Hola, que tal.
Hacía tiempo que no escribía por aquí, pero he vuelto para contar lo que le pasó a mi amiga María hace unos días, en una noche loca que nunca olvidará, y que bueno, cuando me lo contó creo que yo tampoco, la verdad que es una historia de lo más peculiar y caliente que acabó muy bien.
Mi María tiene es esas chicas que, si bien parecen tímidas, luego es de lo más lanzada, con ella nunca te aburres, es especial, tiene un don de gentes que hace que cualquier persona quiera conocerla. Es simpática, extrovertida divertida.
En el terreno sexual nunca le faltó, desde que se la recuerda siempre tuvo a alguien, aunque no le durasen mucho, el que más le duró fue un joven fotógrafo con el que vivió cerca de 3 años, pero aparte, nadie recuerda verla más de 3 o 4 meses con la misma persona. Pero ahora, que acaba de cumplir los 50, cada vez le gusta más quedarse en casa, hacer pequeñas reuniones de amigas. Muchas noches, las pasa a solas delante del televisor.
No le presta mucho caso, solo lo escucha de fondo, se dedica más a estar danzando con el móvil, a ver que hacen o dicen otros en redes sociales, sus fotos, relaciones, y mientras repasa de memoria cosas que le han pasado en la vida.
Cuando llega la noche, en su habitación enciende el portátil, es el único acto antes de dormir, no tiene prisa. Se prepara una buena copa, un vaso grande con mucho hielo, ginebra y tónica de una lata abierta del día anterior. Mientras se lía un cigarrillo, el portátil arranca y mostrando timidez, abre página en privado y entra directamente en una página de chat de sexo.
Primero entra como invitada, no se atreve a ponerse un nombre, tan solo se dedica a leer, los cometarios de todo tipo que van apareciendo en su pantalla. Casi todo son chicos q se ofrecen, algunos más tímidos y otros más salvajes, de vez en cuando, alguna chica que busca relato. Y María piensa, eso es, quiero un relato.
Por fin se decide, y pincha en cambiar nombre… “madurita_relato”
Comienzan a saltar privados, así todos con un hola, o hola madurita, algunos más atrevidos, tipo de sí que está cachonda, otro dice que la tiene dura que la tiene que, si le ayudo a masturbarse, hasta que uno llama su atención, uno llamado, “jovencitoxmadurita”, que se presenta con una frase que le llega directa.
– ¿Qué harías si estuviera delante de ti, desnudo, con la polla en la mano?
– Bueno, no sé, no me esperaba una pregunta así.
– ¿Qué años tienes?, le pregunta.
– 19, ¿te gusta amor?
A María se le dibuja una sonrisa, y más cuando el chico, empieza a describirse. Moreno, pelo corto con barbita, algún pendiente, ojos verdes, es alto, mide 1.88, 80 k, por lo que parece que está en buena forma.
Pasan unos poco minutos, ella no hace más que leer lo que le han dejado escrito, lo lee repetidas veces intentando pensar cual sería la respuesta.
-¿Hola? ¿Estás? ¿Te has asustado?
-Perdona, la verdad es que estaba leyendo esto que has puesto, y no sabía que responder.
-Es fácil, solo déjate llevar y dime qué harías. Yo estoy de pie, delante de ti, completamente desnudo y con mi polla dura en la mano.
-Mirar, observar. Eso haría.
-Miras con deseo, con lujuria, ¿quizás asustada?
María da un buen trago al copazo que se puso, y de seguido responde. Siente la necesidad de soltarse, de decir lo primero que le pasa por la cabeza.
-Creo que me acercaría, aproximando la mano a medida que me apego a ti y dejándola posar sobre ese miembro.
-Así me gusta zorrita, le respondió el chico. Agárrala fuerte y pajéame mientras me ofreces tu lengua.
En ese momento, María se llevó una de sus manos a su entrepierna y de percató de que estaba empapadísima, en solo diez minutos que lleva de chat con aquél joven, le habían calentado como nunca recordaba, sintió como sus braguitas se mojaban, sintió como sus dedos se deslizaban suavemente y vaya si estaba mojada, al retirarlos un hilito salió entre sus dedos y el coño.
-Vamos zorra, ponte de rodillas y chúpamela.
Cuando leyó eso, el subconsciente le hizo llevarse un dedo a la boca. Lo chupó de la forma más sensual que pueda imaginar, abrió la boca y jugó con la punta de la lengua sobre el dedo, saboreó los juguitos que le habían salido.
-Sí, me pongo de rodillas, delate tuya, me agarras del pelo y siento tu polla entre mis labios, puedo notar como se hincha el capullo, y haces porque entre dentro.
-Ahora lo succiono, mirándote a los ojos. Ves como tu polla desaparece lentamente entre mis labios para llegar a lo más profundo de mi garganta.
