Luego que le inauguré el culo, pasaron como 3 semanas antes que mi cuñada me volviera a hablar. Seguía dándole clases a mi sobrina y disfrutando su coñito y su culito veinteañero, pero igual seguía pensando en el culito estrecho de mi cuñada. Pero suponía que ella se había dado el gusto y prefería no insistirle e incomodarla.
Como a las tres semanas de nuestra mañana de domingo, me volvió a hablar en casa y me dijo directamente que el siguiente domingo, mientras mi hermano iba a jugar futbol, quería coger conmigo. Acepté pues le tenía muchas ganas a su culo, el primer y único culo que he podido inaugurar en mi vida. Me he cogido muchos, pues siempre les he pagado a las putas por el servicio “especial”, pero el único culo virgen que he comido ha sido el de mi cuñada, la esposa de mi hermano mayor.
Desde ese segundo domingo se nos hizo rutina encontrarnos en el hostal. Los domingos por la mañana de 9 am a 11 am y los miércoles de 7 pm a 11 pm, mientras mi hermano se iba a jugar futbol con sus amigos. Los miércoles nuestras noches eran largas pues tras el futbol mi hermano siempre terminaba tomando unas cervezas y volvía a la casa hacia la media noche. Los domingos sólo un par de horas pues mi cuñada y mi hermano iban a misa de medio día y mi cuñada tenía que esperarlo en casa.
Habremos estado 2 meses con esa rutina. El sexo era delicioso con ella, se me entregaba completamente y pude poner en práctica todas mis fantasías. Supongo alguna vez contaré lo que hacíamos, pero hoy domingo recordé el primer trío que hice en mi vida.
Entre las muchas cosas que hablábamos mientras cogíamos, el trío siempre venía en las palabras calientes que intercambiábamos. Un miércoles mi cuñada me dijo que estaba dispuesta a hacerlo si yo conocía a alguien. Le dije que sí y ella aceptó.
En realidad, no conocía a nadie dispuesto. O al menos a nadie con quien hubiera conversado sobre el tema. Pensando todo el jueves y parte del viernes, se me ocurrió comentárselo a un amigo con el que siempre iba al burdel. Supuse él querría. Y, no me equivoqué. Aceptó de inmediato.
El domingo cuando llegué con mi cuñada al hotel él ya estaba allí. Se conocían de vista pues como amigo mío había ido algunas veces a la casa. Supongo eso ayudo a que todo fluyera rápido.
Entramos a la habitación y le “ordené” a mi cuñada “arrodíllate y chupa nuestras vergas”. Ella aceptó. Como el piso de la habitación tenía alfombra, era cómodo y sin desvestirse se arrodilló. Nosotros nos desabrochamos los pantalones y sacamos nuestras vergas aún fláccidas. Como he comentado, la mía es mediana, nada fuera de lo común, la de mi amigo sí que era grande. Incluso fláccida, mayor que la mía.
Mi cuñada empezó a chupar ambas, una y otra y cuando se pusieron ambas tiesas, la de mi amigo era unos 5 o 6 cm mayor que la mía, definitivamente enorme. Terminamos de desvestirnos. Él se acostó en la cama. Mi cuñada empezó a chupársela en perrito y yo me puse detrás de ella. Le fui sacando los zapatos, el jean, el calzón, la blusa y el brasiere. Ella concentrada en la verga de mi amigo, yo desnudándola, buscando interrumpirla lo menos posible.
Cuando estuvo completamente desnuda, siguió chupándosela en perrito, el glande, el largo pene, las bolas, y yo detrás de ella le lamía el culo y el coño. El coño súper húmedo ya, el culo palpitando. Unos instantes después, mi amigo le dijo “sube” y ella se montó sobre él. Su enorme verga la hizo llegar en un par de minutos a lo sumo, en una sola posición.
Se levantó y se fue a orinar al baño. Al volver le dije “cuñadita ahora te comes las dos”, ella sólo se sonrío y sin más palabras se colocó sobre mi amigo, con sus manos se introdujo la verga en su vagina y se inclinó sobre él, dejándome disponible su gran culo de cuarentona. Me subí a la cama, ensalivé su culo con mis dedos y sin más le introduje mi verga en su ano. Ella dio un gritito y pronto estaba en medio de dos hombres que la poseían doblemente.
Comenzó a gemir y gritar. Balbuceaba incoherencias. Yo le decía “que puta eres Lucía, lo haces cornudo a mi hermano, lo haces cornudo con dos hombres a la vez”. Ella se calentaba mientras más la insultaba y tuvo un orgasmo tras otro, con ambas vergas dentro. Yo me vine en el segundo, pero mi amigo seguía firme y duro.
Cuando le dejé el culo libre, mi amigo la empujó, literalmente la tiró sobre la cama, sin mediar palabras la acomodó como perra y le metió su enorme verga al culo, ella gemía, gritaba, maldecía, simplemente estaba loca, hasta que volvió a llegar y mi amigo con ella. El semen de ambos comenzó a gotear desde su culo y caer sobre la cama, fue una imagen hipnotizante. Ella deshecha se acostó sobre el semen que caía y se quedó ligeramente dormida. Mi amigo y yo jadeábamos agotados gracias a mi cuñada cuarentona, que hasta un par de meses atrás sólo había conocido un único hombre y tenía el culo aún virgen.