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Toda pareja precisa a un tercero: Roberto, Ángela y yo
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Me mudé a esta zona de América Central hace un poco más de dos años.

Realmente siempre el Caribe me atrajo en vacaciones, pero nunca pensé en terminar viviendo aquí.

En este hotel, en mi trabajo, estoy realmente cómodo.

Mi capacidad o mejor dicho, mi picardía típica argentina me llevó a ser valorado dentro del plantel de empleados.

Sucede que mientras otros son más estáticos, yo siempre estoy a la búsqueda de mejorar.

Es algo que lamentablemente en mi país no siempre se mira con buenos ojos o ni siquiera se toma en cuenta a la hora de valorar a los empleados.

Al margen de este comentario y situándonos nuevamente en nuestra historia, mi tarea fundamental es chequear que las habitaciones queden en perfectas condiciones al momento de ser abordadas por algún nuevo huésped en el complejo.

Que ya las hayan desodorizado, limpiado a la perfección y que según el huésped a ocuparla, tener en cuenta sus gustos preferenciales y si está a mi alcance, complacerlos.

Me sucedió la semana pasada con la pareja inglesa, a la cual el whisky de habitación les encantó, entonces conseguí un par de botellas extra para su deleite.

Clinck caja! Su propina fue abultada el día que se despidieron de mí.

O los españoles que morían por la carne argentina, como decían ellos.

Y por supuesto acá volvió a aparecer el héroe que hay dentro de mí, y una noche les preparé un “verdadero asado” exclusivo para ellos.

La mercadería la pone el hotel a disposición de los huésped; el ingenio lo pongo yo a disposición de los huésped… la propina de cifra generosa, obvio la pone el pasajero.

Chocolates extra, alguna botellita de bebida, algún espectáculo gratis con ubicación preferencial. Alguna de las tantas cosas que les proveo a los que llegan por unas vacaciones placenteras.

Peor lo que les voy a contar es algo que no imaginaba vivir, y sin embargo tuve que también conseguir algún favor extra para esa pareja argentina que llegó al hotel en busca del “placer y el calor caribeño”.

Toqué a la puerta dos veces; me pareció que no había nadie.

Después de una espera prudencial, decidí entrar.

Era mi tarea (como antes expliqué), la de controlar que todo haya quedado en condiciones.

La habitación estaba íntegramente arreglada.

Los chocolates de las almohadas esperaban a los huéspedes.

Observé la sala de estar y se encontraba en perfectas condiciones, con la frutera en medio de la mesa y las bebidas correctamente acomodadas en el bar. De igual que el baño, con todos sus amenities y un poco más.

Las mucamas ya habían pasado y limpiaron como de costumbre.

No había más que hacer en el lugar, con lo cual ya me retiraba.

Al intentar salir, justo me encuentro en la puerta con los huéspedes de la habitación.

-Hola, bienvenidos al Grand Hotel Paradise

(Los saludé dando la bienvenida como era mi costumbre)

-Hola buenas tardes.

Soy el Señor Roberto Eruguen Ronsevalles y ella es Ángela, mi esposa.

El señor Ronsevalles era un importante empresario de Argentina vinculado al gremio de la carne. Matarife, como normalmente le decimos en el barrio.

Dueño de muchas hectáreas de campo en diferentes partes del país, algunas casas en el exterior, también dueño de dos frigoríficos y mentor de una inconmensurable fortuna.

Físicamente era la estampa típica de un hombre entrado en edad:

No muy alto, algo de barriga, ojos claros de igual que su cabellera que pintaba ceniza, su cara rozada fruto del sol permanente en sus estancias.

Siete décadas y un poco más.

Ángela por supuesto una diosa.

Veinticinco años menor que él, y en su apariencia le dabas una diferencia mayor con respecto al marido.

Súper elegante, con un vestido ajustado y corto, bastante escotado de color verde agua, una capelina a tono y unos lentes de sol llamativos.

Montada sobre unos zapatos Stiletto muy lujosos de igual que las joyas que lucía.

Pasó frente a mí luciendo una particular cartera Louis Vuitton original y dejó una estela de perfume que me embriagó de placer.

