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Una afortunada coincidencia
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Tiempo de lectura: 6 minutos

Rodrigo era un chico de mi universidad que aunque seguíamos distintas carreras siempre nos cruzábamos en el bar de la facultad, no éramos amigos pero yo me sentía muy atraído por él, era pequeño menos de 160 cm no muy atlético un tanto delgado pero su rostro delicado, sus rojos labios y su blanca piel me hacían desearlo en secreto, por su forma suave y hasta cierto punto amanerado de hablar y actuar asumí que era gay y traté de coquetearle por redes sociales pero me dejo en visto y no se dio la oportunidad de decirle que me gustaba.

Luego de un fin de semana que fui a pasar en la playa con mis primas debía retornar a la ciudad puesto que al día siguiente tenía clases, mis primas estaban de vacaciones así que el viaje de regreso lo haría solo, conseguí pasajes para el turno de las 19 horas y el autobús estaba casi vacío no íbamos mas de 10 personas así que me fui a sentar hasta el fondo, me aguardaban 6 horas de viaje en las que esperaba dormir todo el camino, pero cuando estábamos por salir de la terminal subió un chico que se sentó en el asiento que estaba junto al mío, cuando lo mire bien me percaté que era Rodrigo, supuse que había estado en la playa por la forma en que iba vestido, unos costos shorts, camiseta, alpargatas, y una gorra que la usaba con la visera hacia atrás.

Con un miedo latente de que me ignorara en persona pero con ganas de conocerlo más y explorar la posibilidad de tener una aventura sexual no podía dejar pasar mi golpe de suerte así que decidí hablarle:

-Hola, tu también pasaste el fin de semana en la playa?

-Hola, no, yo vivo acá solo vine a estar con mi familia vengo una vez por mes.

-Vamos a la misma universidad.

-Si te he visto unas veces por ahí.

-Soy Santi mucho gusto.

-Rodrigo el gusto es mío.

-Tu estudias odontología vedad?

-Si, creo que tu derecho.

-Jaja así es y qué tal tu fin de semana.

-No hice mucho solo estar en casa, y tú.

-Lo pase en la playa vine con mis primas pero ellas se quedaron un día más, yo aún tengo clases así que me tengo que volver.

-Si que pereza verdad mañana otra vez a clases.

-Más que el viaje es cansado y aburrido.

-Si pero bueno por suerte no me tocó viajar solo.

-Sabes la otra vez te escribí jaja nunca me contestaste.

-Perdona por eso mi carrera es muy cansada y a veces no tengo tiempo de chatear.

-No pasa nada.

Yo también viajaba con bermuda así que aproveche para pegar mi pierna a la de Rodrigo y disimuladamente empecé a rosar su lampiña piel que se sentía cálida y suave, en el asiento de en frente iba una chica así que me corte un poco en mis intentos de seducción, después de un periodo de incómodo silencio Rodrigo empezó a quedarse dormido o eso pensé pero sentí cómo el dorso de su mano presionaba contra mi muslo lentamente deslice y mano y con el meñique acaricie la suya, casi de forma instintiva nos tomamos mutuamente de la mano mientras fingíamos dormir, pasamos por un pequeño pueblo donde el bus se detuvo y se encendieron las luces por lo que solté su mano, la chica del frente se quedó en ese pueblo y continuamos con el viaje, me percaté que estaba solo con Rodrigo en la parte de atrás del bus.

Se apagaron las luces y ya más entrado en confianza pase mi mano sobre los hombros sus el se abrazó a mí abdomen y sin decir nada se recostó sobre mi pecho, después de una rato lévate su rostro hacia el mío y le estampé un beso, había deseado y esperado tanto ese momento que casi no me lo podía creer pero era real estaba ahí con el chico que me gustaba ente mis brazos, continuamos besándonos cómodamente ya que los pocos pasajeros que estaban en el bus estaban lejos y absortos en la película que estaban proyectando.

Desde que sentí el rose de la piel de Rodrigo yo ya estaba con una erección que de entre estar abrazados y besándonos se me incrementó sentía que iba a romper mis bóxers, el empezó a acariciarme el bulto en mi bermuda así que yo me saque la verga y la dejé a su disposición, no dudó en empezar a masturbarme con suavidad yo me baje un poco más la bermuda y los bóxers casi hasta la rodilla y Rodrigo empezó a hacerme un oral, sus delicados labios alrededor de mi verga se sentían tan bien, mamaba estupendo sabía controlar el ritmo y la intensidad mientras me la chupaba con su mano acariciaba mis testículos, la estupenda mamada que me estaba dando sumada al movimiento del bus y el morbo que el riesgo de ser descubiertos me provocaba hizo que no pudiera contenerme más y sin tiempo de advertirle me vine en su boca, estaba tan excitado que no sólo llene su boca si no que mi leche se me derramó hasta los testículos, pude escuchar el sonido que hizo Rodrigo al tragársela y no contento con eso paso su lengua desde mis testículos hasta la cabeza de mi verga recogiendo hasta la última gota de semen, con mi mano seque alrededor de su boca y lo bese nuevamente subí mi ropa y le dije:

-Woo gracias por eso lo haces increíble.

-A ti por darme tu leche, llevaba días con ganas.

-Jajaja yo llevo meses con ganas de sentirte mío.

-Jajaja la verdad si me di cuenta que me mirabas en la u y me acorde que me escribiste, por eso cuando te vi aquí me senté junto a ti.

-Ya decía yo que estando casi vacío el bus era raro que tengamos asientos juntos.

