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Una noche de furia
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Tiempo de lectura: 9 minutos

Tuve una semana de mierda. Peor, no podía ser. El lunes, mientras estaba en la oficina, tratando de solucionar un problema, recibí un mensaje de mi novio, donde me decía que cortaba conmigo, porque, entre otras cosas, no soportaba que yo fuera profesional, que ganase muy buena plata, y el solo un empleado. “Me siento menos hombre a tu lado.” Me escribió. Un pelotudo. El martes, tuve una inspección de Hacienda, revolvieron todos los papeles, buscando una manchita, pero no encontraron nada. Todo el día atendiéndolos, no pudimos hacer nada. El miércoles por una falla general, estuvimos todo el día sin luz, obviamente sin computadoras. Segundo día sin trabajar, pero en la oficina porque decían que “en cualquier momento retorna el servicio.” El jueves todo el día trabajando, desde las 7 de la mañana hasta las 20 h, tratando de recuperar el tiempo perdido. Tenía una invitación para al almorzar de parte de una amiga, pero tuve que suspenderla para otro día. Tampoco a la depiladora. El viernes, también desde las 7 de la mañana trabajando, pudimos ponernos al día, varios clientes llamaron haciendo pedidos, que tomamos pero advirtiéndoles que no teníamos fecha de entrega.

Cuando llegué a casa, me di una ducha, me puse conjunto de ropa interior bien sexy, unos jeans agujereados, una camisa y mi campera de cuero de Harley, junto con unas botas que uso para andar en moto. Llamé a una amiga, la invité a salir, y fui a buscarla.

“No cené. ¿Vos?” Le pregunté.

“Tampoco.”

Fuimos a un boliche que hace excelentes hamburguesas, que solemos frecuentar los sábados cuando nos juntamos con el grupo de las motos. Cuando llegamos fuimos directo a la barra. El dueño me reconoció y se acercó a saludar.

“Hola Patri, que raro un viernes a la noche. ¿Querés una mesa?” Me preguntó.

“Semana de mierda Tony, salimos con mi amiga a comer algo. Estoy de un humor… y tranquilo, nos quedamos acá. Traenos dos hamburguesas de las tuyas, unas papas, y dos cervezas.” Le dije.

“Bueno, trata de bajar las vueltas. Les traigo un par de cervezas para que se relajen, invitación de la casa.” Dijo.

“Gracias hermoso.”

“En serio, baja las vueltas porque te va a caer mal lo que comas.” Dijo Mary.

“No sabes lo que fue, todos problemas, sumados al estúpido de Marcos, que porque se siente menos, me mandó un mensaje diciéndome que la cortaba conmigo. Todo un pelotudo sin pelotas para decírmelo en la cara. Así empecé la semana.”

“No te puedo creer, que tipo cagón. No te hagas más drama. Algo aparecerá.”

“Si, pero si sigo así, con todo el trabajo que tengo, más el gimnasio, ni tiempo me queda para conocer a alguien. Y los fines de semana, ni loca salgo a la noche. Quiero dormir…”

Tony nos trajo las cervezas, y escuche que un hombre detrás de mí decía:

“Hola preciosas, me gustaría acompañarlas.” Iba a contestar cuando Tony lo miró y le dijo:

“Las chicas son amigas, y no están de muy buen humor. No las jodas porque vas a salir pasando papelones.”

Unos segundos después, Tony me miró y sonriendo me guiño un ojo mientras decía “Listo.”

Seguimos charlando, comimos las hamburguesas, y estábamos terminando nuestra cerveza cuando otra voz de hombre, a nuestra espalda dijo:

“Tony, vas a tener que tener cuidado, porque dos diablas se escaparon del infierno, y pueden convertir el boliche en una sucursal.”

Lo mire a Tony y se largó a reír, mientras se encogía de hombros. Me di vuelta y era Paco con Víctor, dos amigos del grupo de las motos.

“Pelotudo, te vas a comer una patada en las pelotas. Hoy tengo los patos volados.” Dije y los saludé con un beso en la mejilla. La presenté a Mary y quedamos charlando los cuatro.

“Pasaba y vi tu moto afuera. Por eso entré. Me pareció muy raro verte de noche acá.” Dijo Paco.

“Tuve una semana de mierda, si no salía, te juro que explotaba en casa.”

“¿Y tu novio, no te banca en las malas?”

“Mi ex novio, me colgó porque como él es empleado, se siente menos que yo. Idiota.”

“Perdón flaca, no sabía.”

“Tranqui, y vos, ¿ahora salís con Víctor? No sabía que eran esos tus gustos.”