Detrás de ella entró un empleado del hotel dejando las cuatro valijas que traía y se retiró.

Tan diosa que ni saludó a este pobre mortal. Solo le interesaba entrar en la habitación para descansar o lo que sea que quiera hacer.

Don Roberto siguió dándome charla en la entrada de la habitación.

Mientras Ángela detrás de él, en otra parte de la habitación comenzaba a quitarse los zapatos y desabrochar su vestido.

Yo intenté disimuladamente desviar mi mirada hacia donde estaba la mujer.

Que hembra hermosa!!

Unas piernas de privilegio y una figura física armónica. Realmente una diosa!!

Un cuerpo de lujo torneado a fuerza de varias horas semanales en el gym.

Comenzó a bajarse el vestido y se quedó en ropa interior.

Creí que me desmayaba.

Su ropa interior era súper sexy, muy diminuta (apenas tapaba lo suficiente), con ligeros y medias de color piel.

Luego de esta escena y como si nada, pasó cerca nuestro (siempre por detrás de Roberto) adueñándose del baño. Abrió la ducha para llenar la hidro bañera.

Roberto continuaba dándome indicaciones sobre cómo y a qué hora necesitaba tener listo el gimnasio para que lo utilice su esposa.

Incluso me pedía que temprano por la mañana le envíe el desayuno a la habitación, en especial un mix de frutos tropicales y jugos naturales.

Mientras, yo solo pensaba en esa ducha caliente con esa mujerona impresionante que se estaba por duchar.

Que sexo le daría hasta sacarle el aliento.

De repente aparece Ángela desnuda, apenas tapándose con una mano la vulva y las tetas al aire.

Sus pezones parados me señalaban e invitaban a besarlos.

En la otra mano trae su ropa interior y el vestido que antes traía puesto.

Quedé paralizado.

Roberto en ese mismo instante cortó su monólogo y Ángela dijo:

-Te pido por favor, te llevas esto a la lavandería? Lo necesito para mañana. La ropa interior es muy delicada, decí que la laven a mano. Por favor que no la pongan en una lavadora común con cualquier jabón. Son prendas delicadísimas… por eso te las doy en mano y quiero que las cuides bien. Gracias (dio las indicaciones y volvió al baño)

Yo me quede estático con la tanga diminuta de hilo dental y el que parecía un corpiño (apenas tapaba las aureolas de los pezones).

Mi pija golpeaba dentro del pantalón.

En ese momento Roberto retomó la conversación mirándome con una sonrisa pícara:

-Esta buena mi mujer no? Además es muy desinhibida. Qué te parece?

Yo solo lo miré e hice un gesto tímido de aprobación.

-Bueno hombre, me vas a decir que no te calentó? No te lo voy a creer. (Me dijo sonriendo)

-La verdad… (Respondí nuevamente con un gesto más acentuado de aprobación)

-Pero claro que sí!! Tiene unas tetas y un culo espectacular. Y ni que hablar de las piernas que tiene. Y en la cama te puedo asegurar que no da tregua. Le gusta muchísimo la pija… y yo mientras puedo se la doy jeje (Me confiesa el viejo degenerado)

-Sí me imagino la mujer que debe ser en la cama. Está muy buena (Me atreví a responder)

-Vení pasa un minuto. (Me dice Roberto)

-Perdón, pero no puedo tengo cosas que hacer y seguramente…

Respondí y antes de poder terminar, el hombre me dice:

-Qué?? Acaso yo no soy huésped del hotel?? Necesito hablar con vos, pero antes quiero sentarme. Si a algún jefe tuyo le molesta que te haya invitado a pasar, decile que hable conmigo. Y se solucionan las cosas. Vos pasá y no te preocupes de nada. (dijo seguro Ronsevalles)

No tuve otro remedio que pasar y sentarme en un sillón.

Me ofreció algo de tomar, a lo que me negué.

Él se sirvió un whisky y le ofreció algo a la mujer.

