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Trío con Sara y su amiga Claudia
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Tiempo de lectura: 10 minutos

Hace un tiempo, salía con una chica, su nombre era Sara. Mi relación con Sara siempre fue muy buena, no solo en lo sexual, sino en la confianza y la comunicación. Nunca tuvimos problemas de decirnos las cosas tal cual las pensábamos. Sobre todo, en el tema sexual. Gracias a eso, pudimos experimentar muchas cosas en el sexo, ya sea sexo anal, oral, vaginal, diferentes posiciones, etc. Pero lo mejor de todo fue el trio que tuvimos con su amiga Claudia.

Sara era muy guapa. Hermoso rostro, con unos labios finos pero muy provocativos. Cabello largo, negro y de piel blanca ligeramente bronceada. Tetas grandes y duras, con un pezón oscuro y grande. No tenía un culo muy grande, pero si, bien redondo y bien puesto.

Un día estábamos viendo una película, una comedia romántica. En una escena, se puede ver a un hombre con dos chicas, que después de unos tragos, terminan haciendo un trio, obviamente por el tipo de película, no se vio nada de sexo, pero se entendió lo que había sucedido. Después de ver esa escena, al parecer, a Sara le dio curiosidad el tema.

-Amor, ¿alguna vez has fantaseado con hacer un trio? –preguntó de la nada.

-Bueno, sí. Creo que es una fantasía de todo hombre –respondí con normalidad, gracias a la confianza que nos teníamos– creo que a cualquiera le gustaría estar con dos o más mujeres al mismo tiempo.

-¿más de dos? –dijo un poco sorprendida.

-Creo que es más un tema de ego, de saber si podría satisfacer a varias mujeres al mismo tiempo –dije.

-Ah bueno –dijo– yo creo que si podrías, a mí me tienes muy bien servida. Jajaja –dijo riendo.

-Jajaja. Y ¿Por qué la pregunta? –pregunté curiosamente.

-No, nada, vi la escena y me dio curiosidad –respondió.

-¿solo curiosidad? Si tienes algo pensado me avisas, para prepararme. Jajaja –bromeé.

-Jajaja –se rio.

Ese día, ahí terminó la conversación, pero tenía la curiosidad de saber si habría forma de hacer un trio con Sara y alguna chica más. Esa conversación me había dejado intrigado, quería buscar la forma de convencer a Sara. Pero como dije anteriormente, teníamos buena comunicación y mucha confianza. Además de que experimentábamos mucho con el sexo. Al día siguiente, salimos a pasear al mall, pasábamos por diversas tiendas.

De repente, saliendo de una tienda de lencería, vimos a Claudia. Claudia es una chica no muy alta, es más baja que Sara, de rasgos un poco más toscos que Sara, pero muy guapa también. Cabello largo, color marrón, con piel ligeramente más oscura que la de Sara. En cuanto a cuerpo, creo que si le lleva la ventaja. Unas tetas de tamaño regular, pero de muy buena forma, y un culo increíble, sin ser muy grande, pero creo que, si hay un culo perfecto, es ese.

-Hola, ¿Cómo estás? –preguntó Claudia al encontrarnos.

-Bien, tu ¿Qué tal? –respondió– aunque por lo que has comprado, te va a ir mejor más tarde, jajaja –bromeó Sara, señalando la bolsa de Claudia.

-Si, bueno, algunas cositas para una cita –dijo, mirándome un poco avergonzada.

-Uy, te presento a mi novio, Gonzalo –dijo Sara, me acerqué y le di un beso en la mejilla– ella es Claudia, ¿te acuerdas que te conté de ella?

-Ah claro, un gusto –dije sin mucho interés, mientras ellas comenzaron a conversar.

Una vez terminaron, nos despedimos y seguimos de compras. Sara me mandó a una tienda deportiva para que me distraiga y ella entró en la tienda de lencería, quería darme una sorpresa en la noche. Fuimos a su casa, vivía con sus papas, pero ellos pasaban más tiempo en su casa de campo, ya que estaban jubilados, cenamos y fuimos a su cuarto.

