos meses. Finalmente, consiguió romper las ataduras que le impedían ser libre, ser ella misma. El recuerdo de las fantasías del verano empezaba a desvanecerse, lo único que sentía con más ganas que nunca era su deseo sexual.

Desde sus últimas fantasías, Leia no había encontrado la "inspiración", pero estaba dispuesta a darle un giro a su vida. Necesitaba romper su rutina, empezar algo nuevo y terminar de quitarse los prejuicios.

Afortunadamente, el destino tenía otra buena noticia para ella. Justo esa semana que cambió su vida, tenía reservada su escapada personal. Su retiro, su desconexión, su paréntesis en su vida que acababa de poner patas arriba.

Volvía a tener dos noches para ella sola, para disfrutar/descansar como ella quisiese. Y con la mente puesta en una nueva fantasía.

Cuándo llegó a su retiro, lo primero que hizo fue llenar la bañera, quitarse la ropa, abrir la botella de vino y sumergirse. Dejó que la calentura del agua la llenara y empezó con el jabón y la espuma a acariciar todas las partes de su cuerpo, haciendo especial hincapié en sus pezones, y en su zona íntima. Se paraba y acariciaba su clítoris, con movimientos suaves, circulares, luego volvía y subía a sus pezones, para volver a bajar y terminar introduciendo un dedo en su coño mientras con los demás se acariciaba el clítoris y con la otra manos se tocaba los pechos. Así, una y otra vez hasta que consiguió su primer orgasmo de la tarde.

Pero, en el fondo, no le llenaba.

Más tarde, al salir de la bañera, se dio un masaje por todo su cuerpo con crema hidratante, (nunca se sabe quién puede tocarte y la piel debe estar suave) después se puso uno de sus picardías, se había traído todos los que tenía, no sabía cuál escoger o, si se presentaba la oportunidad cuál escogería su fantasía.

Poco a poco se fue bebiendo la botella de vino, y probando ciertos "juguetes" nuevos, en busca de experiencias nuevas. Probó un pintalabios, no uno cualquiera, uno que le hacía "vibrar" la boca, y funciona. Lástima que no tenía con quién (de momento) probar el efecto que producía. Luego probó un gel vibrador, se puso una gota en la zona del clítoris y empezó a masajear la zona, primero con sus dedos, y cuándo empezó a notar el efecto, cogió su vibrador. Mientras con una mano seguía acariciando el clítoris, con la otra jugaba con el vibrador, con forma de polla. Disfrutaba chupándolo con su boca, con su lengua, imaginándose que era una real, hasta que, no podía más, e introdujo en vibrador en su coño. El pene de juguete tenía una parte para la doble estimulación, se lo introdujo e hizo coincidir la otra parte con su clítoris, apretó el botón y lo puso a vibrar, con sus manos seguía tocándose los pechos, con sus dedos mojados de sus jugos, se los pasa por los pezones para ponerlos bien duros, hasta que consiguió llegar a otro orgasmo.

Pero en el fondo, no era lo mismo.

Así paso la primera tarde, y la primera noche, pero no conseguía estar completa, ya que le faltaba su fantasía.

Al despertar la mañana siguiente, frente al mar, hacía un día soleado, perfecto para tumbarse un rato al sol, a pesar de que era marzo. Y como estaba en la terraza de su habitación se puso a tomar el sol sin ropa, eso hacía que se excitase y volviese a las andadas.

Pero no era lo mismo, por más que se masturbase y llegase al orgasmo, algo le faltaba.

Hasta que llegó él. Ella había hablado en alguna ocasión de dónde iba a estar y de su situación, y había insinuado su "desesperación" por la necesidad de ser "empotrada" como lo fue en su anterior fantasía. Pero no creía que fuera posible, y el vino le hacía dudar si estaba otra vez en la fantasía o en la realidad.

Tocaron a la puerta, sin ella esperar a nadie. Se puso el albornoz, ya que llevaba el picardías negro con bordados azul, abrochado en su pecho, y abierto hacia la barriga. Y el tanga a juego. No era plan de que cualquiera la viera así.

Cuando abrió la puerta y lo vio, no se lo creía, ella no había dicho su número de habitación pero él se las había ingeniado en conocerlo. Ella no conseguía que saliesen palabras de su boca. Él dijo "hola" y entró cerrando la puerta sin apartar la mirada de ella. Era tarde noche, él reconoció que le hubiera gustado llegar antes pero que le había sido imposible, pero no podía dejar pasar una noche más, sabiendo dónde estaba y sus ganas ardientes de ser "embestida" y ser empotrada hasta acabar exhausta.

