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Un viaje en bus una aventura
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Tiempo de lectura: 5 minutos

Me puedo describir como un voyerista, sexualmente muy activo y caliente, siempre respetuoso porque me considero una persona que se da cuenta cuando una mujer quiere y desea algo.

Este relato, real y la primera experiencia voyeur que creo yo, me pasó donde una mujer de aproximadamente 28 a 30 años me instruyo.

Pues bien cuando solo tenía 18 años realicé un viaje con los amigos a la playa, un lugar muy paradisiaco y recóndito, pues bien, en el viaje todo pasó muy bien, el alcohol las mujeres y la playa nunca falto, por problemas de la universidad tuve que regresarme a la ciudad, viajé solo y me tocó el asiento de la ventanilla.

Viajaría muy cómodo y estaba a gusto ya que podría ocupar los dos lugares, sin embargo antes de salir el bus llego una pasajera que faltaba habían más lugares desocupados inclusive los de al lado, pero se sentó justo en el mío, qué raro me dije tal vez le tocó este, así que pensé si nadie más sube en un rato me moveré a uno vacío.

Como ya les comenté aproximadamente 28 años tenía la chica, test blanca y cabello castaño, estaba muy bien de cuerpo, ella no era delgada del todo, digamos que tenía buen cuerpo pues no estaba seca, pechos grandes que con su cuerpo no tan delgado le venían muy bien, además con unas nalgas que tenían buen tamaño y lo resaltaban un pantalón tipo playero muy delgado en color naranja de los que solo se amarran por la cintura y una blusa de tirantes negro lo recuerdo muy bien, el cual me daba cuenta que no tenía brasier y a pesar del tamaño y su juventud se veían muy sugerentes. Que para serles sincero nunca me percate de sus intenciones y por lo tanto no notaba hasta ese momento lo buena que se me hacía y todos los detalles de su cuerpo y vestimenta.

Pues bien al parecer la despedía su novio o un chico al cual por la ventana se despidió con un simple adiós y en una expresión que comprendí perfectamente le dijo que no se preocupara que le tocó con un niño, y si así era nunca me pasó por la cabeza hacer algo.

Se sentó, me saludó y me sonrió, tomo un pequeño chal que traía, de estilo xipie y se lo colocó en el regazo.

Pues bien salimos aproximadamente a las 7 pm y el viaje era de aproximadamente 6 horas.

Todo fluía normal como otros viajes sin embargo por el cansancio acumulado y las desveladas caí no recuerdo a qué hora, me dormí normal en mi espacio y no recuerdo a qué hora, pero ya estaba oscuro comencé a sentir un roce en mi pierna izquierda.

Era ella que ya tenía esas nalgas pegadas en mi pierna, podía sentir claramente el contacto de las dos nalgas y esa raya en medio, se le salía tantito la tanga del mismo color de su blusa, tipo licra, siéndoles sincero no le di importancia y creí que no lo hacía a propósito por lo que para no incomodarla me acosté de lado y me hice a un lado, tipo cucharita, volví a dormir después de un rato, y comencé a sentir de nuevo esas nalgas, que se restregaban contra mí con el vaivén del camino, que como no íbamos en autopista en las curvas sentía perfectamente como empezaba a enterrarse contra mi pene, que en ese momento comenzaba a sentir ese calorcito del roce, ya que llevaba un short muy delgado y un bóxer de licra que hasta la fecha suelo usar.

Me di cuenta que no era normal y su tanguita sobre salía más de esos enormes cachetes y ya tenía el chal tapándose parte del cuerpo por arriba de la cintura como si tuviera frio. Parecía dormida sin embargo podía sentir su calor y que algunos movimientos no parecían del todo normal, yo me deje llevar y en un movimiento me acerque más a ella y enderecé mi cuerpo para que pudiera sentirme mejor, a mis 18 ya tenía varias experiencias con chicas, pero no con nadie mayor como ella, después de unos varios minutos sintiendo su culo rosar mi pene que estaba parcialmente erecto y con una sensación para mi nueva y muy rica ya que la tela de su pantalón era muy delgada y de mi short ni se diga era un contacto casi piel con piel, no me atreví a tocar nada, aún seguía en shock con los ojos cerrados y disfrutando ese roce al igual que ella.