Ya en su cuarto, me pidió que la esperara en la cama, desnudo, mientras ella se alistaba. Lo hice sin pensarlo. Unos minutos después, sale del baño, con una lencería muy sexi, de color blanco. Se veía espectacular. Se subió encima mío, comenzó a besarme en la boca, muy sensualmente, luego bajó por todo mi cuerpo, lamiéndolo. Mi pene ya estaba muy duro. Se lo metió a la boca, comenzó a chupármelo muy rápidamente, se notaba muy excitada. Luego se quitó el sostén y colocó mi pene entre sus tetas. Me encantaba cuando me masturbaba con sus tetas. Escupió entre ellas y comenzó a moverlas de arriba hacia abajo.

Después de un rato, se levantó, hizo a un lado su pequeña tanga y se sentó en mi pene. comenzó a moverse rápidamente, saltando encima de mi pene, sus tetas bailaban frente a mí. La tomé de las tetas, las apreté, sobaba sus enormes pezones. Sara se movía deliciosamente encima mío. se acercó a mí y me besó con desesperación. Gemía rápida y fuertemente. La levanté, la puse en cuatro patas. Me coloqué detrás de ella y la penetré fuertemente. La tomé del cabello y la jalé hacia mí. La embestía con fuerza mientras le jalaba fuertemente del cabello. Comenzó a temblar suavemente y aceleré mis embestidas. La estaba penetrando rápidamente, cuando sentí como comenzaba a correrse.

-¡Ahhh! ¡Me corro! –gritó mientras se corría– ¡así!

-¡yo también! ¡ahí va ¡Ahhh! –me corrí junto con ella, llenándole la vagina de leche.

Nos recostamos, abrazados en cucharita, sus nalgas pegadas a mi pene. De su vagina chorreaba mi semen, manchando su diminuta tanga. Estuvimos unos minutos en silencio, recobrando el aliento. Había sido una gran corrida de ambos. Pensé en que fue lo que la incentivó a comprarse la lencería, en que fue lo que la excitó tanto, para tener sexo tan fogosamente. Pensé en Claudia, no podía ser coincidencia, así que me atreví a preguntar.

-Creo que te excitó ver a tu amiga comprando lencería ¿no? –pregunté.

-Me dio la idea, la verdad –respondió ella– además de que vi cómo le mirabas el culo –dijo para mi sorpresa.

-Jajaja, bueno, ¿viste el culazo que tiene? –dije, un poco sorprendido.

-Bueno, sí. Siempre tuvo un culo digno de admirar –dijo– la verdad que tiene un cuerpazo, la maldita.

-Si, y después de la conversación de anoche, creo que sería buena candidata para el trio –dije, tratando de volver a la conversación de la noche anterior– lástima que tenga novio.

-No tiene novio –dijo.

-¿y la lencería? –atiné a preguntar.

-Me dijo que estaba saliendo con un chico, pero que no era su novio –respondió– con las justas se han besado, pero que esta noche se lo quería coger. ¿en serio quisieras hacer un trio con ella?

-Bueno, es muy guapa. Además, que noté que te llevas bien con ella –dije.

-Bueno, sí. ¿te acuerdas que te conté que, en el colegio, me besé con una compañera? –dijo– bueno, fue con ella. Pero fue solo un experimento. Jajaja.

Lo que me dijo me dejó atónito. El hecho de que ya tengan una pequeña historia, hacia más probable que se pueda dar mi fantasía. No hablamos más del tema, simplemente lo dejamos ahí, pero a mi mente venían las imágenes de Sara y Claudia besándose. Nos dormimos abrazados.

Al día siguiente, hicimos nuestras cosas y en la noche volví a ir a su casa, para cenar. Cuando llegué, me dijo que Claudia la había llamado y que quería hablar con ella. Le dije que no había problema, que hablara con ella, yo esperaría en el cuarto. Unos minutos después llegó Claudia y se pusieron a conversar en la sala. Yo me acerqué al pasillo para escuchar de que hablaban.

Claudia le contó a Sara de que el chico la había plantado, que se había encontrado con su ex y que estaba molesta por eso. Se sentía mal, pensando que tal vez no era lo suficientemente guapa y cosas así. Para mi sorpresa, Sara, con el fin de reconfortarla, le comentó que yo me había quedado impresionado con ella, que me había parecido guapa. Claudia se ruborizó un poco pero no le creyó mucho. Sara le aseguró que era verdad y que, además, habíamos hablado de hacer un trio con ella. Ambas rieron y siguieron conversando.