Ella seguía sin poder articular palabra, pero no hizo falta, el lazo del albornoz se soltó y dejó entrever lo que llevaba puesto. Señal suficiente para él, se acercó lentamente, y le terminó de quitar el albornoz, para después agarrarla de la cintura y pegarla a él, con la otra mano sujetando su cara y comenzando a besarla con pasión. Mientras la mano de la cintura fue bajando hacia su culo acariciándolo, primero lentamente, y luego con más firmeza.

Ninguno hablaba, todo lo decían sus miradas. Antes de que él pudiera reaccionar, Leia estaba quitándole la ropa, acariciando su cuerpo entero, y agarrando su miembro que ya empezaba a abulta a través del pantalón. Pantalón que en un abrir y cerrar de ojos se había quitado. Leia que estaba ávida por disfrutar de ese momento, le quitó sus calzoncillos, lo tumbó sobre la cama, y se fue directo hacia su miembro que por fin estaba libre. Comenzó a masajearlo, lentamente con sus manos, y con su lengua. Poco aguantó y se lo metió en la boca, saboreándolo, como había estado ensañando con su vibrador, pero este era de verdad. Esto sí era de verdad (o su cabeza le engañaba y estaba soñando?). Empezó con movimientos arriba y abajo, ayudándose de las manos, de la lengua, chupando también sus testículos y viendo con él se estremecía de placer. De vez en cuando él le sujetaba la cabeza para hacerle ver los movimiento que él quería y ella se dejaba. El intentaba llegar a sus pechos, a su culo, pero ella no le dejaba.

Hasta que él se "cansó". La agarró, la levantó y la tiró a la cama. Ella luchó, para no ser quitada de dónde estaba pero él, tenía más fuerza que ella y eso la excitaba más. Él empezó por sus labios, por su cuello, hasta bajar a sus pechos, ahí se paró y se deleitó con sus pezones, y su lengua, poniéndolos firmes, ayudado con una mano. La otra mano fue derecho hacia su coño, especialmente hacia su clítoris y empezó a frotarlo.

Sabía de los juguetes nuevo que tenía Leia y los usó, se puso el labial vibrador y puso el vibrado líquido en el clítoris. Eso hizo que Leia se retorciera de placer. Primero con su boca en los pezones mientras que con las manos jugaba con su coño. Pero luego bajó, y su fue sustituyendo sus dedos por su lengua, lamiendo, chupando, mordiendo toda esa zona, y con las manos seguía sujetando a Leia que quería seguir guerreando. Pero Leia no pudo más que dejarse llevar y él lo sabía, sabía que ella iba a tener un primer orgasmo, y se ayudó introduciendo dos de sus dedos en su coño. Mientras su lengua seguía lamiendo su clítoris, sus dedos no paraban de moverse. Y por fin, Leia tuvo su orgasmo. Y este sí, este fue distinto a los anteriores.

Ella no quería terminar ahí, quería más, y quería repetir y hacerle a él sentir que el viaje hasta donde estaba ella había merecido la pena.

Hizo que él se tumbara boca arriba, y ella se puso sobre él. Cuando fue a coger su miembro e introducirlo en su coño, él la agarró, la paró. Ahora le tocaba a él darle a ella lo que quería de la manera que él quería. La tumbó boca abajo e hizo que se pusiera a 4 patas. Entonces él le introdujo su polla hasta el final, despacio, y luego más y más. Y más rápido.

Él se iba a aprovechar de la situación, sabía que ella estaba dispuesta a probar muchas cosas nuevas, y de hecho así lo vio en la habitación, aparte de los juegos nuevo que ya habían probado vio un lubricante, y ella estaba puesta en la postura adecuada. Mientras la embestía una y otra vez, empezó a masajear la zona trasera con el lubricante. E introducir sus dedos. Ella no dijo nada. Estaba disfrutando, dejándose llevar. Tanto así que ella consiguió su segundo orgasmo. Momento que él aprovecho para penetrarla por detrás. Primero lentamente, y despacio, pero cuando vio que no tenía resistencia empezó q darle más fuerte, a pasar sus manos por sus pezones y seguir acariciando su clítoris. Hasta que él consiguió llegar al orgasmo.

Ambos cayeron rendidos a la cama. Ella satisfecha, por fin? O seguía queriendo más…

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