Capítulo 4. El carnaval del deseo y la decisión de Serena.
Mientras tanto y de vuelta en Hoenn Serena y Anthony finalmente salían de Pueblo Rubello, ambos jóvenes caminaban por el pequeño pueblo y su destino final era llegar a Ciudad Slateport, en donde la chica participaría en el Gran Festival.
Pero como aún faltaban dos semanas para el evento diera comienzo, ambos decidieron dirigirse hacia Ciudad Licovely, en donde no solo tomarían un ferry que los dejaría directamente en su destino, sino que Serena por fin podría visitar el Centro Comercial más famoso de Hoenn.
La vestimenta de Serena era prácticamente igual a la de costumbre con la excepción de que ya no llevaba consigo el listón de color azul que Ash le había regalado en Kalos. Al darse cuenta de que perdió aquel regalo ella se entristeció un poco, pero en cuando Anthony le ofreció su mano ese pequeño detalle dejo de importarle y con gusto tomo la mano del chico para comenzar a caminar juntos.
Fue cerca del final del pueblo cuando el joven de cabello negro se detuvo frente a una tienda y amablemente le pidió que lo esperara afuera, a lo que ella accedió y después de unos minutos el salió de la tienda con un pequeño paquete en sus manos.
—Serena, note que estabas un poco triste porque perdiste tu listón y no me gusta verte así, por eso quiero darte esto —dijo mientras le entregaba el paquete que había comprado, el cual resultó ser un listón similar al que tenía la chica, con la diferencia de que este era de un llamativo color rojo.
Al ver aquel obsequio los bellos ojos azules de la chica se iluminaron y una adorable expresión de felicidad apareció en su rostro, y como podía no sentirse feliz si a diferencia de Ash aquél guapo chico estaba totalmente al pendiente de ella y la prueba de eso era que se había tomado la molestia de darle ese regalo, por lo que ella se sonrojo por completo mientras aceptaba el presente.
— ¡Es precioso! Gracias Anthony, por ser tan bueno conmigo. ¡Te juro que nunca perderé este listón, será un símbolo de nuestro vínculo! —comentó la performer antes de darle un emotivo abrazo y depositar un beso en la mejilla del pelinegro, muy cerca de sus labios.
Ante esa repentina acción Anthony no pudo evitar sonrojarse, pero rápidamente recupero la compostura y le sonrió antes de tomarla una vez más de la mano para continuar con su viaje, todo mientras él pensaba alegremente “Todo va según lo planeado, ahora Serena no solo no podrá saber que yo destruí su precioso regalo sino que ahora tendrá algo que la ate a mí en lugar de a ese tal Ash”.
Así que tras algunas horas de caminata fue cuando la pareja se detuvo en un prado para descansar un poco, en donde Serena no perdió el tiempo y se dispuso a cortar un trozo de su nuevo listón para colocarlo cerca de su cuello, además de sacar a sus pokémon para presentarles a su nuevo acompañante.
En un principio los pokémon de Serena estaban muy sorprendidos por la presencia de aquel chico y lo miraban con desconfianza, especialmente Pancham, pero el hecho de ver a su entrenadora tan feliz mientras preparaba el almuerzo y que después de un breve cruce de miradas entre Braixen y Sylveon con el Fennekin de Anthony sus 2 compañeras quedarán completamente fascinadas con el tipo Fuego, al panda no le quedó otra opción más que confiar en él.
Después del almuerzo y que la performer le pidiera a Anthony que viera su entrenamiento para darle su opinión fue cuando los chicos levantaron su campamento para proseguir con el viaje y esa fue su rutina durante los siguientes días.
En los cuales el interés que Serena tenia hacia su nuevo compañero era más que evidente, ya que ella no solo se tardaba cada vez más tiempo en arreglarse durante las mañanas, sino que también había adoptado una actitud bastante dulce y un tanto coqueta con Anthony, lo cual sorprendió bastante a los pokémon de la chica y complacía bastante al chico.
Sin embargo esos no eran los únicos cambios en el comportamiento de la performer, ya que el lado más sensual y ardiente de Serena también había despertado. Por lo que la única forma en que la chica podía mantenerlo a raya era masturbándose al despertar y antes de irse a dormir, todo mientras pensaba en Anthony, el causante de todas esas extrañas y placenteras sensaciones.