Sara me llamo para que vaya a cenar con ellas. Noté a Claudia más tranquila, pero un poco avergonzada al verme. Cenamos, conversamos de varias cosas, hasta que salió el tema del chico que la noche anterior había dejado plantada a Claudia. Sara me miraba con ojos cómplices. Pensé que me estaba aceptando la idea del trio, pero no quise hacer nada, por miedo a que haya leído mal las miradas.

-¿puedes creer que ese imbécil la haya dejado plantada? –me preguntó Sara– si es tan linda.

-Realmente es un imbécil. Tan guapa que eres –respondí. bueno, él se lo pierde.

-Gracias –dijo Claudia.

-¿Qué les parece si mañana salimos a algún sitio? Para que te distraigas –pregunté– y quien sabe conoces a alguien que valga la pena.

-¡si! Vamos –dijo Sara emocionada.

-Ok, me gustaría despejarme un poco.

Quedamos en la hora y a donde iríamos. Les dije que las recogería, primero a Sara y luego a Claudia. Nos despedimos, Claudia se fue y Sara y yo nos quedamos conversando. Me dijo que lo había pensado y que, quien sabe, si Claudia aceptaba, la noche siguiente haríamos realidad mi fantasía. Me fui a mi casa y al día siguiente, después de hacer mis labores, comencé a alistarme. Habíamos quedado en recoger a Claudia a las 9 pm.

Alrededor de las 8 pm, fui a recoger a Sara. Cuando salió, llevaba un vestido corto, muy pegado, con un escote que dejaba ver muy bien sus grandes tetas. La espalda descubierta, al igual que sus carnosas piernas. Subió al auto, me dio un beso en los labios y salimos rumbo a la casa de Claudia. Llegamos unos minutos antes de las 9. Demoró un poco en salir, pero cuando salió, se veía espectacular. Llevaba una minifalda corta, que con las justas tapa sus nalgas, un top pegado, que cubría sus tetas, pero dejaba ver su abdomen bien formado y la parte baja de su espalda, decorada con un atrevido tatuaje.

Subió al carro, nos dio un beso en la mejilla a cada uno y salimos hacia la discoteca. Era un poco alejada, pero justamente con la idea de que no haya mucha gente y de que no nos vieran. Llegamos, estacioné el auto, el cual llevé para tener una excusa de no tomar. Quería disfrutar esa noche, si se daba, con todos mis sentidos.

Entramos, pedí unos cocteles para ellas y una cerveza para mí. Nos sentamos en un apartado y comenzamos a conversar. Luego ellas se levantaron y fueron a bailar. Yo esperé en el apartado. No había mucha gente. Al rato, viene Claudia y me dice que Sara quería bailar conmigo. Fui donde estaba ella y comenzamos a bailar pegados, ella se me acercó al oído.

-Estoy preparando el terreno, le he contado que eres una maquina en la cama, que desde que llegamos no has parado de mirarle el culo –dijo– más rato la sacas a bailar y vemos como se pone.

-Gracias amor, no pensé que aceptarías algo así –dije agradecido.

-No es solo para ti, a mí también me excita la idea –dijo riendo.

Me dio un beso en la boca, metiendo su lengua dentro. Se pegaba a mí, me restregaba las tetas en el pecho y frotaba su pubis contra el mío. En pleno baile caliente, tratábamos de mirar a Claudia que no dejaba de mirarnos. Mientras bailábamos, se le acercaron un par de chicos, pero Claudia los rechazó. Eso me dio gusto.

Volvimos al apartado, nos sentamos y seguimos conversando. Sara preguntó por los chicos y Claudia respondió que se les veía muy tontos. Luego Sara me pidió que la saque a bailar a Claudia. La llevé a la pista de baile y comenzamos a bailar, ella se daba la vuelta y me mostraba ese hermoso culo. Luego se daba la vuelta, se pegó a mí y se acercó a mi oído.

-Me dijo Sara que te gusta mi culo –dijo.

-Bueno, tienes un culo delicioso –me atreví a responder.

-Gracias –dijo, poniendo su mano en mi entrepierna– también me dijo que eres una maquina en la cama. Y con tremenda pinga, le creo –dijo sobando mi pene. volteé a ver a Sara, que nos miraba sonriendo.

Seguimos bailando un poco hasta que me dijo que iría al baño. Fui al apartado y le conté a Sara lo que pasó. Se le notaba divertida con la situación. Me dijo que en un rato iría al baño para dejarnos solos, que intente algo. Cuando Claudia volvió, pedí dos tragos más para ellas. Cuando los estaba trayendo, vi que Sara se iba. Cuando llegué, me senté al lado de Claudia, le di su trago.

