Me dijo que me tenía una sorpresa, que me recogía al día siguiente a las 4:30 pm. Su única indicación: lencería negra.
Yo estaba emocionada y nerviosa desde que me lo dijo, sabía que no íbamos propiamente a rezar, pero todavía no me quedaba muy claro qué se le había ocurrido esta vez.
Me recogió a las 4:10 en mi casa, íbamos un poco cortos de tiempo, nos entretuvimos hablando y cuando me percaté, habíamos llegado a la zona de los moteles. Entramos al motel, él preguntó por la reserva, se demoraron un poco en atendernos, pero finalmente nos llevaron a nuestra habitación. Una suite en un motel gigante (nunca había visto uno así). Habitación con sauna, jacuzzi, tubo para bailar.
Llegué y me puse cómoda, me quité los zapatos y configuré el Bluetooth con mi celular para poner algo de música. Él pidió una botella de champaña y se acostó en la cama. A mí todavía no me quedaba muy clara la dinámica del asunto. Vi el tubo, y empecé a bailar un poco para él, tenía un vestido y me lo subía para que él pudiera ver mi ropa interior y mis ligueros. Mientras, él me tomaba fotos.
Nos trajeron la champaña con dos copas, cuando la recibimos él pidió otra copa. En ese momento comprendí que estábamos esperando a alguien más. Al momento, recibió una llamada en su teléfono, él dio el número de la habitación y colgó. Yo mirándolo confundida, le pregunté quien venía. Llegué a pensar que podría ser una vieja con la que él había tenido encuentros swinger en el pasado, y con quien yo había aceptado que hiciéramos nuestro primer trío, su respuesta fue que no, que no era ella, pero que yo había “pre aprobado” a quien venía en camino.
Yo estaba muy nerviosa, no sabía qué iba a pasar, ni quien venía en camino, pero eran unos nervios placenteros.
Tocaron la puerta, era ella. En tacones altos, pantalón negro muy pegado, una camisa de animal print ceñida al cuerpo, pelo muy largo y ondulado, linda, agradable.
Cuando entró se presentó y por su actitud supe que se trataba de alguien “profesional” y ahí entendí todo. Días atrás él me había compartido un perfil en Instagram de una chica que hacía masajes tántricos, y yo le dije que me parecía súper buena idea, así que él decidió agendarlo y sorprenderme.
En ese momento me relajé, supe que estaba en buenas manos y me concentré en disfrutar. Ella acomodó la música en el Tv, apropiada para el ambiente, dejo prendida únicamente las luces rojas que hacían más morboso el ambiente. Nos pidió que nos quitáramos ropa y quedáramos únicamente en ropa interior, ella hizo lo mismo.
Yo tenía un conjunto de encaje, negro y transparente y mis ligueros, modestia aparte, me veía fenomenal. Ella salió del baño con un conjunto de encaje rojo. Nos pidió que nos sentáramos en la cama frente a frente agarrados de las manos y nos viéramos a los ojos. Debo admitir que en ese momento me puse nerviosa de nuevo, pero veía en los ojos de mi novio mucho morbo, ella nos decía cosas, y nosotros concentrados el uno en el otro.
Después de eso me vendó los ojos, me pidió que me quitara la ropa interior y que me acostara boca abajo en la cama. Ellos se hicieron a lado y lado de mi cuerpo. Primero me llevó el aceite a mi nariz para que sintiera el olor, después de eso, me echó aceite en mis piernas. Empezó el masaje, ella en un pie y él en el otro; iban subiendo poco a poco. Ella tenía unas uñas larguísimas que hacían que él toque final del masaje fuera extraordinariamente delicioso. Era un masaje relajante, pero yo sentía cómo mi cuquita se iba mojando. Ellos iban subiendo las piernas y así iba subiendo la intensidad del masaje.