-Así puta, chúpala. Ummm… que delicia,
-Te agarro del pelo y hago que te entre entera, te dan arcadas.
Ahí fue donde María se percató de que las caricias que se hacía sobre su coñito, habían pasado a ser masturbación, se estaba rozando el clítoris con la yema del dedo, alternado con meterse dos dedos dentro y moviéndolos con ritmo.
Estaba jadeando.
-¿De dónde eres zorra?
Con las manos impregnadas de sus jugos, escribió.
-Madrid.
-Ummm. Lame los huevos, no pares, chúpalos bien.
-Yo también.
Por un momento María se quedó un tanto pensativa, el chico le está describiendo como se la chupaba y al mismo tiempo pregunta de dónde era. Era como si llevase dos conversaciones a la vez.
-Vivo en la zona centro, dijo María.
Y siguió escribiendo.
-Ummm. Siento tu polla palpitar entre mis labios, siento como se hinchan las venas. Me garras del pelo haciendo que acelere, ahora mi cabeza se mueve al ritmo que tu marcas. Por la comisura de los labios, siento como cae una mezcla de babas y jugos caen sobre mis tetas y me lo restriego. Me lo paso por mis tetas, bajo mi mano al coño a tocarme mientras sigo comiéndote la polla.
-Ah. Grito de placer, mi polla está a punto de reventar, masajéame los huevos mientras me corro en tu boca.
-Asiii. Ahhh suelto lechazos, descargo el semen sobre tu boca, tu cara, me la sigues chupando, siii, no pares, salen más chorros, estás impregnada de mi semen.
-¿De qué parte de Madrid?
-Centro, respondió María
-Anda mira, que casualidad, yo también.
-A ver si vamos a ser vecinos
-Jajaja. ¿Te imaginas?, iría a follarte cada vez que me lo pidieses.
-Pero oye, ¿te has corrido de verdad?
-Sí, claro, aquí tengo la corrida encima de mi abdomen, la he dejado caer. Me has puesto tan cachondo. Como la chupes así en realidad, ufff, que diosa.
-Pero ahora voy a por ti, no te preocupes, ahora voy a hacer que te corras muy rico, porque te estabas tocando, ¿verdad?
-Sí, la verdad es que si, estaba con dos deditos jugando.
-Sigue metiéndolos, nota la humedad que tienes, siéntelos.
-Imagina que soy yo, que separo tus muslos y acerco la cabeza, poniendo los labios sobre tu coñito. Saco la lengua y paso la puntita, si despacito, haciendo que des un sobre salto.
-Ummm, siii, siento tu aliento, tu lengua. Te acaricio el pelo mientras lames mi coño.
– ¿No vivirás en la calle del comercio?
En aquel momento, María se quedó de lo más sorprendida, casi sintió como se le paraba el corazón, es mi calle, joder es mi calle. Dijo con un tono de cierto miedo. Pero, ¿cómo va a conocerme?, de qué? se preguntó, dejó sus manos quietas separándolas de su entrepierna.
-Porque yo vivo ahí. Dijo él.
Por un momento se quedó más tranquila, sólo es una coincidencia, como va a saber dónde vivo, se respondió a sí misma. Sintiéndose de repente muchísimo más aliviada, estaba chateando con alguien que resultaría ser un vecino. O casi.
El chico siguió escribiendo como si nada.
-Te doy la vuelta, de un rápido movimiento te pongo a 4. Agacha la cabeza. Así, muy bien, puedo ver tu coño palpitando y como mueves tu culo, te contoneas, hasta que pongo las manos encima, separo las nalgas y paso la lengua.
-La paso lentamente de arriba a abajo, ahora de abajo arriba, repetidas veces, lamiéndote tu coño desde atrás, subiendo hasta llegar a tu ano.
-Comienzo a meter la lengua dentro de tu coño, al mismo tiempo, meto dos dedos. Los muevo dentro rápido, por fuera lento, acariciando.
-Uno de dos dedos, choca contra tu culo, y siento como relajas de inmediato, paso la lengua para darte más placer mientras que empujo el dedo.
-Siii, grita María, siento como me metes a la vez un dedo en el coño y otro en el culo, mientras sigues lamiendo, jodeeer. Me estás poniendo a mil, si sigues así harás q me corras como una perra.
A esas alturas, María ya se masturbaba fuerte, metiéndose hasta 3 dedos, acariciando el clítoris, estirando de los pezones, estaba totalmente entregada a aquel polvo virtual. Realmente, lo estaba viviendo.
Sus jadeos los trasmitía al chat, estaba cerca de correrse y así se lo hacía saber, ella se imaginaba en esa postura, a 4 patas, con el culo en pompa siendo comida por todo un experto.
