Parte 1.
Después de un par de semanas de estrés, pude distraer mi mente con putas y cheve. Como cada año, en el cumpleaños de mi camarada Toddz y yo fuimos a nuestro putero favorito. Antes íbamos más seguido, pero pues ya saben… la vida.
En fin, siendo una ocasión especial, lleve algo de dinero y dije “que pase lo que tenga que pasar”.
Hay una mujer llamada Dora (la Devoradora!). Ella es una mujer entre sus treintas o cuarentas. Una mujer madura bien añejada, pero puerca por la cantidad correcta. Muy buena onda, muy platicadora. A la vez pilla y cabroncita en el buen sentido.
Siempre viene conmigo porque es muy insistente y nomás no le digo que no porque soy una persona que le quiere caer bien a todos y a me agarro de su pendejo. Llega a mi mesa y me dice “¿qué onda una mamadita?” (Se me está parando de solo acordarme). Y yo dudoso dije “si!”. Y a pesar de que sentí que no iba estar chio, esa ruca me hizo un jalesote bien perron!
Fuimos al cuartito del privado, me senté en el sillón y me bajé los pantalones. La ruca, se quitó la blusa. Su el de una milf. No está gorda, tiene un abdomen grueso, pero tiene buena figura. Los hombros anchos. He de allí su cuerpo de botella. Pelo rubio, naricita chata. Su pecho tiene alrededor de 65 o 70 cm y un culazo de fábula Sabroso. Cada vez que puedo, me como unos peditos suyos.
Mi verga no es muy grande, unas humildes casi 6 pulgadas. Me la saco y Dora, sin perder el tiempo, se la mete a la boca. Ella cierra los ojos, y empieza con su boca; “arriba y luego abajo…arriba y luego abajo…”. Mientras hace esto, me acaricia los muslos al mismo tiempo que le acarició la espalda y sus hombros.
Ella no se puede meter toda la verga a la boca. Yo jugando, le empujo la cabeza hacia abajo. Ella medio se enoja, y me dice con voz molesta pero a la vez tierna y dulce: “¡no hagas eso!” y me pega en los muslos. Yo nomas rio, y me pongo mas duro. Pero trato de no ser un mierda con este mujeron. Ella sabe que lo hago jugando.
Descansa un poco, me mira a los ojos mientras me masturba y me dice “No hagas eso. Tienes un vergononon! Y me ahogo!”. Me hace sentir como si fuera un puto semental cuando me dice eso.
Vuelve a repetir el mismo “combo” con su boca y su mano. Para variar un poco, le digo “deja poner mi verga en tus pechos”. Ella se la saca de la boca y lo empieza a frotar entre sus delicados pechos. Me mira al rostro y me dice “¡ya te hacía falta venir conmigo, papi!”.
Yo contesté con voz: entre cachonda y falta: “Si, ya era justo y necesario.”. Y la bese. A mi no me importa que hayan tenido mi verga en su boca. Soy bien besucón.
Me pregunta: “te vas a venir?”.
No les voy a mentir, si una morra me hace una chaqueta no me vengo. Estoy tan acostumbrado a mi manos que tengo que terminar yo. Siendo así, le dije “Si. Déjame terminar”. Empiezo a chaqueteármela mientras ella me mira la verga. Una vez que estoy apunto, le digo “ya va a salir” y ella pone los pecho.
Allí descargue todo mi semen. Ella me dijo, “ummm que rico”.
Nos pusimos la ropa, y ella me dijo: “Espera a que me hagan la lipo y culeamos rico”. Yo conteste: “Así te vez bien pinche sabrosa!”. Y le di una nalgada de amor. Ella rio y con una mirada coqueta mirándome por el hombro se despidió, “nos vemos luego. Te cuidas”.
Por eso me encantan las cariñosas, Majin Boo!
Regrese a la mesa con mi compa Todds y seguimos viendo a las mujeres. Y de repente veo la oportunidad perfecta para poder cumplir una de mis fantasías. Su nombre era Senaida. Una mujer negra muy fina de Sudamérica. Sonreí y pensé, “vaya, vaya! esta noche aún no termina”.
Parte 2.
Media hora después, vi a esta pinché negrita bien sabrosa de Sudamérica; Senaida. El día anterior, Toddz y yo habíamos venido a checar el cuadro y casi todo estaba igual desde la última vez que fuimos. Ese día me había llevado a Senaida a un privado y me preguntó: a ver cuando culeamos?
El día en cuestión, a Senaida le di un par de dólares durante su baile y se me acercó y con su voz profunda y lenguaje jerguiados me dijo: “Vamos a culear?”. No sabía qué contestar. Me puse nervioso. Se veía muy imponente. Era el feminismo empoderado en carne viva.
Senaida tenía un bikini azul que no dejaba nada a su imaginación. Piel de canela oscura, labios delgados y delicados. Debe tener entre 27 a 31 años. Su pelo ondulado castaño con puntas magenta. Sus ojos de color ámbar que al verte podrían dominar tu alma. Su cuerpo mide 1.75 m. Medidas 90-60-90. Un cuerazo. Nalgas naturales. Pechos aumentados. Al igual que Dora, no se sienten naturales; sin embargo, se sienten reales porque puedo tocarlos.
Al desnudarse toda en la pista, le tuve que dar otro billete, se acostó boca-arriba. Me puse encima de ella y le di un beso en los labios, mientras recorría su cuerpo con mis manos de los pechos a sus nalgas. Siempre hace lo del beso. Es muy besucona.
Estaba dudoso y Senaida estaba perdiendo la paciencia y con tono molesto dijo “Ud. dijo que íbamos a culear”. No sé que tenía su acento. Por lo regular me gusta una morra con voz delicada o aguda. Pero su voz entre grave y femenina fue también como una cachetada de “ponte las pilas, cara de verga! Pinche viejonon!”.
