Empezamos a escuchar música de Led Zeppelin y eso sin yo saberlo comenzó a excitarla. Se acercó a mí y empezó a tocarme el pecho poco a poco, repegando sus hermosos senos en mí. Acercando sus labios a los míos, y de la manera más tierna y suave comenzó a besarme. Fue un beso tierno, húmedo y despacio, donde solo la parte de afuera de nuestros labios se juntó. Después otro. Esta vez con más intensidad. Sentí mi corazón acelerar y mi pene endurecido con las venas a punto de estallar.
Ella tomó mi mano derecha y la puso en su seno izquierdo y empezó a masajear. Movientes circulares sobre su aureola hasta que sus pezones erectos parecían explotar. Se levando la blusa y expuso sus senos a mi rogándome con la mirada que se los besara. Puse mis manos detrás de su espalda y desabroché su sostén dejándolo deslizar por la gravedad. Sus pechos siguieron y comencé a besar con intensidad.
Ella inclinó su cabeza para atrás sintiéndose en la gloria pegando un gemido tras otro rogándome que la penetrara. Fuimos al garaje, se bajó el pantalón con prisa, puso sus manos en el cofre del carro y comencé a penetrarla por atrás.
Después salí, y metí mis dedos en su vagina acariciando su clítoris con mi pulgar. Ella gemía agarrando sus senos y yo con la otra mano impactaba sus espectaculares nalgas. Cada que impactaba mi mano ella gemía de placer. Subí la intensidad a mi mano en su vagina, sus mejillas rojas y su mirada borracha de excitación me volteaba ver. De repente se escuchó en gemido que hizo eco en el garaje y sentí en mi mano como su vagina se escurría. Fluía el líquido de placer mientras su cuerpo temblaba de excitación.
Remplacé mi mano por mi pene y comencé a penetrarla. Después cambio de posición acostándose de espaldas en el asiento trasero del carro. Pase mi lengua por su clítoris y por sus labios, pegando de lengüetazos alrededor de su vagina. Agarraba con intensidad sus senos con mis manos y ella gimiendo me rogó otra vez que la penetrara y levanté sus piernas poniéndolas recargadas en mis hombros y comencé a penetrar.
Cada empujón era en un gemido y mi pene se deslizaba en su vagina empapada. De repente escucho su voz gimiendo pidiéndome que la penetre por atrás. Ella dice, “siempre lo has deseado, tómame por atrás, tómame mi rey” saqué mi pene de su vagina y lo empecé a introducir en su ano. Cada que introducía más, la escuchaba gritar de placer.
Cambiamos a posición misionera y al tiempo me pregunta, como te quieres venir, y respondo al oído, en tu boca mi reina.
Salimos del carro y ella se pone de rodillas dándome sexo oral. Pasando la lengua por mi pene y masajeando mi escroto. Después empieza a atragantarse con mi pene llenándolo de saliva pudiendo apenas decir “vente, vente mi rey”.
Saqué mi pene de su boca y me empecé a masturbar. Ella con su boca abierta y los ojos cerrados recibía mi licuado de leche. Comenzó a mamar mi pene, tomando hasta la última gota de mi semen. Sentí que mis piernas temblaban, mi corazón explotaba y no pude evitar pegar un gemido intenso.
Sin duda el orgasmo más intenso de mi vida.