No somos amigos vos y yo, apenas somos conocidos por compartir grupo de amigos. No voy a mentirte, nunca me caíste bien. Y es por eso que te voy a contar una historia, para que tu novia se deshaga de una persona como vos.
Desde la primera vez que los vi esa vez en la casa de Iban, recuerdo como tratabas a Natalia. Creo que tus chistes groseros la incomodaban, y la tratabas con algo de desprecio, eso se notaba. Realmente nunca entendí como pudo darle lugar a alguien como vos.
Con ella hablamos varias veces, ya que la dejabas sola porque preferías seguir emborrachándote a compartir un momento entre amigos. Y es así que esas navidades en que vomitaste y estabas casi desvanecido, le di mi número para que me avisara cuando llegaran a tu casa. Cada tanto hablamos, y siempre sentí que ella confiaba en mí, a diferencia de vos.
La semana pasada, cuando salí de trabajar me llegó un mensaje. Era tu novia que quería venir a mi casa a tomar unos mates, creo que no lo sabías, pero no estaba en la casa de su amiga, vino a mi casa. Y si, tomamos unos mates y me contó que te encontró un mensaje de whatsapp con una chica. Al parecer no sos el único con secretos. La vi llorar, ella te amaba y no merecía pasar por esta situación. Pero tranquilo, yo la consolé y le dije que era una persona valiosa. Se fue recomponiendo, hasta que la llamaste. Dejé que hablaran y me fui a fumar un porro al patio.
Ella se acercó a mí cuando terminó la llamada y me pidió unas secas. Me contó que le dijiste que saldrías con un amigo a tomar algo y que volverías tarde. Una excusa bastante gastada, por cierto. En su cara noté la decepción, creo que en ese momento su amor se fue al tacho. Nos sentamos en el sillón y ella tenía una expresión distinta en la cara, estaba relajada, como si se hubiera sacado un peso de encima.
Me sonrió y me acarició la verga, y sabes que me preguntó? Si me gustaba que me chuparan la pija. Creo que no habían pasado ni dos minutos que había cortado la llamada con vos. “Espero que te guste como te la chupo”, me dijo mientras me bajaba el pantalón.
Y la verdad es que no sólo me gustó, me encantó. Tiene una boca muy sabrosa. Me decía que la tenía grande mirándome a los ojos mientras se sacaba la ropa, creo que tu novia lo estaba disfrutando mucho. Sentía la suavidad de sus tetas entre mis piernas mientras con su lengua me chupaba los huevos y me pajeaba, se la metía en la boca lo más que podía, aunque no le entraba toda, se esforzaba, realmente esa hembra no te merece.
Jugué con su conchita para que se calentara aún más porque te juro que se la hubiera metido de una de lo caliente que estaba y ya me había dejado la pija chorreante con su saliva. Entre gemidos me dijo que quería sentirme adentro suyo y abrió sus piernas, no la hice esperar. Se la metí toda. Estaba toda mojada, me dijo que lo hacía muy bien, así que si estás interesado podría darte algunas lecciones sobre cómo tratar a una mujer.
Sobre el final se me puso a cuatro patas, por Dios, su culo es in-cre-ible, dijo que esa posición le encantaba, y eso me súper calentó, tuve que sacársela para no acabar en ese instante. Se la seguí metiendo un poco más y le pregunté si podía acabarle adentro. Pero tu compañera quería que le diera la leche en las tetas. “Te pajeo con mis tetas”, soltó con su voz tan caliente. Vaya mujer tan hermosa, pero su culo me tenía a mil. Te cuento otro detalle, cuando le sacaba la verga y se la metía toda, tu novia gemía más.
Hasta estuve jugando con un dedo en el agujerito de su culo, juro que en algún momento se lo voy a meter por ahí. La nalgueé un par de veces más y tenía la pija tan caliente que no me dio tiempo y sobre su espalda y culo la llene de leche.
Como te dije, tu novia estaba aliviada. Hasta tenía una sonrisa. Se duchó porque habíamos transpirado un poco y para sacarse toda mi leche pegajosa de la espalda. Y cuando salió del baño con el olor a mi shampoo y a mi jabón me la volvió a chupar. Realmente quería que le acabara en las tetas y cumplí con sus deseos. Aunque fueron lechazos menos espesos, creo que le gustó igual porque con sus dedos se la desparramó y hasta la probó metiéndose los dedos a la boca.
Nos volvimos a duchar juntos. Con cariño nos enjabonamos y aunque la invité a que se quedara, se fue a tu casa a esperarte con miedo de saber cómo llegarías esa noche.
Tengo una casa grande y ahora ella está viviendo conmigo, le di un lugar provisorio para que se quedara el tiempo que quiera después de haberse peleado con vos. Así que quédate tranquilo que yo la cuido mientras te divertís con alguna amiga o malgastas tus neuronas ahogándolas en alcohol.
Te mando un abrazo y suerte en la vida, Nacho.