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Un regalo en un vestido rojo
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Tiempo de lectura: 3 minutos

—Esto es para vos

—Gracias

—Tengo órdenes de quedarme por lo menos hasta que termines de leerla.

—Pasá entonces…

Miré a los ojos a la mujer que tenía enfrente. Más o menos de mi edad. Chiquitita. Muy buenas formas. Ninguna exagerada. No tenía miedo en su mirada, ni lucía como cadete. Tampoco era descarada. Tenía una orden, y estaba dispuesta a cumplirla. Vestía un vestido bobo rojo, bien cerrado arriba, ceñido a su cuerpo hasta la cintura, que dejaba la mitad de los muslos al descubierto. En los pies unas sandalias acordonadas. El límite entre lo recatado y lo desenfadado. Podía servir para un lavado o para un fregado. Necesitaba develar el misterio, y me senté a leer la carta. No hizo falta abrir el sobre y empezar a hacerlo para saber que estaba escrita por Lila. Lo supe desde que tuve a la muchacha frente a mí.

“Como sé que te vas a enojar con la noticia, ya empiezo a pedirte perdón y a compensarte. Debí decírtelo personalmente, pero no pude. No me animé. Después ya no hubo más tiempo. En este momento estoy en Ezeiza rumbo a Holanda. Una reunión de trabajo, sí. Pero también voy a pasear un par de semanas. No te voy a mentir con eso. Como sé que te vas a enojar, te mando a Romina. Ro es una gran amiga mía. Seguro que en este momento te va a poner las manos en tus hombros y va a intentar hacerte un masaje. Deja que lo haga. Dejate llevar. Es mi regalo para compensarte. Sé que lo vas a disfrutar. Nos vemos a la vuelta. Lila”

Efectivamente, mientras estaba leyendo las manos de Romina estaban en mi cuello, y con maestría me recorría, y no sé cómo, ya había logrado desabotonarme la camisa. Cerré los ojos y le hice caso a Lila. Me dejé llevar. Y también lo hice cuando tapó mis ojos con un pañuelo de seda. Ya con el torso desnudo me llevó hasta la cama. No ofrecí ninguna resistencia cuando sentí que envolvía mi muñeca con una soga, ni cuando sentí que estaba haciendo lo mismo con la otra mano. Ya inmovilizado, dejé que sus manos sabias me recorrieran todo el cuerpo, y sentí una corriente eléctrica que me atravesaba todo el cuerpo cuando sentí su aliento caliente en mi bajo vientre. Aunque hubiera deseado que se quedara allí hasta el final, sentí que me desnudaba por completo y que me ataba las piernas. Supongo que cada soga estaba siendo asegurada a las patas de la cama. No se detenía, pero tampoco hacía las cosas con prisa. Fueron unos segundos eternos que sentí que me quedaba solo. No había un solo sonido en la habitación, y yo estaba prisionero de las sogas y sin posibilidad de ver qué ocurría a mi alrededor.

A partir de ese momento, todo fue un torbellino. Sentí el cuerpo desnudo encima, y cómo iba ascendiendo. Un beso en los labios, húmedo y caliente, hasta sentir cómo se sentaba en mi boca. Apenas dejaba rozar su clítoris en mis labios. Se movía poseída por el ritmo, y por los golpes de mi lengua en su centro. Intenté pasar mi lengua por su concha, y sentí sus humedades, y sus gemidos me ponían la sangre a hervir. Sentí que sus manos tomaban mi cabeza, y cómo hundía su concha en mi boca. Sentí la intensidad del orgasmo que recorría su cuerpo. Y sus sabores. Quería acariciarla pero no podía. Deseaba acariciar esa piel, pero sólo tenía que conformarme con sentir el roce sobre mi cuerpo.

Después de ese preámbulo, descendió lentamente, y sentí en mi pija todo el calor de su cuerpo. No dejó que la penetrara. Sólo podía acariciar con mi miembro sus labios palpitantes, y empezó a moverse otra vez, con intensidad. Hasta que se dejó caer, y se ensartó mi pene profundamente. Soltó un gemido apoyó sus manos en mi pecho. Se prodigó un nuevo orgasmo, esta vez mucho más húmedo, rodeado de muchos más sonidos.

Al salir de arriba mío, mi desconcierto y mi excitación estaban en los extremos.

Sentí su boca en mi pene, y una de las mejores chupadas de mi vida, hacia arriba y hacia abajo, acariciándome en los lugares exactos me llevaron al clímax. Bebió de mí, hasta la última gota, y aprovechándose de mi relajación, desató una mano, juntó su ropa y se fue.

Ro desapareció.

********************

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