-Angie te preparo algo de tomar? Estoy en el living hablando con el muchacho que nos recibió en la puerta. (Dijo tranquilo)

-No, no quiero todavía nada. Decile que esa ropa la necesito para mañana (dijo imperante Ángela)

-Sí Angie, ya lo solucionamos. Aguardas un minuto? (Me dijo Roberto)

Tomó el teléfono de la habitación, marcó recepción y pidió urgente que vengan a buscar la ropa para la lavandería.

-Hola que tal, soy Roberto Ronsevalles de la habitación 6996. Necesito que vengan a buscar lo antes posible unas ropas para entregar en lavandería y las necesito para mañana listas para usar. (Dijo el emperador) Ah! Y también quería avisar que su empleado Diego, de Recepción, lo voy a necesitar para un trámite. Está conmigo y le doy las indicaciones de lo que necesito. Por un par de horas lo voy a necesitar exclusivo. Gracias.

Terminado la llamada y colgó sin permitir que del otro lado se opusieran.

Obviamente en menos de cinco minutos estaban retirando todo de la habitación; sacó cincuenta dólares de la billetera y al entregarlos a la mucama le dijo:

-Por favor querida, me traes cinco botellas de champagne? No tengo ninguna aquí y la verdad mi mujer muere por una copa de champagne. (Le dijo a la mucama mirando su escote pulposo)

La señorita se puso colorada (a pesar de ser mulata) y le respondió que sí, que ya se los traía mientras guardaba en el bolsillo del delantal los dólares de propina.

Al irse de la habitación la mujer, apareció Ángela.

-Viste? Está todo solucionado. Mirá si se iban a oponer a mi pedido! Yo manejo los números en estas vacaciones y ellos lo saben. A cada hotel que voy, si la paso bien y todos se portan bien, les dejo un regalo en dinero que no pueden rechazar. Los hoteleros lo saben, se pasan el dato. Por usarte un ratito no van a enloquecer, ni ellos ni vos. (Dijo)

Yo solo lo observe y asentí con la cabeza.

Pronto llegaron con el champagne y me pidió que lo reciba y guarde en la heladera.

Después me volví a sentar en el sillón a conversar con Roberto.

-Como te decía antes, mi mujer está muy buena. Es un caramelito y me encanta verla tener sexo. Tiene unas tetas de ensueño y el culo está riquísimo, te aseguro esto. Y la verdad le gusta mucho, que digo, muchísimo coger. (Me dice Roberto mientras carga un poco más de bebida en su vaso)- Ojo! Es brava y nada fácil de dominar. Pero yo tengo la piedra fundamental de sus delirios y entonces sabemos bien como darnos placer y sobrellevar la vida. Entendés pibe? (me dice Roberto mientras hace chocar el hielo dentro de su vaso).

Y en un desprevenido momento, hace aparición Ángela.

Y se hizo la luz, porque esta mujer ilumina cualquier oscuridad.

Como describirla a ella? Una diosa total.

Ya cambiada, pero en ropa interior de encaje transparente y diminuto con largueros y medias a tono, todo en color bordó. Zapatos de taco fino negros y una bata trasparente (seda y encaje combinados) también negra.

Sus tetas hermosas resaltaban en esas ropas y ese culo duro y respingón se movió delante de mío para calentarme un poquito más.

Maquillada sutilmente y hermosamente peinada. La decoración de las alhajas en sus manos, muñecas y cuello era solo un accesorio inútil ante tanta belleza natural.

Pronto se inundó todo el ambiente con su rico perfume de hembra.

-Quédate sentadito ahí y si te portas bien, va a haber premio para vos después (me dijo Ángela susurrando al oído)- Amor, sos tremendo! Siempre dándome los gustos! (le dice al marido)

Se acercó a Roberto y lo beso apasionadamente un buen rato.

Mientras yo observaba toda la función y seguía levantando temperatura.

Se sentó sobre sus piernas y este le apretó pellizcando sus cachetes del culo.

-Ay! Que rico viejo verde sos! (dice Ángela)

-Lo que te vas a comer hoy pibe! Ni en tus sueños de paja habrás tenido una hembra así! (me dice Roberto)

Ángela se acomodó en un sillón individual de frente a su marido y a la derecha del mío.

