Luego de ese suceso con Carlitos han transcurrido varios años y es cierto que hemos pasado algunas noches de pesca aunque no todas como “aquellas” que relaté anteriormente. Entre nosotros nunca pasamos el límite y el “asterisco” nunca fue profanado con ninguna carne al menos en mi zona.
Un fin de semana realizamos planes para charlar sobre un proyecto de construcción que podíamos llevar en común para mejorar las ganancias y velocidad, ya que estábamos pasar desde el viernes a la nochecita hasta el domingo en la mañana. Hacía mucho que no salíamos de pesca.
Como estaríamos sobre la costa a mar abierto sobre el Atlántico en una zona bastante desierta llevamos una carpa que se suponía era para tres personas, para pasar menos frío.
Llegamos ya de noche, armamos la carpa primero porque parecía podía llover y colocaríamos las cosas sensibles (ropa, billetera, comida, etc.) dentro para protegerlas de la lluvia.
4 de la mañana, pasaba hora y media o dos entre cada pique que no siempre llegaba a buen término, la temperatura no sobrepasaban los 4 o 5 grados, el viento soplaba del sur sobre el costado de la carpa que por momentos parecía sería levantada por el viento. Dentro se estaba bastante bien, pues el farol de gas daba un poco de calor templando un poco dentro de la carpa.
Carlitos se pone a mirar un video porno en su celular que me ofrece copiarlo vía bluetooth a mi celular, cosa que acepto. El video era una historia que intentaba coherencia manteniendo un hilo en los diálogos justificando las escenas de sexo explícito. Estaba interesante, incluía un poco de lesbianismo, escasos momentos de homo, trans y mucho hetero.
Adivinasteis, colocamos una lona sobre la arena y nos acostamos a pajearnos uno al otro, como antes. Estuvo bueno aunque en la madrugada poco antes del amanecer se acercó un cardumen que nos mantuvo en movimiento durante más de 3 horas. Luego desayunamos un café, caminamos por la playa buscando maderas para el asado del mediodía. Así transcurrimos los días 3 días entre pajas y algún 69.
Esos días logramos ponernos de acuerdo con los costos del proyecto para evitar competencia.
El proyecto consistía en una reforma gigantesca de un edificio de 5 pisos de duración entre no menos de 10 a 15 meses de trabajo.
Ganamos la licitación y pusimos manos a la obra un 1 de febrero con la seria intención de finalizar fin de diciembre principio de enero del año siguiente.
Llevábamos 6 meses y poco de trabajo y el 75% del trabajo estaba en la finales incluyendo los 26 sanitarios revestidos y con la instalación de la grifería terminada que ese día me tocaba revisar el correcto funcionamiento de grifos, duchas y terminaciones de piso y cerámicas, etc. etc.. Al llegar al piso 3 y entrar en una de las oficinas escucho ruidos en uno de los baños privados. De puro curioso evitando hacer ruidos delatores camino despacio hacia la puerta que parecía el origen del ruido. Me asomo y quedo sorprendido al ver desnudo a Carlitos apoyado sobre un pasamanos en la ducha que aún no tenía las mamparas instaladas, mientras detrás Alfredo, el encargado de control de obra que también estaba desnudo y con su verga al palo que entraba y salía del culo de Carlitos.
Le tenía tomado de las caderas y le bombeaba con frenesí para el goce de Carlitos que no cesaba de gemir y pedir más. Pasaban algunos minutos y Alfredo se detenía empujando a fondo mientras le abría las nalgas y se pegaba a la espalda de Carlitos para enseguida con su mano derecha buscar la pija de Carlitos y procedía a pajearlo para delirio de éste. Luego de unas “subidas y bajadas” volvía a tomarlo de las caderas para bombearlo con más ganas.
Sin quererlo mi verga su puso al palo, demoré menos de 5 minutos en largar la lechita, fue cuando les escuché decir que terminaban aunque no era necesario porque vi como chorreaba leche la verga de Carlitos que se movía al compás de los empujones recibidos y Alfredo se venía dentro del culo con su verga enterrada a fondo. No tardé casi nada en ver correr la leche de Alfredo por la pierna de Carlitos mientras este entraba y salía en cámara lenta inundando el orto de Carlitos.
Cayeron rendidos en la ducha, afuera el ruido clásico de obra mezclado con el tránsito en la avenida.
Descansé, escuché que se duchaban y charlaban aunque no entendía nada entre el ruido del agua y sus risas. Callan, escucho algo parecido a un gemido, vuelvo a mirar y Carlitos estaba prendido de la verga del flaco (Alfredo) en una mamada feroz que la tenía al palo de nuevo. Ninguna sorpresa, Alfredo tenía alrededor de 29 o 30 años, o sea estaba con todo el “power” y quizás con hambre.
Sin hacer ruido tomé mis papeles de chequeo, me fui despacito, cerré las puertas y me marché silencioso como llegué, la próxima salida de pesca seguro será diferente y quizás más entretenida.
Sucedió en semana santa del año siguiente…