Después de mi primera penetración con aquel vagabundo, cómo le prometí volvería unos días después para ser gozada por ambos a su modo.
Era mi día de descanso, prepare todo para salir esa noche y dar riendas a mi calentura y morbo de todos los días. Tanga de hilo blanca, liguero blanco, medias blancas, abajo de las medias y liguero, medias de red rojas, mini faldita negra con blanco de vuelo, arriba un abrigo pequeño negro (hacía frío) me puse pantalón de chico, con botas negras, salí pasadas las once de la noche, me dirigí al mismo lugar dónde me había quitado lo virgen ese rico macho maduro.
Pensando que me esperaban ya esos dos hombres sucios y calientes, hambrientos de carne como la mía. Llegué al pasadizo que les conté el relato pasado, baje mi pantalón, lo meto a mi mochila, para quedar con mi atuendo de nena, una nena bastante provocadora y caliente, para andar a esas horas de la noche sola.
Llego a la casa, abro el portón que únicamente está expuesto, solamente para abrirlo para hacerlo a un lado ya, me meto lentamente a la casa, voy subiendo lentamente las escaleras también, con todos los nervios y calentura al máximo, llegó al cuarto, dónde veo a los dos machos, fumando y tomando unas cervezas, sentados en un colchón con una sábana azul celeste, al momento de vernos, no podían ocultar su deseo al verme, todo mi cuerpo expuesto casi en ese pequeño atuendo que traía, dejo mi mochila en su pequeña mesa, me acerco a ellos poco a poco y me empiezo a acostar en medio de ellos, hincada y de manera provocativa voy a avanzando, en ese momento empiezo a sentir los manoseos en todos mis muslos, piernas, nalgas, cintura, de parte de los dos machos, en un instante estaba sometida y era manoseada por todos lados por esos hombres que ni siquiera en algún momento de mi vida imagine.
De un momento a otro yo ya estaba en un pequeño colchón con dos machos maduros y desnudos, con tremendas vergas, era mi fantasía, lo sé y lo sabía, era lo que quería y estaba gozando, cómo me comían mi culo, cómo abrían mis gordas nalgas para meter su cara, su lengua en mi hoyito totalmente en 4 como una perrita en celo, la sensación de mamar dos vergas de ese tipo es maravilloso y lo volveré a hacer, no paraba de mamar esos pedazos de carne duros, que deseaban penetrarme. Estoy muy caliente en este momento que cuento lo que pasó. Así que para terminar únicamente diré que fue la mejor sensación que pueden tener, ser abierta y manoseada de todas las formas posibles por ambos machos.
Las 4 horas que estuve fueron de placer, dolor, pero ya no importaba, ya me había acostumbrado al grosor de esos dos pedazos de carne hambrientos de penetrarme. Al final, fue lo más maravilloso que pude hacer y pasar, finalizando con esa rica venida de ambos.
Abrí mi boca para recibir toda la leche de ambos machos y degustarla como una nena hambrienta.
Y si, totalmente real mi relato, en ocasiones salgo de noche, solamente buscando alguna oportunidad con algún macho maduro de esos que no dudan y saben lo que quieren.
Gracias por leerme. Hay más cositas por contarles, escríbanme a mi correo si quieren fotos. Besitos