Capitulo I. Introducción.
Las tardes de verano, hasta que te ibas de vacaciones o desde que volvías, eran especialmente tediosas.
Apenas podías salir a la calle hasta las ocho de la noche, y te aburrías en casa como un campeón.
Por eso buscábamos la casa de algún colega que los padres curraran, y que tuviera aire acondicionado, para pasar el rato, echarnos un piti, incluso si se terciaba hacernos un pajote.
Este año, le ha tocado el turno a Óscar. Somos cinco colegas de 23-25 años, amigos desde pequeños.
Hemos pasado por todos los trances típicos de los chicos de nuestra edad, desde las primeras chicas, las primeras pajas, las primeras ostias…
A cada poco sacábamos una moda nueva, desde jugar a los típicos juegos de mesa, hasta jugar a la play campeonatos que no iban a ningún lado…
Últimamente nos estaba dando por los juegos de rol, desde el Risk al Virus, pasando por el Exit.
Aunque ahora habíamos convertido los juegos de rol en juegos sexuales, bueno, al menos relacionados con el sexo.
A Pablo, uno de los colegas más creativos en ese tema, se le había ocurrido la idea de ponernos pruebas relacionadas con las hembras de nuestras familias. Si tenías hermana, con la hermana, no importaba la edad, y si no, con la madre.
Las pruebas eran distintas, desde intentar verlas desnudas hasta conseguir prendas íntimas, valorándose más las usadas.
Era un número ver llegar a cada uno con su trofeo de guerra, tanga de la hermana usado bragas de la madre limpias, sujetadores…
Todos inspeccionábamos las prendas, y valorábamos los logros de cada uno.
En los tangas o bragas usadas, buscábamos pelos para saber si estaban o no depiladas, mirábamos la cantidad de flujo en la prenda, etc.
Todas las guarradas habidas o por haber, pero nos pegábamos unos calentones importantes imaginando a la dueña de la prenda al natural.
Si uníamos a eso las veces que el reto había sido verlas con la menor ropa posible y luego contarlo a los demás con detalle todos nos las imaginábamos follables y follándolas.
Yo llevaba siempre cosas de mi madre, me ponía mucho más que mi hermana, al margen de que era más "facilona" que mi hermana, en el sentido de que era más descuidada a la hora de cambiarse o de ducharse, y era más fácil cumplir los retos con ella, incluso había conseguido hacerla fotos duchándose, que habían triunfado en el juego.
Estaba buena mi madre, eso decían todos los colegas y querían cepillársela, y eso me ponía a cien. Qué duda cabe que a mí también me gustaría follarla, pero era mi madre y el tema me imponía mucho.
Aquella tarde traíamos el reto de frotar nuestra polla con alguna parte de nuestras hembras, mientras dormían.
Yo lo había hecho y con pruebas gráficas pasando la polla por el culo de mi madre en bragas, en la siesta.
Capitulo II. En casa de Oscar.
Óscar nos había dicho que su padre trabajaba y que su madre, Marisa, no estaba por las tardes, se iba a la piscina o con amigas a tomar algo.
Cuando llegamos a casa de Óscar, nos dijo,
"Chicos, putada, mi madre está en casa. Hoy no ha salido"
"Bueno", dijo Pablo "no hay problema, entremos y nos la follamos"
Todo reímos la tontería.
Entramos, saludamos a Marisa, y nos metimos en el cuarto de Oscar. Nos dedicamos a relatar nuestros logros, y como siempre solo yo aportaba material gráfico de mis hazañas, por lo que siempre ganaba yo, jaja.
Al rato, y cuando ya no sabíamos que hacer, decidimos irnos a la calle a dar una vuelta. Cuando salimos del cuarto, Marisa, nos paró.
“¿Ya os vais chicos, con el calor que hace? ¿No queréis una cola?”
Bueno el ofrecimiento sin duda era tentador, no tanto por la cola, sino por el culo, jaja, la buena de Marisa, estaba con un pantaloncito corto que le marcaba las nalgas de una forma infartante. Junto con la camiseta de tirantes que llevaba, era difícil decir que no a su oferta.
