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Un dominicano me hizo su puta, en presencia de mi esposo
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Tiempo de lectura: 11 minutos

Cierto día de fin de semana, mi esposo me pidió que lo acompañara a que le cortarán el cabello, me había contado que por mucho tiempo frecuentaba una barbershop que quedaba a 15 minutos de la casa, me contó que siempre había buena vibra en ese lugar y que se llevaba muy bien con los trabajadores de ahí. Yo pensé que en ese lugar trabajaban señores y sentí flojera de acompañarlo. Yo no tenía muchas ganas de salir pero mi esposo insistió y solo me dijo que me pusiera guapa, que saliendo del lugar me podría acompañar a una plaza comercial de compras, total, que mi hijo lo cuidaría mi suegra, por tanto, quedamos que iríamos al medio día. Nos retrasamos esperando que llegara mi suegra a la casa y se nos hizo tarde.

Era un día caluroso, entonces me metí a bañar para alistarme, cuando salí opte por ponerme una falda corta de vuelo color negro, por arriba de la rodilla, con un top corto color blanco, con la espalda descubierta de esos que solo se sujetan con un cordón delgado en la espalda, esta vez, preferí no ponerme sujetador ya que el top sostenía muy bien mi par de senos, me puse un tanga color rosa de encaje que se perdía por en medio de mi par de nalgas y para completar mi outfit unos zapatos café de plataforma. Mi esposo como siempre al verme se le caía la baba nomás de verme y esta vez no era la excepción, me chuleaba en cada momento.

Salimos con rumbo a la barber, en el camino mi esposo me dijo que me tenía una sorpresa, que había alguien a quien quería presentarme y que si me gustaba podía cogérmelo, mi esposo me había pedido que intimara con mi jefe semanas atrás, de hecho ya eran muchas veces que quedaba con mi jefe para estar con él, con el consentimiento de mi esposo. Pero lo que me acababa de decir, me tenía perpleja.

Mi esposo disfrutaba mucho de las anécdotas que le contaba de las cosas que hacía con mi jefe, de cómo me cogía en su oficina o en su casa de playa de puerto progreso, incluso en cierta ocasión había llamado a mi esposo y dejado el celular cerca para que escuchara como mi jefe me daba tremenda cogida, el tanto como yo, lo habíamos disfrutado mucho. Los dos disfrutábamos, yo por obvias razones, descubría más mi sexualidad y me cogía a mi jefe con toda libertad y mi esposo se ponía cachondo sabiendo que su esposita lo hacía cornudo y a él le encantaba. Yo amo mucho a mi esposo y cada aventura que tengo lo hacemos con el afán de mantener la flama de la pasión en nuestra relación.

Sin contarme nada más de la sorpresa, llegamos a un local que se encontraba en una pequeña plaza. El lugar quedaba en la planta alta del edificio, con algunos locales, la mayoría ya cerrados por la hora, he de decir qué se nos hizo tarde esperando a que mi suegra llegara para cuidar a mi hijo. Dentro del local solo había un chico moreno como de unos 29 años, muy guapo, tenía el cabello negro, con barba y tatuajes en los brazos, era de origen dominicano, con un acento sexy al hablar, delgado y poco más alto que yo, cuando lo vi dije ¡Por dios, que delicia de hombre! Ja ja ja. Era todo un papacito en toda la extensión de la palabra, estaba vestido con camiseta y pants, pero se veía todo un cuero de hombre, yo estaba enculada con ese bombón desde que lo vi.

Por lo visto se llevaba muy bien con mi esposo, pude notarlo en la forma como se saludaron – “Bienvenido Bro, que bueno que llegaste, te estaba esperando, los demás chicos se fueron, así que solo te atenderé a ti” – le dijo Joel, el barbero – “Que bueno solo tu estás Bro, mira, te presento a mi esposa, ella es Angie” – le dijo mi esposo, el respondió – “Bienvenida Angie, la esposa de mi bro es muy bienvenida y con todo respeto Angie, esta usted muy guapa ¡eh!” – reímos los tres al mismo tiempo que entrábamos al salón – “Gracias Joel, créeme que el gusto es todo mío, tu igual estas bien guapo eh, lástima que vengo con mi esposo…”- le dije al momento que nos saludábamos con un beso en las mejillas, pude tomarlo de su brazo mientras me saludaba, tenía unos brazos fuertes y olía rico.

