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Un grupo de hombres masturbándose
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Tiempo de lectura: 4 minutos

Llegué a eso de las 4 de la tarde al hotel Express que se encuentra ubicado a un costado de Reforma 222, tenía los nervios de punta, pues no sabía con qué me iba a encontrar, o mejor dicho, con quiénes, ya que los había conocido por Internet, en un anuncio que decía “Grupo de hombres varoniles para masturbarse”. En el instante que leí el anuncio, me comencé a excitar y en ese momento, al preguntar por la habitación, mi excitación estaba al máximo de lo posible, tenía un nudo en la garganta y no sabía que pasaría.

La habitación estaba en el cuarto piso, así que salí del elevador y caminé hacia allá, apretando con la mano la bolsa que cargaba, donde tenía un inocente six pack de cervezas y unos condones, ¿para qué los condones?, si fueron muy claros en las reglas, “sólo masturbación entre nosotros, no joterías, ni mariconadas”. La verdad, no entendía algo de eso, sí quería masturbarme enfrente de ellos y masturbarlos, o ser masturbado por ellos, de hecho quería más pero según escribían, no pasaría más, “solo será masturbación entre machos, no mamadas ni penetración”.

Toqué la puerta del cuarto y la espera me pareció eterna, o quizás fui muy débil, entonces toqué más fuerte, los nervios me entorpecían y al fin, abrió Jorge, un muchacho alto, vestido de pantalón formal y camisa, se notaba que se había salido del trabajo de la tarde para esta cita, iba sonriente y guapo, con cara de jovencito. Al momento, me extendió la mano y cuando lo saludé, me jaló para darme un abrazo y así entré, viendo que la habitación tenía dos camas y la televisión estaba prendida, en una de las camas estaba Adrián, igual, vestido de manera formal. Luego, me dirigí a la mesa donde se encontraban las bebidas, a dejar mis cervezas y vi varias cajas de condones, eso me tranquilizó y pensé “quizás sí podremos hacer un poco más que masturbarnos”.

Tenía ganas de experimentar otras cosas, hacía tiempo que venía pensando en tener relaciones sexuales con algún hombre pero no encontraba cómo conocer a alguno que me gustara, también entré al Internet y en mi calentura, cuando leí ese anuncio de chaqueta colectiva, pensé que se estaban cumpliendo todos mis deseos. Ahora estaba ahí, frente a ellos dos, el grupo de chaquetas me había invitado, pero me desilusioné un poco porque pensé que seriamos más y creo que Jorge descubrió mi pensamiento, pues trató de tranquilizarme diciéndome, en medio de una sonrisa pícara “ya viene Benja, te va a fascinar, verás”. Quizás cuando vio mi cara de sorpresa, añadió para tranquilizarme “la experiencia, verás que te va a encantar”, aunque ya estaba encantado.

Un poco torpe, me dirigí por una cerveza y me senté al borde de la cama más cercana al televisor, enseguida me platicaron cómo se había formado el grupo, indicándome que eran amigos heterosexuales con inquietudes y por eso habían decidido juntarse a estas reuniones. Parece que variaban los invitados en cada sesión porque esta era una muy pequeña, en comparación a como habían tenido en otras ocasiones, también hablaron de la pena que había ido dejando de ver a uno de ellos porque según, estaba impresionante en su tamaño pero ahora estaban muy contentos por la presencia de Benja, que había venido a llenar el hueco dejado del pasado. Mientras nos tomábamos nuestras cervezas seguimos platicando de cómo se divertía el grupo y de algunas de sus experiencias, en eso estábamos cuando llegó el mentado Benja.

No sé cómo se fue dando todo aquello, ya que desde que llegó Benja, el ambiente cambió y todo se convirtió en una total calentura, en un momento dado, los cuatro estábamos frente a la televisión, con los pantalones abajo y las vergas de fuera, masturbándonos y volteándonos a ver unos a otros, en total silencio, viendo una película porno. Con las vergas todas duras, los cuatro nos pusimos de frente uno frente al otro y dos laterales, así todos nos veíamos de frente mientras seguimos disfrutando de la jaladas de nuestras vergas, que eran hermosas, todas diferentes. La hermosa verga de Jorge era gordita y rosita, toda cabezona, o la de Adrián, que era más bien morena, con prepucio pero gorda y llena de venas mientras que la mía también es rosa y un poquito gorda.

Todos parecíamos disfrutar de ver las otras vergas y las caras disfrutando pero lo que si no podíamos evitar, o por lo menos yo, fue ver la verga de Benja, ahora entendía todo, era la verga más grande que jamás haya visto, no parecía lógico ese muchachito flaquito y morenito con tremendo pitote, gordo y largo, muy largo. Él lo sabía y nos sonreía con malicia mientras todos queríamos tocarle su verga con nuestras chaquetas y no faltó quién la agarraba de momentos con su otra mano; por algunos instantes, los cuatro acariciábamos la verga del otro lado, o la de enfrente. Así nos mantuvimos un rato y en eso estábamos cuando sentí una mano a mi costado que me acariciaba la nalga, era Jorge, me estaba acariciando la nalga y me hacía insinuaciones para que fuera a su cama; por mi parte, no podía deja de ver a Benja y a su enorme verga, estaba como hipnotizado.

Más tarde, fui con Jorge a la cama, comenzamos acariciándonos un rato y de repente, ya nos estábamos mamando de lo lindo, pero no dejaba de ver la cama donde Benja y Adrián se satisfacían, así que tomé a Jorge de la mano y nos sumamos a ellos, fue riquísimo, los cuatro nos mamábamos las vergas y nos acariciábamos, todos unos a otros, bien rico; de esa manera, mamamos y me mamaron la verga riquísimo entre todos, así, juntos, hincados unos frente a otros hasta que terminamos eyaculando al frente, salpicándonos unos a otros, eso fue riquísimo.

Posteriormente, me atreví a limpiarme con mis dedos algunos de los mecos que tenía en el brazo y en las piernas, luego me los llevé a la boca, casi involuntariamente y ya que no me di cuenta cómo me veían, esto dio pie a que la tarde se pusiera más caliente y las cosas se pusieran mejor, ellos ya mucho más desinhibidos conmigo, entonces entendí para qué necesitábamos los condones.

He perdido la pista de algunos de estos amigos, esto fue hace algunos años, ahora estoy formando un nuevo grupo de amigos heterosexuales muy discretos, casados o no, pero sí de fuera del ambiente, para volvernos a reunir, estas fiestas son fantásticas.

Espero te haya gustado mi relato y ojalá pueda conocerte, para experimentar con estas posibles experiencias en total discreción y todos tranquilos.

Hoy vivo en Zapopan Jalisco y muero por encontrar un grupo de amigos para hacer estas reuniones. Sé que la pasaremos fenomenal.

Jorge

[email protected].

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