-Bueno esperaba que tomaras la iniciativa si me gustabas en la u pero me daba un poco de temor.

-Bueno después de esto creo que eso ya está superado.

-Si aunque me habría gustado más que un oral.

-A mi igual no sabes cómo me he imaginado cogiéndote en todas las posiciones.

-Lástima que aquí no se pude.

Se recostó en mis piernas yo le quite su gorra me la puse y empecé a acariciar su cabello hasta que se quedó dormido, yo quede tan relajado después de haberme venido en su boca que también me dormí, cuando me desperté estábamos ya cerca de llegar a nuestro destino por lo que volvimos a besarnos hasta que se encendieron las luces y llegamos a la terminal, bajamos del bus y recogimos nuestras maletas, fuimos juntos hasta dónde paro un taxi le extendí mi mano para despedirme y le dije:

-Toma tu este taxi y yo tomo el siguiente.

-Sabes no me quiero despedir aún de ti.

-Yo tampoco me quiero despedir de ti pero ya llegamos y debemos ir a vuestras casas.

-Vente conmigo si no hacemos mucho ruido al entrar no hay ningún problema.

-De verdad pódenos ir a tu casa.

-Vivo solo, y me dejaste muy caliente, solo entremos en silencio por la dueña de la casa donde vivo.

El recorrido en el taxi me parecía eterno aunque no tárdanos más de 8 minutos en llegar a un edificio cercano a la Universidad, yo todo un caballero insistí en pagar el taxi, bajamos las maletas y con mucho sigilo subimos hasta el tercer piso dónde Rodrigo tenía una suite típica de un universitario, apenas serranos la puerta yo me agaché a besar sus labios mientras recorría su cuerpo con mis manos, quise sacarle la ropa pero me dijo:

-Espera un momento por favor voy al baño tu ponte cómodo si gustas puedes usar la cama.

Al escuchar la ducha me apresuré a quitarme la ropa con la intención entrar yo también pero la puerta del baño estaba con seguro así que entendí que debía respetar ese momento de privacidad, saqué mi neceser me puse el perfume que llevo en mis viajes y me lave los dientes en la cocina, me metí en la cama y espere a que el saliera de la ducha, después de casi 20 minutos de ansiosa espera pude disfrutar de la sensual figura de Rodrigo caminando hacia la cama envuelto en una pequeña toalla que deja ver su pequeño y blanco cuerpo, el verlo caminar descalzo por la alfombra de la habitación me fascinaba pero me fascinó más aún el meter mis manos por debajo de la toalla, yo estaba sentado en el filo de la cama así que él se sentó en mis piernas quedando frente a frente baje mi cabeza para estar a la altura y poder besarlo nuevamente.

Dejo caer la toalla al piso y se recostó en la cama dónde continué besando sus labios, baje por su cuello bese su pecho, recorrí sus piernas con mis besos y acaricié sus blancos pies los besé suavemente mientras miraba sus ojos claros que tenían un brillo seductor él me sonrió con unos dientes blancos y perfectos propios de un estudiante de odontología, abrí sus piernas y con mi mano en su cintura levante un poco su pelvis para meter mi lengua en su rosado culito era completamente lampiño y al estar recién duchado sabía increíblemente bien, bese y lamí sus redondas nalgas, sus gemidos me dieron la pauta para con delicadeza darle la vuelta y subir desde sus nalgas hasta su cuello con mi lengua rosando toda su espalda, estando en esa posición empecé a intentar penetrarlo, él me detuvo y del velador sacó un condón y un lubricante anal mientras él se lo aplicaba yo me puse el condón y con cuidado de no lastimarlo se la fui metiendo de apoco, con mi verga dentro de él espere un momento para que se relajara y empecé a follarlo pase mis brazos por debajo de sus hombros para impúlsame sobre él.

Le di la vuelta y lo puse a filo de cama con sus piernas abiertas lo continué penetrando, apretó sus piernas alrededor de mi cintura y yo pase mis brazos por su espalda, pegándolo a mi pecho y sin sacarle mi verga de su culo me puse de pie y empecé a subirlo y bajarlo para penetrarlo con más facilidad, con sus brazos alrededor de mi cuello él me estaba besando y yo le metía mi lengua por toda su boca, siempre había querido probar esa posición y por fin estaba con alguien que tenía la altura y el peso ideal para hacerlo, era un nuevo nivel de excitación para mi así que decidí completar la experiencia y me vine en esa posición.

Nuevamente lo recosté en la cama y empecé a hacerle sexo oral su pene era de unos 15 cm no tan grueso pero si muy blanco y de cabeza rosada, entendí que el oral no era lo que más le gustaba y que casi por compromiso se lo dejaba hacer así que para estimularlo me puse a besar y mamar sus pezones y con mis dedos estimular la zona entre su culito y sus testículos, eso lo llevo al límite y empezó a masturbarse hasta venirse profusamente sobre su vientre, le ayude a limpiarse con la toalla que estaba en el piso y me quede con el recostado en mi pecho por un rato hasta que decidí que era tarde y debía ir a mi casa, me vestí pedí una taxi y me despedí de él con un cálido beso.

Llegue a mi casa cuando ya estaba por amanecer, con el tiempo justo para descansar un poco darme una ducha e ir a mis clases de la mañana, al salir al receso encontré a Rodrigo en el bar nos saludamos y comimos algo juntos, habíamos roto el hielo así que fue el inicio de una amistad con privilegios que supe aprovechar posteriormente.

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