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Todo por un inocente comentario
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Tiempo de lectura: 6 minutos

Estamos en plena primavera y hace un calor de los mil demonios, por lo que antes de salir a trabajar decido vestirme ligera, faldita blanca, blusa rosa de tirantes sin bra y una panty blanca de encaje que siempre me ha resultado muy cómoda.

El traslado hacia la oficina siempre me a resultado algo incómodo en esta temporada del año, suelo vestir prendas cortas y al usar transporte público siempre hay miradas a mis piernas y exclamaciones que finjo no escuchar, no me considero la mujer más hermosa del mundo, soy más bien muy delgada, con pocos senos pero desde adolescente he cargado unas nalgas muy abultadas que llaman mucho la atención.

Al llegar a las oficinas no se hace más fácil la situación, siempre está el compañero que no dice nada pero te escanea con su mirada morbosa, el que te hace bromas sexosas que solo él cree que son simpáticas y el peor, el que se quiere pasar de la raya a la más mínima oportunidad, sin embargo lo que me pasó vino de quién menos me imaginé.

Yo soy asistente de contabilidad y mi compartimento se encuentra en el primer piso, también ahí están los compartimentos de recursos humanos y los baños, en la planta baja se encuentra la recepción y las oficinas de diseño y cómputo, me gusta llegar al menos unos treinta minutos antes para no andar a las prisas, cuando entro básicamente no hay nadie y al único que encuentro es a Alejandro de diseño, no sé el por qué pero entra una hora antes que los demás.

Antes de subir las escaleras paso a saludar a Alejandro, lleva a lo mucho dos años trabajando ahí, es un chico tímido y más bien raro, sus compañeros le apodan "el otaku", pocas veces hace plática y siempre está metido leyendo revistas japonesas o algo así, en alguna ocasión que le pude sacar unas palabras, me comentó que se llaman animes, en modo de broma le dije que madurara y dejara de leer esas revistas para niños, no le agrado mucho el comentario y solo me dijo que no eran para niños y que un día me enseñaría lo que hacen en esas revistas.

Después de saludarlo seguí mi camino, subí las escaleras y antes de terminar de subirlas di vuelta a la mirada como por inercia, solo para percatarme de que Alejandro estaba abajo mirándome subir, seguro se percató de mi panty de encaje, en cuanto lo mire se hizo el tonto y se metió a su oficina. Raro en él, siempre se había dirigido con respeto, pero bueno, no es el primero y al parecer no será el último que me hace ese tipo de cosas.

Iba llegando a mi compartimento y al cabo de un minuto estaba Alejandro a mi lado diciendo:

-Disculpa que te moleste Yanin, tengo dudas con mi pago y quisiera saber si tú me lo puedes aclarar.

-Claro que si Ale, dame un minuto para encender mi computadora por favor.

-Muy bien, mientras voy al baño y regreso.

En lo que Alejandro fue al baño encendí la computadora y acomode una silla a mi lado para que se sentara, no tardó en regresar y le digo que tome asiento:

-Gracias Yanin, fíjate que he notado que hay semanas que mi pago llega más bajo, y no sé por qué, si no faltó ni llego tarde y aun así me pagan menos, me podrías explicar?

Estaba explicándole que hay meses que tienen cinco semanas y lo de los impuestos cuando siento un ligero roce de su mano en mis piernas, no le di importancia y lo deje pasar pero segundos después comenzó a acariciar mi pierna muy suavemente, me pareció molesto pero no hice escándalo, solo le retire la mano al momento y le dije:

-¿Qué te pasa Alejandro? Creo nunca te he dado insinuaciones para que me trates de esta manera.

-¿Recuerdas que te enseñaría lo que hacen en mis revistas para niños? Pues hoy es el día, vienes vestida como mi waifu favorita y te voy a tratar como tal.

No entendí nada de lo que me dijo pero al terminar sus palabras se me lanzó encima, metiendo su mano entre mis piernas por debajo de mi falda, mientras trataba de soltarme, el acariciaba mi vagina sobre mi panty, después de forcejear por un rato logré escapar y corrí a encerrarme al baño de mujeres que está muy cerca.

Mientras estaba ahí no sabía qué hacer, por mi mente pasaban mil pensamientos, mi cuerpo temblaba, sentía mucha adrenalina y nervios, a pesar de todo me percate que después del forcejeo con Alejandro mi panty estaba húmeda, no lo podía creer pero ese suceso me había excitado un poco. Después de unos minutos abrí un poco la puerta solo para revisar si Alejandro seguía en mi compartimento, al notar que se había retirado decidí regresar a él.

Llevaba un paso fuera del baño cuando sentí un jalón de cabello muy fuerte por detrás de mi, no pude evitar gritar, era Alejandro, quien rápidamente me jaló al baño de un costado que era el de hombres, una vez dentro me metió una bola de hule en la boca que amarro por mi nuca, me puso esposas en las manos y me las amarro a un toallero, finalmente aseguro la puerta para que nadie entre. Yo quedé absorta, quedé… a su voluntad.

Al parecer Alejandro lo tenía todo planeado, en su primer pase al baño había llevado lo necesario para someterme, se quedó mirándome por un momento, me percate de lo abultado que ya tenía el pantalón, comenzó a subirme la falda por enfrente a la vez que metió la mano dentro de su pantalón para acariciarse el pene, cuando terminó de subirme la falda hizo una sonrisa en su cara al ver que mi panty estaba húmeda.

