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Tres pollas en los servicios
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Tiempo de lectura: 6 minutos

Unos días después de mi encuentro en la sauna con aquel cabrón de médico andaba yo triste y melancólico, tenía ganas de pegarme un homenaje y decidí darme una vuelta, me puse mi ropa para salir de caza, pantalón de chándal, camiseta, sudadera con capucha y mis zapatillas Skechers sin cordones, todo muy fácil de quitar y poner y además da la apariencia de estar haciendo deporte.

Estuve en mi zona de cruising favorita a ver si pillaba algo pero lo que había no me convencía, mirones y pajilleros y yo lo que quería era una buena polla en el culo que me rellenara bien y me dejara el ojete abierto como un coño y preñado, no me iba a conformar con menos, así que decidí tirar para el Nervion Plaza, en los servicios de la tercera planta del parking te encuentras a una fauna muy diversa, están muy concurridos, normalmente esa planta al ser la más baja suele estar casi vacía y oscura y en los servicios hay mucho movimiento.

Efectivamente, la planta estaba vacía prácticamente, a la vista muy pocos coches, aparqué el mío y entre en los baños, vacíos, salí y miré alrededor, un tío venía hacia donde yo estaba, me miraba descaradamente, debió de bajarse de uno de los escasos coches que había y al ver lo que yo hacía me siguió, volví a entrar y me puse a hacer como que meaba en uno de los urinarios, el tío entró y se puso a mi lado, un maduro con el pelo gris y algo mas bajo que yo, sacó su polla y me miró.

– ¿te gusta, maricón? agarrala, que no muerde.

Dios, tenía una buena polla larga aunque no muy gorda, la agarré y se la acaricié mientras el me manoseaba el culo.

– Ven putita, que te voy a dar lo tuyo.

Me llevó a uno de los servicios y en cuanto entramos me comió la boca, me mordía los labios y me metía la lengua mientras me manoseaba el culo y yo seguía con su polla agarrada, me quitó la sudadera, me pasó la camiseta por detrás de la cabeza, seguía comiéndome la boca, mordiendo mis labios, su lengua me llegaba a la campanilla y mientras pellizcaba mis pezones.

– Oh, oooh, aaayyy.

Me arrancaba gemidos de placer, con su boca bajó por mi cuello, mordió y chupó mis pezones, siguió recorriendo mi vientre con su lengua hasta mi ombligo, me bajó el chándal y dejó mi polla al aire.

– ¡que delicia tienes aquí maricón!

Me agarró los huevos y se metió mi polla en la boca, se la tragó entera, chupaba y mamaba, parecía un ternero.

– ay que boca, ay, oh que ricoo.

La baba que le salía de tragarse mi polla la recogía con la mano y me la restregaba por el ojete obligándome a abrirme de piernas, me lo acariciaba haciendo círculos con un dedo hasta que apretó y me lo metió, las piernas me temblaban con el mamazo y el dedo en el culo y metió otro.

– ay mi culo, ay, que riiiicooo.

Dejó de mamar, se levantó y me volvió a comer la boca, mordía mis labios y metía su lengua que yo chupaba y mientras, me pellizcaba los pezones provocandome oleadas de dolor y placer mezclados que me ponían cachonda perdida.

– follame cabrón, hijo de puta, follame.

Me dio la vuelta y me hizo colocarme de cara a la puerta que estaba abierta, con el acaloramiento ni siquiera la habíamos cerrado, puse una mano a cada lado del quicio y me incliné ofreciéndole mi culo.

– espera maricón, quítate el pantalón que así te podrás abrir mas de piernas.

– no me dejes desnudo aquí.

– venga maricón, que verás la follada tan rica que te voy a dar.

Me quitó los zapatos y el pantalón, me abrí de piernas todo lo que pude, me puso la mano en la espalda y empujó hacia abajo para que flexionara mis rodillas y mi culo quedara a la altura de su polla.

– ay que coñito más cerrado y más rico tiene mi putita.

Me restrego su polla por toda la raja, mi culo pedía guerra, entre sus babas y sus dedos estaba dilatado y lubricado, me agarró por las caderas y mientras tiraba de mí empujó con su pelvis, me la metió de una vez, hasta el fondo.

– Ostiaaa, hasta los huevos cabrón, me la has metido hasta los huevos.

– joder maricón, que culo más tragon tienes.

Empezó a moverse, lentamente, la sacaba y la metía, recreandose, cada vez que me la clavaba hasta los cojones yo me deshacía de gusto, mi polla derramada líquido preseminal.

– dame fuerte cabrón, follame, revientame el culo puto bujarron.

– oh maricón oh que culo, oh, como tragaaa.

Poco a poco fue incrementando el ritmo al que me estaba follando, me derretia de gusto, la polla me llegaba a las entrañas y ese plof plof plof que sonaba cada vez que su pubis golpeaba mis nalgas me ponía aún mas cachonda, los dos estábamos sudando, y ese olor a sexo, ufff, me abre el coño como nada, el tío cada vez iba más rápido y me embestia más fuerte, cada vez que me la clavaba me temblaban hasta las piernas.

– ay que me corro maricón, ay ayyy.

– si bujarra, dame tu leche, dejame preñado cabrón.

– oh si, si, siiiii.

Me metió la polla tan al fondo, apretó tanto que creí que me salía por la boca, apreté el esfinter y noté sus contracciones mientras soltaba la lefa, se echó sobre mi espalda y mordió mi nuca y mi cuello, llevó su mano adelante y agarró mi polla que estaba toda pringosa del líquido preseminal.

– ahora te toca a ti putita.

