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Un sueño erótico en la distancia
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Tiempo de lectura: 6 minutos

Día lunes. En Colombia son las 4:30 am, suena la desagradable alarma del celular, esa que le indica que debe activarse, hace un frío implacable. A duras penas se sienta en la cama, se enrolla con la gruesa cobija, se estira y se pone en pie, da gracias a Dios por un nuevo comienzo, prende la luz suelta la cobija y se va directo al baño, baja sus pantaletas, se sienta a orinar, mientras sale el oriné mira la puerta de la ducha, y ahí comienza la lucha interna de sí entra o no, se levanta del trono, termina de desnudarse y casi que obligada de un salto entra, lentamente abre la llave de la regadera, espera a que caliente el agua y ¡Saz! De un sopetón entra a mojarse, a pesar de lo caliente que está el agua ella siente como si alfileres penetraran su cuerpo, rápidamente se baña, al salir monta hacer el café mientras se va vistiendo, prepara la lonchera con desayuno y almuerzo, termina de hacer el café con leche que tanto le gusta, se medio sienta en la silla de costumbre para deleitarse con el aroma y delicioso sabor, mientras su mente divaga en infinitas cosas, ya para cuándo termina toda su rutina y de soñar, son ya las 5:30 am, hora de salir de casa a un nuevo día de jornada.

Fanny C. Debe ir trabajar muy duro los siete días de la semana, por 12 horas a un taller de costura a unos 30 kilómetros de distancia, eso le lleva aproximadamente una hora quince minutos, ya que debe tomar dos carros por puesto para poder llegar, su horario de entrada es a las 7:30 am, pero le gusta llegar con tiempo a la fábrica para desayunar tranquila y conversar un poco con alguna compañera de trabajo.

Ella está fuera de su nación que tanto ama, y extraña. La situación país la obligó a irse en busca de mejoras económicas, a pesar de haber estudiado una carrera universitaria, le tocó pegarse a una máquina de costura recta sin saber mucho del oficio. Pero cuando se quiere sé puede, y aprendió rápido, siempre con la esperanza de volver o conseguir algún puesto de trabajo en su carrera.

Cada jornada trabajada la hacía estar más cerca de alcanzar la meta de estar con él, ese hombre que dejó en Venezuela, su cabeza se llena de pensamientos, entre ellos está, llegar a casa cansada y saber que el la espera.

Por fin llegó la hora de salida, sale disparada para tomar el bus que la llevara de vuelta a casa, ya sentada en la unidad, se relaja un poco, se coloca los auriculares para escuchar música, y así iba por todo el trayecto inventando en su mente cada escena sexual con él, sonreía con picardía y mordía su labio inferior pensando si él estuviera ¿Que ropita sexy se pondría para alborotar ese instinto lujurioso de su macho?

¡Ah ya se! Me pondría ese shorts tipo cachetero sexy de algodón blanco, que solo cubren la mitad de mis grandes y redondas nalgas piel canela, y una franelilla del mismo color sin brasier que se notan mis pezones, recuerdo que cada vez que me veía puesta ropa de ese estilo, los ojos se le salían y era inevitable que al pasar por su lado me dé un par de nalgadas y un fuerte apretón, y eso de verdad me encantaba cuando lo hacía.

Y así va por todo el camino de regreso a casa, pensando y sonriendo de solo imaginar si él estuviera cuando ella abriera la puerta, en su mente pasa una película que la vive como si fuera real.

Por fin llegó a casa, dejo todo sobre la mesa, preparó algo rápido de comer, después de cenar, se quitó toda la ropa y se fue a la ducha, al salir del baño envuelta en la toalla, se va a la habitación, se quita la toalla y se va colocado crema con olor a vainilla en todo el cuerpo, se pone esa prenda sexy que venía pensando, se tumbó boca arriba sobre la cama, puso música, cerró los ojos y comenzó a imaginar mientras aún estaba despierta, colocó una mano dentro del shorts, apretaba y pasaba el dedo medio por su depilado y humedecido coño, como deseaba que fuera la mano de él, abría más las piernas y buscaba darse más placer masajeando el clítoris. Con la otra acariciaba su largo cabello lacio castaño, y por momentos alternaba acariciando sus pequeños pechos con areola marrón y pezón oscuro, así estuvo por un rato hasta que no pudo más y el sueño terminó venciendo a la agotada mujer.

Él al verla entrar a casa, sin mediar palabras la recibe con un fuerte brazo y un beso apasionado, sus manos están colocadas en las anchas caderas, las aprieta y acaricia, luego sigue tocando ese cuerpo que le gusta tanto, la toma por la pequeña cintura y la pega a su cuerpo. Tener en sus brazos a esa mujer piel morena de 1,70 cm, con escultural cuerpo hace que su sangre hierva, vuelve a besarla, sus lenguas se exploran mutuamente, solo se escucha el sonido de los besos como un chasquido húmedo y la respiración agitada, casi que jadeando.

Él comienza a desabotonar el pantalón de ella y baja la cremallera, acto seguido los baja hasta los tobillos mientras ella con los pies quita sus zapatos y termina de sacar el pantalón.

Ella está disfrutando ese momento a plenitud, se siente tan húmeda que piensa que va a chorrear por el entre piernas hasta llegar a los pies.

Él está haciéndola sentir deseada, amada, querida.

