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Una como tantas otras…
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Tiempo de lectura: 7 minutos

-Avísame cuando llegues por favor -dijo al pie del vehículo- no importa la hora.

-Te aviso -respondió dando un beso a su mejilla- no te preocupes.

-Ana -volvió a hablar haciéndola detener- ya te extraño.

-¡Tonto! -dijo- no demos espectáculo, solo son tres días.

Así fuera solo uno, pensó; era tanto su amor hacia esa mujer que el saberla lejos le provocaba un vacío que no identificaba. Le vio partir y un extraño presentimiento llegó a su mente, le desecho de inmediato dando media vuelta para tomar la salida; nunca imaginó que ese momento llegaría a ser el principio del fin de su relación.

***

Escuchó el tono en el momento que sus bocas se encontraron en un beso, intentó inútilmente deshacerse de su abrazo mientras su última prenda caía al suelo.

-¡Déjame contestar! -dijo tratando de quitárselo de encima- se va a extrañar si no lo hago.

-¡Que se joda el estúpido cornudo! -mencionó sujetándola de su cintura mientras terminaba de quitarse su ropa- después le inventas algo.

-¡No!, por favor -negó sin determinación al sentir como su intimidad era invadida sin aviso- no me hagas esto.

-Esto y más te voy a hacer -respondió tomándola de sus senos mientras incrementaba el ritmo de sus embestidas- ¡el idiota no te va a reconocer después de las cogidas que voy a darte!

-¡Despacio! -pidió- me lastimas.

No hubo respuesta a su pedido, el buscaba saciarse con ella y no le permitiría desembarazarse hasta quedar satisfecho; viéndose sin opciones, se dejó llevar por la insana sensación de saciedad que invadía su interior mientras, dentro de su bolso, su teléfono no dejaba de sonar.

***

Tercera llamada y no hubo respuesta, pensó en la opciones y las peores llegaron a su mente; las desechó de inmediato mientras, con su pequeño en brazos, se dirigieron a su recámara.

-Duerme -le dijo mientras acariciaba sus cabellos- mañana hablamos con mamá.

-¿Por qué no contesta? -preguntó.

-Posiblemente tuvo algo por hacer, no te preocupes.

***

Ingresó a su auto para contestar la llamada, evitando con esto la cacofonia indeterminada del exterior.

-¿Javi? -preguntó al escucharlo- ¿cómo estás amor?

-Bien -respondió- acabo de dejar a Mateo en la escuela, ¿estás bien?; no respondiste anoche a mis llamadas.

-Todo bien -dijo con seguridad- llegamos tarde y salimos a cenar; dejé cargando mi teléfono y cuando regresamos ya no quise molestarlos, los imaginé dormidos.

-Unos minutos antes y le hubieras hablado, se preocupó y, no creas, yo también.

-Yo también los extrañé -mencionó sin remordimiento- mucho.

***

Salió de un estupendo ánimo de la reunión, de seguir así, el siguiente responsable de esa locura mal llamada seminario correría a su cargo; ingresó al restaurante buscando con la mirada.

-¡Luis! -escuchó- ¡aquí!

Se dirigió al lugar esquivando comensales, después de no poco esfuerzo logró llegar y tomar asiento.

-Esto es una locura -dijo- cada vez viene más gente.

-Y no veas las mujeres -le dijo en baja voz- ya vi un par a las que podemos invitar más tarde.

Sonrió pensando que lo que le decía no era un farol, le conocía y sabía que no hablaba sin fundamentos.

-Muéstrame -pidió- veamos si aún tienes buen gusto.

Le señaló el lugar donde dos hermosas mujeres charlaban, su atención no se fijó en ellas; al fondo del salón una pareja salía del lugar en un abrazo que evidenciaba su relación, él no le era para nada conocido, ella en cambio; estuvo en su casa hacia escasas semanas.

***

No atinaba a pensar el por qué no entendía que era necesario lo hiciera, le había explicado con detalles y aun así no lograba que hiciera lo que le pedía.

-Invéntale algo Mario -le dijo- si quieres dile que me estoy muriendo, ¡pero tráelo!

-¡Carajo Luis! -respondió sin saber a ciencia cierta que hacer- ¿no sería mejor si le mandas algo?, una foto, un video, tal vez un…

-¡No!, tiene que verlo para convencerse; ¿cuántas veces se lo dijimos y no hizo caso?

-Está bien -mencionó resignado- déjame ver que puedo hacer, te aviso.

Colgó con una idea en mente, no era la mejor pero tampoco estaba como para adornar la situación; volvió a tomar su teléfono y marcó su número.

