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Todo fue por culpa de un gol
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Tiempo de lectura: 3 minutos

El bar vibró con el gol. El gol que eliminaba al equipo de mis amores y me obligaba cumplir la apuesta que había firmado con mis compañeros. La siguiente noche durante las fiestas del pueblo debía ir disfrazado de mujer con la ropa que ellos me eligieran. 

Un vestido negro ajustado y corto, unas medias, un sujetador de encaje con bastante relleno y unos tacones me encontré la misma tarde. Junto al montón una nota:

"Esperemos todo sea de tu agrado y puedas disfrutar de esta noche, señorita. Un detalle, verás que no hemos dejado ropa interior, es para que no pases calor"

Me visto poco a poco y noto cierto problema logístico mientras me coloco el paquete. Consigo quedar bastante bien con algún que otro arreglo a las medias y salgo para la fiesta.

Más allá de las bromas iniciales y alguna que otra explicación, pasé la noche tranquilamente bebiendo con mis amigos. Copa tras copa me fui desinhibiéndome y con alguno que otro empecé a bailar. Al final, quedamos un amigo y otro chico que nos ofreció llevarnos hasta nuestra casa. Nos montamos en el coche, yo en el asiento del copiloto y mi amigo detrás al cual le faltó tiempo para quedarse dormido.

Nos podemos a charlar tranquilamente cuando entre risas me dice que desde atrás pensaba que era una tía y que parecía muy apetitosa. Nos reímos y tras un silencio me dice que puede que sea por el sueño o porque lleva tiempo sin coger, pero me hubiera dado bien duro.

Llegamos a su casa, entramos dejando a mi amigo dormido en el coche y me invita a una copa. Acepto y seguimos hablando despreocupadamente hasta que noto como me pone la mano en la pierna, empieza a subir su mano y me dice:

– Te ofrezco un trato, llevo mucho tiempo sin sexo y me ha puesto como te movías en la fiesta. Te doy 50 euros si me repites el baile mientras me masturbo.

– ¿por qué lo iba a hacer?

– Vi algo cuando estabas bailando, llevas algo dentro que quieres dejar salir… Y ¿qué te parecen cien?

Dudo. Un baile es un baile y cien euros son cien euros. En cierto modo, el juego me empezaba a gustar. Le sumo a 150 euros y veo como saca la cartera y me mete los billetes en el sujetador. Pone la música, un reggaetón bueno y me empiezo a mover.

Al principio se queda en el sofá observando mientras se toca por debajo de la ropa. Me dice que tengo que hacer como moverme hasta que se acerca, me coge por la cintura y me susurra que por 150 euros se merece un baile apretado. Me restriega el paquete por la cintura y poco a poco me voy encendiendo. Me dejo llevar por él hasta que noto que su mano busca tras mi vestido hasta encontrar mi entrepierna y dice:

– Bueno, bueno… menuda zorrita tenemos aquí. Vas ligera. El baile se te da bien pero quiero ver que sabes hacer.

Me da la vuelta y veo como no lleva la camiseta marcándose todos los músculos. Ahora voy a mandar yo un poco, atiende:

– Me vas a bajar los pantalones, después los bóxer sin usar las manos. Obedece y tendrás más premios.

Encendido le sigo el juego, sé donde quería ir a parar y jugar por una noche. Me arrodillo, bajo los pantalones, los bóxer y nada más que vuelvo a subir noto me mete la su polla en mi boca empujando mi cara contra su cuerpo con sus manos.

– Come un poco que has bebido bastante esta noche

Intento chupársela toda y aunque no es muy grande, me cuesta. Se nota mi inexperiencia pero aun así noto sus gemidos. Voy desde la punta hasta sus huevos. Me dirige desde la parte de detrás del cuello hasta que empiezo a notar como mueve las caderas. Cada vez muevo menos mi cuello y en su pene erecto quien sale y entra de mi boca. Miro hacia arriba con sumisión y entiendo que no va a acabar aquí.

Me pone a cuatro en el sofá, me sube el vestido, me pega una cachetada en el culo y noto como un líquido frío y viscoso recorre mi culo.

– Me iba a correr en tu boca pero quiero que tengas una buena entrada como viciosa. Si lo haces todo como con la boca… Nos lo vamos a pasar bien.

Algo penetra poco a poco, gimo, duele y me resisto. Me susurra al oído que me relaje que ya llegaré el placer cuando tenga su polla dentro. Cada vez más profundo, cada vez un poco menos de dolor y un poco más de placer. Siento como algo más carnoso y ancho empieza a penetrar. Se para a la mitad y vuelve a susurrar: "esto distingue a las buenas perras del resto" y acto seguido, con fuerza, me la mete entera. Suelto un grito de dolor que se transforma en placer.

Aumenta el ritmo, me dejo hacer. El peso de mi cuerpo case sobre el sofá. Soy suya. Gimo con cada una de las embestidas y él cada vez entre más. Me da la vuelta, cruzamos nuestras miradas.

– Tienes una delicia de culo. Estaría así toda la noche.

Se recuesta un poco sobre mí, me mira y vuelve a penetrar. Me comienza a masturbar mientras disfruto de las dos cosas. Ahora cambia, intenta llegar más hasta el fondo pero con menos movimiento. Dejó la cabeza hacia atrás cuando siento me corro. Noto el líquido en mi cuerpo.

Penetra unas cuenta veces más, me pide que me arrodille, veo su polla delante y antes de que me tiempo, noto su semen en toda mi cara. Me quedo completamente en el sitio, disfrutando.

– Ahora quítate el vestido. Límpiate con él y me lo dejarás de regalo. Voy a la habitación de arriba, sube cuando estés que quiero ponerme cómodo para seguir.

Tardo un poco en reaccionar. Me quito el vestido, me limpio y subo, pero eso ya es otra historia.

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