Ese hombre me estaba volviendo loca, estaba fascinada con él. Joel, cerró la puerta por dentro y entramos al salón donde estaban las sillas del barbero, tres sillas grandes posicionadas como a dos metros una de la otra. Joel insistió que pasará con ellos y que si gustaba podía sentarme en una de las sillas del barbero mientras atendía a mi esposo, así lo hice, pase con ellos al salón, mi esposo se sentó en la silla, Joel empezó a cortarle el cabello.

Yo me senté girando la silla para quedar frente a ellos cruce las piernas, mi falda por lo corta que estaba se me subió hasta medio muslo y por la parte lateral de la falda estaba segura que se podía apreciar mis muslos, estaba cachonda y ese hombre me ponía nerviosa, todo la experiencia que había obtenido manipulando y seduciendo a los hombres, se desvaneció, no podía creer que ese hombre que era menor que yo me ponía nerviosa y muy cachonda.

Mi esposo estaba de perfil y Joel caminaba alrededor de mi esposo tratando de cortarle el cabello, cuando Joel quedaba frente a mi, se le perdía la mirada entre mis piernas, dirigía su mirada hacía mí de forma descarada, veía que mordía el labio cada vez que lo hacía, se tocaba la parte de su verga y aún con el pants que tenía se podía observar que crecía su erección.

En una ocasión que volteó a verme, baje mi pierna y las abrí un poco para que ese moreno pudiera deleitarse, yo sentía mi concha mojadita por la excitación y por lo cachonda que estaba, mis pezones se empezaban a erectar dibujando dos puntos uno en cada lado de mi top, quería provocar aún más a ese hombre, así que subí mi falda alzando mis dos piernas para ponerlas encima del soporte del codo de la silla, quedando casi acostada sobre la silla.

Eso hizo que mi falda se abriera por debajo y se me viera parte de mis nalgas, como llevaba un tanga color rosa, deje a la vista de mi esposo y del dominicano una vista de mi trasero. El dominicano se puse nervioso y miro a mi esposo. Mi esposo ya me había visto y por su expresión le gustaba lo que estaba haciendo, sabía lo que tramaba y el participo en ello:

Mi esposo: No te preocupes Joel, si quieres mirar, adelante, para eso se hicieron los ojos

Dominicano: Oye Bro… con todo respeto… que buena esta tu esposa hombre, ¡eh! Tu disculparás pero me es imposible mirar hacia otro lado, ¿Oye… y eso hace tu esposa cuando se aburre o por qué hace eso?

Mi esposo: No… lo que pasa que a mi esposa le gustaste. Es su manera de decirte que quiere contigo, jajaja

Dominicano: No entiendo, como dices que le guste… Pero hermano, es tu esposa, como dices eso, no te creo… – Se veía en su expresión que estaba confundido

Mi esposo: Tranquilo Joel, nosotros estamos en una onda cuckold

Dominicano: ¿Qué es eso de cuckold?

Mi esposo: Bueno, a mi me gusta que mi esposa follé con otros hombres.

El dominicano se quedó pensando un momento y me volteo a ver.

Dominicano: Tú crees que yo sea un buen candidato para eso, me encantaría – ambos voltearon a verme

Me baje de la silla y me acerque a ellos, puse mi mano sobre su brazo del dominicano y le dije – “Así es Joel, me gustas mucho, desde que entre por esa puerta me fije en ti. Estas hecho un papacito, mi amor. Tú no sabías pero mi esposo me tenía una sorpresa y resulto que esa sorpresa eres tú.” – yo baje mi mano por su torso, que se notaba duro y trabajado por el gym, Joel se puso más relajado, entonces le dije – “Entonces que dices Joel, tu tienes la última palabra, mi amor“.

El dominicano me tomo de la mano y me invito a dar una vuelta, yo gire mientras ese hombre me chuleaba con la mirada de arriba hacia abajo – “Angie ¡por Dios! Estas como quieres mamitaaa…”.

