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Un momento diferente con mi esposo
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Tiempo de lectura: 3 minutos

Como ya saben, María la que fue mi cliente hace tiempo y yo seguimos en contacto y entre nosotros ha surgido la confianza tanto de subir nuestras experiencias juntos como las que también hemos tenido cada quien por su lado, el siguiente relato es sobre María y su esposo.

Aún sigo en espera de que haya una tercera parte de la mejor cliente, dejen sus comentarios si les gustaría leer otro relato entre ella y yo.

Llegué de mi viaje por ciudad de México, mi esposo y mis hijos me recogieron en el aeropuerto, me recibieron con mucha alegría y yo feliz de estar nuevamente con mi familia, en el trayecto a casa conversamos sobre cómo me fue en mi viaje y sobre cómo se portaron los niños sin mí.

En un momento de silencio mientras dos de mis hijos ya se estaban quedando dormidos mi esposo me pregunta si lo extrañé y al mismo tiempo me acaricia la entrepierna, yo lo volteo a ver y con mirada atrevida le contesto que sí, le toqué su miembro sobándolo por encima del pantalón y haciendo hincapié de que también extrañaba ese bulto que mi mano tocaba y que se endurecía poco a poco.

Al llegar a casa esperamos a que los 3 niños se quedaran completamente dormidos, me metí a bañar pues un baño me relajaría y además me preparaba para la intimidad con mi esposo, a los 5 minutos entra él a la regadera, platicamos sobre mi viaje, nos besábamos y nos acariciábamos muy apasionadamente, como si hubiera durado meses fuera de casa, después él se agachó y me pidió que subiera una pierna y la recargara sobre la barra que normalmente uso para rasurarme las piernas, entonces se fue bajando dándome besos por todo mi cuerpo hasta llegar a mi sexo, empezó a lamerme el clítoris con su lengua suave y traviesa, de arriba abajo y por todos lados, yo me sentía totalmente excitada viéndolo debajo y comiéndome desenfrenadamente, después empezó a succionarme tan delicioso que sentía que iba a venirme en un dos por tres, verme en ese momento y en esa posición me calentaba muchísimo, por lo que tuve que pararlo para no estallar de placer, lo jalé de sus brazos para levantarlo, ahora era mi turno así que comencé a basarlo, bajé lentamente besando sus costados y manoseando su miembro, llegué a su ingle y empecé a lamerle de un lado y después del otro, me gusta causarle cosquillas antes de empezar a chuparle el pene, después comencé suave rodeando solo su cabeza con mi boca húmeda, estuve jugando un rato hasta que me lo metí todo, lo saboreé desde la base hasta el glande varias veces, volteo hacia arriba y lo veo embelesado, con una mirada de lujuria que hace que me prenda mucho más, lo besé con más fuerza, con más ritmo y a la vez acaricio sus testículos, moviéndolos sobre mi palama y de vez en cuando los meto en mi boca también.

Duramos un buen rato en la regadera, disfrutándonos oralmente el uno al otro, pero también quería sentir su pene dentro de mí, así que nos apuramos a salir del baño para seguirle en el cuarto. Tomé mis aceites esenciales que nos gusta mucho usar en el sexo y ya estando él acostado sobre la cama me dispuse a darle un masaje en toda su parte intima, preparándolo nuevamente para continuar lo que no se terminó en la regadera.

Debo confesar que estaba tan excitada comiéndome su delicioso pene que me atreví a levantarle un poco su pelvis para bajar y llegar a donde nunca había besado, él comenzó a gemir tan delicioso que era notorio la estimulación que él sentía en su parte trasera, comencé a mover mi lengua dejándome guiar por la calentura, intenté introducirla por esa cavidad estrecha que me prendía más y más, fue tanto el cúmulo de sensaciones que pedí que se pusiera de perrito y así estar mucho más cómoda besándolo, él por su parte se ayudaba masturbándose con desenfreno mientras yo le metía la lengua y le succionaba el ano.

Con una cara que pocas veces había visto en él se dio la vuelta nuevamente con su pene erecto y duro, antes de montarme quise darle una última chupada, yo acostada boca abajo entre sus piernas moviendo mi cabeza suavemente sobre su pene… no pude más y con el roce de mi vagina sobre la cama exploté! No pude contenerme…

Él me dijo que quería hacerme gozar igual, volvió al oral pero también se dirigió hacia esa otra parte “intocable” de mi cuerpo, no puedo explicar lo riquísimo, diferente y excitante que fue sentir su lengua y sus labios en otra parte que no fuera mi vagina.

Después se montó en mí y me la metió toda, la sentí entrar con facilidad con todo el lubricante que yo ya tenía dentro, sentí su pene ancho y palpitante entrar y salir a la perfección, me vine por segunda ocasión, esta vez mí orgasmo fue largo (no lo podía creer) y el terminó dentro de mí al mismo tiempo.

Me vi en el espejo, mi cara y mi cuello estaban rojos, mis ojos brillaban como hace mucho tiempo no me pasaba, mi esposo estaba tan caliente que quiso un segundo round, yo solo quería disfrutar relajadamente esa oxitocina interminable

Estimular esa nueva zona de nuestros cuerpos fue maravilloso, me consideraba una persona un poco tradicional, esa persona que casi muestra un letrero en la intimidad diciendo “Por el chiquito no!”. Poco a poco hemos ido experimentando cosas nuevas para seguir alimentando nuestra pasión y dejar de un lado la monotonía.

En otro relato les contaré mi experiencia con la penetración anal.

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