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Trabajando al trabajador
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Tiempo de lectura: 4 minutos

Mi nombre es Sofi y para quién no me ha leído me describo, soy una chica de 26 años tez blanca, acuerpada de grandes caderas.

Todo empezó la mañana de un sábado de descanso en que mi esposo me despertó para avisarme que había llegado un trabajador para hacer el mantenimiento del aire lavado, él se tendría que ir a trabajar y me pedía estar pendiente de cualquier cosa, sin embargo yo estaba muy somnolienta y me quedé dormida nuevamente…

Yo duermo con un blusón y sin ropa interior para dormir más cómodamente…

Sin embargo entre tanto ruido me entre desperté y sentía una mirada, mi habitación se encuentra en el segundo piso y al no contar aún con el aire en función duermo con la ventana abierta y mi blusón se encontraba ya a media cintura y sentía un mirada, recordé que mi esposo me comentó que estarían trabajando en el aire lavado y al ver el reflejo en el espejo de mi tocador me di cuenta de que la escalera estaba justo sobre la ventana, quién estuviera trabajando tenía un amplio panorama de mi gran trasero al descubierto, en principio me tape, sin embargo el morbo me ganó y decidí ponerme un poco más de modo para quién subiera pudiera verme, sin perder visibilidad del espejo para darme cuenta cuando lo hicieran…

Era un señor de entre 40/50 años fornido y de buen ver, quién dio más de 10 vueltas innecesarias sólo para contemplar mi desnudez, sonó mi teléfono y era mi esposo, quién me indicaba que el señor que trabajaba necesitaba que corroborara su trabajo, por lo cual me levanté rápidamente, pero sin ponerme bra y tanga decidí bajar con el puro blusón, ya que sabía entonces que solo era él quien se encontraba en mi casa decidí divertirme un ratico…

Al principio se notó un poco tímido pues no sabía que yo ya había visto que me espiaba mientras dormía, así que decidí actuar con naturalidad para no verme tan obvia.

Me pidió hacer las pruebas básicas de encendido / apagado del aire lavado, sin embargo me mencionó había un problema y tendría que cambiar algunas partes y para corroborar me pedía subir a revisar que es lo que fallaba, yo accedí, pues suponía las intenciones que tenía.

Le mencioné mi pánico a las alturas por lo que me sugirió subir delante de él, comencé poco a poco a subir y mi vestido holgaba delante de él dándole total visión de mi entrepierna sin ropa interior, por estar de morbosa tuve un descuido y se me dobló mi tobillo, dándome algo de dolor, por lo cual decidí no seguir subiendo y bajar lo poco que ya había avanzado, El entre lo asustado decidió tomarme en sus brazos y llevarme al sofá de la sala, para poder recostarme y revisar mi tobillo.

Pensé que por el acto de la lesión se le había pasado la calentura, sin embargo se ofreció a revisar mi pie para ver qué nada hubiera pasado, yo accedí pues yo aún tenía morbo…

Comenzó a tocar lentamente mi tobillo y mi pie, dando ligeros masajes y rotación a mí tobillo, me pareció un gesto de amabilidad hasta que recordé que no llevaba ropa interior y desde su ángulo podía verme hasta las anginas… Decidí facilitarle y le comenté que si me podía sobar un poco más arriba, ya que el dolor se había extendido por la pierna… El sin dudar comenzó a masajear suavemente mi pierna hasta llegar por encima de la rodilla, mi pie ya reposaba en su entrepierna y sentía su gran bulto que pedía a gritos salir de ese pantalón, fingía dolor y movía mi pie con la intención de provocarlo aún más, decidí pedirle de favor si me podía ayudar a subir a la habitación para poder recostarme y reposar el dolor, el accedió rápidamente y me ayudó.

Al llegar a mi habitación me recosté en la cama sin importarme que mi blusón estaba casi al borde de mis nalgas, le pedí me pasará una pomada que tenía en mi armario con la intención de que al abrirlo viera mi colección de juguetes sexuales, al abrirlo, solo murmuró y me pasó el ungüento, comenzó a frotar mi pierna y mis pies dándome un masaje tan lento y rico a la vez, que yo sólo me limitaba a lanzar gemidos, ya me encontraba demasiado mojada y creo que él ya lo había notado, pues cada vez le metía más intensidad al masaje…

Estire mi brazo al costado de mi cuerpo y por accidente toque su entrepierna con su pene duro gritando salir a pasear, fingí demencia y dejé mi mano postrada en él, al paso del masaje entre gemidos y movimientos aprovechaba para ejercer presión en su pene para sentir lo duro que se encontraba por mí, me preguntó que si para justificar el accidente podría darme un masaje en mi espalda a lo cual yo accedí felizmente, ya que mi esposo por mucho que le pido no me da masajes…

Me quité el blusón argumentando que así sería más cómodo y el sorprendido asintió solo con la cabeza.

Me puse boca bajo y comenzó a masajear desde mi espalda hasta mis nalgas agarrándolas y separándolas con fuerza, en alguna ocasión sentía como rozaba mi vagina con sus dedos pero muy poco por lo cual no dije nada, era más que obvio que ya se había dado cuenta de lo tan mojada que me tenía, yo al estar viendo con los ojos entre abiertos al espejo, noté que sacó de su pantalón un gordo y grande pene mientras con discreción lo jalaba al tiempo que me masajeaba, se sentó sobre mis nalgas para ejercer más presión y yo sentía la piel de sus genitales y el vaivén de su masturbación, yo me encontraba a tope, por lo que sólo me decidí a mover mi cintura y sacar un poco más mi culo para que tuviera mayor visión de él, nunca esperaba que él aprovechará para dirigir su pene hacia mi vagina y clavarlo con tanta excitación, yo gemí de dolor, sin embargo era un dolor rico y me decidí a subir y bajar mi cadera para que entrara y saliera sin problema…

Sin mediar palabra me volteó y me comenzó a besar con lengua tan salvajemente que me corrí con él dentro, me jaloneaba mis grandes tetas mientras me embestía con su enorme pene, en ese entonces yo ya me encontraba en completo clímax y ya no me importaba nada, gemía como loca y dejaba que me penetrara como él quisiera, me comenzó a decir "Eres toda una puta" y yo le decía “SI, SOY TÚ PUTA”, mientras me cogía, repentinamente se sacó y me llenó de leche toda la entrada de mi vagina mientras gemía de placer, me sonó el teléfono y era mi esposo que se encontraba casi por llegar a la casa y rápidamente me limpié con un dedo y metí su leche en mi boca mientras él se subía su pantalón y bajaba rápidamente, llegó mi esposo y lo recibí con un beso en la boca y él nunca se percató de lo acontecido.

Desde entonces mi aire lavado falla siempre que mi esposo sale a trabajar y por ello me tiene que visitar el técnico encargado de ello, cosa que les platicaré en otra ocasión.

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