-siii, me corro, dios, asi asi… jodeeer, destrózame joder, me corrooo.
-No paro de chupar, de meterte los dedos, de pasar la lengua, quiero que sigas corriéndote, más y más, que tus orgasmos se sucedan hasta que te mees de gusto.
María comenzó a correrse, estaba teniendo un orgasmo de lo más salvaje, sus piernas temblaban, realmente estaba como si se hubiera corrido en la cara de aquel chico. Sus piernas todavía con espasmos.
Permaneció durante unos segundos exhausta, sin aliento, con el coño todavía palpitando, impregnado de jugos, recostada en la silla, totalmente abierta de piernas.
Cogió la copa, dio un buen trago y se puso de nuevo al chat.
-Comercio, yo también vivo ahí
-¿A sí? Qué casualidad, no me digas, jajaja. A ver si vas a ser mi vecina y tengo que ir ahora mismo a apagar ese incendio que tienes entre las piernas. Creo que estábamos predestinados a conocernos, y te lo voy a preguntar.
-Tú dirás, qué quieres preguntar.
-¿Quieres que vaya a follarte ahora mismo?
-¿Ahora?
Respondió rápido María, quizás demasiado.
-Sí, por qué no.
-uff, no sé. Esto no estaba en mis planes, ni mucho menos que un total desconocido, que podría ser de cualquier parte del mundo, que seamos casi vecinos. Me he quedado muerta. Todavía estoy asimilándolo.
-No sé, déjame pensarlo, ahora mismo, solo puedo decir que me has dejado con las piernas temblando, he tenido una buena corrida y si sumo esto de que puede que seas mi vecino, mi cabeza explota.
-Te lo vas pensar, eso es que hay alguna posibilidad, jajaja.
– ¿Sabes qué? Que por qué no.
-Oleee, dame datos y voy ya, no tardo nada.
María le pasó los datos, que eran dos manzanas más abajo, y prácticamente no le dio tiempo a preparar nada, a estirar un poco las sábanas de su alcoba y poco más, en seguida, sonó el telefonillo, el chico, ya estaba en el portal.
María abre sin preguntar, solo le da a la tecla de apertura y de fondo, en el silencio de la noche escucha como se abre. Solo está con unas braguitas y un top de tirantes, junto a la puerta esperando a escuchar muy cercanos los pasos y abrir antes de que sonase la puerta, quería también evitar que cualquier vecino escuchase sus escarceos.
Oía como se acercaban los pasos, apagó la luz de la entrada y en cuanto sintió que los pasos se detenían, abrió la puerta dejándola entreabierta.
La mano del chico la empuja lentamente, haciéndose camino para entrar, ella detrás esperando a que pase, y en ese momento, ya dentro él, cierra la puerta, enciende de nuevo la luz, y se muestra ante él.
El chico se acerca y se besan de inmediato. Abren sus bocas y sus lenguas se buscan desesperadamente, se entrelazan mientras sus manos se acarician. Ella le recorre la espalda, clavando sus dedos. Él agarra su cintura, bajando las manos para clavar los dedos en su culo. Abren sus bocas besándose las lenguas.
María, sin dejar de besarse dio unos pasos para atrás, dirigiendo el camino hacia su alcoba. Él la quita el top, casi arrancándolo, y la lanza sobre la cama, se la queda observando entre la oscuridad, entonces María, enciende las luces led del cabecero, en color azul oscuro. Él se pone a sus pies y comenzó a gatear hacia ella, la quita las bragas y comenzó a recorrer los muslos con la lengua.
Fue subiendo, despacio, hasta llegar a su coño, comenzó a lamerlo, a pasar la lengua, igual que no hacía mucho se lo había descrito. Pero esta vez era real, María estaba agarrándose a las sabanas fuertemente, ese chico le estaba comiendo el coño mientras le metía dos dedos.
Gemía y gemía, le caía sudor por la frente, el chico se reincorporó, se puso de pie y se desnudó delante de ella, quedándose totalmente desnudo con la polla en la mano.
Ella, con una sonrisa de lo más pícara, le dice: -Esto me recuerda a la primera frase cuando nos conocimos en el chat. Que me preguntaste: Qué harías si estuviera delante de ti, desnudo, con la polla en la mano?
Los dos se rieron y María comenzó a chuparle la polla mientras estaba sentada en la cama. Luego, tuvieron mucho sexo, de todas las posturas, en todos los lados de la casa. Sexo oral, anal. Y así estuvieron hasta que amaneció, se quedaron fundidos en un abrazo, desnudos, agotados, impregnados de sexo.
Ahora creo que este chico, que se llama Leo, por cierto. Le visita un par de días a la semana, María luce espléndida.
Amy