-¿Qué más te ha contado Sara? –pregunté.

-Que te gustaría hacer un trio –dijo– ¿es verdad que quieres que este con Uds.?

-Bueno, si estas buenísima –respondí– lo hablé con Sara, creo que está de acuerdo.

Me acerqué un poco a ella, puse una mano en su muslo y le di un beso en la boca, con los labios cerrados, corto. Me alejé y nos miramos. Ahora ella fue la que se acercó, me besó con la boca abierta, metiendo su lengua y moviéndola dentro. Su mano sobaba mi pene por encima del pantalón. Con fuerza. Nos separamos justo a tiempo, ya que Sara estaba viniendo. Se sentó a mi lado. Pero ya no hablamos. Sara se había dado cuenta de que algo había pasado. Así que se acercó a mí y me dio un beso en la boca. Mientras me besaba, Claudia nos miraba. Sara tomó la mano de Claudia y la puso en mi entrepierna.

Luego comenzó a sobarles las piernas. Se separó de mí, volteó mi cara y la empujó hacia la cara de Claudia, nos volvimos a besar. Sara y Claudia habían tomado bastante. Sara nos dijo para irnos, así que salimos rápidamente hacia el auto. Cuando me subí, noté que ambas se subieron atrás.

Mientras manejaba, por el retrovisor, podía ver como se besaban. Sus manos recorrían todo su cuerpo. El top de Claudia ya estaba completamente levantado, dejando ver sus hermosas tetas, siendo amasadas por Sara. El vestido de Sara estaba tirado hacia abajo, mostrando esas gigantes tetas, que Claudia amasaba con locura. Yo trataba de concentrarme en el camino, pero era difícil, ya que la vista se me iba al retrovisor. Cuando llegamos a casa de Sara, las chicas estaban recostadas una encima de la otra en el asiento trasero, besándose y frotándose. Yo había sacado mi pene del pantalón y me lo sobaba suavemente.

Metí el auto al garaje de la casa y al estacionarme, salimos semidesnudos hacia la sala. Una vez en la sala, me senté en un sillón, y las chicas se fueron al estudio que estaba al lado, guiñándome los ojos. Me saque la ropa, quedándome completamente desnudo y sobando mi pene, muy excitado. Unos minutos después, se abrió la puerta corrediza del estudio y las pude ver, paradas una al lado de la otra. Sara tenía la lencería blanca que había usado dos noches antes.

Claudia vestía la lencería que había comprado ese día. Era un sostén negro que transparentaba, dejando ver unos pezones pequeños ligeramente más claros que los de Sara, y una tanga con un pequeño triangulo en el frente, del cual salían tres delgadas tiras de cada lado que iban hacia su culo, juntándose y metiéndose entre sus nalgas. Se veían espectaculares.

Caminaron sensualmente hacia mí, se sentaron una a cada lado de mí y comenzaron a besarme suavemente en el cuello, mientras sus manos sobaban mi pene. Sara se levantó, acercó mi cara a la de Claudia para que nos besemos. La besé muy excitado, ella me devolvió el beso con la misma excitación. Comencé a sobar sus tetas por encima del sostén. Sara ya estaba con mi pene en su boca, haciéndome una gran mamada.

Después de unos minutos, se levantaron, se pararon frente a mí y se comenzaron a besar. Mientras se sacaban los sostenes. Los dos pares de tetas salieron, chocando unas con las otras. Mientras se besaban, juntaban sus tetas, frotándose los pezones entre sí. Sara me tomó de la mano y me jaló hacia ellas. Pegaron sus tetas y puse mi cara entre ellas, las besaba, las lamia, mientras con mis manos les masajeaba las nalgas. Ellas se seguían besando muy calientemente. Comencé a bajar sus tangas. Las cuales cayeron al suelo. Comencé a meter dedos en sus vaginas, que chorreaban.

Me empujaron al sillón, caí sentado. Ambas se arrodillaron, comenzaron a darme una mamada en conjunto espectacular, pasaban sus lenguas por todo el tronco. Mientras una se metía mi pene en la boca, la otra chupaba mis testículos. Se iban turnando. Estaba a mil. Que rica mamada me estaban dando. Yo estiré mis manos para sobarle las tetas a las dos. Estuvieron en eso unos minutos. Mi pene estaba completamente humedecido con sus salivas.

