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Una mujer ignorada, otro hombre la disfruta
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Lorena es una mujer de 1.60, rubia, muy buenas lolas, y una cola prominente, cursando sus treinta y pico, no estaba en su mejor momento físico y sumados a sus problemas maritales no pasaba su mejor época.

Su marido la ignoraba totalmente y estaba cansada de tener que pedirlo, como castigo lo tenía en abstinencia hace algunas semanas pero la situación se ponía cada vez más tensa. Además tenían un nene chiquito que demandaba mucha atención y siempre era Lore la que estaba pendiente de él mientras su marido estaba abstraído en su celular.

En el sexo siempre habían estado bien, lo hacían en varias posiciones, a Lore le encantaba en cuatro con las manos en sus lolas para sentirla bien adentro pero tenía una idea dando vueltas en su cabeza hace tiempo; quería sentir un pene grande en su interior, el de su marido era normal y siempre se preguntó que se sentiría, ya que alguna de sus amigas habían tenido la experiencia y habían quedado gratamente sorprendidas.

Ante la falta de respuestas en su casa y la cada vez mayor despreocupación de su marido, Lore se volvió a inscribir en el gimnasio de su zona y a fuerza de voluntad y trabajo, logró hermosos resultados en su silueta, recuperó su cintura, marcó la cola y tonificó sus brazos y piernas, estaba realmente preciosa pero su marido parecía no importarle mucho y seguía en la suya, en ella seguía dando vueltas por su cabeza si la estaba engañando o no pero no tenía pruebas para demostrarlo.

Pero en el gimnasio era otra su vida, el instructor si veía los cambios y cada vez estaba más cerca, la acompañaba y alentaba y la hacía sacar lo mejor de ella, Lore se sentía orgullosa de sus resultados y le gustaba recibir atención personalizada, aunque sabía que lo dejaba acercar más de lo cuenta o tocar un poco más allá de lo permitido socialmente.

En una de esas tardes, el instructor le dijo si quería ir a una clase especial de una nueva disciplina que mezclaba yoga con crossfit, ella dijo que si porque le parecía interesante la fusión de ejercicios y se anotó en la clase piloto, era un sábado a las 9 h.

Los días transcurrieron normalmente, ya hace 3 meses que no tenía sexo y realmente estaba necesitada y entre una cosa y otra no había tenido tiempo de autocomplacerse mas que algún toqueteo ocasional en la ducha, pero no había llegado al orgasmo.

Lore siempre estaba depilada, cuando se veía desnuda al espejo, le gustaba lo que veía, había mejorado muchísimo su figura.

Llegó el día de la clase, había unas 5 mujeres, 1 hombre y el instructor, transcurrió normalmente, Lore se fue al vestuario como siempre junto a 2 compañeras, se desnudó para bañarse, se puso los auriculares y mientras estaba en eso, el instructor gritó si había alguien en el vestuario porque en el de hombres no salía agua caliente y al no recibir respuesta entró y se desnudó para ir a bañarse, cuando entró al sector de duchas se sorprendió al ver a Lore de espalda, él se acercó despacio para no asustarla, se apoyó en su espalda y le quitó el auricular y le susurro "¿me puedo bañar con vos?". Lore no reaccionó solo sintió un enorme pene rozando su cola y asintió con la cabeza.

La excitación era enorme y no quería darse vuelta, el instructor le enjabonaba la espalda llegando hasta su cola, para luego subir por el frente rozando su pubis depilado y sus grandes lolas, Lore por su parte solo emitía pequeños gemidos y le enjabonaba el pene, recorriéndolo con sus manos, era al menos una mano más larga que la de su marido y mucho más gruesa, su cuerpo estaba listo para ser penetrado, estaba muy excitada.

El instructor sin rodeos acercó el pene a la entrada y lo fue introduciendo suavemente, centímetro a centímetro, eran más de 20 cm…

Cuando entró completamente Lore explotó en una seguidilla de orgasmos que venía conteniendo hace semanas, se sentía por primera vez en su vida totalmente llena y él empezó el bombeo suave, pero profundo, mientras Lore se agarraba las lolas con una mano y la cola del instructor con la otra, no quería que se la saque, estaba en el cielo.

No le importó que no usaba preservativo, que no lo conocía, que había dejado las pastillas, nada, era una mujer en celo, salvaje y quería solo sentir y olvidarse de todo.

El instructor no la defraudó, la embistió por más de media hora, los gemidos llenaban el lugar, le pedía que siga y no pare, hasta que la dio vuelta y le llenó la cara, la boca y las lolas de leche, Lore se la chupo para sacarle hasta la última gota y quedaron los dos rendidos, había tenido más de 10 orgasmos y le temblaban las piernas.

Como pudo se volvió a bañar para limpiarse los rastros de semen, se vistió, y se fue a su casa con una sonrisa pintada en la cara y una sensación entre sus piernas que quería volver a repetir…

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