— ¡Oh si, Anthony! ¡Fóllame así, mi Amo! ¡Tu obediente esclava está lista para ser tuya! —gimió Serena de forma dulce mientras que los dedos de su mano derecha se adentraban con desesperación su descubierto coñito, ya que había bajado el short que usaba como pijama hasta la altura de sus rodillas y desde su primer encuentro con Anthony había dejado de usar ropa interior a la hora de dormir, mientras su mano izquierda acariciaba sus cada vez más excitados pechos, por lo que no era raro que la chica no tardará mucho en llegar al orgasmo.
“En verdad eres una pervertida, Serena… Mira que imaginarte como una cachonda y obediente esclava y a Anthony como tú Amo” se reprochó la chica, mientras se relamía los labios de forma sensual, tras recuperarse un poco y volver a acomodar su pijama en su lugar antes de acomodarse en su saco de dormir.
Aunque en realidad ella no sé sentía ni un poco culpable, sino todo lo contrario. Ya que la idea de imaginarse como la esclava de Anthony no sólo la excitaba bastante, sino que incluso le parecia correcta, por lo que con una gran sonrisa en su rostro ella decidió irse a dormir, siendo cada vez más consiente de los crecientes sentimientos que tenía hacia su nuevo compañero y deseando que algún día la fantasía que acababa de tener se volviera realidad…
Fue al día siguiente, después de tres dias de viaje y un poco antes del atardecer, cuando la pareja finalmente llegó a Ciudad Fortree. La cual presentaba un alegre y festivo ambiente, ya que en esos momentos sus pobladores estaban celebrando el famoso Carnaval Anual de la Pluma, sumado a que la temática de este año eran los disfraces pokémon.
—Oye Serena ¿Te parece si tenemos una cita mientras disfrutamos del carnaval? —preguntó Anthony con seguridad, la cual sólo aumentó al ver que la chica aceptó de inmediato con una gran sonrisa, por lo que se dirigieron hacia al Centro Pokémon, en dónde pidieron una habitación y subieron a dejar sus cosas.
—Serena te veré en el lobby en una hora, quiero ir a conseguir un disfraz —anunció el chico ante la sorpresa de Serena, quien estaba a punto de decirle que ella podría hacerle uno, pero él se acercó y le susurró al oído —No te preocupes por eso, tú sólo concéntrate en verte aún más hermosa de lo que ya eres. ¿De acuerdo? —antes de darle un beso en la comisura de sus labios.
—Sí, Anthony. Si es lo que deseas, así lo haré —respondió la chica con una nota de sumisión y felicidad en su voz mientras él salía de la habitación bastante complacido.
De forma que en cuanto la puerta se cerró la chica se sintió libre de expresar lo feliz que estaba por lo que acababa de suceder, ya que su rostro se sonrojo de forma adorable mientras que con ilusión ella comenzó a tocar el lugar en donde recibió aquel beso, y tras perderse en sus pensamientos por unos momentos ella se apresuró a sacar su mochila en busca de algo que ponerse.
El único pensamiento que en esos momentos había en la mente de Serena era que debía verse muy hermosa para aquél chico, el chico del que estaba perdidamente enamorada, y dejarlo muy sorprendido. Razón por la que sus crecientes sentimientos hacia Anthony junto con la imperiosa necesidad que ella tenia por complacerlo hacia que para ella aquellas palabras se convirtieran en una orden que ella debía cumplir.
De forma que una hora después, Anthony se encontrara en la recepción del Centro Pokémon esperando pacientemente a su bella cita, y fue cuando vio a una hermosa chica bajar por la escalera y esta se acercó a él, dejándolo totalmente asombrado: Serena estaba vestida con un disfraz de Florges, el suave vestido verde se ajustaba a la perfección al cuerpo de la chica acentuando aún más sus deliciosas curvas, además de tener unas aberturas que mostraban sus delicadas piernas, junto con unas zapatillas del mismo color que complementaban el sexy atuendo, y la parte superior del vestido era de color negro el cual hacia resaltar aún más los preciosos pechos de la joven.

—¿Te gusta cómo me veo, Anthony? —preguntó Serena nerviosamente, mientras un suave pero adorable rubor adornaba sus mejillas y sin notarlo ella puso un dedo en su boca, lo cual la hacía ver aún más sexy.
—Me encanta, Serena. Te ves preciosa. ¿Y a ti te gusta mi disfraz? —preguntó él con confianza y dando una ligera vuelta para la chica.
