La retina de mis ojos se expande
al sentir el deseo desbordante
de tocar cada parte de tu desnudo cuerpo.
La excitación aumenta
como la velocidad de la luz,
porque mis manos se empezaron a mezclar
con tu cintura
y se resbalaron intencionalmente
para llegar a tus nalgas.
El éxtasis de la lujuria invade mis labios,
de inmediatamente me como tu boca,
y nos fundimos en un beso
donde nuestros labios húmedos se abren
para que nuestras lenguas se rocen.
Mis manos se vuelven a un más inquietas
porque sienten tus manos por mi pecho.
Mi mano izquierda desbordada
toca tu húmeda vagina,
mientras mi mano derecha
se pierde en tus ricos senos…
¡Gemidos y sudor nos provoca este momento!
Te lanzo de repente a la cama
y te miro fijamente a tus ojos
mientras introduzco mi pene
en tu rica y deliciosa vagina,
que lo pedía a gritos.