Hoy os traigo un pequeño relato de como imagino que es una de mis lectoras cuando se desvela en la noche, para ello me inventaré su nombre.
Raquel despertó espontáneamente, todavía era de noche y estaba tendida sobre la cama, sentía su cara caliente y tenía un calor que no era propio del fresco que entraba por su ventana esa noche, bajó las manos por sus pechos, que cerca de estar desnudos estaban cubiertos por su largo y hermoso cabello negro, siguió bajando pasando por su abdomen y su vientre, pasando por sus caderas y bajó hasta llegar a la parte interna de sus muslos, sintió como estos estaban húmedos de sudor, y al subir un poco las manos descubrió la causa.
Con su tanga mojado y caliente sintió una excitación muy grande. Subió las manos un poco más, tomó la ropa interior y haciendo un leve movimiento de caderas hacia abajo la deslizó suavemente por sus piernas hasta retirarlo. Raquel volvió a subir colocando sus manos en el lugar de origen de aquel intenso placer y sentía como una gota tibia se deslizaba por sus muslos. Recogió las piernas apoyando en la cama la planta de sus pies y luego las dejó caer a los lados; subió su mano izquierda hacia su pecho derecho acariciando lentamente el pezón ya duro, su mano derecha seguía en el mismo sitio y su dedo medio corazón comenzó a acariciar el clítoris en forma circular, su respiración comenzó a incrementar al igual que los latidos de su corazón, aumentó la velocidad con la que se acariciaba y ya acariciaba su pecho completo con la mano, en el clítoris ya no estaba solo el dedo medio, también el índice y el anular, tratando de acariciarse todo lo que podía, sus labios estaban mojados y abiertos, era inevitable que sus dedos se introdujeran de vez en cuando dentro de ella.
Esta sensación le gustó mucho así que bajó su mano izquierda que tenía en el pecho y con sus dedos índice y medio penetraban dentro de ella y con la derecha seguía acariciándose el clítoris cada vez más rápido. Ya era imposible contenerse, ya no eran sus manos sino todo su cuerpo en movimiento. Se contuvo un momento, bajó las piernas y se colocó boca abajo en la cama, se arrodilló con las piernas abiertas manteniendo la cara recostada a la almohada, bajó la mano por su abdomen hasta llegar al clítoris y siguió acariciándolo rápidamente, su otra mano esta vez fue por detrás de ella, pasando por sus nalgas y llegando a sus labios humedecidos en los cuales penetró una y otra vez, todo su cuerpo se mecía de adelante hacia atrás y cada vez que iba para atrás sus dedos la penetraban profundamente.
Con sus dedos húmedos, Raquel, acarició la entrada de su ano que poco a poco se fue dilatando permitiendo la entrada de la yema de uno de sus dedos, su otra mano continuaba su jugando con su clítoris.
Luego bajó las piernas y se acostó, agarró una almohada y la colocó entre sus piernas, todo su cuerpo se contoneaba buscando el máximo placer del contacto de la almohada la cual correspondía todos sus movimientos. Sus dedos seguían dentro de ella, frotando con desesperación su clítoris, llegando al punto máximo de excitación.
Ya era demasiado, estaba muy excitada y sentía que iba a explotar. Se colocó en la posición en la que comenzó, tumbada en la cama y siguió acariciando el clítoris, todo su cuerpo se movía, estaba a punto de llegar, su corazón latía muy rápido, aceleró el movimiento de su mano, sus caderas se arquearon y su espalda se levantaba, sintió un espasmo que le recorrió todo el cuerpo y un gemido de placer salió de su boca, luego sus dedos penetraron dentro de ella por última vez en su vagina provocando la salida gradual de un cálido líquido el cual mojo sus dedos y se deslizó por sus nalgas. Finalmente, sus piernas se relajaron, su cuerpo descansó, cerró los ojos y quedó profundamente dormida.
Espero que les haya gustado y que les haya transmitido cosas.