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Tuve que someterme a sus deseos (parte 2)
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Tiempo de lectura: 3 minutos

El dulce placer de la sumisión.

Me desperté sintiendo que me acariciaban la vulva y con los ojos aún pegados por el sueño sentí como me empezaban a penetrar la vagina, la cual estaba húmeda y dispuesta. Calculé que me la había estado acariciando.

-“¿Qué haces, loco?”

-“Estoy usando a mi putita”, dijo su voz a mi espalda, mientras terminaba de introducirme su pija hasta el fondo.

-“Pero estoy dormida”.

-“Dormí tranqui, yo me encargo de cogerte”

Y me cogió nomas hasta acabar. Me dio un beso y me dijo que siguiera durmiendo. Al despertar encontré un desayuno completo, con fruta cortada con yoghurt, tostadas, manteca, dulces y un café listo en la cafetera. Me estaba gustando el servicio de este hotel. Arriba de la cafetera había una nota que decía “Espero que disfrutes el desayuno. A las 16 h vuelvo. Esperame bañadita. Te dejo besitos y una chupadita en cada teta”. Cuando entró yo estaba bañada, perfumada y vestida con un top sin nada abajo (seguía sin encontrar mis corpiños) y una pollerita corta, con una tanguita mínima”

-“¿Cómo está mi putita?”, dijo al entrar y darme un beso.

-“Esperando como mi papi me dijo”

-“Hoy vas a empezar a trabajar de sumisa”, me avisó mientras se sacaba el saco, los zapatos y se sentaba en el sofá. ”Vení”, me dijo palmeando sus muslos, “te quiero acostadita acá, boca abajo y calladita. Te voy a disciplinar”

Le hice caso y cuando estuve acostada sobre sus piernas me dio dos chirlos en cada nalga y empezó a acariciar y tocar mientras ponía en Spotify una música muy sensual. Se pasó un cuarto de hora tocándome, dándome chirlitos, pellizcando mis pezones y acariciándome toda. Yo cerré los ojos y me dejé llevar por las sensaciones. Se sentía todo muy lindo. De a poco fue incluyendo mi vulva y mi culito en los masajes, poniéndome lubricante, metiéndome los dedos, todo en absoluto silencio. Yo ya estaba re mojada y caliente.

-“Subite al sofá y poneme tu conchita al alcance de mi boca” y cuando lo hice, me sacó la pollerita y la tanga y empezó a lamerme me dijo que me apoyara en el respaldo del sofá para que pueda ver como me chupaba. “¿Te gusta?”, me preguntó mientras me lamía, me chupaba y me jugaba con sus dedos en mi cola y mi vagina.

-“Sí, mucho”, respondí y recibí un chirlo.

-“Si, papi”.

-“Perdón, si, papi”

“¿Queres acabar así?”

-“Si, porfi papi. No pares”

Y me llevó hasta el orgasmo mientras miraba todo lo que hacía, lo cual me re calentaba. Como siempre hacía, se quedó pegado a mi lamiendo suave y diciéndome que disfrutara los orgasmos. ¡¡Puta si los disfrutaba!!

-“Ahora arrodillate y chupame de modo que te vea”

Me fui al piso y me dediqué con manos y boca a darle todo el placer que pude. Sabía que le gustaba que lo mire con deseo cuando se la estaba chupando y no solo hice eso sino que le decía cosas para calentarlo

-“¿Te gusta ver a tu putita con tu pija en la boca, papi? A mi me encanta chuparla. Esa pija es toda para tu nena linda. Mirá como te lame tu nena”

Cuando se calentó mucho me tomó de un brazo, me llevó a sentarme enfrentándome a él y me penetró la vagina suave y despacito. Una vez que estuve apoyada y con su pija hasta el fondo, me abrazó, me reclinó contra él y empezó a darme chirlos mientras me susurraba al oído.

-“Estos chirlos son para calentarle la cola a mi nena porque después le voy a coger ese culito lindo que tiene. También son para que sepa que es mi sumisa y sea obediente, así disfruta de todas las caricias y de todo el sexo que le doy. ¿te gusta que te coja así?”

-“Si. Mucho”

Estuvimos cogiendo despacito, besándonos, oliéndonos, diciéndonos de todo al oído, durante un largo tiempo, hasta que volví a acabar abrazada a él. De nuevo me mantuvo quieta mientras me decía al oído que sienta el orgasmo y deje que fluya lentamente. Me encantaba esta forma de sexo tranqui, relajada. Me hacía sentir todo mucho más. Cuando pasó un tiempo me besó, me hizo levantar y que me siente dándole la espalda y me penetró así.

Al rato me separó, puso la punta de su pija en mi culito y tomándome de la cintura fue metiéndomelo súper lento y al ritmo que mi ano se abría para recibirlo. Cuando estuvo todo dentro, lentamente me apoyó sobre el y llevándome consigo, se apoyó en el respaldo. Quedé sentada sobre su regazo, con su pija bien dentro de mi colita mientras el acariciaba mis tetas, ni conchita y, tomando un vibrador que había puesto en el sofá al lado nuestro, empezó a pasarlo por mi clítoris y mis pezones. Eso me hacía mover y cuando lo hacía sentía su duro miembro en mi cola. Creo que no tardé ni cinco minutos en acabar. Me abrazó, me contuvo mientras dejaba de temblar.

-“Sos una putita hermosa”

-”Y vos un papi divino, guacho”

-“¿Me vas a hacer acabar?”

-“Si papi, ¿cómo queres?”

-“Ponete en cuatro en el sofá para hacerte la colita”

-“Como mi papi quiera”, dije, poniéndome en cuatro y levantando la cola para que la penetre.

Empezó a penetrarme fuerte mientras me daba chirlos o me agarraba de la cintura para empujarme contra él hasta que acabó con gritos ahogados y apretándome fuerte con la manos mis nalgas y me encantó hacerlo acabar así, tan intensamente. Salió dentro mío, se derrumbó sobre el sofá mas que sentarse y yo fui a acurrucarme a su lado. Me abrazó.

-“¿Me vas a seguir pagando de este modo las dos semanas que te dije que te quedes?” preguntó.

-“No sé, papi. Estoy empezando a sacar la cuenta que quizá necesita más tiempo, por supuesto a la misma tarifa igual ser tu putita y tu sumisa ¿Puedo?”, le dije haciendo un mohín.

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