Siempre he querido estar dentro de sus entrañas, pero han pasado cosas en mi vida que no me han dejado tener erecciones apropiadamente. Sin embargo me armé de valor y conteste, “vamos”.
Término al baile, fue a mi mesa, discutimos el trato y lo cerramos. Fuimos donde están los cuartos con cama (tipo hotel) y había un chingamadral de gente esperando cuartos (con cama). Así de repente. A la gente le dio por tener ganas de coger. Son como 5 cuartos y en todos había gente echando pata. Y otros 5 en el “lobby” esperando.
Pensé “Esto otra vez… esto no se va a hacer. El Creador de la Tierra está en contra de mi fantasía interracial bronce-ébano”. Sin embargo, Senaida es muy astuta. Me preguntó, vamos a los cuartos de baile privado. Sin deberla ni temerla conteste: “si vamos”. Pero en realidad no estaba listo. Dora me había ordeñado hace rato.
Pero el olor de su perfume, el ambiente cachondo del lobby, y el meneo de las nalgas de Senaida me le estaba devolviendo la sangre a mi verga. La vida a mi cuerpo. Al menos un 65%. Suficiente no para gozar del todo, pero para decirle a Toddz: “El Don se ha vuelto interracial”.
En cuanto entramos al cuarto, la Senaida me ordenó “quítate toda la ropa”. Yo soy muy penoso, pero de alguna manera el Creador me estaba poniendo a prueba. Me estaba diciendo, “esto es lo que has querido toda tu vida, no perro!? Cogerte a una reina nubia. Este es el precio qué hay que pagar hijo mío”. Y en verguiza me encuere mientras ella también. Eso es lo que no me gusta de las cariñosas, la prisa.
Más de cerca aprecie sus voluptuosas y moderadas nalgas. Tuve que besar una y otra. Toque su panocha con la yema de mis dedos delicadamente. Su culo me invitaba a darle un largo pero delicado beso. Deje un poco de saliva para refrescarlo.
Me senté en el sillón y ella se puso de rodillas al igual que Dora.
Al ver mi verga, Senaida con cara sorprendida me dijo, “tu bicho está lleno de brillitos”. La evidencia de que Dora había restregado sus tetas contra mi verga.
“¿Cuándo fue la última vez que tuviste algo?”, y yo conteste “hace rato con Dora”. Y nomas me miró y se río. Y le dije “a ver si se me para”. Y me dijo “ja ahorita vas a ver!”.
Y empezó a mamármela. A diferencia de Dora, Senaida me miraba a la cara con unos ojos sensuales, hipnóticos. Y también a diferencia de Dora se metía toda la verga en mi boca. Y cuando digo toda…es toda.
Después me dijo, quieres que me siente en ti. Y yo, “siii”. Y no sé como estaba erecto, pero lo estaba. Me pone un condón en mi falo y después me monta de espaldas. Cuando se me sube, oooh Dios. Me perdí en el tiempo y en el espacio. De espaldas, Senaida gemía mientras subía y bajaba a sentones con mi falo dentro su caliente panocha. Se sentía como tener un cobertor eléctrico de seda caliente en el nivel máximo en mi verija.
Y la morrita es muy flexible. Arqueo la espalda y su cara estaba con mi cara a pesar de ella estar de espalda. “¡No pare hijueputa!” me suplico. Con una mano le agarraba los pechos mientras la besaba en el cuello y con la otra lograba frotar su clítoris.
No pude besarla del todo. Logre lamer sus labios. No me importaba. En ese momento no quería ser del todo cariñoso. Tenía ganas de poder ser lo más puerco y morboso que pudiera.
“Me voy a venir” grito. Pero la mamada de Dora había desgastado un poco mi erección. Como dicen los comentaristas de fútbol “la tenías de pechito pero la dejaste ir”. Senaida se levantó, se puso de frente y me dijo: “te voy a enseñar mi squirt!”.
Puso un pie en el sillón mostrando su dulce panochon casi en mi cara. Y se empezó a frotar. Yo con una mano completa le agarre el pecho y pellizcaba el pezón con una fuerza moderada. Lo suficiente para hacerla sentir rico. Mientras con la otra le acariciaba el muslo y una nalga.
Ella mientras gemía nos mirábamos a los ojos. Ambos con cara de morbo y lujuria voyerista. Yo el espectador y ella la protagonista. Pasaron menos de 10 segundos y sentí sus jugos calientes en mi muslo. Después de eso, con ambas manos la sostuve de su cabeza y le di un par de besos largos y ricos.
Recuperé un poco mi erección. Senaida se puso de 4. “Métamela” pido. Empecé a embestirla tan duro como podía. Después de 4 minutos le dije me voy a venir. Ya no podía aguantar mas. Me dijo: ”échemelo! lo quiero en las nalgas!”. Violentamente me quité el condón y disparé un par de gotas. Quede un poco decepcionado,
Y ella ya estaba enfadada de erecciones a medias. Por alguna razón platicamos un poco. Me dijo “la próxima vez viene conmigo primero, eh? No se deje. Que la Dora no lo convenza”.
Nos vestimos, y al salir de los cuartos me dijo, “Agárreme de las manos pa que nos vean”. Yo con mucho gusto. Senaida era un encanto. Su fuera lo suficientemente hombre me la robaría de ese lugar. Me acompañó a la mesa y ella le dijo al oído al Todds, “Este hombre tiene un bichote que me vuelve loca”.
Todds solo rio y me dio una cerveza. Miramos un par de bailes y nos fuimos a casa.
Ahorita estoy juntando dinero y estamina para el round dos.