Mi esposo se puso de pie, en ese momento Joel me tomo de la cintura acariciando mi espalda y llevando sus manos a mis caderas justo donde iniciaban mis par de nalgas, aproveche para acercarme más a él, olía delicioso y se veía guapo con su barba recortada, se inclinó un poco hacia mi cara y nos dimos un beso, yo aproveche para acariciar su torso una vez más sintiendo lo duro que tenía los pectorales y su abdomen, el bajo su mano para acariciar mi nalga, yo aproveche para bajar mi mano hacía su entrepierna que ya estaba erecta y se dibujaba sobre el pants – “Vaya culaso que te mandas Angie, estas divina” -me dijo mientras me apretaba las nalgas.

Mi esposo se acercó y tomo mi falda para subirla y enseñarle mi trasero a ese hombre, mi nalga apareció y solo veía el tirante de mi tanga en la parte superior ya que el hilo del tanga se perdía en medio de mis nalgas – “¿Te gusta, Joel? Toca mi amigo, no puedes perder follarte a mi esposa, no te vas a arrepentir hermano” – Le dijo mi esposo.

Sin más mi esposo se acomodó en la silla de nuevo, girando la silla para ponerse en frente de nosotros como espectador, Joel se acomodó de espaldas al tocador y le seguí cruzando mis manos sobre su cuello, Joel me tomo de la cintura nuevamente y nos hundimos en un beso.

 Está de sobra decir que yo estaba más que caliente en ese momento, ya tenía en mis brazos a ese hombre y me estaba volviendo loca por él, no veía la hora en tenerlo dentro de mis piernas y saborearlo.

Seguíamos besándonos, estábamos abrazados como si fuéramos dos novios, Joel metía su lengua en el interior de mi boca y me comía la boca de una forma deliciosa, Joel me susurro en el oído – “Angie me vuelves loco, estás buenísima, quiero follarte aquí y ahora”.

Joel desató el nudo que sus pants y lo bajo justo con sus calzoncillos hacía sus rodillas, solo salió un “omg” de mi boca al ver tremendo bulto de ese dominicano, estaba grande con una cabeza redonda y negra apenas lograba cerrar el puño de mi mano.

Lo más curioso era que nunca había visto un pene como el de ese dominicano, era un pene que estaba doblado, no podía permanecer derecho es una dirección, estaba doblado literalmente, yo me hinque delante de él y tome su pene con mis manos, lo cubrí con las palmas de mis manos y aun así faltaba para poder cubrir completamente esa verga negra, sin más acerque mi lengua y la pase por el glande de ese hombre, tenía liquido pre seminal que no dude en lamer en ese instante, todo me parecía delicioso viniendo de ese hombre.

Su pene tenía un olor peculiar que me encantaba y el sabor de su semen era un poco salado, pero sabía delicioso, lo metí a mi boca lo chupaba como si de un caramelo se tratará, su pene recorría todo el interior de mi boca, yo soy de boca pequeña y su pene cubría toda la longitud de mis labios, me sentía penetrada por ese hombre por mi boca.

Joel me tomaba de mi cabello, miro a mi esposo y le dijo – “Que rico me la chupa tu mujer ¡eh! Se nota que tiene experiencia, mira como la chupa”.

Mire a ver a mi esposo y se notaba excitado, tenía las manos en su entrepierna por encima de su pantalón y se estaba tocando, eso me excito más que tomé el pene de mi negro y lo metía aún más en mi boca, lo estaba disfrutando mucho, mi mano jugaba con sus testículos acariciándolos “Chúpamelo rico putita, te gusta verdad, te gusta hacer cornudo a tu esposo, eres una putita”.

Joel me tomó del cabello, lo enredo en su mano y me jalaba hacía él. Él tenía el ritmo en ese momento, me tomaba de la cabeza e inicio un movimiento de cadera como si me estuviese penetrando, se movía y su pene salía y entraba del interior de mi boca, ya estaba completamente erecto yo gozaba extasiada con esos movimientos, con el pene en mi boca se inclinó hacia delante de mí para alcanzar mis nalgas mismas que las empezó a acariciar y apretar, yo levante mi falda y este hombre me daba nalgadas, se inclinó más y su pene se salió de mi boca, yo puse las manos sobre el piso como en posición de perrita, mi nuevo hombre.