Comenzó a tocarse hasta llegar a los labios hinchados de su húmeda vagina.

Entonces, sacando de atrás de un almohadón un vibrador, empezó a juguetear con su clítoris.

Yo estaba perplejo.

Roberto comenzó a acariciar su pene por sobre el pantalón.

Se notaba algo bultoso.

Ángela gemía de placer y de tanto en tanto me miraba con cara de puta deseosa.

Con los ojos entre cerrados, se refregaba el vibrador sobre su vulva mojada mientras mordía el labio inferior de la boca.

Roberto ya había liberado su verga y se tocaba.

Estaba sacado, a pura paja.

Su verga a medio parar estaba comenzando a tomar un color rojo.

La mía hacía rato que estaba durísima.

Él me pide que me desnude y me quede solamente con el bóxer.

Mi pija forma un bulto descomunal, producto de su endurecimiento.

Ángela lo advierte y antes de nada me ordena, entre gemidos de placer, que me libere también de mi ropa interior y me aclara que no me la toque.

Ella quiere que saque mi pija afuera, para verla.

Cuando la saco, Ángela queda sorprendida mirándola.

Yo sufro viendo el espectáculo que me ofrece esta hembra; estoy con mi pija dura y sin poder tocarme. Que sufrimiento!

Sigue tocándose, pero con más frenesí.

Su desesperación sexual mirándome, la hace alcanzar el primer orgasmo a gritos.

Pasa la yema de sus dedos de la mano derecha sobre la vulva chorreante.

Se los lleva a la boca y los chupa.

Después sonríe relajada.

-Que rico!! Que delicia mis jugos!!! Este pendejo me hizo acabar mirándolo nada más!!! ES MUY TURRO VISTE Robert?? (Dice burlándose de mí)

-Y bueno, ya sabés lo que tenés que hacer… véngate de él!! (le dice Roberto mientras continúa con su paja)

-Robert, me dejas que le toque la pija al señor? (beboteando le dice Ángela a su marido)

-Sí por supuesto gatita, tocásela bien. Hacele una buena paja como me gusta mirar a mí (dice Roberto)

Entonces se levantó del sillón, dejó el juguete en la mesa ratona y se acercó a mí.

Parada frente a mí, apenas se inclina un poco y deja su cara casi frente a la mía.

Su hermoso culo en pompa en dirección a su marido, que no corre la mirada de ahí mientras se pajea.

Yo caliente intento comerle la boca y ella se corre hacia atrás.

-Estas calentito amor? Espera un poquito y hace todo lo que te pido. Escuchaste? Acá mando yo, no vos. Pórtate bien y nos vamos a divertir. -Dice pasando su lengua sobre mis labios.

Yo saboreo el dulce sabor que esa lengua dejó en mi boca.

Ella sonríe libidinosamente.

Sin sacarse el corpiño, libera sus tetas hermosas, blancas de pezones rosados y puntiagudos.

Refregó suavemente sus tetas perfumadas sobre mi cara, regalándome sus pezones para chupar.

Por supuesto que yo me abalance sobre ese manjar como un bebé hambriento.

Ella sentada ya sobre mi pierna derecha, refregaba su chucha húmeda sobre mi muslo.

Y apenas acarició mi verga endurecida, nos comimos la boca a besos.

Mi lengua recorrió toda su boca. Y ella por supuesto hizo lo mismo mientras me pajeaba suavemente.

Así estuvimos un buen rato, mientras Roberto desde el otro sillón nos miraba y se pajeaba en soledad.

Ángela despegó su boca de mí y mirando a su marido dijo:

-Pobrecito él, tan solito. Querés que te la chupe un ratito mi amor?

-No, prefiero que se lo hagas a él. Y me mostrás lo puta que sos querida (dijo Roberto)

-Robert, me dejas que le chupe la pija al Señor? Se ve tan rica y dura que no puedo aguantar más (dijo Ángela)

-Sí, sí. Hacelo ahora que te quiero ver chupársela bien, hasta hacerlo acabar. (Dijo Roberto)

-No te molesta si te la chupo bebe? (Dijo Ángela)

-Noo, dale cometela (le digo entrecortado)

Entonces la hembra puta comenzó a mamar sin mediar otra palabra.

