Sabia del extraño romance, entre mi madre, y un vecino que vivía muy cerca de nuestra casa. Las absurdas escusas por llegar tarde a casa, hacían evidente una relación de infidelidad. Para este momento, mi padre no se encontraba en el país, por motivos de trabajo, estaba fuera por largos periodos. Este era el momento que ella aprovechaba, ¿pero, desde cuando tenía este comportamiento de infidelidad? acaso ellos estaban separados y por eso ella hacia lo que quería. Hasta ese punto podía entender, pero de ahí, a que folle sin ningún reparo en la habitación que ambos compartían como pareja, fue algo que me sorprendió.
Llegar a casa y encontrarte una escena desagradable emocionalmente, ver que un sujeto, le esté comiendo el coño, ver a tu madre follando, con un sujeto al que conocías desde hace mucho tiempo. Ver a tu madre cachonda, excitada, piernas abiertas pidiendo le penetren la vagina. Fue algo que me lleno de rabia, encendió un sentimiento de desprecio hacia ella, pero yo no estaba entendiendo algunas cosas. Su deseo sexual hacia un vecino, las ganas que tenía por ese sujeto, que dicho sea de paso es amigo de mi padre. Unos de los pocos que tiene, que hasta donde yo recuerde, el asistía a mi casa junto con su esposa.
Cuando se reunían los 4 la pasaban muy bien, aunque yo era pequeño, recuerdo esas imágenes, esos momentos. También sé que ellos nunca llegaron a tener hijos, que al tiempo la mujer emigro a los Estados Unidos, y ella se quedó por haya.
En esta etapa, él visitaba nuestra casa, ahora solo eran 3 adultos. Era muy gracioso verlo mareado, caía rendido donde sea, las veces que se reunían, el terminaba en el sofá de casa. Ya no vivía cerca de nosotros, la casa la habían vendido, y para que no manejase ebrio, se quedaba a dormir. Cuando cumplí los 19 años, pude beber unas copas de licor con ellos. Cada cierto tiempo, el venía a nuestra casa, mi madre preparaba una cena, y jugábamos a las cartas. Comíamos y bebíamos cervezas. Ya con el paso del tiempo, fui creciendo, ya para mis 22 años, recuerdo que lo volví a ver en casa, pero una visita algo fuera de lo normal.
En aquella oportunidad, mi padre no se encontraba en casa. Yo al llegar de clases, entre despacio, me sorprendió mucho ver un coche fuera de casa, los encontré bebiendo en la sala, ambos estaban juntos en el mismo sofá. Una botella de whisky, dos vasos con hielo, mi madre algo sonrojada por el alcohol. En la sala, las luces estaban apagadas, solo estaba encendida una bombilla que alumbra el pasillo, lo que deja, casi toda la casa a oscuras. Entre muy despacio, temiendo quizá me encuentre con alguna escena romántica. Ya dentro de casa, mi madre se dio cuenta de mi presencia, y se separó apresuradamente de su visita.
Aquella tarde solo fue eso, el tomo las llaves de su coche y se retiró de casa. No me dio ningún motivo para sospechar de algo, lo tome como una casualidad, una visita. A los dos meses, al llegar a casa, nuevamente vi las luces apagadas, mi madre estaba durmiendo en el sofá de la sala. Había una botella de vino casi por terminar, dos copas con restos de aquella bebida. Es aquí donde ya empiezo a notar cosas raras, en esta ocasión, observé que estaba casi desnuda. Su vestido blanco tirado por el suelo, ella tapada con una manta que solo le cubría parte del cuerpo. Estaba de lado, dejando ver su espalda, sujetador no llevaba en aquel momento.
Solo llevaba unas bragas de color azul, no eran muy grandes, eran de un encaje muy detallado, normalmente veo todo el tipo de ropa interior que ella usa, estas no se las había visto hasta ahora. Deje que descansara un poco, subí a mi habitación para dejar mis cosas. A lo mejor dentro de un rato se despertaría y me llamaría para cenar. Ya que no se daba ese momento, baje yo por mí cena, ella seguía descansando plácidamente, pensé que a lo mejor el vino la habría mareado, por eso no se levantaba. Yo me prepare la cena, la metí al microondas y luego de eso, cene en la mesita de la cocina.