No tuvo que menearmela mucho, con su polla todavía clavada en mi culo enseguida me llegó el orgasmo, me corrí en su mano y en el suelo, su polla se fue bajando y se salió de mi culo, cogí papel higiénico para limpiarme la lefa que me chorreaba.

– joder putito, que polvo más rico.

Cuando salíamos de la cabina del WC nos dimos cuenta que habíamos tenido espectadores, un chaval joven con pinta de cani y un viejo al que se le caía la baba cuando me vio desnudo con el pantalón en la mano listo para ponérmelo.

– vaya espectáculo nos habéis dado maricones – nos dijo el cani con el pollon en la mano. – mira como me habéis puesto.

El maduro que acababa de darme por el culo se despidió y se largó dejándome allí con aquellos dos, les dije que yo también me iba pero con la boca chica, el cipote del cani me tenía hipnotizado.

– venga puta, no me vas a dejar así, con este dolor de huevos.

Yo seguía caliente y con ganas de polla así que solté el pantalón y volví a entrar en el WC, el joven se bajó el pantalón, me hizo dar la vuelta, me agarró por la cintura, encaró su polla con mi ojete y me la metió de un solo golpe de caderas hasta los cojones aprovechando que mi culo estaba dilatado y lubricado con la lefa del otro tío.

– ay mi culo, becerrooo.

– eres una puta cerda, mariconazo.

Empezó a bombear, a cada pollazo que me daba me hacía ponerme de puntillas, yo intentaba sujetarse con las manos en la pared pero se me resbalamen en los azulejos y el puto cani seguía metiendo y sacando su polla de mi culo y yo chillaba como una cerda por que el gusto que me estaba dando era increíble.

– ay cabron, ay mi culo, mi culooo

– Pero no grites puta asquerosa, que va a venir todo dios.

El viejo nos miraba follar y le dijo al cani que quería que le chupara la polla, el cani, con su cipote enterrado en mi culo hasta los cojones me hizo ir girando hasta que estuve delante del viejo, madre del amor hermoso, aquel puto viejo tenía una polla descomunal, era enorme, me agarré a su cintura e intenté metermela en la boca pero solo pude meterme la punta, mientras, el chaval seguía dándome embestidas en el culo y me estaba haciendo delirar de gusto, sudaba como si tuviera fiebre mientras lamia aquella polla como si fuera un helado.

– ay maricón, me corro, me corro, puta, puta putaaa.

Metió su polla hasta los huevos aquel chaval y me echó toda su lechada en mi culo, mientras yo seguía lamiendo la polla del viejo.

– menos mal que eres un puto maricón, si fueras una perra hoy salías preñada de aquí, cerda.

– Ahora me toca a mi – dijo el viejo

– No por dios, esa polla en mi culo no.

El cani sacó la suya ya flácida y un chorro de semen caliente cayó al suelo.

– ¿como que no? Esto está abierto como un coño y bien pringoso, deja que el abuelo disfrute.

El viejo se colocó detrás de mi mientras el cani me abrazaba, me besaba, me pellizcaba los pezones, cuando sentí la punta de aquel monstruo en mi ojete me dio miedo e intenté zafarme pero el abuelo me tenía bien sujeto por las caderas, apretó y su cabezón abrió mi esfínter.

– hijo de puuuta – el dolor me recorrió la espalda, a pesar de lo que mi culo había tragado aquel día aquella polla era enorme.

– ya maricón, ya, ya pasa.

El cani continuaba besandome, metiendo su lengua en mi boca, magreandome, mordiendo mi cuello y mis orejas, me tenía entregado.

– ay que culo putito, ay, que cosa más rica – me decía el viejo mientras su polla entraba despacio abriéndome en canal. – ya está, ya la tienes entera dentro.

Me agaché y llevé la mano atrás, era cierto, agarré sus huevos, los tenía pegados a mi culo, aquella verga estaba enterrada entera en mi ojete, empezó a moverse muy despacio adelante y atrás, sacando y metiendo aquello, yo creía delirar, el placer era intenso, aquella polla me llenaba por completo, nunca me había sentido tan repleto.

– Ay putita, ay que culo, ay que rico.

– oohh puto viejo, me partes, me partes, ayyy que pollon, ay.

– si maricón si, todo tuyo mi nabo, maricón.

– ay que gusto viejo, ay, ay que me meo, me meooo.

– ¿ Quieres que pare putita?

– si paras te mato cabrón, te matooo.

No pude evitarlo, me mee, por las piernas abajo, un charco de orines se formó en el suelo, yo estaba sintiendo un placer tan intenso que no pude evitarlo, me mee de gusto.

– oh cerda, que cerda eres, maricon, me corro, me corrooo.

Me soltó otra lechada en el culo, la tercera de la mañana pero aquel pollon me estaba removiendo por dentro, y detrás de la meada vino el orgasmo, un orgasmo largo, intenso, que me recorrió todo el cuerpo y que estalló dejándome sin fuerzas, convulsiódan0do como si tuviera fiebre, me aflojó las piernas y si no me hubieran tenido sujeto entre el chaval y él hubiera caído al suelo.

Casi dejo sin papel higiénico los aseos, no paraba de salirme leche del culo, la leche de tres machos, mis dos compañeros me propusieron tomarnos una cerveza en uno de los bares de la terraza del centro, querían invitarme por la follada que me habían dado, mientras subíamos no dejaba de pensar que la gente con la que nos cruzabamos sabía de donde veníamos, que nos miraba por que sabía que yo era una puta viciosa y que aquellos dos acababan de follarme, que se me notaba el culo abierto y follado y eso me puso tan caliente que a punto estuve de pedirles que volviéramos a los servicios.

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