Me miró a los ojos y pasó la lengua sobre la cabeza del choto, después lamió el tronco desde abajo hacia arriba, hasta terminar metiendo toda mi chota en su boca hasta mis huevos.

Lamía, besaba y se tragaba mi falo esplendorosamente.

Era una maestra de las mamadas.

Yo sentado en el sillón y ella arrodillada entre mis piernas abiertas, jugaba con la cabecita de mi poronga lamiéndola, como si de un helado se tratara.

Se la metía en su boquita completa, como un rico caramelo.

Desesperada comía su golosina y me propinaba extremo placer.

Roberto la alentaba diciendo lo viciosa que era.

Cuanto le gustaba chupar pijas a esta mujer.

-Que tragona puta, me encanta (le dice)- Seguí así trola y después te tragas su leche cuando acabe me escuchaste? (le ordenó)

-Ufff, que rica pija tenes mi vida… es más gorda que la de mi marido (dijo Ángela atragantándose con mi pene)

-Como te gusta la pija, y el mirón de tu marido solo se pajea mientras otros te cogen? (Le digo descontrolado)

-Él es mirón, pero no cornudo (aclara la mujer)

-Entonces te da también? Que rico me la chupas!! (Le dije)

-Ummm… no, a veces hacemos trio o doble… (Dijo interrogante Ángela)

-Que doble?? (Pregunte asombrado con ganas de acabar ya)

-Penetración, claro.

-Mientras la cogen yo también le doy por atrás. (Dijo Roberto)

-Soy su hembra y él me comparte dándome estos “gustitos” (dice susurrando caliente la mujer)

Le quise tocar esas ricas tetas, pero me sacó las manos.

Ella tenía el control total.

A decir verdad y a pesar de la edad, Roberto era bastante bien dotado.

Una verga de veinte centímetros, más bien fina.

Mantenida obviamente a VIAGRA.

Aunque con esta perra trola de esposa cualquiera necesitaría pastillitas.

Era insaciable y una experta chupando pijas.

Yo no me quise quedar atrás y le lamí el coño y su culito.

Pasé la lengua por toda esa zona hasta cansarme y hacerla nuevamente acabar.

Con su segundo orgasmo consumado, me inundó la boca con sus jugos.

-Afff, ahhh, siii… toma todo mi juguito bebote (dijo relajándose Ángela)

Ahí nomás Roberto interrumpe la escena y me pide que no pare.

Él también quiere disfrutar del espectáculo y me obliga a continuar actuando.

Pronto se vendrá sobre sus propias piernas largando enormes chorros de semen.

Su pija igual no se ponía flácida, producto de una excelente medicación sexual.

Se pone de pie y se acerca a su mujer quien enseguida se mete el palo en la boca.

Así le hace una espectacular felatio al empresario.

Yo continúo tirado en el sillón tratando de recuperarme.

Roberto enseguida me obliga a entrar en escena.

Tengo que coger a su mujer mientras ella se la chupa a él.

Le pego una flor de cogida y ella queda al límite de un nuevo orgasmo.

Las paredes eran testigo silencioso del escándalo que se sucedía dentro de la habitación.

-Cogetela fuerte! Así le gusta bien! Dale, no pares que está por acabar! (dice Roberto)

-Aaah, aaah, sííí así seguí pendejo, dale cógeme bien adentro (dice sacada Ángela)

A esta altura, yo la cogía por delante y ella sentada sobre Roberto, recibía su pija por detrás.

Y yo le daba duro, hasta más no poder.

A punto de acabar, seguí las indicaciones de la reina: antes de acabar, sacarlo del agujero, y meterlo en su boca para terminar en su interior y que ella se trague la lecha.

Una puta infernal esta hembra.

-Me voy! Me voooy! (grité)

Y le llené la boca con semen el cual se tragó hasta la última gota.

Mientras la escena aceleró el segundo polvo de Roberto, esta vez dentro del culo de su mujer.