“Dale boluda. Estamos los dos solos, salimos a buscar carroña…”

Mary que charlaba animada con Víctor, me miró y me guiño un ojo. Yo estaba sentada en la banqueta de la barra, con las piernas abiertas dando la espalda a la barra, y Paco, haciéndose el tonto, se puso entre mis piernas. Tony se acercó, estaba retirando los platos y las botellas, cuando Paco pidió más cervezas. “Descuidadamente” apoyo su mano en mi pierna, cerca de la rodilla. Ni mire la mano, ni dije nada.

Con Paco siempre tuvimos buena onda. En las salidas a la ruta sobre la pista era uno de los que estaba siempre pendiente que las mujeres del grupo seamos integradas, nadie se propase, y sobre todo que viajemos en forma segura. Es un tipo de 1,80 buen físico, andará por los 35 años, separado y dueño de un negocio. Nunca pasó nada entre nosotros, pero siempre me sentí cómoda con él.

Cuando Tony trajo las cervezas, me di vuelta, él se apoyó en la barra hombro con hombro conmigo. Me acerque a su oído y le pregunté:

“¿Víctor vino con la moto?”

El asintió con la cabeza. La miré a Mary, le hice una seña y fuimos a los baños.

“¿Cómo vas con Víctor?”

“Genial, es muy copado. Me gusta. ¿Vos?”

“Bien, Víctor está con la moto, ¿Te jode si me rajo con Paco?”

“No loca, dale tranquila.”

Volvimos y lo miré a Paco, que hablaba con Víctor. Cuando me senté, volvió a ponerse a mi lado. Antes que pueda decir nada le dije:

“Ya sabes que estoy muy rayada. Entendería si no querés, porque ni yo misma se como puede salir. Tengo ganas de un buen polvo, y me gustaría sacarme las ganas con vos.”

“Yo dije que estabas como diabla, y no me equivoqué. Cuando quieras partimos.”

Me sonreí, tomé lo que quedaba de la cerveza, pagamos, nos despedimos de Víctor y Mary, y salimos a buscar las motos.

“Vos vivís solo, ¿No?”

“Si.”

“Yo también, pero tengo ganas de algo distinto. Seguime.”

Salimos, íbamos los dos a la par con nuestras Harley, y yo lo guie hasta un motel. A ese nunca había ido, pero una amiga me lo había recomendado. Pedí una habitación y estacionamos nuestras motos.

La habitación era espectacular, con bañera hidromasaje, cama super king, televisor de 50`, y detalles de lujo. Cuando entramos pedí que nos lleven dos cervezas, y ya golpeaban para entregarlas.

Las recibí, prepare la bañera y me comencé a sacar la ropa. Paco me miró y me imitó sin decir nada. Mientras lo hacíamos la bañera se llenó casi por completo. Tome las cervezas y nos metimos uno frente a otro.

“Siempre he dicho que me gusta más ver a una mujer con ropa interior que desnuda, pero en tu caso, tengo que reconocer que tenés un cuerpo espectacular. ¿Estoy por ser yo acá o pudo haber sido cualquier otro hombre?”

“Gracias por tu alago. Estás acá porque sos vos. Siempre tenés buena onda conmigo, como con las otras chicas, siempre respetuoso, educado. Y me sentí con la suficiente confianza como para invitarte a cogerme.”

Cuando terminé de decirle eso, me puse a su lado, el levantó su brazo rodeando mis hombros. Cerré los ojos, apoye mi cabeza en su hombro y me relajé. Estuvimos un rato así. Busque su pija con mi mano, y empecé a masturbarlo, primero suavemente y luego con fuerza. Llevaba un rato bien dura, cuando lo monté mirándolo a los ojos. Apoye mis antebrazos en el borde de la bañera, y nos besábamos mientras yo me movía con suavidad, pero logrando que esa pija, entrara totalmente en mi concha.

Paco se dedicó a besarme el cuello, los lóbulos de la oreja, y mi excitación era mucha. Él con cuidado fue levantándose, hasta sentarse en el borde de la bañera, conmigo montada. Yo me movía y el besaba mis pechos, sus manos recorrían mi espalda con suavidad, pero presionando para que no pueda retirar mis pechos de su boca. Fui acelerando los movimientos, hasta acabar encima de Paco. Me corrí y lo masturbe y chupe su pija hasta que acabó llenándome la boca y la cara de semen.

Nos lavamos en la bañera, nos pusimos las batas de toalla, y fuimos a la cama. Nos tumbamos uno al lado del otro en silencio. Pedimos más cerveza y en silencio la tomamos.

“¿Eso fue todo?” Me preguntó Paco con una sonrisa burlona en su rostro.