Sara se levantó, se sentó en el sillón, me pidió que la penetre. Me puse encima suyo, y la penetré rápidamente, mi pene entró entero hasta el fondo, haciendo que suelte un fuerte gemido. Claudia se levantó y se subió encima de Sara, delante mío. puso su vagina en la cara de Sara y su culo frente a mí. Mientras penetraba a Sara, podía ver las nalgas de Claudia frente a mí, me acerqué, le abrí las nalgas y metí mi cara entre ellas. Comencé a chuparle el ano, mientras Sara le chupaba la vagina.

Claudia se movió hacia atrás, quedando sus tetas pegadas a las de Sara, se besaban, mientras seguía penetrando a Sara y amasando las hermosas nalgas de Claudia. Luego fui alternando entre una y otra. Se la metía a Sara, luego a Claudia. Las dos estaban muy mojadas. Gemían fuertemente. Yo seguía embistiéndolas fuertemente a las dos. Cuando se la metía a Sara, metía dos dedos en la vagina de Claudia y la masturbaba. Ambas gemían mientras se besaban y sus tetas se frotaban entre sí.

Me separé de ambas, me tumbé en la alfombra del piso, Sara se subió encima de mi cara, mientras Claudia se sentó en mi pene, moviéndose delicioso. Ambas quedaron frente a frente, se besaron, tocándose las tetas. Estuvieron moviéndose ambas, Sara en mi cara y Claudia en mi pene. estaba muy excitado y sentí como me quería venir, traté de aguantar lo más que pude hasta que se corrieron ambas al mismo tiempo.

-¡Ahhh! ¡que rico! ¡me corroo! –gritó Sara primero.

-¡yo también! ¡Ahhh! –siguió Claudia.

-Yo también me quiero venir. Quiero tirárselo en sus caras –dije mientras me levantaba.

Me paré frente a ellas, arrodilladas con las caras juntas. Me masturbé dirigiendo mi pene a sus caras. Unos segundos después, deje caer mucha leche en sus caras. Embarrando sus caras completamente de leche. La vista de sus caras llenas de leche era increíble, solo superada por la imagen de Sara lamiendo la cara de Claudia, limpiándole los restos de mi semen. Cuando terminó, Claudia hizo lo mismo y limpió la cara de Sara con la lengua. Se levantaron, nos sentamos en el sillón, yo en medio de ambas. Nos besamos los tres.

-Gracias chicas, la pasé genial –dije agradecido.

-Amor, a mí también me gustó –dijo Sara– fue una muy bonita experiencia.

-Tenías razón que es una máquina en la cama –dijo Claudia– y tiene una pinga deliciosa.

-Te dije, coge bien rico mi novio –respondió Sara– y tú sabes delicioso Claudita.

-Las dos son espectaculares –dije.

Nos levantamos, me comencé a vestir, mientras Sara y Claudia iban al estudio a vestirse. Una vez todos listos, fuimos a dejar a Claudia a su casa. En el auto, ambas se subieron atrás. Se subieron las minifaldas, ambas estaban sin tanga, y comenzaron a hacer un 69. Una vez más mi vista se iba al retrovisor. Se pasaron todo el camino dándose placer mutuamente hasta que se corrieron las dos al mismo tiempo.

Cuando llegamos a la casa de Claudia, se despidieron, Claudia se acercó a mí y me dio un beso muy ardiente, sentía los fluidos de Sara en los labios de Claudia. Entró a su casa, partimos a la casa de Sara. Esta vez, Sara se sentó en el asiento del copiloto, y una vez empezamos a avanzar, me bajo el pantalón, sacó mi pene y comenzó a darme una mamada espectacular, mientras se tocaba la vagina rápidamente. Después de unos minutos, me vine en su boca.

Cuando llegamos a la casa de Sara. Fuimos a su cuarto para dormir. Apenas llegamos, Sara me sorprendió dándome su tanga y la de Claudia como regalo. Ambas estaban empapadas de sus fluidos. Olían delicioso. Antes de dormir me miró sonriendo y se pegó a mi oído.

-¿te gustó, mi amor? –preguntó– porque ahora me toca mi trio. Quiero que me cojas con otro hombre.

Fin

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