Alaridos de placer daba el hombre, mientras ella se movía apretando la pija analmente y tragando mis líquidos.

-Ufff, este tipo tiene muy rica leche Robert (le comenta a su marido)

-Te dije que era aguantador! Para los caballos y los tipos, tengo buen ojo! (Dijo Roberto muy satisfecho)

-sí amor, siempre me los elegís muy ricos (le dice Ángela) (Le da un beso en la boca)

Yo mientras quedé tirado en la cama.

Ella todavía tenía intenciones de seguir.

Se limpió un poco la lechita de su boca con una toalla y me dijo al oído:

-Si querés recompensa, tenés que seguir trabajando querido

(Mientras me lo decía, tocaba mi pija suavemente con las yemas de sus dedos)

Como pude me activé.

-Servime otro whisky y tráele un champang a la señora. Y toma lo que vos quieras (Me dijo Roberto)

-Vení tírame champagne en la vulva y chupala ahora (me obliga a hacerlo)

Yo le hago caso y la baño en alcohol.

Acto seguido, la empiezo a mamar con gusto.

-Ayyyy mi amooor! Como te quiero garchar!!! Haceme tuya!! Haceme tu puta!!! (Me dice descontrolada Ángela)

-Chupale la concha ahora!!! Y después seguís cogiéndotela!! (Me exige Roberto)

Yo comencé a mamar esa vulva hinchada y mojada por sus jugos mezclados con la bebida.

Al ratito nomás ya estaba jadeando, gimiendo como loca.

Muy caliente, me pide que la coja en el bar del living, porque al marido “le gustan esas cosas”.

Ahí comencé otra vez a darle duro, por la concha.

La quería partir en dos, para que terminara todo.

Roberto ya se había hecho dos pajas mirando además del polvo que le dejo en culo de Ángela.

La muy perra seguía con ganas, a pesar de haber comido dos pijas juntas y también por separado.

Que loca caliente que era.

En uno de esos tantos movimientos, yo me envalentoné y quise ponérsela por la cola.

Ella enseguida me miro y dijo.

-No te confundas!! La cola es de mi marido y solo él me la hace.

-Ah! Discúlpame yo creí… (Dije sorprendido)

-Vos no pienses ni creas nada! Dedícate a darme placer y bastante (me sentencia)

-Tiene carácter ehh! Que te parece? Jeje (dice Roberto)

Yo quede duro y mi pija casi se relaja.

-Dale boludo cógeme!! Que haces? Te asustaste?? Dale sigamos que está riquísimo (Me apura Ángela)

Seguí como pude y le llene la concha de leche.

La verdad no esperaba esa reacción.

Tan puta, pero con tanto principio.

Al final demostraba que le encantaba el sexo, pero que ella decidía que hacer.

Una verdadera reina dentro y fuera de la cama, ella dirigía a los ejércitos y todos se subordinaban ante su voz.

Fue una faena terrible.

Mucha cogida, placer y semen a granel.

Pedí pasar al baño para limpiarme y vestirme.

Obvio que me lo permitieron mientras continuaban abrazados en el sillón entre arrumacos y charla de confidentes.

Yo me asee, me vestí y salí nuevamente al living del apart-habitación.

Roberto sí que sabía vivir.

Ángela se estaba duchando en el otro baño con intención de ir a la pileta privada que ofrecía el lugar.

Roberto esta tirado en una de sus reposeras, frente al yacuzzi de la terraza privada que tenía la habitación.

Cerca de la puerta un sobre con mi nombre.

Roberto me dice que lo tome y al salir cierre la puerta.

Yo a la distancia le doy un saludo con la mano y salgo del lugar, cerrando tras de mí la puerta.

Mil dólares en un ratito y cogiendo. Me sentía yo la puta, pero necesitaba la plata también.

O sea, hay que trabajar!

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vaganauta
vaganauta
No debe ser el sexo una situación de compromiso, a desgano o sin la pura necesidad de disfrutar en pareja, en grupo, solo o como cada momento nos permita hacerlo. No es el deseo de piel una prisión sino por el contrario, un motivo de liberación.

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