Me puse de rodillas y comencé a chupar su pija, que enseguida respondió, le atrajo mi culo hacia él y se puso a jugar con sus dedos en mi concha, y mi clítoris. De vez en cuando, me daba una suave palmada en el culo, que debo reconocer que me excitaba. Sin pensar mucho si lo aceptaría o no, me puse de rodillas sobre su cara, ofreciéndole mi concha para chupar.

No solo la aceptó, sino que se puso a chuparla con ganas, jugaba con mi clítoris con sus labios, apretándolo, golpeándolo suavemente con su legua. Me penetraba la concha con su lengua, volviéndome loca. Hicimos un 69, aunque debo confesar que era más lo que él me chupaba a lo que yo lo chupaba. El desgraciado aprovechó la posición y comenzó a jugar con su lengua en mi orto. Incluso forzaba para perforarlo. Ningún hombre había llegado tan lejos. Ninguno se había ocupado de esa forma de mi culo. Yo estaba extasiada, tenía pequeños orgasmos sintiendo esa lengua jugar en mi orificio.

No aguanté más, y me corrí hacia adelante, metiéndome su pija en mi concha en un solo movimiento. Ni bien la tuve adentro, sentí la palmada de Paco en mi culo, alentándome a galoparlo. Mi excitación me llevó a subir y bajar como loca. Estaba por llegar a un orgasmo cuando sentí que un dedo ensalivado jugaba con mi orto. Baje la velocidad, y lo deje jugar. Sí que Paco sabía cómo tratar a una mujer, conseguir lo que se proponía sin imponer nada, solamente haciendo desear a la mujer lo que él deseaba. No me penetraba con su dedo, solamente acariciaba la zona pero yo deseaba cada vez más que lo meta.

No daba más, deseaba sentirlo en mi culo, tomé su dedo y trate de forzar que me penetre, pero él me dio una palmada y lo solté. En cambio, con su otra mano, comenzó a recorrer mi espalda, acariciándola de una forma increíble. De pronto, si, lo fue metiendo de a poco, yo a moverme cada vez más fuerte. Nunca había sido penetrada por un dedo en esa forma, tan suave, pero al mismo tiempo tan lujuriosa, provocando que realmente quisiera sentirlo todo metido en mi orto.

No soporté más, me movía como loca, me acariciaba el clítoris, mientras una parte solamente de su dedo jugaba en la entrada de mi orto, y su pija llenaba por completo mi concha. Más rápido me movía, más me excitaba, hasta que de repente, estalle en un orgasmo tremendo, y él me siguió, llenándome de su leche la concha. Sacó su dedo de mi culo, he hizo que me acueste sobre su pecho, dándole la espalda.

Lo que siguió, debe estar en el manual para el perfecto amante. Besaba mi cuello, mientras sus manos recorrían mi cuerpo exhausto, no buscando excitarme, sino mimarme, acariciarme, sus manos fueron a mis pechos y los recorrían con una suavidad y ternura infinita. Su pija seguía en mi concha, apenas fláccida. Yo gemía suavemente, sus besos me transportaban a otra dimensión, una mano bajó, y se puso a jugar con mi clítoris, mientras la otra, jugaba con un pezón, sin apretar ni provocar dolor. Todo era suave.

Quise moverme, retribuir algo de lo que me daba, pero él lo impidió diciéndome al oído:

“No preciosa, dejame gozar con tu cuerpo.”

Él me decía que lo deje gozar con mi cuerpo, pero era yo quien estaba gozando como loca con lo que él me hacía. No sé cuánto tiempo estuvimos así. Perdí la noción del tiempo. Logro que goce una y otra vez. Sentí que su pija se endurecía, pero él no se movía para nada. Mis orgasmos eran fuertes, pero nunca habían sido tan placenteros, los sentía muy profundos.

En uno de esos orgasmos, sentí como el nuevamente acababa en mi concha. Si, sin moverse.

Me dejé caer a un lado de Paco, y lo bese profundamente, tomándole la cara con ambas manos. Apoye mi cabeza en su hombro, pase mi brazo por su pecho y minutos después, en una paz total, me quedé dormida.

Cuando desperté, Paco dormía profundamente. Fui a la ducha y cuando salí él estaba sentado en la cama.

“Buen día hermosa.” Me dijo con una sonrisa brillante en el rostro.

“Maravilloso despertar me regalaste.” Dije y fui directamente a besarlo y él me respondió abrazándome.

Nos vestimos y cuando salíamos me dijo:

“Flaca, vamos al boliche de Tony, hoy nos íbamos a encontrar el grupo.”