La desnuda por completo, ella solo se deja llevar por el placer que el imprime con sus caricias.

"Te amo" le susurra al oído mientras acaricia en medio de las piernas, ella se abre más para darle paso a esas manos que la hacen vibrar.

Comienza a arrancar literalmente la ropa de el con fuerza, con desespero, con ganas, hasta dejarlo desnudo para ella, sus ganas crecen más cuando el comienza a chupar sus senos y sigue con su mano puesta en la vagina, y un par de dedos la están masturbando.

Ella comienza a frotar y apretar lo que tanto le gusta, luego se pone de rodillas ante él. Lo acaricia, lo besa, lo frota hasta que lo lleva a la boca.

Él acaricia el cabello suelto, por momentos lo jala con fuerza y empuja la verga erecta dentro de la boca y la saca, ella saborea su pene, y va disfrutando cada embestida que el da.

Él se detiene por un momento, la toma de las manos, la levanta, le dice que le dé un minuto, va a buscar la silla y la coloca cerca de la ventana. Ella ya sabe lo que sucederá, pero esta vez él le dice "amor, ponte de espalda colocando tus rodillas en el asiento y sujétate con ambas manos del espaldar y para el trasero".

Se arrodilla tal cual el desea, el abre las nalgas y comienza a lamer su ano, mientras aprieta las grandes nalgas y perfora con la lengua, los gemidos de ella aumentaban cada vez más; y él podía mirar como la vagina goteaba el néctar cristalino que emana de la cueva.

Él se arrodillo para que su cara quedará justo en su nalgas y siguió amasando ambos glúteos y metiendo la lengua en el orificio anal.

Ella decía "dame duro que me gusta. Mete más tu lengua mira que eso es tuyo haz lo que quieras"

Él al escuchar esas palabras se calentó mucho más, comenzó a meter el pulgar en el ano y dos dedos en la vagina y con la lengua daba lamidas en el clítoris, los dedos entraban y salían al ritmo de los movimientos de caderas. La lengua seguía lamiendo la raja y el excitado clítoris, el fluido se hacía cada vez más presente.

El placer de ella aumentó a tal punto, que pegó un grito ensordecedor cuando estaba sintiendo la llegada del orgasmo, estalló de placer en los dedos y lengua de él, sus fluidos salían con presión a chorros, como si fuera orine, jadeaba con fuerzas y lloraba de placer.

Él sintió las piernas de ella desmayarse y vio su piel erizada, fue ahí cuando se levantó luego de estar arrodillado largo rato y la penetró por la vagina sin darle tregua al descanso.

Ella con voz agitada y cansada le suplicaba que le diera más duro, más fuerte, y con ganas. El la penetraba con fuerza y daba palmadas fuertes en sus nalgas, al punto de ponerlas rojas y marcar los dedos, eso a ella le daba más placer y excitación, hasta sentir que se iba de nuevo. Su orgasmo fue aún más fuerte y saco de su interior toda esa lujuria que lleva guardada.

Cuando pidió gritando "ahora Mételo por detrás"

Él sin pensarlo obedeció a su petición.

Ella sentía la presión de la cabeza entrando y a pesar que le dolía pedía que no parara, ese dolor le causaba placer al máximo y decía repetidas veces "me gusta metelo todo hasta el final".

Él se comenzó a mover al ritmo de ella y los testículos golpeaban su vagina mojada. Ella con una mano se comenzó a masturbar y luego apretar las bolas, sus alaridos de placer eran cada vez más fuertes.

Él dijo voy acabar y le daba más duro mientras ella se movía más fuerte. Diciendo quiero esa leche dentro de mí.

Él acabo plácidamente, expulsó tres chorros de semen dentro de ella, mientras le decía con morbosidad lo rico que se sentía cogerla por el culo.

Poco a poco lo fue sacando, descanso un instante sobre la espalda de ella.

Fanny C se quedó un rato más en el mismo lugar, aún sentía como su cuerpo temblaba; él se sentó a verla en esa posición, pasaron unos segundos cuando observó que el culo de Fanny C sé estaba cerrando lentamente, ella comenzó a pujar, cerraba y abría aquel orificio, volteó su cabeza y mirándolo fijo le dijo "¿Quieres ver cómo sale tu leche del trasero? La respuesta de él fue obvia ¡Sí! Se acercó y puso su cara muy cerca de sus nalgas, las abrió con ambas manos para tener una mejor vista.

Ella se inclinó, arqueó la espalda, pujó fuerte, sé fue abriendo su dilatado culo, al instante comenzó a salir el semen y él se deleitaba viendo como chorreaba hacia su vagina húmeda, haciendo un camino por el muslo hasta caer en la silla.

Después de ver ese espectáculo, la levanto de la silla, la beso y le dijo, ahora si vamos a bañarnos amor. ¿Cómo estuvo tu día de trabajo?

… Sonó la alarma, ella de despertó sobresaltada, al abrir los ojos fue cuando cayó en cuanta que sólo fue un sueño, estaba sudada, tenía una mano dentro del shorts, al sacarla estaba mojada el shorts empapado, sus pezones endurecidos, y el cuerpo le temblaba.

Suspiro, sonrió y agradeció por ese sueño tan maravilloso que pudo sentirlo como si hubiese sido realidad.

De nuevo a la rutina.

D A

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