—Te queda muy bien, mi ardiente Charizard —contestó la chica de manera coqueta y acercándose a él para tomar nota de como el ajustado disfraz del inicial de tipo Fuego de la región Kanto se ajustaba a su musculoso cuerpo, dándole un aire rudo y varonil que le encantaba.
—Entonces ya podemos irnos ¿Verdad, guapo? —preguntó ella con dulzura mientras le extendía su brazo.
—Por supuesto, preciosa. Hay que divertirnos en grande —exclamó Anthony y sin dudarlo acepto el brazo de la performer mientras tomaba su delicada mano y posó sus labios en ella, dejándola muy complacida, antes de salir del Centro Pokémon tomados de la mano.
Así que ambos jóvenes se pasaron la noche divirtiéndose en las diferentes atracciones del carnaval, en donde obviamente la pareja llamo la atención de todo el mundo, principalmente por la apariencia de Serena, la cual atraía las miradas de la gente causando envidia entre las chicas y deseo en los hombres.
Pero al notar aquellas miradas Anthony tomó a la chica por la cintura, dando a entender que esa hermosa chica era su acompañante y ella sólo sonreía feliz de pasar esos momentos con él. Hasta que llegaron a la que era la principal atracción del carnaval: Volar en un Scarmory gigante.
—No estoy muy segura de querer hacer esto, Anthony —comentó la chica un poco asustada al ver lo alto que llegaba la gente en el lomo del ave metálica.
—Tranquila, Serena. Esto es muy seguro y se ve bastante divertido, aunque si lo deseas podemos ir a otra atracción —comentó él sin darse cuenta de la lucha interna que sus palabras estaban causando en la chica.
Ya que Serena en verdad no quería volar en esa ave, sin embargo Anthony parecía estar muy emocionado por intentarlo, por lo que sus propios deseos y la imperiosa necesidad que sentía de hacer complacer al chico estaban chocando entre sí, hasta que…
—No hace falta, Anthony… Y-yo quiero intentarlo… Aunque yo… le tengo miedo a las alturas —confesó ella en voz baja y aferrándose a su brazo de forma adorable, lo cual hizo sonreír al chico.
—Debiste decirme eso antes, Serena —comentó el chico con ternura mientras tocaba su sonrojado rostro —Pero no te preocupes, encontraré la forma de que ambos podamos subir y que tú te sientas segura, mi linda Florges.
Así que el joven decidió ir un momento con la líder de gimnasio de la ciudad, quien era la encargada de monitorear la atracción, y después de unos minutos regreso con Serena con una sonrisa radiante.
—Todo está resuelto, linda. Ya que Wionna me permitió subir contigo y de esa forma hacerte sentir segura —exclamó Anthony con una sonrisa traviesa que ella no tardó en corresponderle.
—En verdad eres el mejor chico que podría pedir, Anthony —dijo Serena sumamente agradecida por aquel gesto y abrazando con fuerza su brazo antes de besarlo en la mejilla, de forma que ambos jóvenes esperaron con ansias su turno.
Y cuando esté finalmente llegó Anthony fue el primero en subir, todo para tenderle su mano y facilitar que ella subiera, dejándola al frente mientras él colocaba sus manos en su cintura para darle seguridad, y con gentiliza acercaba su cuerpo al de ella.
De forma que cuando el ave de acero despegó, él se acercó aún más a ella hasta sentir su trasero mientras que sus manos comenzaban a recorrer los suaves muslos de la chica y sin previo aviso comenzó a besar su delicado cuello, sacándole algunos gemidos de placer a Serena, quién se olvidó por completo de su miedo a las alturas y cerró los ojos para disfrutar del tratamiento que su acompañante le estaba dando, pero al notar que el ave comenzaba a descender él decidió detenerse.
Una vez en el suelo él le ayudó a bajar, a lo que ella acepto, Serena aún estaba muy ruborizada por lo que ocurrió arriba y él la miraba un poco preocupado esperando su reacción. Por lo que cuando la chica por fin recupero el habla y su color se puso frente a él con una tierna sonrisa: Ese era el momento de hacer lo que ella había deseado hacer desde que conoció a Anthony.
—Muchas gracias por subir conmigo, Anthony —respondió ella antes de cerrar sus ojos y en un arranque de valor darle un apasionado beso en los labios, el cual el correspondió de inmediato, cuando se separaron ambos tenían la cara completamente roja pero también una gran sonrisa.