“Dale, pero dejame pasar por casa. Eh, pero veni conmigo.”

Paco asintió, pagó el hotel, y fuimos a mi casa. Estacionamos las motos en el garaje, y entramos. Ya era el mediodía del sábado.

“Dame 5 que me cambio.” Dije.

Fui a mi cuarto, miré mi ropa, me miré al espejo y me sonreí. Me cambié la ropa interior y solo me puse una tanga, brazier no. Me puse una remera blanca, super ajustada, una mini super corta, que casi dejaba ver mi cola, las botas y mi campera. Me puse perfume, me peiné un poco, y fui a living, donde me esperaba Paco.

Cuando me vio aparecer se puso de pie, mirándome detenidamente.

“¿Con esa mini pensas ir en la moto?” Me preguntó.

“En realidad, me preguntaba si vos tendrías algún problema que vayamos en una sola moto, la tuya…” Le dije y fui hacia él, me pare muy cerca, mire su bulto que empezaba a crecer y le di un beso, para después darle la espalda y girar mi cabeza para ver su cara, y los ojos le brillaban con todo.

Me tomó de la cintura y me atrajo hacia él, haciéndome sentir en el culo como su pija estaba dura. Mientras la liberaba, apretaba mis pechos, con fuerza. Me puso en cuatro patas en un sillón, corrió la tanga y me penetro con fuerza. Instantáneamente me moje por completo. Me tomaba de la cintura y embestía con tanta fuerza que el choque de nuestros cuerpos me hacía doler. Estaba desatado, hasta su pija se sentía más grande.

Sentir que parecía otro hombre, que no era el mismo que la noche anterior me había vuelto loca con sus caricias y ahora no tenía piedad de mí, embistiéndome con fuerza, me volvía loca. De pronto sentí que escupía mi orto, y estuve segura que me iba a penetrar por allí. Me preocupe porque no estaba dilatado y sentirlo tan caliente, pensé que me iba a doler y hasta lastimar, pero no podía negarme, lo deseaba. Sin embargo, fue un dedo el que me comenzó a penetrar.

Dije “Sí” y el dedo entro hasta el fondo. Aullé de placer al sentirlo. Me poseía como endemoniado. Cada vez se movía con más fuerza. Casi no podía sostener sus embestidas. Sin esperarlo y sin aviso, acabó en mi concha con todo, generándome un terrible orgasmo. Luego de unos segundos, la sacó, lo mismo que su dedo, acomodó mi tanga, me puso frente a él y me besó con todas sus fuerzas. Yo lo abrace y acomodé mi cabeza en su pecho.

“Vas a tener que esperarme de nuevo, porque tengo que pasar al baño y a cambiar la tanga.” Dije. “Ah, no me contestaste.”

“Vamos en mi moto.” Dijo.

Me cambié, tomé mi casco y subí a su moto. Me abrace a su pecho y partimos. Pensaba en lo bien que me sentía, en que claramente podía enamorarme de ese hombre. En la cama, era genial, y lo que conocía de él, me gustaba, me atraía. Pero quería esperar a ver como se comportaba el después de la noche y el mediodía que pasamos. Cuando llegamos, baje de la moto, él la estacionó y cuando bajó de la moto le dije:

“Paco, no esperaba pasar la noche y el mediodía que pasé. No te miento si te digo que fue la mejor cogida que me dieron en mi vida. Lo de anoche fue impresionante, te juro nunca un hombre me hizo gozar como lo hiciste vos. Y lo de hoy a la mañana, fue brutal.”

Paco me dio un beso, y sin decir nada empezó a caminar para entrar al boliche. Yo me quedé un par de metros atrás, él se detuvo, me esperó y para mi sorpresa, tomó mi mano, y así entramos. Como los demás no habían llegado, fuimos directo a la barra. Tony nos miró, y sonriendo nos saludó:

“Buenas, desayuno, almuerzo, o un brunch bien argentino.”

Paco me miró, yo le dije que decida él, y pidió un brunch bien argento. Tony nos sirvió dos aperitivos, y fue a preparar el brunch.

Sin darme cuenta, mire nuestras manos entrelazadas. Cuando levante la vista, me encontré con los ojos de Paco, que me miraba sonriendo.

“¿Entonces?” Le pregunté mirando nuestras manos nuevamente.

“Flaca, vos decidís, yo no tengo ningún problema, podemos ser amigos, más que amigos, o…”

“Yo tampoco tengo problemas, pero creo que lo más inteligente que podemos hacer es ser “más que amigos”, hasta conocernos un poco más, y ver si podemos “funcionar”.

“Dale. Me parece una decisión inteligente, tal como sos vos.”

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