– Hummm, sabía que eras una meinu que le gustan las emociones fuertes, que rico calzoncito de encaje, ¿Te lo pusiste para mí, meinu?

Me negué con la cabeza, el seguía frotando su pene con una mano mientras con la otra frotaba mi clítoris por encima de mi panty, empezó a frotarlo más rápido cuando noto que este se endurecía, lo froto hasta que me desvanecí por la fuerza que perdieron mis piernas de tan excitada que estaba.

-¿Te gusta lo que hacen en mis revistas japonesas para niños? Ya vi que si, ven, te seguiré enseñando.

Esta situación era rara, mi mente me decía que no era correcto lo que me hacía, pero mi vagina parecía pedir más, palpitaba con tanta fuerza como nunca antes lo había hecho.

Me desató las manos del toallero y me jaló hacia un excusado, bajo la tapa de la taza y me puso de rodillas sobre ella, ahora amarró mis manos al lavabo de un costado haciendo que quedara con las nalgas paradas, se agachó tras de mi, de nuevo subió mi falda, acarició mis nalgas con su cara y restregó su nariz en mi vagina mientras jalaba aire profundamente, se irguió y me dio unas leves nalgaditas, de repente, en un acto brusco tomó mi panty y de un jalón la rompió dejando al descubierto mis genitales.

-Que rico culito tienes Yanin, quien iba a imaginar que eres de las que se rasura la conchita.

De pronto sentí un líquido caer en mi ano, lubricante, sentía uno de sus dedos dilatando mi ano y otros dos dedos moverse dentro de mi vagina, comenzó a tomar un ritmo que indicaban que es un experto, en pocos minutos sentí una serie de espasmos y terminé completamente chorreada de mis fluidos.

– Creo que es tiempo meinu, estás lista para mí.

Sacó sus dedos de mis cavidades, algo extraño sucedió, sacó unas orejas y una cola de zorro de peluche de su pantalón, se lo desabrochó y lo bajó.

Debo admitir que su pene era más ancho de los que había visto antes, me puso las orejas de zorro en la cabeza y me abrió las nalgas, de golpe metió la punta de la cola de zorro por mi ano, comenzó a frotar su pene en mi vulva, no pude evitar dar un leve gemido al sentir la primer embestida.

– Mmm… Que rica furry me estoy cogiendo, imaginé que estarías más apretadita, se ve que varios te han visitado, eres una auténtica zorrita, para mí está bien, me gusta esa suavidad con la que te tragas mi verga.

Comenzó penetrándome con un ritmo lento pero con embestidas profundas, con una de sus manos movía la cola de zorro en mi ano y con la otra me jalaba del cabello, en momentos dejaba su pene fuera para solo rosar su punta con mi vulva, en poco tiempo yo estaba chorreando de nuevo, se escucharon ruidos fuera del baño, al parecer los compañeros ya estaban llegando a trabajar.

– Al parecer se te acabó la fiesta meinu, te daré tu despedida.

Alejandro comenzó a acelerar las embestidas, eran tan fuertes y profundas que parecía me quería atravesar con su pene, mis piernas estaban escurriendo de nuestros fluidos, algunas embestidas después saco su pene, empezó a frotarlo al momento que me levantaba la blusa, al poco tiempo sentí su semen caliente escurrir por mi espalda.

-Felicidades Yanin, acabas de escribir tu primer hentai, pero me percatare de que no sea el último.

Sacó su teléfono, me jaló la cara mirando hacia él y comenzó a tomarme fotografías, se subió y abrochó el pantalón, me retiro las orejas y la cola de zorro del ano para acomodarme la falda cubrir mi panty rota.

-Disculpa que no te de un besito de despedida Yanin, pero te veo un poco indispuesta.

Me desató las manos del lavabo y me quito las esposas, me jaló a la puerta del baño, con esfuerzo podía caminar, me sentía muy agotada, se asomó hacia afuera para verificar que ningún compañero pasaba, de un aventón me arrojó al baño de mujeres, poco después escuché como el salía del baño de hombres y se retiraba.

Me quedé un rato en el baño pensando en lo que había sucedido, pensando cuál iba a ser mi respuesta, trate de asearme un poco, me quite la bola de hule de la boca, me peine, me limpie el semen de la espalda y me retire la panty rota, por suerte siempre dejo una de emergencia en mi compartimento por si llegase a suceder un accidente, nunca imaginé que la usaría en una situación como esta.

Salí del baño tratando se disimular mi nerviosismo, salude a un par de compañeros que habían llegado y me dispuse a escribirle un mail a Alejandro:

¡¡¡Maldito hijo de puta!!!

¡¡¡Esto no se va a quedar así, habrá repercusiones!!!

Enseguida respondió mi correo:

-Claro que esto no va a quedar así, de ahora en adelante eres mi waifu, mi furry y lo que yo quiera, te adjunto las fotos que te tome, y si no quieres que se las mande a todos los de la oficina me debes obedecer. ¿Verdad que no son cosas de niños?

A partir de ese día, ocasionalmente llego una hora antes al trabajo, a la misma hora que Alejandro, para satisfacer en lo que le plazca a mi husbando.

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