Al terminar de cenar, y tirar los desperdicios al tacho de basura, descubro algo que llamo mucho mi atención. Había una bolsa grande de papel, que obstaculizaba la tapa del tacho, seguro que ella la dejaría. Saque esa cosa para poder meter las sobras que había dejado de mi cena, una curiosidad me hizo ver que contenía dentro. Era una bolsa de una tienda de ropa, dentro habían unos empaques de plástico, claramente eran los empaques de unas bragas. Pensé en ese momento en las bragas azules que ella llevaba puestas ¡estaba luciendo bragas! Pero habían dos empaques más, eso suponía, que había comprado más de estas.
Nada de que sorprenderme hasta ese momento, para esto, ya se había despertado. Ella había oído ruidos en la cocina ¿hijo eres tú? Si, aquí estoy. Mire que estaba colocándose el vestido, vi como se lo acomodaba, se lo estaba metiendo de arriba hacia abajo. Dejo caer esa tela sobre su cuerpo, se le notaban los pechos. En aquel momento no llevaba sujetador que los cubriesen, note aquellos pechos balancearse por dentro del vestido, yo observaba desde la cocina. Esto no era normal en su rutina. Venía arrastrando unos zapatos negros, un poco cansada, supongo yo por la siesta que se habría echado en el sofá.
Ella con una copa en mano, se acercó hasta donde yo estaba, me saludo con un beso en la mejilla, aun le quedaba algo de sueño en su expresión. Me di cuenta que solo había traído una copa, la que inmediatamente enjuago y coloco en su sitio. Le pregunte si todo estaba bien, como le había ido la tarde, si habría podido descansar en el sofá. Sus respuestas eran muy efusivas, se sentía bien, había ido de compras con una amiga, a la que no veía hace mucho tiempo. No había preparado nada de comer, ya que sabía que yo llegaría hasta la noche, ella había comido fuera, y al llegar a casa un poco agotada por recorrer varios almacenes, se había quedado dormida en el sofá.
No tenía por qué desconfiar de lo que me decía, yo la veía muy bien. Se notaba muy calmada en sus palabras, tampoco estaba yo interrogando o pidiendo explicaciones de su rutina diaria. Al retirarse de la cocina, y dirigirse hacia su habitación, yo me quede bebiendo un poco de agua. Sentado en aquella silla, y mirando hacia el lugar donde van los cristales, veo que faltaba una copa, había un espacio vacío, al lado de la que ella había lavado hace unos minutos. Recordé que al entrar en casa, yo había visto dos copas sobre la mesita de centro, y al lado una botella de vino, deje esa imagen en mi mente, me fui a descansar a mi habitación.
Esto paso un día martes, este día en especial, me quedo hasta tarde en la universidad llevando unas clases adicionales de matemáticas. Mis padres están al tanto de esta demora, saben que este día lo paso fuera, solo llego para la cena y a descansar. El resto de la semana la pase casi sin novedades en la universidad, pero donde si hubieron cosas fuera de lo normal, fueron en mi casa. El día sábado vi al vecino aquel, lo reconocí cuando salía de un supermercado, al yo entrar en casa, no vi a mi madre, curiosamente ella llego a los 5 minutos, que es casi lo que yo me había tardado en llegar a mi casa.
Casualidades aparte, ella venía muy risueña, muy alegre, se le notaba contenta, se sorprendió de mi presencia, ella pensó que yo llegaría tarde de la universidad. Pregunte un poco, de donde venía, que hacia tan guapa en la calle, que había comprado si venia del supermercado, ya que en las manos no había traído nada. A lo mejor mi curiosidad, estaba alimentando sospechas, por saber que está ocultando, a que se deben estos raros comportamientos en casa. Le pedí las llaves de su coche, por la tarde pensaba ir a casa de uno de mis amigos, pero este vive a unos 35 minutos de distancia.
Para estos casos, no es de mucha facilidad que suelte su coche, ya que siempre está pensando que vamos a beber alcohol y que no puedo conducir en ese estado, que las multas, los accidentes. Las llaves del coche estaban en mis manos, más rápido de lo que me imagine, no hizo falta de rogar mucho por ellas, mi padre aun de viaje. Mi madre me comento que se iría a casa de una amiga, que si yo volvía pronto, pasara a recogerla, esa ruta me quedaba de pasada, podría tranquilamente pasar y recogerla. Como no sabía a qué hora volvería, quedamos en que le avisaría, al estar en camino para la casa de su amiga.
Aquella noche ya volviendo de casa de mi amigo, sobre las 11pm, me comunico con mi madre, haciéndole saber que ya estaba de camino a recogerla, que debería de llegar en unos 30min. Que estuviera lista para irnos a casa, me respondió que ya no hacía falta, que ya se tomaría un taxi y volvería sola. Estaba un poco cansada, además que su amiga estaba por salir con su esposo. Eso era normal en ella, se aburría algunas veces antes de que terminara alguna reunión, o lo que fuera y se retiraba a casa. En este caso me quede un rato más con mis amigos, y ya volví a casa pasadas las 12 de la noche.