Fue entonces cuando sentí como su mano cayo como dormida en mi entre pierna y al igual un roce sin igual pero ahora con sus manos fue cuando todo cambio y el pene se me erecto, fue de las primeras veces que sentí esa adrenalina cuando sabes que era algo público y prohibido y las personas que lo han experimentado me entenderán, es como perder unos segundos el conocimiento y reaccionar después y entender lo que pasa.

Sentí perfectamente cómo me tocaba y comenzó hacer sus movimientos más descarados, yo no decía nada pero la respiración agitada me delataba y ella lo disfrutaba al igual que yo ya que note como su mano se iba directamente a la unión de sus piernas, y podía oler la calentura que tenía, a los 18 no es tan sencillo aventarse, empecé a notar su respiración y como se tocaba.

Fue cuando lentamente metí mi mano derecha por su chal y comencé a acariciar levemente el costado de su seno derecho que con su mano posada en mi pene me dejaba muy fácil el acceso, y noto que el pezón lo tenía totalmente erecto y descubro que no traía brasier la sensación fue riquísima, le tocaba las tetas que notaba que le encantaba, ella empezó a quitar la cinta de mi short y a separar el velcro, metió su mano y saco mi pene que ya estaba durísimo, tenía ganas de cogerla ahí mismo pero mi inexperiencia parte de miedo no sabía cómo, así que ella solo se limitó a hacerme una pajita, muy lento lo bajaba y lo subía, mientras ella se tocaba, ya con mi pene de fuera y ella sin voltear, se abrió parte del costado del pantalón, lo volvió a amarrar y lo dejo más holgado metió su mano para tocarse y volvió a coger mi pene, pero no solo eso ya subía su mano para tocarme todo el cuerpo, el pecho el abdomen, la verdad que estábamos muy calientes.

No sabía realmente si quería que la cogiera ahí mismo o solo quería calentarse ya que acerco su cuerpo totalmente de espaldas, se pegó a mí y quede con mi boca pegada al cuello pude olerla, olía riquísimo, no llevaba perfume lo pude notar pero el olor de una hembra caliente me enseño a apreciar, me tomo la mano que apretaba sus pezones y la metió por debajo de su tanga, pude sentir una mata de pelos muy bien rasurada por el área del bikini, el tacto te mis dedos con el clítoris fue una maravilla estaba mojada completamente, con facilidad resbalaban, ahí me dejo quería que jugara con su clítoris, cuando reaccione comencé a darle besitos así muy tiernos en el cuello y le mordía la oreja, que a pesar de mi corta experiencia con las niñas que ya había estado y revistas que había leído sabía que a las mujeres le mataba.

No nos importó que estuvieran más personal alrededor, y creo yo no se daban cuenta o no lo sé el grado de calentura que tenía no me importaba, yo intensificaba el juego con su clítoris, tuvo que subir la pierna derecha al asiento ya que no podía acceder tan fácil a su vagina, cuando sintió un dedo se estremeció lanzo su cabeza hacia atrás y la coloco en mi hombro, me respiraba cerca de la oreja, yo metía un dedo y lo sacaba por lo que ella me tomo la mano y no dejo que lo sacara y entendí que le encantaba cuando lo movía dentro de ella, lo hacía de arriba hacia abajo, sin parar, fue uno y después el otro, cuando tenía los dos lubricados le metí los dos, fue cuando sentí claramente ella como se retorcía de placer, sin decirme palabra sentí como dejo de tocarme y se tocaba fuertemente los pezones, los pellizcaba.

Estuve así un buen rato porque me encantaba que le encantara hasta que sentí como temblaba de gusto, fue cuando cerró sus piernas me dejo como los dedos adentro por lo que tuve que retirar el brazo, ella se incorporó, amarro su pantalón olio sus manos y se las dejo en la cara se acostó de lado y no emitió ningún sonido, yo me acomode el short con una erección enorme quede viéndola todo el camino sin tocarla, hasta que llegamos al destino ella se levantó, me miro, me sonrió y solo me giño el ojo.

Se bajó y hasta la fecha me he atrevido a escribir esto. Una experiencia realmente maravillosa, considero yo en mis inicios de voyeur.

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