—Serena, yo… Ya no puedo ocultarlo más, tú me encantas como no tienes idea y quisiera saber ¿Si tú… serias mi novia? —en cuando el chico dijo esas palabras los ojos de Serena se iluminaron y ella no tardó en lanzarse a sus brazos para besarlo de nuevo
— ¡Anthony tú también me gustas mucho! ¡Y si quiero! ¡Quiero ser tu novia, quiero ser tuya! —exclamó ella alegremente y una vez aclarado ese punto los ahora novios se besaban sin ningún pudor, ella ponía sus brazos en el cuello de Anthony y él ponía sus manos en la cintura de Serena, cada beso los dejaba con la necesidad de más, hasta que se detuvieron para recuperar el aliento.
—Anthony, sobre lo que me estabas haciendo allá arriba, bueno yo… eto… m-me gustaría q-que l-lo terminaras —pidió la performer con un poco de timidez pero sin ser capaz de ocultar lo excitada y deseosa que estaba.
—Estaré encantado preciosa, pero no crees que deberíamos volver a nuestra habitación primero —afirmó Anthony con una sonrisa de confianza, por lo que ella asintió, y rápidamente tomó su mano para comenzar a correr hacia el Centro Pokémon.
Después de unos minutos ambos llegaron a la habitación, algo cansados por tanto correr pero muy felices. Así que después de cerrar la puerta ambos comenzaron a besarse con pasión cayendo sobre la primera cama de la habitación, él estaba sobre ella y tal como ella se lo pidió el continuó en donde se quedó: besando suavemente su delicado cuello y aprovechando las aberturas de su vestido para tocar sus suaves muslos.
Serena gemía de placer mientras se daba una vuelta en la cama, quedando sobre el chico y comenzó a desabrochar con ansiedad el disfraz de su novio, revelando su fuerte y marcado abdomen lo que la dejo sin palabras, pero el chico no se quedaba atrás ya que el estaba pasando sus manos por las piernas de la performer levantando poco a poco su vestido, hasta llegar a su bien desarrollado trasero el cuál acarició muy lentamente, ya que la ropa íntima de Serena lo permitía al tratarse de una tanga de encaje negra con detalles rojos, dándole algunas nalgadas o unos pellizcos ocasionales que excitaban aún más a la chica.
Anthony por su parte subía cada vez más el vestido y su pareja entendiendo lo que él pretendía se levantó para deshacerse de su disfraz, quedándose sólo en ropa interior, mientras que el hacía lo mismo. Ambos amantes se miraban con deseo, hasta que sus bocas nuevamente se unieron en un suave beso que rápidamente subió de tono volviéndose un lujurioso beso estilo Kalos, donde sus lenguas bailaban con frenesí.
El recorría la espalda de la performer con sus manos, haciéndola temblar, hasta que por fin encontró lo que buscaba: el broche de aquel fino sujetador de encaje negro con detalles rojos, y miro por un momento a su pareja quién le sonrió tiernamente y asintió, antes de desabrochar aquella prenda y enviarla lejos para dejar libres los pechos de Serena.
Mientras tanto ella había estado recorriendo el fuerte abdomen del chico con mucha suavidad usando sus hábiles dedos, como queriendo comprobar que aquella vista era real, bajando hacia su excitada entrepierna hasta que encontró el borde de sus bóxer y comenzó a bajarlos con desesperación.
“Es más grande de lo que pensé” pensó la emocionada chica al ver el la erecta verga del chico, ya que en su vida jamás había visto algo tan hermoso y la idea de tener aquel miembro dentro de ella la excitaba mucho, tanto, que y sin darse cuenta comenzó a llevar una de sus manos a su entrepierna para comenzar a tocarse.
Anthony complacido por la expresión de su novia decidió ayudarla a masturbarse un poco, de forma que sus manos descendían hacia el trasero de la chica para tocarlo mientras hundía su rostro entre aquellos suculentos melones. Las caricias propias y ajenas que la chica estaba recibiendo en su zona intima junto con los suaves besos y lamidas que sentía en sus pechos la estaban excitando a un punto que jamás imagino. Un punto en dónde perdió el poco pudor que aún le quedaba y en donde una parte de su mente le recordaba que ella era una esclava enamorada, que la obediencia era placer y que ella adoraba obedecer.