“Oscar, llévalos al salón mientras preparo la bebida. ¿Queréis picar algo chicos? “, nos dijo mientras iba a la nevera.
“Si, si”, contestamos y alguno por la bajinis “a ti”, jaja
A Oscar no le hacía mucha gracia los comentarios ni como nos volvimos todos a ver el culo de su madre según se iba a la cocina.
“Venga tíos, no seáis guarros, que es mi madre”, no dijo
“Tranquilo hombre”, le respondió Pablo, “si con la mirada no la follamos”
“Pues parece”, nos contestó.
Y si, la verdad es que mujercita estaba para darla un buen empujón, aunque todo aquello eran fantasías, y como tal quedarían.
Marisa, trajo una bandeja con cinco vasos y una botella grande de cola. Según venia por el pasillo, nuestras miradas se fijaban alternativamente en sus tetas y en su coño. El que más y el que menos, la estaba viendo venir desnuda. Ella venía sonriente. Sabía que la estábamos devorando con la mirada, pero también sabía que no nos íbamos a tirar a su chepa, o sea que la situación la divertía.
Luis dijo,
“Madre mía, como me está poniendo la Marisita. Tengo el rabo que me va a reventar…”
“Tíos, no os paséis”, volvió a decir Oscar.
“Pero Oscar”, le dije, ¿es que no ves que esta buenísima?”
“Ya”, contestó, “y eso que hoy no l leva la camiseta, que suele ponerse y que en cuanto se sienta en el sofá se la ve todo, porque no lleva bragas”
“Joooderrr”, exclamó Pablo, tenemos que venir más a tu casa Oscar”
Tuvimos que cortar el sexo oral que teníamos porque venía. Ahora en la bandeja traía un vaso más para ella, y unos cuencos con frutos secos y aceitunas.
Se sentó en un sillón, tres de nosotros en el sofá, Oscar en el otro sillón y Luis en el suelo.
“Pero Luis, coge una silla y siéntate”, le dijo Marisa.
“No, no estoy aquí genial”, dijo él.
Así no se le notaba el empalme que llevaba.
No sé cómo y después de hablar de las tonterías de rigor, de que tal la vacaciones y todo es, terminamos hablando de cine. De películas, pero para nuestra frustración no de pelis porno…
Así salió la última de Harry Potter, de la que nos enteramos Marisa era fan.
Se la veía disfrutar hablando de las pelis, que por cierto ninguno de nosotros habíamos visto, pero yo, me hice el chulito y la seguí el rollo. Tampoco la había visto pero en un trabajo de la uni, nos habían pedido que hiciéramos sinopsis de películas, y yo las más completas que encontré fue de Harry Potter, y me las tuve que leer, por lo que pude seguirla un poco el rollo.
“Sí”, la dije, “yo tengo que descargármelas para verlas otra vez, sobre todo las últimas.”
Como Dios. Había quedado como dios, jajaja
“Hombre, Javier, no hace falta que te las descargues. Yo las tengo por aquí en dos pinchos”, dijo levantándose cogiendo el bolso y sacando de uno de los bolsillos dos pendrives. “He de reconocer que las llevo aquí porque en el trabajo cuando no tengo mucho que hacer me gusta ver alguna, jajaja”
Jajaja, todos le reímos la gracia, y los otros me miraban como diciendo este ha perdido la cabeza.
Me dio los dos pinchos.
“Cuídamelos eh??? Son de 32 Gb y no quiero tener que volver a bajarme las películas, pero ahora como no trabajo tampoco me hacen falta”, me dijo.
“Tranquila Marisa, cuando llegue a casa las descargo, y le devuelvo los pinchos a Oscar. Luego si alguno de estos las quiere, se las paso”, la contesté.
“Vale tranquilo, no hay prisa”, me contestó.
Seguimos hablando de tonterías, hasta las ocho que salimos a la calle.
Estuvimos en un bareto tomando unas birras, tonteando con alguna piba y dándonos un atracón de escotes y piernas. Vamos como todas las tardes.
Volví a casa a las 11. Cené algo y me metí en mi cuarto. Me quité la ropa y me puse un pantalón de pijama corto. Me puse a jugar a la consola.
CONTINUARÁ