***

La noticia le cayó como una bomba, esa mujer le había acogido como su hijo y ahora, al saberla enferma, no pensó un segundo en lo que debía hacer.

-¿Estás seguro que no hay algo por hacer? -preguntó afligido- la vieja es casi como mi segunda madre.

-Es lo que me comentó Luis -respondió con pesar conociendo que era mentira lo que le decía- no le pregunté más.

-Vamos -dijo- pasamos a dejar a Mateo con mi madre.

Tomaron camino sin pensar que el regreso sería muy diferente, le vio dejando a su hijo y no pudo menos que entristecerse por el drástico cambio que le esperaba; se sintió terrible aun cuando lo peor no había siquiera comenzado.

***

El enojo se hizo presente al conocer el por qué de la apresurada llegada al lugar, más aún al saber de la mentira con la cual le hicieron llegar; no daba crédito a lo que estaba sucediendo.

-¿Qué es esto Luis? -preguntó con coraje- con estas cosas no se juega idiota.

-Era eso o no venías -respondió- aunque no sé si después de esto nos agradezcas o nos termines dando una patada por el culo.

-Esto es muy serio -dijo señalándolos- se están metiendo conmigo hablando de mi esposa.

-Dame el beneficio de la duda -le respondió- ¿sabes cuál es su habitación?, vamos y si no se encuentra ahí, te llevo a donde si la vas a encontrar.

-604, y después dejan de patearme las bolas.

***

Tras el vano intento, después de llamar a su habitación en reiteradas ocasiones, se encaminaron a la que mencionó Luis; solo él llamó mientras ellos se colocaban a ambos lados de la puerta.

-¿Quién es? -escuchó preguntarle detrás de la puerta.

-Sr. Ávila -respondió- soy el coordinador del seminario, olvidó firmar su asistencia.

-No sabía que tenía que hacerlo -volvió a escuchar.

-Es solo un trámite, pero tengo que enviar la lista de confirmación.

-Deme unos minutos.

Pasado un tiempo se escuchó el seguro y la puerta se abrió, aprovechó el momento para ingresar mientras Mario, tras él, hacía lo propio.

-¿Qué es esto? -exclamó al sentirse sujeto por un par de manos- ¿qué quieren?

-A ver galán -le dijo Luis tomándolo del cuello- estos son temas que no nos competen así que, ¡afuera!

-Ponte esto -mencionó Mario arrojándole una bata que tomó del perchero- vamos a dar una vuelta y sin hacer escándalo.

-¿Qué pasa? -mencionó una voz femenina- ¿está todo bien?

-Hasta hace unas horas todo estaba bien -mencionó al ingresar a la habitación- ahora ya no puedo decir lo mismo.

-¡Javier! -dijo cubriendo su desnudo cuerpo- ¿qué haces aquí?

-¿Es lo primero que se te ocurre decirme? -respondió con odio- te preguntaría lo mismo.

Bajó la vista mientras tomó asiento en la cama, se sabía perdida y sin opción de salida; comenzó a recoger su ropa sin mencionar palabra alguna.

-¿No piensas decirme algo? -volvió a interrogarla.

-¿Qué quieres que te diga? -le respondió con tristeza- no tengo excusa a esto, puedo imaginar lo que estás pensando de mi.

-Sólo respóndeme algo antes de largarme de aquí… ¿por qué?

-No lo sé -dijo mientras un amargo llanto corría por sus mejillas.

No pudo permanecer más tiempo en ese lugar, eran muchos los sentimientos que anidaban en ese momento en él y, en conjunto, le hacían sentirse dolido, enfermo de rabia e impotencia por saberse engañado de la peor manera.

-Espero no te arrepientas de lo que hiciste a lo nuestro -mencionó antes de salir- yo ya lo hice.

***

Le vieron e inmediatamente corrieron a su encuentro, por un momento imaginaron lo peor conociendo lo imprudente que en ocasiones llegaba a ser.

-¡Javi, carajo! -le mencionaron al verlo postrado en el auto- ¡no sabíamos dónde estabas!

-¿Cómo te sientes hermano? -preguntó Luis- perdona que te hiciera pasar por esto, pero me dolió saber lo que te estaba haciendo.

-No hay algo por perdonar -respondió con tristeza- actuaron como amigos y se los agradezco, siempre me lo dijeron pero por estúpido nunca les hice caso.

-¿Qué quieres hacer? -pregunto Mario.

-Ir a casa -dijo- ya no me importa lo que ella haga, pero tengo a mi hijo y por el voy a salir de esta.

Subieron al auto y partieron de regreso mientras, con una idea en mente, entró Luis en busca de una solución.