Se sentía delicioso, él seguía lo que ella hacía, y sincronizaban muy bien, mientras tanto yo extasiada. Fueron subiendo hasta que llegaron a mis nalgas. Las masajeaban cuidadosamente, mis reflejos me pedían mover mi culito como si mi novio estuviera adentro de mi. Masajeaban, llegaban hasta mi entre pierna pero no tocaban nada más. Eso me ponía a mil. Siguieron subiendo y masajeaban mi espalda, absolutamente relajante, estando boca abajo, masajeaban la parte donde empezaban mis tetas, y las sensaciones eran loquísimas. Yo solo sentía que mi cuquita estaba cada vez más mojada, moría de ganas por que me tocaran, pero al tiempo sabía que mientras más se extendiera, mayor iba a ser el placer.
En un momento; empecé a sentir un placer delicioso, aun con los ojos vendados podía percibir que ella, con sus tetas muy llenas de aceite, las pasaba por mis nalgas y terminaban mi espalda, alcanzando a rozar mi cuquita. La sensación es indescriptible, ya empezaba a jadear. Quería que no parara nunca de hacerlo. Fue en ese momento en que me percaté que ella no tenía ya brassier y me arrechó mucho la idea de que mi novio nos estaba viendo a las dos así, desnudas y que probablemente él también estaba disfrutando de sus tetas. Yo estiraba la mano tratando de buscar su verga, cuando la sentí, estaba durísima. La masajeaba suavemente; pero él me quitaba, me decía que era mi momento de disfrutar; aunque la verdad es que sentir su verga así de dura me hacía mojar más y más, la quería en mi boca.
Ella me pidió que me volteara, seguía con el tapabocas, pero mis manos estaban libres, empecé a explorar. El masaje tuvo la misma dinámica, desde mis pies hasta arriba. Me echó aceite por todo el cuerpo, las gotas caían en mi cuquita y en mis tetas, y nada más eso me generaba mucho placer. Masajearon poco a poco, desde mis pies, iban subiendo. Pronto llegaron a mi cuquita, primero masajeaban mi entrepierna. Ella se quedó haciéndolo sola y mi novio empezó a besarme. Besos morbosos, mordidas, delicioso, los necesitaba. Necesitaba sentirlo a él. De pronto ella empezó a tocar mi clítoris, un movimiento circular, suave, me estremecía. Deje de corresponder a sus veces y solo jadeaba, el placer era infinito. Ella sabía tocarme muy bien.
En un momento empecé a sentir algo delicioso que rozaba mi cuquita, primero suave y luego duro. Se sentía increíble, no quería que parara (Al terminar supe que era ella con sus tetas). Después de eso ella se hizo completamente arriba de mi, frotaba todo su cuerpo contra el mío, yo tocaba sus tetas, sus pezones duros y la pegaba a mi cuerpo. Le tocaba su culo, todo estaba lleno de aceite, todo era morboso, ella pegada a mi, y atrás de ella mi novio, tocándonos a las dos, sintiendo su humedad, yo trataba de tocarlo con mis manos pero no alcanzaba, pero era igualmente delicioso. El tocaba su humedad y me daba a probar, fue momento de mucha lujuria y desenfreno.
Después ella empezó a tocar mi cuquita hasta que me hizo llegar a un orgasmo delicioso que me hizo estremecer. Después de eso, mi novio no aguantó más y me tomó, me metió su verga deliciosa, la necesitaba, lo necesitábamos. Yo empecé a moverme y clavarme en su verga, después subí mis piernas hasta sus hombros para tener mayor profundidad, así siguió clavándome, yo extasiada, él dándome delicioso, seguía con los ojos tapados. Siguió clavándome hasta que sentí su leche dentro de mi. Acabó, pero con ganas de más.
Me quité la venda de mis ojos, estaba como en otro mundo, ahí estaban ellos dos, desnudos, viéndome, deleitándose con mi disfrute. Ella me preguntó qué tal la había pasado, no había más que elogios en mis palabras, fue estupendo. Cuando terminó esa charla le pregunté que si quería estar con los dos, finalmente respondió que sí, así que decidimos continuar con el masaje a mi novio.