Aquella madrugada, vi ciertas cosas que no me terminaban de encajar. Nuevamente vi una botella de vino en la mesa de centro, esta vez estaba terminada por completo. El sujetador de mi madre estaba en el respaldar del sofá, medias negras a un lado de la escalera. Un zapato de tacón, tirado en el medio del pasillo ¿pero qué había pasado aquí? ella no es tan desordenada como para dejar tiradas todas sus cosas por la sala, no hasta ahora. Será que al beberse esa botella de vino, se comportaba rara, el vino a lo mejor le cambia el estado de ánimo, la vuelve algo desordenada, le altera el orden que mantiene cuando esta sin beber.
Por decir algo, entendía en algo sus cosas. Ella y mi padre estaban atravesando una fuerte crisis matrimonial, las cosas en casa no iban bien. Los múltiples viajes que el hacía eran cada vez más largos, eso dificultaba la comunicación en su relación. Todos estos malos momentos los estaba viviendo en primera línea, yo ya soy mayorcito como para darme cuenta de las cosas, en gran parte podría ver la falta que él, le hacía a mi madre. Será por eso que se estaría comportando de esta manera. Lo pensé por algunos momentos, mientras recogía todas sus pertenencias que iba encontrando en la sala.
La mañana siguiente, se produjo algo diferente. Ella había salido muy temprano, yo aun dormía cuando ella salió de casa. Pues este comportamiento de salir por las mañanas tampoco lo tenía. Me gustaba mucho que este distrayendo la mente en algo, y que no se estuviera machacando con la idea de su matrimonio o los problemas que podría estar pasando. Lo deje pasar y baje a la cocina para servirme el desayuno, los domingo es normal que comamos a cualquier hora. Una de las cosas que note en la encimera fue una copa de vino, pero en el recogedor habían cristales rotos, los cuales eran de una copa, casualidad o que habrá pasado aquí.
Esos días terminaron sin mayor incidencias, la rutina de lunes fue quizá la más normal, ya para el día martes las cosas empiezan a ponerse algo sospechosas. Desde la noche anterior, estaba muy preocupada en saber a qué hora llegaría de la universidad, si me quedaría como siempre hasta tarde en las clases de matemáticas. Que sus constantes preguntas, eran una preocupación por dejarse cena para la noche. Yo como siempre confirme que vendría sobre las 10pm, lo que era habitual en este día de la semana. Esta mañana de martes, se la paso todo el tiempo hasta que yo salí de casa, muy pendiente del móvil, cada que sonaba se retiraba lejos.
Ese sí que era un comportamiento sospechoso para mí. ¿Es que a lo mejor pensaba tomar alguna botella de vino? esta vez pensaría desnudarse por completo en casa. Pensaría acaso dejar todo tirado en la sala, emborracharse y quedar tirada en el sofá, como aquella vez que la encontré con la espalda desnuda y solo unas bragas puestas. Cuál era la intensión que tenía en preguntar por mi retorno de clases. Al salir de casa, un extraño presentimiento acechaba mi cabeza, una idea algo alocada me rondaba todo el día de estudios. Ese día, pase gran parte intentando resolver un problema, al que quizá no podría hallar solución.
No de la manera normal. Aquella noche, no asistiría a mi reunión de todos los martes, me ausente sin más motivo, quería comprobar algo por mi propia cuenta ¿debería de ver la manera de entrar en casa sin ser visto? Por qué se daban estos raros comportamientos de mi madre, algo me parecía muy sospechoso, no es que ella tenga malas intenciones, pero, siempre hay algo que escondemos. Siempre podemos comprobar que todo esté en orden. Aquella tarde, al llegar a casa, sobres las 6pm, en apariencia todo esta como siempre. Me acerque muy cuidadosamente a la ventana que da directamente a nuestra sala.
En el sofá no había nadie, solo ropa tirada en el pasillo, esas costumbres no las había visto nunca en casa. Abrí muy despacio la puerta de la entrada principal, seguro que algo me encontraría que este fuera de lugar, al entrar, sobre la mesa vi algunas patatas fritas, una bolsa de cacahuetes. Un sacacorchos, en la mesita de centro llamó mi atención, alguien estaría bebiendo vino, lo deduje porque el corcho aún estaba enroscado. La ropa tirada por el suelo, conducían hacia las escaleras que llevan a las habitaciones del segundo piso, un vaquero azul, una camiseta blanca, sujetador negro ¡otra vez mi madre!