***

A días de lo acontecido y aún lo seguía pensando, sabía la opción a tomar pero, a pesar de ello, no dejaba de dolerle donde ni siquiera imaginaba que podía sentir dolor; regresó de su letargo al escuchar el tono de llamada.

-¿Podemos hablar? -preguntó- quiero darte una explicación.

-No es necesario Ana -respondió- no creo que lo que puedas decirme me haga cambiar la opinión que tengo de ti.

-Sé que merezco tu desprecio, pero debes conocer los motivos; dame al menos la oportunidad de hacerlo, por favor.

-Te veo en el café en una hora -dijo pasado un momento.

Espero no arrepentirme, pensó; espero no hacerlo.

***

-¿Y bien? -preguntó- ¿qué era eso tan importante que tienes por decirme?

-Quiero pedirte perdón -mencionó con nerviosismo- no te merecías esto.

-Al menos lo reconoces.

-Nunca deje de hacerlo -dijo- es solo que me deje llevar por sus halagos, sus piropos; me sentí deseada, querida…

-¿Y yo no te ofrecía eso? -mencionó al fijar su mirada en ella- no te engañes, si le escuchaste y sobretodo le hiciste caso es porque ya no sientes nada por mi.

-¡No digas eso!, tú eres el amor de mi vida y el padre de mi hijo.

-El padre no lo niego, pero lo del amor de tu vida… eso si lo dudo; a él no le dirías “te amo” mientras le abres las piernas a otro.

-Fue un desliz Javier, pero podemos salir de esto si nos lo proponemos; podemos, no sé, ir con un terapeuta y…

-¡Espera! -dijo marcando un alto- por principio ¿quién te dijo que quiero continuar?, segundo, esto no fue un desliz Ana, ¡fue una traición en plena regla, maldita sea! No, quita de tu cabeza el que podamos seguir con la relación, quebraste la confianza y por más que trates de pegar los pedazos ya no volverá a ser igual.

-¡Pero es que no puedo estar sin ti! -dijo tomándolo de sus manos- estos días separados me hicieron entender que eres a quien en verdad amo.

-Entiende esto -respondió soltándose de ella- con lo que no puedes estar es con la estabilidad que te ofrecía, quieres seguir contando con ella y con la oportunidad de sexo casual, dos por el precio de uno, pues no va a ser así; no podría seguir contigo aunque quisiera hacerlo, porque la rabia que ahora siento se convertiría en desesperanza y después en dolor, es difícil aceptar la verdad pero aquí está, clara, no me amas y por mi bienestar emocional mejor me hago a un lado.

-¡Dame una oportunidad de demostrarte que puedo cambiar para ti! -suplicó- ¡te juro por lo más sagrado que te amo!

-Por lo más sagrado ya me lo juraste una vez y ¿qué fue lo que paso? -dijo con tristeza- lo de la oportunidad la tuviste antes de tomar la decisión de engañarme y ¿cuál fue esta?

-Me hiciste sufrir mucho Ana y aún me duele al verte, no voy a negar que aun te amo pero te voy a olvidar, tu deberías hacer lo mismo; incluso continuar con él si en verdad lo quieres, a pesar de todo no quiero ver tu vida arruinada.

-No volveré a verlo -dijo bajando la mirada- Luis se encargó de que su jefe lo supiera y le dejó en claro que un escándalo en la empresa dependía de su continuidad; la semana pasada fue la última en el trabajo.

-Y por eso es que estás aquí -mencionó con una triste sonrisa mientras se levantaba de su asiento- ya no lo tienes y no planeas quedarte sin ninguno, entiende entonces que no seré una opción, ¡yo debería ser tu prioridad!, pero ¿qué más puedo esperar ti?

-¿Decidiste entonces dejarme? -preguntó con lágrimas en los ojos- ¿te vas?

-No es mi decisión Ana -le respondió- es la consecuencia de la tuya. Siempre estaré para ti porque a pesar de todo eres la madre de mi hijo, por lo demás, solo tomo la opción que me dejaste.

Salió del lugar y el mundo le pareció más claro de cuando entró, como le dijo, aun la amaba, pero haría todo lo que estuviera a su alcance para arrancar de raíz lo que aún sentía y sabía que le hacía daño.

***

Salió, como siempre que no tenía a alguien que le compartiera de su tiempo, sola; buscó despejarse con los aparadores que bordeaban la Avenida cuando, al esperar para cruzarla, lo vio; su sonrisa aún era la que recordaba y su semblante mostraba felicidad. Intentó acercarse en el momento que una mujer se colgó a su cuello mientras le robaba un beso.

-Me amas -escuchó decirle.

-Como nunca amé a nadie -fue su respuesta.

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