Ese dominicano aprovecho para magrearme las nalgas, me apretaba las nalgas y llevaba sus dedos hacía mi hoyito anal por encima de mi tanga rosita, me daba nalgadas, entonces mojo sus dedos con su saliva tomando mi tanga para hacerla hacía un lado de mi nalga y empezó a estimular mi coño que ya estaba mojadísimas, jugó un momento con el orificio de mi ano y se incorporó.

Yo aproveché para tomar su pene de vuelta y metérmelo a la boca nuevamente, mi hombre estaba disfrutando de la mamada que le estaba dando, metía su pene a mi boca y esta vez lo hacía de manera rápida buscando que ese hombre se viniera encima de mi, saque su pene de mi boca y lo recorrí con mis labios por todo su esplendor llegaba hasta el tronco y subía hasta la punta en su glande, estaba disfrutando como nunca ese pene.

Joel aprovechó para quitarme el top y quedó al desnudo mis senos, yo seguía disfrutando de su pene con mi boca, mi esposo ya tenía su pene afuera del pantalón y se estaba masturbando, él también estaba disfrutando de ver como se esposita se metía la verga de ese dominicano a la boca. Estuve así un momento chupando esa rica verga, hasta que Joel me hizo incorporarme y nos pidió que nos moviéramos más al fondo por si alguien podía vernos.

Mi esposo me tomó de la cintura y me acompaño detrás de Joel, bese a mi esposo y subimos por una escalera, al final llegamos a un cuarto que tenía una puerta negra. Joel la abrió y entramos.

Había muchas cajas con productos del local y en un rincón una cama pequeña con unas sábanas blancas. Joel se retiró el resto de la ropa que le quedaba, me quite la falda y me retire el tanga, mismo que tomo mi esposo. Joel se acostó boca arriba sobre la cama y yo le seguí inclinándome hacía el para seguir chupando esa rica verga, me encontraba empinada en la cama con la verga de Joel en mi boca.

Su mano de Joel recorría mis nalgas y de vez en vez me daba nalgadas mismas que me hacían sacar gemidos que inundaban la pequeña habitación.

Mi esposo ya no tenía su ropa se encontraba en un sillón en la esquina del cuarto sin decir nada, se le veía extasiado masturbándose. Joel me jaló hacía el, yo acerque mi trasero hacía su cara cruce mi pierna por encima de su rostro quedando en posición de 69, tenía su lengua recorriendo mi coño y mi clítoris, apenas podía concentrarme en la verga de Joel en mi boca con tan rica mamada que este hombre me estaba dando, no pude aguantar más que ya quería sentir ese pedazo de carne en mi interior.

Me volteé separándome de él y me subí nuevamente encima para meterme esa rica verga en mi coño, tan solo esperar que entrara esa verga en mi coño que Joel me tomo las nalgas con sus manos y me empezó a penetrar muy rápidamente, movía las caderas de arriba hacia abajo para penetrarme más, yo estaba quieta disfrutando de las embestidas de ese hombre.

Tenía una verga bien rica que me llenaba todo el interior de mi coño, en ese momento mi esposo se puso de pie sobre la cama acerco su pene a mi boca y pidió chupárselo.

Tenía la verga de mi esposo en la boca y en mi coño la verga del dominicano, era mi primera experiencia haciendo un trio y la estaba compartiendo con mi esposo.

Mi esposo no duro mucho y se corrió cayendo su semen en el piso, mi esposo se bajó de la cama y se acomodó nuevamente en el sillón mientras que el dominicano seguía penetrándome, ¡Dios! La tenía tan grande que sentía que me tocaba el útero cuando me la metía toda, yo no paraba de gemir y gritar de lo extasiada que estaba, me perdía entre mi goce con las embestidas de ese hombre.