—Métemela, A-amo Anthony ¡Por favor meta su gran polla en mi coño y hágame el amor! ¡Lo necesito tanto! —suplicó Serena de forma increíblemente sensual, ya que su linda voz destilaba amor y lujuria, dejando totalmente sorprendido al chico por el hecho de que ella comenzaba a reconocerlo como su Amo de manera consciente.
Por lo que no era raro que una sonrisa de triunfo aparecería en el rostro del chico, quien con mucha delicadeza comenzó a quitar la fina y empapada prenda que resguardaba la intimidad de Serena, observando por un momento una vista que le fascinó: Ya que los labios íntimos de la joven palpitaban a la vez que su excitado clítoris se ponía totalmente erecto.
Así que el chico lentamente acercó su erecto miembro a la intimidad de su chica, rozándola con la punta para estimularla aún más, hasta que con mucho cuidado comenzó a meter su verga en aquel celestial coño, hasta sentir una barrera que le impedía el paso.
Instintivamente él miro el sonrojado rostro de su excitada pareja, aquellos hermosos ojos azules que ahora estaban adornados con el brillo de la lujuria y la pasión, quién le sonreía antes de abrir sus sensuales labios para decir —ESTOY LISTA PARA SER SUYA, MI AMO ¡POR FAVOR, TOMÉ MI VIRGINIDAD Y HÁGAME SU MUJER! —al escuchar esas palabras Anthony asintió antes de dar un fuerte tirón y aquella resistencia desapareció para siempre.
El leve grito de dolor que Serena soltó al dejar de ser virgen fue inmediatamente ahogado por los dulces besos con los que Anthony llenaba su rostro mientras que sus pechos eran manoseados por las manos de su amado, por lo que al poco tiempo el dolor desapareció y fue ella quien comenzó a cabalgar al chico con sensualidad, como si de un Rhyhorn se tratase, mientras que el bajaba sus manos siguiendo la delicada curva de su cintura hasta llegar a sus glúteos, los cuales masajeo sin reparo.
—SIGA ASÍ, MI AMO ¡DEME MAS DURO, MÁS RICO! —gritó la excitada chica bajando su cuerpo con mayor fuerza y rapidez obligándolo a sujetar sus glúteos con mayor firmeza, durante varios minutos de embriagante placer ambos amantes continuaron moviéndose con frenesí hasta que el tan ansiado orgasmo por fin llegó.
— ¡SE-SERENA, MI AMOR! ¡VOY A CORRERME SERENA! —exclamó el chico, quién ya no era capaz de contenerse y por un breve instante intento separarse de su amante pero ella lo impidió.
—YO TAMBIÉN, AMO ANTHONY, POR FAVOR CÓRRASE CONMIGO ¡CÓRRASE DENTRO DE MÍ Y LLÉNEME CON SU SEMEN! —suplicó Serena antes de soltar un erótico grito en señal de que había alcanzado el orgasmo, el placer que nunca antes había sentido recorría todo su cuerpo haciéndolo estremecer, mientras la cálida semilla de su amado llenaba por completo su vagina, ambos se sonrieron y después de un último beso, la exhausta chica se desplomó en el pecho de su novio.
—A-amo An-Anthony, e-eso fue ma-maravilloso, muchas gra-gracias por to-tomar mi virginidad y enseñarme lo rico que es el sexo —susurró la chica mirándolo con dulzura antes de caer dormida por el placentero esfuerzo realizado.
El la envolvió en sus brazos y tomó una sábana para cubrirlos a ambos, mientras reflexionaba sobre su misión y lo que acababa de suceder. Serena, la bella chica que ahora dormía con una sonrisa tranquila en su pecho; Aquella chica que comenzó siendo su objetivo, solo una misión más, y que ahora lo había hecho cometer el error en el que nunca debía caer alguien de su profesión: El se había enamorado.
¿Y quien podría culparlo? Ya que solo un idiota de proporciones legendarias podría no enamorarse de ese rostro angelical, de ese cuerpo de diosa y de toda la bondad, la inocencia y la ternura que había en esa chica.
Fue entonces cuando Anthony vio pasar frente a él todas las posibles consecuencias de sus acciones y decidió que el no compartiría a Serena con nadie más, el no dejaría que Palermo la convirtiera en un juguete más de su colección y que la desechara cuando se cansara de ella. Fue ahí cuando el chico tomó una decisión que sólo en sus sueños más descabellados era capaz de aceptar: El encontraría la forma de salvar a Serena y de derrocar a la bruja de su tía.