Pensé, si se habría embriagado, pero esta vez estaría arriba, dentro de su habitación, lo que no me causo mucha curiosidad. Pero el acercarme hasta los primeros escalones, escuchar risitas, voces dentro de alguna habitación, eso fue lo que llamo mi atención ¿con quién más estaría bebiendo mi madre? será acaso que ya habrá llegado mi padre, y estarían celebrando algo ¿su pronto regreso a lo mejor? ya que no se le esperaba en casa, hasta dentro de 2 semanas más. Algo no me iba bien, es que las veces que los he visto follar, no van dejando sus ropas tiradas por toda la sala, menos mi madre.
Dispuesto a sacarme esta duda, me arme de valor, y emprendí un viaje de 18 escalones hacia arriba, esas risitas, no eran habitual en ellos. Subiendo con el más riguroso cuidado, es que ya se van escuchando mejor las voces, esa voz aguda no era de quien yo pensaba, las risas de ambos, se oían muy alegres. El ligero rechinar de la cama, era evidente que habían dos personas en aquella habitación, estaba descartada la risa de mi padre ¿pero acaso mi madre? estaba con otro sujeto en su cama. Ella se estaría riendo con alguien en su habitación, a puerta cerrada, y por lo que pude deducir, casi desnuda, solo en bragas.
Algo no estaba bien. Una sensación por entrar y ver qué es lo que pasaba dentro, me impulsaba a tocar esa puerta. Pero también, el lado de espiar, quizás alguna relación de infidelidad, pero a lo mejor, eran mis padres y estaban teniendo una bonita reconciliación. Esta puerta es muy sensible para abrirse, y ya que los había espiado en anteriores ocasiones, pues pensé que hoy no sería la excepción. En este momento las risas ya se habían terminado, casi todo silencioso, hasta que empezó a gemir de manera agitada, los gemidos de ella, se podrían oír en toda la habitación, a la vez que el nombre de aquel sujeto.
Con manos de seda, y el más absoluto cuidado, abrí esa puerta, como tantas veces ya lo había hecho. La vista que da directamente es a la cama, pero de lado, mi madre tumbada boca arriba, y su acompañante hurgando en su vagina, ambas manos de el sobre sus piernas, y ella con sus manos, frotando su abultada cabellera. Esto me pareció muy fuerte, alguien le estaba comiendo el coño, y ella gozando a piernas abiertas, disfrutando de cada succionada en su vagina. Esta escena, me parecía una fantasía erótica que yo tengo con mi tía Paola, pero conforme se fueron dando los minutos, vendrían más momentos de placer para ellos.
Después de haberle propinado una buena mamada de verga. Es ahora el momento donde ella se desprende de las bragas rojas que hasta ese momento llevaba puestas, sin más demora, su acompañante se las retira de los pies, la lanza por los suelos. La penetra de manera sorpresiva, ella no esperaba ese violento movimiento. Ya que se escuchó un fuerte grito en la habitación, pero solo fue eso el inicio para más gritos de placer, algunos muy intensos, gritos que su pareja ahogaba en largos besos. Lenguas jugando en boca de ambos, labios de el succionando sus negros pezones erectos, una penetrada muy fuerte que ella recibía con mucho gusto.
Las caricias entre ambos, no se dejaban en ningún momento, calculando yo que estaban en esa posición unos 10 minutos. Ahora se subía encima de este sujeto, que yo podría distinguir de quien se trataba, pero ahora estaba completamente desnudo, y más aún, mi madre cachonda, por ser follada de esta manera. Ella pedía más fuerte, arañaba las sabanas, le comía los labios a su pareja, se auto penetraba ella misma, era una mujer poseída por aquella verga. Que fuera de todo, no era más grande que la de mi padre. Pero ahí estaba ella cabalgando aquella verga, recibiendo cada penetrada en su húmedo coño.
El sonido de ambos genitales se podría oír desde la sala, si así lo quisiera hacer, pero estando aquí, en primera fila, es que hasta podría sentir el aroma de aquel húmedo coño. Las penetradas por parte de este, los intensos gemidos, cada vez más convulsionados, darían por terminada esta moderada sesión de sexo. Ella tumbada sobre su pecho, repitiendo su nombre, el termino dentro del coño de mi madre, mientras su miembro viril se iba saliendo de dentro de ella. Intente cerrar la puerta sin hacer mucho ruido, pero un calambre en la pierna, me hizo golpear sin querer aquella puerta, lo cual fue visto por aquel sujeto.