Me magreaba las tetas, subía y me las chupaba en esa posición. Yo puse mis manos en su pecho y empecé a moverme encima de él, movía toda mi cadera para meterme ese rico pene, estuve un momento así disfrutando de esa rica verga, sentía que toda mi cavidad vaginal se me llenaba con ese miembro negro y delicioso, seguí moviéndome de forma acelerada enterrándome aún más ese pedazo de carne que no aguante y tuve un rico orgasmo, mis gritos inundaron la pequeña habitación, nuestros cuerpos bañados en sudor, el orgasmo tardo unos segundos más de lo normal, estaba completamente extasiada, me separe del dominicano y me puse de perrita.

Joel se postro detrás de mi, junto mis piernas y me metió su verga en mi coño nuevamente, me jalaba mi cabello hacia él, yo era su puta, su mujer, la esclava sexual de ese hombre, solo existíamos él y yo en ese momento. Joel me daba embestidas, chocaba sus piernas en mi trasero cuando me la metía toda, me daba nalgadas y yo no paraba de dar gritos gimiendo sin parar.

El dominicano aprovechó para estimular mi ano, con su dedo pulgar lo trataba de meter en el interior de mi ano hasta que entro, me penetraba con su verga mi coño y con sus dedos me penetraba el culo. – “Joel, mi amor, que rico bebe, lléname el culo con tu verga, mi amor. Quiero que me cojas el culo mi amor, anda métemela más, más, no me la saques mi amor.”.

Joel sacó su verga y llevo su lengua a mi ano, metió dos dedos en mi coño y en empezó a estimular mi ano con su lengua, me estaba dando unas mamadas de culo estupendas que no dejaba de gemir, se incorporó y sobre mi hombro pude ver como tomó su verga y llevo la cabeza hasta la puerta de mi ano, pensé que no entraría pero sin más su pene entro en mi orificio anal sin mayor esfuerzo, Joel con delicadeza empezó a meter poco a poco su verga hasta que logró entrar toda y con eso empezó a bombearme con su rica verga todo mi interior, la metía y la sacaba toda y así de nueva cuenta me la volvía a enterrar en el interior, estaba gozando como una perra en celo.

Joel no solo tenía una verga enorme sino cuando la tenía completamente erecta, está se curveaba hacía un lado, la tenía doblada y cuando estaba en mi interior, me estimulaba la parte de mi cavidad dándome más placer de la que me había dado alguna otra verga que había probado.

Me penetraba a veces lentamente, metía su pene lentamente y la volvía a sacar y así sucesivamente, pero en otras ocasiones me la metía por completo de golpe y me la sacaba de golpe dándome nalgadas. Yo sentía ahogar mi respiración con tan bestial penetración.

Después de unos minutos, el dominicano me apretó de las caderas y sentí un líquido caliente que inundo mi interior de mi ano, mi hombre dominicano se corrió echándome una carga de semen enorme que lleno mi interior. Yo tuve un segundo orgasmo en esa posición al mismo tiempo que mi hombre Joel depositaba su semen en el interior de mi ano. Ambos caímos acostados en la cama.

Mi esposo se acercó y me beso en la boca – “Te amo Angie, eres el amor de mi vida, gracias por este placer que me das” -Me dijo mi esposo satisfecho de haber visto coger a su esposa con el dominicano.

El pene del dominicano seguía semi-erecto, yo lleve mi boca para limpiar los restos de semen que le quedaban, me subí sobre él y lo bese como agradecimiento de tan bestial cogida que me acababa de dar. Y sentía como de mis muslos chorreaba el semen de mi nuevo hombre que chorreaba tanto de mi vagina como de mi ano.

Los tres nos vestimos, me acerque y le dije al dominicano que quería seguir cogiéndomelo, el volteo a ver a mi esposo y con un gesto nos dio su aprobación. Desde ese momento iba a visitar al dominicano, lo recogía al salir de su trabajo para llevármelo a su casa y que me cogiera. Es mi novio desde ese momento y claro, mi esposo lo sabe y me consiente permitiéndome tener al dominicano como novio.

Gozo tanto con ese hombre que siento que me estoy enamorando de él.

Espero que disfruten de este relato, es totalmente real y es una anécdota de mi vida…

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