Y con ese pensamiento en su mente finalmente el tambien fue cayendo dormido, abrazando a la hermosa chica que ya dormía en su pecho, no sin antes tomar una sábana para cubrirla y depositar un suave beso en su frente.
Al día siguiente Serena comenzó a abrir sus ojos y notó que estaba desnuda sobre el pecho de Anthony, quién también dormía desnudo, mientras que los recuerdos de todo lo ocurrido durante la noche pasada venían a su memoria, formando una gran sonrisa en su rostro y comenzó a llamar a su novio para despertarlo.
—Bu…buenos días Serena —contestó el chico, aún adormilado, algunos minutos después.
—Buenos días, Amo Anthony —saludó ella con una radiante sonrisa y con un sensual tono de voz que mezclaba amor, lujuria y sumisión.
—Se-serena ¿Porque me llamas así? —preguntó el chico, no porque le molestara sino porque aún no lo creía posible, debido a que pensaba que el que Serena lo hubiera llamado Amo la noche anterior fue producto de la excitación del momento.
—Bueno… Es algo muy complicado de explicar, ya que ni yo misma lo entiendo bien —respondió la performer con un poco de timidez y sonrojandose bastante antes de tomar un respiro, después del cual una sonrisa apareció en su rostro y su linda voz se volvía más segura y decidida.
—Mientras teníamos sexo, yo finalmente pude ser honesta conmigo misma y comprendí lo que en verdad quiero… Anthony, a partir de ahora yo quiero ser tuya en todo sentido, quiero ser mucho más que tu amiga o tu novia, yo… ¡También quiero ser tu esclava y obedecerte en todo! —al principio la performer se asustó en cuando vio que el chico no tenía reacción alguna ante su declaración, pero lo que ella no sabía era que Anthony estaba eufórico, ya que aquella hermosa chica finalmente era suya, totalmente suya.
— ¿Estas completamente segura de lo que dices, Serena? —preguntó Anthony con la intención de probar su nueva determinación, ya que a una parte de él aún le costaba creer lo que sucedía.
—Lo estoy, Anthony. Por eso que te pido que me des una oportunidad, solo dame eso y te prometo que te convenceré, aprenderé a ser la chica que deseas y hacer las cosas que desees que haga. ¡Dame una oportunidad y te juro que no te arrepentirás! —le suplicó ella mirándolo directamente a los ojos.
—Serena, me temo que no puedo… Yo no puedo darte algo que no necesitas… Porque tú ya eres la chica que yo deseo —contestó el chico de forma tierna antes de besarla y cambiar su expresión de incertidumbre por una de felicidad absoluta.
De forma que en cuando ambos chicos se separaron de aquel apasionado beso fue cuando Anthony tomo el lugar que le correspondía, tomando las riendas de la situación y antes de hundirse en una espiral de lujuria desenfrenada puso un dedo en la boca de su nueva esclava para detenerla.
—Escúchame bien Serena, antes de continuar quiero que entiendas y aceptes mis condiciones, ¿Estás de acuerdo? —dijo el con firmeza pero sin dejar de sonreír.
— ¡Por supuesto, Amo Anthony! ¡Aceptaré y haré con gusto todo lo que me pidas! —contestó la chica con euforia y esperando ansiosa las primeras instrucciones de su nuevo Amo.
—Muy bien, para empezar quiero que sigas siendo tu misma, la misma chica linda que conocí y de la que me enamore; Aunque a partir de ahora solo habrá una verdad total y absoluta para ti: Serena, tú has de complacerme en todo, cumplir mis deseos es tu deseo. Pero quiero que lo hagas del modo en que tu desees, que aprendas a conocerme y a saber lo que me gusta, que seas tú la que aprenda a complacerme. ¿De acuerdo?
—Sí, mí Amo. Lo que más deseo es complacerte en todo —respondió la muchacha totalmente feliz antes de darle un beso corto y muy dulce.
—Y qué te parece que hagamos ahora, Amo ¿Podría bajar a la cocina a hacerte el desayuno o puedo ofrecerte mi cuerpo y darte otro tipo de desayuno ahora mismo? ¿Cuál es la opción que más te agrada, mi Amo? —preguntó Serena con una sonrisa traviesa mientras le guiñaba un ojo y abría sus piernas.
Continuará…