La misma dinámica, él boca abajo. Empezó el masaje por sus pies, las dos desnudas, cada una a un lado. Subíamos por sus piernas, poco a poco, con suavidad. Llegamos a su culo, lo acariciábamos, también hasta su entrepierna, empezaba a notar los estímulos en él por la respuesta de su cuerpo, le gustaba.
Seguimos masajeándolo, ella seguía concentrada en su culo, yo subía hasta su espalda. A él le gustaba. Subí a su oído, es una zona muy sensible de su cuerpo, pasaba mi boca con suavidad mientras ella seguía masajeándolo y sentía como jadeaba, eso me arrechaba muchísimo.
Seguimos el masaje en su espalda, con suavidad, todo su cuerpo, él estaba muy relajado y excitado. Ella le pidió que se volteara, estaba ansiosa por ver su verga, la había sentido pero no la había podido ver. Ahí estaba cuando se volteó, durísima, tonalmente erecta. Empezamos el masaje por sus pies, íbamos subiendo poco a poco hasta que llegamos a su Verga. Mientras ella la masajeaba yo masajeaba su entrepierna, su cara me decía que estaba sintiendo mucho placer.
Nuestras manos llenas de aceite hacían todo más excitante. Mientras ella seguía en su verga yo pegaba mis tretas a su cuerpo, y lo besaba. Besos calientes y llenos de morbo. A ese punto, viendo su verga totalmente erecta me moría de ganas por sentarme y moverme delicioso, yo sabía que él también, pero debíamos esperar el momento preciso.
En un momento, tal como lo hizo conmigo, ella se hizo arriba de él, totalmente pegada a su cuerpo, frotándose contra él con movimientos deliciosos, me arrechaba muchísimo verla encima de mi novio, frotándose, él tocándola. Yo agarraba su mano y la llevaba a su culo, para qué lo tocara. Yo lo abría y tocaba, ella estaba muy arrecha también. Sus movimientos eran muy coordinados, se veía muy rico, solo me imaginaba lo deli que la pasaría mi novio cuando ella estuviera encima de su verga. En esos movimientos, a él se le cayó la venda de sus ojos, estaba feliz, se veía en su mirada. Las dos, desnudas para él, haciendo todo para que él estuviera feliz.
En ese momento fui a buscar un condón y se lo di a ella, lo abrió, y se lo puso mientras yo lo besaba. Cuando estuvo bien puesto, se subió encima de él nuevamente y se clavó toda en su Verga. Empezó a moverse, se veía delicioso, yo estaba muy muy arrecha viéndola a ella disfrutar de la verga de mi novio. Mientras yo la tocaba a ella, le ayudaba con mis manos a subir y bajar para que pudiera entrar toda en su verga. Él nos veía, absolutamente extasiado; era un cuadro perfecto. Él me pidió que pusiera mi cuquita en su boca. Quedamos frente a frente, ella disfrutando de su verga (mí verga) y yo disfrutando de su lengua. Me hacía un oral delicioso, mientras la veía a ella gemir y disfrutar de él. Ese escenario me provocó otro orgasmo, delicioso, como todos los que él provoca en mi.
Me bajé, seguí tocándolos mientras ellos terminabas, él se vino, ella se detuvo. Se acaba de venir pero su verga seguía durísima. Ella le quitó el condón, lo limpió y era mi turno nuevamente.
Me subí, la sentí toda, como me encanta cuando estoy arriba, primero suave, luego el movimiento que nos gusta y que me hace llegar tan rápido. Llegué al orgasmo en dos minutos, me vine para él, lo mojé, todo estaba mojado, caliente, lleno de él, de mí. El Paraíso.
Así terminó, el sexo más dulce, cochino y caliente. La mejor experiencia sexual con alguien externa que hemos tenido. Como siempre, cuando terminamos, sentía que lo amaba más.
Tuya,
I.S.